Perdiendo la Luz [Elena]

En cuanto le llegó la noticia de lo que sucedió no podía creerlo. ¡Sí el estaba justo allí! Observando bajo la luz de la luna, cuidándola. Lo que no pudo prever fue la acción de Matt, y la había permitido porque confiaba mucho en él, compartían mucho y él era el único verdadero contacto mortal que la chica tenia con el mundo.

Aun así, no esperaba el acontecimiento. ¡Elena siendo atacada de camino de vuelta a Mystic Falls, en el mismo puente donde tanto había sufrido! De solo pensarlo sintió como cada inspiración le dolía horrores, de seguro así lo fue para la chica Gilbert bajo el agua ¿La diferencia? Él quería que fuese así y si no fuera porque estaba parado en los exteriores del pueblo se hubiera arrojado al agua para morir a su lado.

Lo inundó un sentimiento de absoluto odio, tiranía y aquél instinto asesino que tanto había luchado por retener. Por esta vez, volvería a ser el "Terror de Plata" y no hubo vampiro o híbrido que lo parase esa noche.
Cuando retornó al apartamento, su vestimenta manchada en sangre sobrenatural, dejó que la estaca cayera de su mano para golpear contra el piso. La Luna se asomaba por la ventana para iluminarlo solo a él y ya no hubo contención. Cayó de rodillas con sus casi plateados ojos inundándose de lagrimas dedicadas a todas las vidas perdidas que tanto había querido. Elena, Alice. Golpeaba el suelo con todas sus fuerzas pero sentía que no había signo de redención para él, les había fallado.

Cuando despertó a la siguiente mañana, todavía estaba tirado sobre el piso del recibidor de su apartamento. Le dolía todo, su mente constantemente nublada de manera que no podía siquiera recordar a cuantos vampiros había derribado esa noche en su furia.
Caminó hasta el espejo del baño, era un desastre, debía de tener un par de años más en ese momento. Se quitó todo su ropa para arrojarse a la ducha helada, intentando establecer un orden sobre si mismo pero sin llegar a lograrlo en gran medida. Mojado como estaba, decidió salir del cuarto. En su camino, pudo notar como en el reflejo de su espalda sobre el espejo se denotaba un símbolo marcado sobre la misma. Sobre intrincados arcanos podía dilucidarse la forma de una luna creciente. No recordaba haber usado magia, y ello era la única razón para que esa marca se mostrase.

No quería pensar más en la noche anterior por lo que se echó sobre la cama a esperar que todo rastro de agua desapareciese o fuera absorbido por las mismas sabanas. Luego se cambiaría y saldría a caminar hasta perderse en la espesura del bosque.

No supo cuanto, ni le importaba, estuvo caminando sin rumbo solo pudo volver en sí cuando el paisaje se demostró cambiante y un poco más ameno, pacifico. Su mente volvía a funcionar en cierta medida y supo identificar que se trataba del Lago Mystic, no muy lejos además existían un par de cabañas. Se sentó a arrojar piedras al lago esperando que algo cambiase, pero lo único que quería oír es que todo estaría bien.

No podía creerlo, estaba en una mesa fría, la luz que una lámpara irradiaba, era de lo más molesta, tuve que cerrarlos y parpadear varias veces para adaptarlos a la luz, miré alrededor, veía todas las cosas más nítidas de lo que jamás las había visto. No tenía idea de donde estaba, lo último que recordaba, era el accidente que había tenido con Matt, Matt... Oh dios mío, esperaba que estuviera bien, Stefan lo había sacado del coche, pero yo, ¿estaba viva?

Salí de la habitación y me quedé mirando desde fuera la habitación de la que había salido, era un laboratorio forense, en la entrada ponía, morgue. Abrí los ojos de manera desorbitada, no entendía nada de lo que estaba pasando, ¿qué hacía yo allí? Algo hizo click en mi mente, vampiro. Yo vampiro... pero ¿cómo había podido ser? no entendía nada de nada.

Salí de ese piso y subí uno más, miré a los médicos que pasaban, y a la gente que allí había, no podía ser cierto. Salí del hospital, el sol brillaba en lo alto, y pude notar como ardía mi piel allá donde recibía un rayo. Me metí de nuevo en el hospital asustada, comencé a llorar. Marqué el número de Damon en mi móvil, y esperé que lo cogiera, así fue, estaba confundido, así sonaba su voz. Le dije que estaba viva, pero que el sol me quemaba, le dije que creía que era vampiro, y él me explicó que el golpe que recibí al desmayarme cuando pintaba la habitación de Ric, había sido más grave y me había inyectado sangre para que mejorase, había muerto con sangre de vampiro corriendo por mis venas. Colgué confusa.

Estaba sentada en una silla en la sala de espera cuando escuché la voz de Bonnie y la de Damon, ambos estaba allí, yo no me explicaba nada, Alek, ¿dónde había estado? ¿estaría bien? Bonnie me dio una pulsera con una piedra de lapislázuli hechizada. -Necesito estar sola un momento...-dije mientras salía del hospital por el bosque y corría con la nueva velocidad que había adquirido. Llegué al lago, ahora lo veía más claro y brillante de lo que jamás había visto, no sabía como sentirme, pero me sentía en gran parte aliviada, pues había decidido completar la transición, la doctora Fell me había dado sangre, pero sabía que a partir de ahora, trataría de alimentarme de sangre animal.

Noté los olores más intensos que nunca, Meredith Fell había puesto un nuevo diagnóstico, había sido un nuevo desmayo a causa del golpe y Damon les borró la memoria. Seguí el olor sabiendo a donde me llevaría, en la orilla mirando el lago, estaba mi protector, Alek. Me imaginaba como se sentiría.-Alek... -susurré.

Había logrado calmarse con mucho esfuerzo de por medio. También el viento que soplaba y el suave sonido del agua habían tenido mucho que ver en ello, en cierto sentido este lugar le venía mejor que las propias cataratas en el bosque a las que tanto estaba acostumbrado.
Dejó que los cálidos rayos del sol lo alcancen e hiciesen brillar su cabello en matices dorados muy hermosos.

Estaba a punto de alcanzar un estado de somnolencia, llendo a lo etéreo pero la voz que le llamó lo regresó a tierra como si una estaca hubiese sido clavada en su propio corazón. No sabía como lo había escuchado, quizás era la propia calma del lugar la que había llevado esa palabra hasta sus oídos, pero allí estaba parada Elena, mirándolo como si fuera alguien por lo que sentir pena. "No, Elena, no. Perdoname" quiso gritar pero sus pulmones se cerraron a todo aire completamente, y cuando su mente procesó la situación se arrastró hacia atrás hacia el lado opuesto de donde ella estaba.

No habrían pasado mas que horas desde el evento e ignoraba si Elena había completado su transición pero si algo sabía muy bien era de la peligrosidad de un vampiro recién creado, y su instinto de cazador y supervivencia actuaban a todo motor. La oleada de sentimientos volvía a inundarlo, ahora aún más fuerte que la vez con Alice, o una noche atrás. Elena había sido su cargo y había fallado, ya no era necesitado en Mystic Falls, pero aún no había tenido noticias de su organización. Posiblemente ya no era más que un objeto prescindible e inútil, y no culparía de ello a nadie más que a él mismo.

-¿Soy tan patético que probablemente lo primero que has hecho es venir a verme?- Se le escapó el pensamiento en un susurro audible para un vampiro. "O matarme, pues es lo que merezco"- y mejor que sea a tus manos antes que la de un desconocido -volvió a decir declinando ahora a escapar. No estaba armado y no encontraba en sí la fuerza para luchar. "Lo siento Elena" no pudo decirlo, pero las lagrimas que recorrían ahora su mejilla hablaba por si solas.

Sentí como si mi corazón se rompiese en mil pedazos al ver como Alek me miraba asustado y se apartaba de mí, como si yo fuese a atacarle por mi nueva condición, pero ahora al escuchar su susurro, sus palabras, de que estaría bien si era yo quien lo matase. Le vi llorar, su dolor, era mi dolor, y encima más intensificado por ser vampiro. Me acerqué a él despacio y me arrodillé junto a él.

También comencé a llorar, pues sabía que él se sentía culpable, y no lo había sido, nadie lo era, pues Meredith lo había hecho para salvarme. -Alek sé que lo pensarás, pero yo no soy ningún monstruo, he completado mi transición, no puedo dejar solo a Jeremy, soy Elena, no he cambiado para nada yo, mi interior sigue siendo el mismo.-le dije llorando tendiendo mi mano esperando que me la diera, quería abrazarlo, lo necesitaba, y si por ello me iba a matar, me daba igual.

Me lancé a sus brazos y lo abracé fuerte. Noté su pulso en mis oídos, olía su sangre, y mi instinto deseaba morderle, beber su sangre hasta saciarme, pero mi corazón lo controlaba, decía que no, era mi amigo y yo no iba a hacerle daño. Le abracé con fuerza. -Alek, por favor no me abandones, te necesito en mi vida. -en mi cuello seguía teniendo el collar que me regaló el primer día.

No podía moverse. Estaba completamente rendido, suponía que esa era la razón por la que no podía familiarizarse con el enemigo, eso lo dejó en tal momento de vulnerabilidad que cualquier vampiro podría arrebatarle la vida en ese momento.

No contestó nada, no sabía que contestar. ¿Existían si quiera palabras para esta situación? La persona que más le importaba había sido convertida en su peor enemigo, y aunque aquél tierno rostro le dijese palabras bonitas no podía quitarse de la cabeza que era un monstruo. Así había sido toda su vida ¿Acaso podía cambiarlo? De cualquier manera ya era muy tarde.

Sintió como el tacto frío de Elena lo abrazaba para contenerlo, pero aquella sensación no hizo más que triturar los pequeños pedazos que quedaban de su voluntad. Aún así la abrazó con todas sus fuerzas, después de todo no pudo despedirse de ella. Si solo hubiese sido él en aquel automóvil.
-Lo siento, yo...soy un inútil. Mi lugar debería ser el tuyo. Las cosas ya no pueden ser como antes mi querida Elena - La mantiene aferrada fuertemente, sin dejarla escapar - y quiero que te sepas que te he querido como a nadie y que nada me hiere más que haberte fallado. Pero eso no cambia los hechos.... -Sus fuerzas le fallan y tiene que dejarla libre de su abrazo- Soy un cazador Elena, creo que a estas alturas ya lo sabes. Y eso no puede ser cambiado, tu ahora eres un vampiro ¿Como esperas que actúe? Necesito...tiempo-Fue lo único que se le ocurrió para no desmoronarse ahí mismo y sucumbir a la locura. Ya no podía predecir que sucedería a continuación. Todo era incierto

Escuché a Alek dolida, no me esperaba que dijese esas palabras, me había abrazado, pero dijo que él tendría que haber muerto en mi lugar. Me había querido mucho, ¿por qué demonios hablaba en pasado? La ira se iba intensificando por momentos, y trataba de controlarla. -Alek, no hables en pasado, no debías estar en mi lugar, las cosas sucedieron porque así tuvieron que suceder Alek, podía haber dejado a Matt morir y dejar que Stefan me sacase primero, pero no, no lo quise así Alek.-le expliqué calmándome un poco.

Se sentía triste, decepcionado y furioso, y no lo entendía, yo no era malvada, por lo que no tenía por qué cazarme, yo no era como otros vampiros o seres, no lo era... Pero al parecer, a Alek, le parecía que así era. -Alek, entiendo como te sientes, pero yo soy diferente, vamos somos mejores amigos...-sabía que iba a ser fácil para Alek, debido a sus ideales de que nosotros, éramos criaturas horribles, de lo peor. Odiaba su modo de verlo. No lo entendía, yo seguía siendo yo. La furia se apoderaba cada vez más, y noté como salían colmillos, me era algo incómodo, pero tenía la necesidad de sacar mi ira por algún lado, mi corazón me pedía que parase, pero no podía.

Con un grito más parecido a un gruñido, me lancé sobre Alek y mordí su cuello, llorando y al mismo tiempo bebiendo su sangre, estaba furiosa por ver como era su actitud y carácter al tratarme, él me había obligado...

No había palabra que la chica pudiese decir que aminorase su sentimiento de culpa pues hasta el momento su misión le era lo más importante y la había fallado ¿Qué le quedaba ahora? Nada. Sólo una cosa podía reconocer, aquél dulce corazón lleno de vida había dejado de latir por una causa justa. Pero esto no le servía de consuelo para la pérdida de su protegida el vacío simplemente era demasiado grande.

Escuchó a Elena decir algo acerca de mejores amigos, la dificultad de tenerla en frente le impedía pensar con claridad. Lo siguiente que sintió fue un dolor punzante sobre su cuello. Irónico, jamás un vampiro lo había mordido pensar que su protegida sería la primera. El karma realmente debía de estar cobrandoselas.

Dejó que la chica bebiese a su antojo, aceptaría la muerte a manos de Elena si ese era su destino. Este era el claro indicio de que sus sospechas eran ciertas, pero no supo porque en un segundo se preocupó de que ella saliese herida, después de todo su cuerpo estaba lleno de verbena.
-E-lena...- cerró su mano en un puño, indeciso, incapaz de actuar. Su instinto de supervivencia cazador y humano le obligaban a luchar, pero su mente y alma ya se habían rendido. Había comenzado un remolino interno que se iría haciendo más fuerte con el pasar del tiempo. ¿Quién ganaría?...Si es que había vencedor.

Su mano se movió sola hasta el cabello de Elena, tomándolo con enorme fuerza y empujando hacia atrás para alejarla de su cuello. Se arrojó hacia atrás para alejarse no más en un metro. Respiraba con rapidez emitiendo un ruido casi animal. Le costó un gran esfuerzo pararse y aún su cuello sangraba en cantidad.
-Quizás deba destruirnos a ambos- dijo con una mirada igual de bestial. Sus acciones ahora eran impredecibles puesto que ya casi no estaba pensando.

En verdad no quería hacer esto que estaba haciendo, además la garganta me ardía, claro, había actuado sin pensar, y Alek estaba lleno de verbena a rebosar. Pero seguía sin apartarme. Noté un fuerte tirón de pelo y un gran empujón. Cada vez estaba más enfadada, llegando a perder la cordura, no sabía quien era, ya no era Elena en aquellos momentos.

Mis ojos estaban bordeados por venas y no eran de mi color, como pasaba a todos los vampiros cuando sacaban los colmillos. -Alek, lo pierdes todo en un minuto... tal vez solo tenga que destruirte a ti.-dije con una voz gutural. No quería que aquellas palabras saliesen de mi boca, si fuera Elena, no habría dicho eso, ni si quiera le habría puesto un dedo encima.

Me lancé sobre él, y le cogí de la camisa, estampándolo contra un árbol. Notaba que lloraba, pero no podía parar, quería parar, ser Elena otra vez. Pero no podía, y no había nadie allí para detenerme.

Le había costado un gran esfuerzo sacarse a Elena de encima. Esa era la temida fuerza de un vampiro recientemente convertido. Sin embargo, él era un cazador experimentado y sin importar la sobrenatural fuerza de un nuevo vampiro, esta no se equipararía con la de aquellos que han vivido cientos de años y que Aleksand había logrado destruir.

-Estas equivocada Elena. Tu no puedes destruirme, estoy vivo. Lo que deseas es matarme - Le replicó con sus ojos fijos en ella. No tenia un arma, estaba herido y solo en aquél lago. Dio un paso hacia adelante para evitar estar pegado contra el árbol al cual lo había arrojado la chica.

La adrenalina comenzaba a recorrer todo su cuerpo. El chico sabía que podría escapar si lo deseaba, para algo se había pasado los días caminando por los bosques. Y aunque un vampiro era rápido él tendría el terreno a su favor. Pero no podía dejar a Elena a sus anchas y menos aún con esa sed de sangre a flor de piel. Debía frenarla.

Con un giro rápido le dio una buena patada a una de las ramas bajas del árbol para romperla. No necesitaba de una estaca elaborada, la naturaleza allí le proveería de infinidades de armas letales para un vampiro. Juntó la rama y volvió a quebrarla con sus manos y hacer de ella algo más manejable. Como ya había dicho, el no podía matar a Elena pero eso no evitaría dejarla fuera de combate.

Respiraba a grandes bocanadas, con su cuerpo inflándose con cada inspiración, como un lobo en espera al ataque- Creí que sabías mejor. Que te había enseñado mejor.¿Puedes probarme que estoy errado?

No solo no parecía querer pararme, sino que hacía que sintiera más furia con cada palabra que él escupía de su boca. -De ti no aprendí apenas nada, fue mejor entrenador Alaric.-dije mientras corría hacia él a velocidad vampírica, y luego giré para desaparecer, y al tiempo que él no esperaba por donde yo saliera, salí y le mordí de nuevo, escupí su sangre y le di una patada en la espalda, derribándolo al suelo. Le haría todo el daño que yo notaba en mi interior.

Maldito sea este estúpido, solo quería que se fuera, que se largase, ¿tan orgulloso era? sabía que quería matarme pero yo no iba a dejarle. Pero era Alek, él había sido mi mejor amigo, mi protector, por favor detente, cálmate, no le hagas más daño. No odía dejar de llorar y me obligué a arrodillarme en el suelo. No quería seguir así pero no quería que Alek me odiase u me quisiera matar. -Por favor Alek, dejemos esto, solo quiero que no te alejes de mí, esto que soy podré controlarlo...-le dije en un susurro.

Sabía muy bien que un vampiro furioso era un vampiro con su guardia baja, y Elena parecía estar cayendo directamente en su trampa. Con un poco de suerte, y resistencia de su parte la humanidad de la chica comenzaría a dar batalla. Ella necesitaba liberarse de todo lo que tenía dentro, ese quizás sería su último regalo como su guardián.

Alaric Saltzman, el profesor de historia y un tremendo cazador al igual que él. Siempre lamentó que las circunstancias no le hayan permitido conocerlo pero ya no había remedio para ello.
Se levantó nuevamente, con aún mas sangre cubriendo su cuerpo, su visión comenzaba a nublarse pero aún se mantenía firme y de pie - Vamos Elena, hiéreme más. Difícilmente pueda salvarte ya, pero aún puedo hacer que detestes lo que te has convertido. Si es mi sangre la que debes derramar en vez de la de otros, que así sea-

Hizo un gran esfuerzo para correr hacia ella, iba decidido. Su imagen era la del propio lobo con fauces abiertas cuyos dientes serían clavados sobre la chica. Aplicó toda su fuerza para clavar el trozo de rama que tenia en su mano sobre la espalda de la chica, justo en el lugar que sabía que más dolería.

Se apartó hacia atrás, hiperventilando- ¿Puedes mantenerte autentica ante el dolor, el hambre, la furia? Vorwärts Elena! -gritó a los cielos- Hazme creer en esa luz nuevamente.-Sus ojos marcaban el más difícil desafió hasta ahora. El resto, estaba en la chica Gilbert

No sabía en lo que pensaba Alek, pero estaba cansada de actuar como lo estaba haciendo. Decía que le hiriera más, que difícilmente iba a poder salvarme. Lo miré furiosa. -¡¡Tú no lo intentas si quiera!!-le grité furiosa. Me obligaba a permanecer quieta, aunque me había puesto de pie sin si quiera darme cuenta.

De repente, vi como Alek gritaba algo en alemán y echaba a correr hacia mí, ¿qué demonios estaba haciendo? ¿Me quería enfurecer más? Ahora que había logrado calmarme un poco. Estaba tan adentrada en mis pensamientos que no me di cuenta de que ya lo tenía encima y me había clavado una improvisada estaca cerca del corazón.

El dolor era tan horrible que hizo que me cayese al suelo. No quería quitarla de su lugar solo quería morir, pues si mi mejor amigo ahora trataba de matarme era porque no debería existir. Estaba tumbada en el suelo, echa un ovillo, lloraba en silencio, por ser lo que ahora era, por lo que había hecho, y porque ahora Alek me odiaba, pero le ahorraría trabajo. -Tienes razón, estaría mejor si no existiera, Jeremy, a Jeremy le irá bien, es fuerte. -dije arrodillándome en el suelo sacándome la estaca y apuntando con ella mi corazón. Cerré los ojos dejando caer una última lágrima y la alcé en lo alto.

¿Qué no lo intentaba? Daría su propia vida si esa era la única manera de recuperar a la antigua Elena. Si bien sus métodos no parecían tener sentido, él había estudiado por mucho tiempo el comportamiento da las criaturas de la noche. Ahora estaba dispuesto a probar algo distinto al mundo, y posiblemente Elena sería el primer gran cambio.

Se quedó observándola un momento. Ella permanecía inmóvil y en cierta calma a pesar de la herida que había logrado hacerle. Verla así le hizo llegar un poco de paz, esperanza incluso.
Se acercó a ella tambaleándose, aún le resultaba difícil concentrarse ante el torrente de emociones del momento y con la sangre que había perdido su estado físico estaba lejos del optimo.

Cayó de rodillas frente a ella. Juntó sus manos a las frías, pero suaves manos de la chica Gilbert. No sabía porque pero le daría una oportunidad a aquella luz de que volviese a brillar. Con un movimiento fuerte de sus brazos hizo que ambos soltaran la estaca y esta volase un par de metros de ambos. Y aunque el dolor desgarraba su alma se las arregló para sonreír con esperanza y cariño a su amiga- Aferrate a lo que sientes a ahora, a aquél atisbo de brillo en tu alma, encadenate a él y jamás lo sueltes. De otra manera no serás distinta a los monstruos que te has encontrado Elena. Prométeme que lucharás hasta que el propio núcleo de tu ser se destruya, cuando lo hagas estaré allí para observarte....para guiarte y ser guardián de la promesa que pronuncies - Se puso de pie y dio el primer paso para alejarse. Si bien no lo demostraba esto ya había sido demasiado para él, y no sabía cuanto más soportaría ver a ambos en ese estado.

Seguía llorando allí en silencio, ni siquiera noté que Alek se había acercado tambaleante hacia mí, estaba realmente pálido y era por mi culpa. Sin embargo, sus manos agarraron las mías, ese acto me sorprendió, lo miré a los ojos, y escuché esas palabras de aliento que me daba. Me sentía feliz ahora, sonreí, es cierto, al igual que Caroline, Stefab y Damon, podría pasar esta dura etapa y lograría ser otra vez yo, no la humana, pero seria lo más parecida posible.

-Alek... te agradezco esto...-después vi como comenzaba a alejarse. Corrí hacia él y lo abracé, lo abracé fuerte, jamás querría soltarle. Estaba muy débil y yo tenía que hacer algo. Me mordí en mi muñeca que al instante comenzó a sangrar. -Alek, por mi culpa estás así, has perdido mucha sangre, tienes que tomar mi sangre, te restaurarás en seguida.-dije sin esperar a que me responiese poniéndole mi muñeca en su boca y obligándole a tragar mi sangre. Sonreí. -Gracias por no abandonarme Alek, sé que siempre estarás aquí.-dije con una gran sonrisa.

Sonreía para si mismo al ver que había logrado tranquilizar a Elena, o eso aparentaba cuando decidió darse la vuelta para alejarse un poco. Le sorprendió sentir el abrazo de Elena y le tranquilizo sentirlo, pero el daño que tenia adentro llevaría mucho tiempo en sanar, y las heridas eran demasiado frescas. Es más aun estaba luchando el mismo contra sus propios ideales y metas y probaría ser terrible en el futuro.

-No tienes nada que agradecer, es mi trabajo. Pero aún tienes que prometerme Elena. Asegurame que mantendrás esa luz en resguardo...almenos hasta que mi vida mortal termine. Luego supongo que serás libre de elegir - Tomó su cabeza entre sus manos, acariciando sus suaves cabellos para luego besar su frente- Di que lo prometes y estaré a tu lado, seré tu escudo hasta el final - le dijo mientras descendía hasta alcanzar la cadena que rodeaba su cuello en donde tenía aquello que le había regalado el día que la conoció.

-¿Cuáles son los nuevos peligros Elena? ¿A qué te enfrentas ahora?- preguntó alfin, si bien todavía algunos originales andaban sueltos, la caida de Klaus habia sido una gran victoria, y por primera vez se sentía tranquilo de poder ser sincero con ella, aún si era un vampiro.

Las palabras que me dijo eran bonitas y tristes por lo que sonreí cuando todavía tenía lágrimas en los ojos, pero asentí a cada una de sus palabras, después de todo, Alek seguiría siendo mi mejor amigo y protector. Me sequé las lágrimas y vi como el efecto de haberle dado mi sangre le había hecho sanar por completo.

-Alek, te prometo que si permaneces a mi lado, yo seguiré siendo Elena, aunque esta vida que empieza sea difícil, yo seguiré siendo yo, le haré frente y guardaré esa luz, mi humanidad, que será lo que me aferra a ti.-dije con una amplia sonrisa.

Acaricié el colgante de plata que llevaba en mi cuello y que él me había regalado el día en que nos conocimos, llegando a mi mente todos esos hermosos recuerdos con una gran intensidad. Lo contemplé en silencio hasta que comenzó a hablar de nuevo.

-Alek, créeme que no tengo ni idea a qué peligros nos enfrentamos, pues Klaus ha sido asesinado, y bueno los hermanos que le quedan, o sea Elijah y Rebekah, seguirán sus vidas espero que lejos de aquí, pues Rebekah provocó el accidente para que con mi muerte también ocurriese la de Alaric, por lo que cree que yo estoy muerta, Katherine es la única que parece seguir rondando por aquí...-le dije sincera.

Pasó su dedo pulgar por el rostro de Elena para borrar los últimos trazos de aquellas melancólicas lagrimas. Le hubiese gustado que las cosas fueran así antes, cuando ella no era un ser nocturno. ¿Cuánto había deseado la confianza de Elena? Ahora la tenía pero ¿A qué costo?

-Entonces en el nombre de los Siete, tomo tu palabra. Que mi escudo sea tu defensa y mi cuerpo tu espada Elena Gilbert - Se había parado firme mientras buscaba algo en su bolsillo trasero. Cuando estuvo frente a ella tomo el colgante que le había regalado y se sintió un click cuando el chico acercó lo que tenía en la mano. Como dos piezas destinadas a estar juntas, tres pares de alas rodeaban aquél escudo de plata con su inicial grabada.

-Para que no olvides tu palabra, ni yo mi obligación - le dijo dando un paso hacia atrás- No importa quien se interponga en tu camino, caerá ante tus pies y llevaré a cabo el juicio que declares- Se arrodilló frente a ella, solemne y serio como un caballero de antaño -Hasta que mi propia luz se extinga - Agachó su cabeza por completo, mirando el arenoso suelo en el que se encontraban. No había forma de saber si lo que hacía esta bien, pero era el único camino que encontraba posible.

Vi como se arrodillaba y le obligué a levantarse. Le sonreí alegre por sus palabras, ese sentimiento que emanaba no solo por sus palabras sino también por sus ojos, su voz. Era de lo más increíble.

-Al igual que juras estar conmigo y protegerme, yo haré lo mismo contigo, daré mi vida si es necesario para protegerte, jamás apagaré mi humanidad, este cambio es algo con lo que tengo que aprender a vivir y volver a ser yo.-dije con una gran sonrisa.

Estaba tan feliz en este momento, que se podía demostrar como eran ahora mis nuevos sentimientos. -Alek, todo volverá a ser como antes, lo prometo, ahora que parece que todo va a volver a la normalidad sin originales por aquí.-le dije con una sonrisa sincera.

Off: ¿cerramos el tema ya Alek?

Off: Lo cierro.

Puso su mano sobre el hombro de Elena y le sonrió - No olvides que mi deber es protegerte, no viceversa. Mantente en contacto, es la única manera que tengo de cuidarte. No dudes en llamarme -le dio nuevamente un beso en la frente para terminar con una sonrisa y comenzar a alejarse.

Esperó hasta estar lo suficientemente lejos del rango de visión de Elena para apoyarse sobre un árbol. Se sentía mal, demasiado mal. Interior y exteriormente ¿Era acaso la sangre de vampiro que le había dado? Jamás había escuchado de efectos adversos, pero también era la primera vez que bebía algo así. Sentía su cabeza a punto de estallar, repitiendo las imágenes con Elena de hace un momento, la pelea...todo.

Tenía que correr, su torrente sanguíneo parecía bombear sangre sin parar y si no se movía estallaría como una bomba. Se alejó a velocidad rondando lo sobrenatural, quería estar solo -absolutamente solo- y las montañas fueron la mejor opción que se le ocurrió.