Happy Summer Vacations, Night Creatures!

Su mirada chocó con la de Elijah durante unos segundos, en los que Katherine le sostuvo la mirada. No se fiaba de él, pero tampoco le temía así como podía tener miedo de Klaus; sabía de lo que cada uno de los hermanos era capaz, y sabía que Elijah haría cualquier cosa por su familia, pero había tenido más de una oportunidad para matarla y no lo había hecho, y sospechaba que la próxima vez que tuviera la oportunidad tampoco lo haría. Katherine estaba paralizada en aquel momento, era mejor no hacer ningún movimiento mientras los originales siguieran allí, por si las moscas. Antes de irse, Elijah volvió a mirar a Katherine y cuando ambos originales se marcharon, Katherine se tranquilizó, pero solo unos segundos antes de que la rabia inundara su cuerpo. -¡Arrgh! - le gritó a la nada. Por lo general, solía mantener la compostura en aquel tipo de situaciones, siempre fría y calculadora. Pero aquella situación podía con ella, no volverían a tener una oportunidad como aquella, en el fondo lo sabía. -¡Ese bastardo debería estar muerto! ¡O confinado en un cuerpo desde el que no pudiera utilizar su poder! - sabía que Klaus no podía morir, pues era muy posible que su linea de sangre estuviera ligada a él, y aquello era lo que más fastidiaba a la Petrova.

Katherine asintió con la cabeza ante las palabras de Valerie, sí, estaban juntas en aquello. Parecía mentira, pero después de quinientos años, había encontrado una verdadera amiga; se llevaba bien con más gente, pero no siempre podía contar con esas personas. Isobel por ejemplo, la final había acabado suicidándose. Respondió al abrazo de su amiga, aquello no se quedaría así. -Ve con cuidado Val, te necesito entera para acabar con ese bastardo. - dijo sonriendola. No sabía si fiarse demasiado de Klaus en cuanto a Valerie yendo a hablar con él, pero no había otra opción; puede que él siguiese confiando en ella al fin y al cabo.

Katherine mantenía un ojo en el par de hechiceros discutiendo; dos hechiceros discutiendo nunca era nada bueno. Pero entonces ocurrió algo que Katherine nunca hubiera imaginado, el chico Cromwell, al que había conocido en Chicago, se convirtió en lobo. Katherine levantó la vista al cielo, era luna llena, ¿como lo había olvidado? Siempre solía estar pendiente de aquella fecha, pues había que andarse con ojo y alejarse de los bosques y demás, por si acaso, pero con todo aquello de Klaus no se había acordado. -Mierda. - murmuró para sí. Lo mejor sería largarse de allí, ya se encargarían los Salvatore y la pequeña Gilbert de aquello, ¿no? Kath no tardó en abandonar la mansión y la fiesta, dejandoles a cargo de aquel hombre-lobo descontrolado.

off: Katherine está fuera de la fiesta.

Literalmente, ya no era consciente de lo que sucedía. Estaba completamente inmerso y encerrado en mi mundo particular que nadie visitaba. Sabía lo que estaba haciendo, y los movimientos que efectuaban mi cuerpo. Se convirtió en una rutina sencilla que se trataba de de localizar a un nuevo herido que había sufrido la mala suerte de acudir demasiado pronto a la fiesta, y dejar que el Poder en mi saliera al exterior, usando su propio cuerpo como canal para seguir curando a los pobres heridos. La duda o, mejor dicho pregunta de como había sucedido todo aquello todavía me rondaba por la cabeza, pero no debía de tener más distracciones que los gritos de dolor, que me ayudaban a averiguar que algunos cuerpos que parecían cadáveres, realmente estaban vivos y necesitaban de mi ayuda o, generalizando, la ayuda de aquella otra chica morena que se había impuesto la tarea de trabajar codo con codo junto a mi. Necesitaban nuestra ayuda. Sencillamente necesitaban ayuda, y no habrían encontrado muy fácilmente, según mi opinión, unos sanadores tan dedicados como lo parecíamos ser nosotros dos; la chica y yo mismo. Ahora que lo pienso, ni siquiera nos habíamos presentado. Aunque nuestra mutua falta de educación en aquel instante tenía excusa. Tienes la cabeza en otra parte cuando estás rodeado de muerte y decides alejarla de todas las personas posibles.

La voz de la chica me saca de mis pensamientos, y hace que levante la mirada de la persona a la que estoy ayudando para mirarla a ella. No me hace falta pensar mucho para responder — Me preocupa toda esta gente — contesto, mordiendo levemente mi labio inferior — Por cierto, soy Jaroth, Jaroth Holmes — me presenté finalmente, sin tener la necesidad de preguntar nada más. Porque ya habría tiempo para responder a mis preguntas más tarde, cuando habría terminado de ayudar a todas esas personas. En aquel momento, era lo único que de veras me importaba. Y lo que estaba haciendo, realmente.

Entonces un grito desgarrador llega hasta mi, y me hiela la sangre. Un escalofrío recorre mi espalda, y de pronto sentí la imperiosa necesidad de vomitar. Pero no lo hice, y me concentro en un único pensamiento que recorre mi cabeza a la velocidad de la luz: "¿Hay heridos dentro de la mansión?" Miro a mi alrededor y el paisaje me baja los ánimos. Aún quedan bastantes heridos, no podía dejárselos únicamente a la chica. "Sé más rápido", me digo. "Haz algo", me digo. "Explota", escucho. Siento un calor repentino en mi pecho que se expande por todo mi cuerpo, cosa que hace que experimente un extraño hormigueo cálido. Tenía los ojos abiertos, pero no captan gran cosa. Entonces siento que el hormigueo desaparece... no, no desaparece. Sale al exterior. Una gran polvareda dorada sale de cada poro de mi piel traspasando sin problema las prendas de ropa. El aparcamiento de la mansión se convierte de pronto en un mar de aura dorada suave y pausada, desprendiendo una sensación de seguridad, tranquilidad y belleza. Soy consciente de ello a los segundos, y la visión es realmente maravillosa. Los gritos de dolor cesan, y a otros pocos segundos aquello, lo que fuera que sea, desaparece. Sin embargo aquel mar que parece poder traspasar objetos físicos a voluntad no solo invadió el aparcamiento, sino toda la finca de la mansión, incluyendo a esta propia. Cuando desaparece, me siento infinitamente más relajado, más pausado. Todos los heridos en el aparcamiento parecen estar curados, pero debía de comprobar que sucedió lo mismo dentro de la mansión. No estoy seguro de si el sentimiento de tranquilidad que recorría mi cuerpo lo sentiría alguien más, si era alguna causa de aquel mar dorado de aura y Poder. No estaba especialmente cansado, pero notaba que mis músculos estaban agarrotados y algo tensos, con un dolor de cabeza punzante.

— Dentro — musito, y me levanto para correr a la mansión sin preguntarme si quiera si la chica me seguiría. Debía de asegurarme de que todos están bien, pese a no conocer a nadie. Entro prácticamente de un salto a la edificación, por supuesto, con lujos. Aunque está algo magullada, pero eso no me preocupa. Empiezo a recorrer lo más rápido que puedo las habitaciones y salas de la mansión, evitando los escombros. Estaba buscando heridos, pero toda la gente que me encontraba estaba tumbada, inconsciente. Y curada. Pom. Lo siento de repente, pero fui lo suficientemente rápido como para poder apoyarme en una pared, y gracias a eso no caigo de bruces al suelo. Siento un peso demasiado grande en mis hombros, y me siento enfermizo. Empecé a jadear, intento seguir mi camino, pero el peso es demasiado grande y caigo de rodillas al suelo. Mientras, la cabeza parece que está a punto de estallar — Un poco más — musito, sin llegar a comprender demasiado. Me tomo unos segundos para cobrar fuerza, y acto seguido levantarme. El dolor de la cabeza es horroroso, pero debía de ver si alguien más necesitaba ayuda.

No sabía qué más podía hacer, ambos originales miraban la escena como si nada sucediese, es más, parecían interesados como si estuvieran viendo una película, apreté los puños con gran rabia, deseaba poder cargarme a esos dos originales, pero aunque pudiera hacerlo, no debía, pues gran parte de mis amigos eran vampiros, y podrían morir ellos y eso era algo que no quería que sucediese. Vi cómo llegaba Katherine con Valerie, la híbrida de Klaus, que ahora supuestamente estaba de nuestra parte, cosa que no me fiaba mucho, y menos si era amiguita de Katherine.

Dejé que los originales se marchasen mientras yo trataba de interponerme en medio de dos amigos y ayudarles a razonar para que volvieran a ser los mismos de antes, lo que parecía imposible. Pero algo cambió en ese preciso momento, la piel de James volvía a estar sin aquellos extraños símbolos, la verdad es que yo no entendía mucho de magia a pesar de que una de mis mejores amigas también fuera bruja.

Me acerqué a Alek, sabía que podía ser peligroso pero no me importaba, yo no quería que le pasara nada, a ninguno de los dos. -Alek por favor cálmate, vuelve a ser tú...-le dije casi en un susurro. Pero me giré cuando escuché el ruido como de algo romperse. Y lo vi, James, cada hueso de su cuerpo se estaba rompiendo tal y como lo vi antes en otros licántropos, se estaba transformando, no sabía cómo había ocurrido, o si era de dos razas al mismo tiempo, pero salté atrás con Artemisa preparada para atacar, pero iba empujando a Alek para que reaccionase.

¿Qué si le parecía bien lo que había sucedido? No, ni una pizca de ello. Sin embargo Aleksand dio todo de si para salvar la vida de su hermano, aunque este quizás jamás lo supiese. La verdadera batalla se libró en sus interiores, ambos intentado contener lo que llevaban dentro para evitar arrancarse el corazón uno al otro a mano desnuda. Al rubio destrozaba ver a James en ese estado, su nueva forma no estaba ni cerca de ser algo bueno pero mantenía su vida. Si logró darle un lugar a Elena como vampiro, podría otorgárselo a James como licantropo sólo esperaba que este no lo odiara lo suficiente como para alejarse para siempre. Sintió su pecho encogerse ante la presión de esa idea, no sería justo que cuando había conseguido alguien a quien querer como un hermano se le arrebatara la posibilidad de tenerlo. Simplemente no lo aceptaría, aún si tenía que aferrarse al poco tiempo que le quedaba con uñas y dientes. Incluso si el mismo infierno le esperaba por siquiera desearlo. Dejando eso de lado, el hechicero en su actual estado y algo debía de hacerse pronto.

Ahora notaba la ausencia de Reichen. ¿Donde se había metido? Fantástico, no solo tenía que preocuparse por uno de sus hermanos sino de ambos. Al final tendrían razón, las fiestas en Mystic Falls jamás eran buena idea ¿Tan difícil era tener un día de paz y diversión? Imposible parecía ser la respuesta. Meredith había tomado posición entre ambos, tampoco había notado el momento en que llegó a su lado. Tenía a Artemisa en su mano, la había recuperado gracias a los cielos. Tomó la mano de la chica para bajarla con delicadeza e intentar hacerle entender que todo estaba...estaría bien- Meredith, soy yo, quien no es su propia persona es James- Se adelantó para cubrir a la chica con su propio cuerpo, enfrentando al lobo a una distancia más cercana. Los ojos del cazador aún mostraban su color plateado en todo su esplendor, una de las señales que marcaba el efecto que todo aquello había tenido sobre él. A pesar de tener el torso desnudo al aire, no mostraba signo de retroceder ante el frío externo o la mirada del canino. Meredith estaba allí y Elena en las cercanías con James siendo un arma mortal para ambas, nada le importaba más que detenerlo. Garm apareció del bosque trotando a paso lento y tranquilo como si nada malo pasase, Argetlahm en su boca. La espada de plata que depositó con sumo cuidado en la mano de su dueño. En ese momento le era inexplicable lo que sucedió, pero por alguna razón comprendía con total entendimiento el susurro que llego a sus oídos. No eran palabras sino más bien un cántico en un idioma perdido para el ser mortal. Un hechizo olvidado en los confines del tiempo pero que hacían especial aquella obra de arte en metal reluciente. La habilidad para controlar a un licántropo, el mismo poder que había sido utilizado para atarlos a la Luz de la luna residía en la espada legendaria. Un efecto desconocido por el cazador hasta ahora. Oportuno, sí. Destinado quizás. Tenía que agradacerle de sobremanera a Meredith en los días venideros pero ahora no tenía tiempo y pronunció las palabras sin demora alguna- Cálmate James, no quiero que hieras a nadie de los que han venido a esta fiesta. Ve a tu habitación y espera allí...sentado- Eso cubría a todos. Solo esperaba que ninguna otra persona no invitada llegase de improvisto. Le resultó completamente extraño utilizar esas palabras con James, de hecho la situación en sí parecía absolutamente irreal pero estaba seguro que haría caso. Rodeó a Meredith con su brazos para asegurarse de que no soñaba y le pidió que lo esperase en su habitación e indicó a Garm que la siguiera. Iría allí luego de cerrar todos los asuntos en la mansión y quería evitarle a su hermano otro dolor de cabeza ¿Donde se había metido Reichen? Pensó nuevamente pero sacudió el pensamiento para centrarse en todo lo que tenía a mano. Había mucho que hacer

La muy idiota de esa humana me tenia harta con todo lo que decía, acaso no se podía quedar callada, como si haciendo preguntas ayudaría en algo.
Era tanto mi furia por no haber logrado lo que quería. Y cuando los otros que se encontraban a mi lado estaban en problemas , porque discutían, no sé qué rayos mas pasaba allí. Es por eso que la saque del lugar con mi velocidad vampírica.Llegamos al estacionamiento de los autos.La miré divertida, y lo lancé al suelo. Caminé hasta quedarme frente a ella,y le cogí del cuello alzándola varios centímetros del suelo.
-Te advertí que cerraras la boca, que te largaras de este lugar. Pero eres tan estúpida , para que te atrevas a hablarme de esa manera a mí-le rodee de lado-En otra ocasión no hubiera hecho esto, pero tú me obligaste. Y sabes cuál es la peor, es que tengo mucha hambre, y tu eres tan apetitosa para mí.Por eso lo único que te daré será una vida eterna, y estarás a mi servicio por ser yo quien te convierta..-mordí mi muñeca y obligué a la humana a beber de mi sangre, pagaría caro el atreverse a hablarme como lo hizo, y más por creerse dueña de Damon.
Cuando vi que ya había tragado mi sangre,la mire con una sonrisa sorna para que vea como pagaban las cosas aquellos que se enfrentaban en mi contra, rompí el cuello a Valerie, la humana , y cayó al suelo. Pronto despertaría convertida en vampira. Espere atentamente a que despertara, ya que no estaba nadie, solo ella y yo.

Observé a la rubia que estaba furiosa, en eso me cogió del cuello y rápidamente, no sé como lo hizo llegamos al estacionamiento de coches, observé como me miraba con una cara de divertirse y me tiró al suelo, intenté incorporarme pero no pude -¿Qué demonios?- Pregunté. ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso se había vuelto loca o algo por el estilo? ¿Cómo es que tambien tubiera fuerza esa rubita? ¿Acaso era también una vampiresa manada de Klaus o de Damon? Volvió a agarrarme del cuello y me volvió a lanzar, fruncí el ceño de dolor. Escuché todo lo que me había dicho, me había advertido que me fuera ¿Pero quién era esta chica para decirme lo que tenía que hacer? Observé como caminaba alrededor de mí y le miré extrañada, todas las palabras que estaba diciendo no tenían sentido, ¿A qué se refería con que era su comida?
Miré como se mordía su propia muñeca y luego intentaba que bebiera sangre, me negué, intenté quitarme de encima a esa chica pero era suficientemente fuerte para apartarla, intenté quitarle la mano de mi boca pero no pude, casi me ahogaba así que tuve que decidir y bebí sangre. Pero ¿Qué era aquello tan asqueroso? Me tragué toda la cantidad de sangre que ella quería y le observé furiosa cuando me agarró el cuello suspire atemorizada y tragué saliva -¿Qué me..?- Me rompió el cuello y caí quedando inconsiente.
Abrí los ojos de un golpe y suspire tranquila notando una sed increible, miré a la persona que tenía justo a mi lado mirándome y suspire, era Valerie, todavía seguía aquí pero ¿Cómo es que yo seguía viva después de hacer lo que hizo? Me puse de pie lentamente agarrándome de un coche negro que estaba aparcado -¿Qué demonios me has echo?- Pregunté.

Off: Elena Gilbert sale de la fiesta.