Entrenamiento Matutino >>Jen Night<<

El clima era perfecto para dar un paseo por el bosque, el tiempo ideal en aquellos momentos para disfrutar de un brisa fresca, un suave roció, un aire lejos de cualquier contaminación, quienes les gustara la naturaleza sentirían la paz cuya madre tierra le regalaba a sus hijos, pero aquella mujer que estaba en el medio del bosque, no podía decirse que tenía el mismo pensamiento, su mirada vagaba por el claro en el que se encontraba con un interés lejos de ser una con la naturaleza, sus azules brillaron con el reconocimiento de un lugar ideal para lo que había venido, en apariencia no había nada que perturbará sus acciones, sin embargo no pensaba confiar en tan solo uno de sus sentidos por lo que cerró los ojos intentando escuchar algún ruido lejos de lo normal y sonrió ligeramente al darse cuenta que estaba tal como quería, sola, para una mujer común podría ser peligroso pero para ella solo era un el sitio perfecto para su entrenamiento matutino, desde la última vez en que casi mataba a un grupo de personas por curiosos, y fue regañada por los altos mandos, nunca volvió a hacerlo con algún público presente, por supuesto no era que se preocupara por la vida de aquellos seres imperfectos, simplemente le aburría los discursos que tendían a darle por ello, chasqueo la lengua ante tales recuerdos molestos y sin perder el tiempo se quitó la capa verde que llevaba puesta, dejando ver el cuerpo bien formado de una mujer, hermosa y que a simple vista podía dar la apariencia de débil pero tan mortal como una pantera, e irónica la comparación al tener una vestimenta totalmente negra, desde sus botas hasta la camisa que usaba, no porque fuera su color favorito, sino por lo practico que era, sobre todo al momento de tener un enfrentamiento y así no se notara la sangre a simple vista, su cabello danzaba libremente aun estando recogido en una coleta alta, dejando sus hermosas facciones a la vista, sus ojos aun cerrados no sentían la necesidad de mirar a su alrededor, pues sus otros sentidos estaban más que despiertos para cualquier interrupción, respiro profundamente tomando un minuto de relación, coloco sus manos juntas en frente su pecho, conto hasta tres, mientras se volvia una con la naturaleza -con una ironia total ante el pensamiento aquel-.

Alexia, podía escuchar hasta el más mínimo ruido procedente del bosque, el trinar de los pájaros, el movimientos de las ramas producto del viento, las delicadas pisadas de los animales que se encontraban cerca, y más sonidos de los que cualquiera podría escuchar, una gran ventaja de los cazadores era aquella, sus sentido estaban más desarrollados que cualquier humano, lo cual les convertía en un arma mortal si así lo desearan, bajo sus manos lentamente y se puso en posición de ataque, levanto sus parpados lentamente, dejando el azul claro de sus ojos a la vista –uno, dos, tres- conto mientras se prepara, levantando su brazo izquierdo poniendo su puño de defensa hasta el hombro del lado opuesto así como su palma en dirección hacia la mejilla, respiro profundamente mientras con movimientos suaves y circulares, pero con una fuerza envidiable, dejo ver la maestría de su ejecución, movió sus piernas en la posición adecuada, al instante en que el puño adelantado de brazo izquierdo se superponía encima del muslo del mismo lado dejando un poco de distancia y su mano derecha con forma de puño iba en el mismo instante hacia la cintura sin levantar el codo en exceso, con ello se dispuso a atacar como si de un enemigo estuviera enfrente de ella, con la precisión y eficacia de quien conoce los puntos clave para atacar y controlar a quien fuera.

A medida que pasaba el tiempo, sus movimientos eran cada vez más precisos y concisos, su rostro mostraba una sonrisa divertida ante sus oponentes fantasmas, no les tenía miedo a ninguno por el contrario le motivaba poder usar su cuerpo como arma letal, quizás no siempre fuera lo mejor, pero sin lugar a duda era un pieza clave en sus victorias, se detuvo un momento para respirar, su cuerpo así lo exigía no por el cansancio pues en su vida los entrenamientos no había sido tan suaves como este, sino más bien por el sonido particular que escucho en las lejanías, alguien se acercaba y podía ser contraproducente que la vieran entrenando, por lo que simplemente empezó a realizar algunos calentamientos de cualquier persona, empezó con su brazos y siguió con sus piernas, sin inmutarse por la persona que llegaría pronto, se preguntó quién sería, por su bien esperaba que no fuera alguna criatura que tuviera que matar, después de todo era demasiado temprano como para jugar, pero jamás dejaba de lado alguna pelea bien servida, un desayuno para iniciar el día, quien sabia, quizás no se aburriría demasiado, se sentó en el piso con las piernas cruzadas, mientras cerraba los ojos, quien la viera pensaría que estaba en un estado zen de meditación, si era un enemigo la atacaría de una vez y ella lo mataría, sino lo era, podría usarlo para alguna cosa interesante, humano o criatura, no tenía mucha importancia.

El bosque era un lugar mágico, tranquilo, silencioso, lejos del ruido que podría traer la gran ciudad, si bien Alexia no era adepta a ello, no podía negar que un momento de paz era perfectamente aceptable, pues eran los únicos minutos en que podía controlar aquellas ansias de matar que en ocasiones la dominaban por completo, sonrió ligeramente ante tal pensamiento pero sin negar aquella verdad, el entrenamiento diario era una medida de control y la meditación solo era para reafirmar su fortaleza como una cazadora que jamás mataba sin una razón aparente, lo cual era una verdad aplastante, podía ser una maquina asesina, pero a las personas inocentes no le tocaba ni un solo cabello, salvo que le juzgara como culpable de ahí las cosas cambiaban totalmente, pensó entonces en quien se acercaba, quien sería aquella alma que osaba interrumpir su concentración, ¿sabría del peligro que le llevaba estar cerca de la rubia en aquellas horas de la mañana?, negó imperceptiblemente con la cabeza, nadie podía conocer su rutina salvo dos cazadores que actualmente no estaban cerca y los únicos que tenían un idea aproximada del peligro que conlleva interrumpirla en esos momentos.

Respiro lentamente esperando calmadamente, su corazón latía con un ritmo acelerado, no por el cansancio sino por la excitación que aquella situación le provocaba, su cuerpo se encontraba en perfecta armonía, pero su mente no dejaba de trazar más planes u opciones que un ser normal jamás podría hacer en cuestión de segundos, decidió entonces guardar sus pensamientos y volver a su estado de meditación, respiro varias veces sintiendo el exquisito olor a tierra húmeda, su piel sentía el tacto frio del viento que la acariciaba, aun con los ojos cerrados podía percibir lo que pasaba a su alrededor con una certeza aplastante, años de entrenamiento la habían dotado de una capacidad abrumadora para detectar cualquier cosa que afectara el ambiente inicial que la rodeaba, escucho los pasos cada vez más cerca de su nueva acompañante, porque podía decir que era mujer, sus pasos eran mucho más delicados de lo que sería un hombre, casi nunca fallaba, aunque se daban los casos, sin embargo no tenía ni la menor idea de qué clase de ser estaría en aquel lugar a esas horas, tendría que averiguarlo en su momento, tuvo un perverso deseo que intentara ocultarse, que la incitara a una caza, sin poder evitarlo paso su lengua por los labios saboreando lo divertido que seria.

Pudo sentir que las gotas de rocío caían en su rostro, en el mismo instante en que la desconocida se daba a conocer, usando una voz que se le antojo amable, pero que le producía cierto recelo y supo sin lugar a duda que no era humano, sintió el olor a sangre a su alrededor, un vampiro podía ser, pero ¿de qué clase?, durante sus misiones se encontraba de todo tipo, algunos buenos otros tan oscuro como la mismísima noche, sin sobresaltarse llevó su mano al rostro mientras retiraba de ellas las traviesas gotas de agua que surcaban sus facciones, sus pestañas se levantaban como de quien estuvo durmiendo por mucho rato, sus ojos se encontraron con la mirada de aquella mujer –por supuesto, un día perfecto para ser uno con la naturaleza- hablo con suavidad, mientras sonreía ligeramente y se levantaba con una agilidad sorprendente, se empezó a limpiar la ropa, quitando la tierra adherida a ella –no pensé encontrar a alguien por estos alrededores- comento de la nada mientras sus ojos azules la observaban con interés, actualmente no representaba una amenaza, pero quien sabia, los rostros inocentes pueden ser los más despiadados –sin embargo no tengo el suficiente tiempo en este pueblo como para asegurar mis palabras- finalizo soltando una pequeña risa inocente.

Hacía mucho tiempo que no se encontraba con una vampiro de aquel tipo, usualmente sus presas eran tan malas y oscuras como su deseo de matarlos de una manera atroz y sangrienta, lo cual en muchas maneras una vía de escape para sus propio deseos, pero ante ella estaba una criatura que en apariencia inofensiva no representaba algún peligro y por ello aun Alexia siendo capaz de eliminarla con la misma rapidez con que una gota de lluvia cae al piso, no hizo ningún movimiento de ataque, pues aquel ser que estaba frente a ella no mostraba ningún signo que levantara las alarmas en su cuerpo, ¿una trampa?, no lo sentía, pues tenía demasiado años cazando como para no saber identificar cuando pretendían tenderle alguna jugarreta, pero claro ella no era de las ingenuas que se confiaba y aun cuando no tenía intención de armar una pelea –aunque la idea fuera tentadora-, estaba lista para atacar en el menor movimiento extraño, después de todo un vampiro menos en aquel lugar no sería echo en falta, sonrió traviesamente ante aquel pensamiento, mientras se acercaba a la joven mujer sin mostrar algún signo de desconfianza, si algo había aprendido es que no hay mejor forma de destruir que bajar la guardia de su enemigo.

Los ojos azules se fijaron en chica con una tranquilidad abrumadora, su cuerpo en apariencia relajada no dejaba de mostrar una sonrisa, asintió antes sus palabras –yo no he podido evitarlo, al llegar lo primero que hice fue visitar este hermoso bosque, estoy pensando en hacerlo una rutina diaria para mi meditación- comento ante sus palabras, que falso era aquello, alexia jamás tomaba una rutina, salvo que fuera para un fin específico, pero aquella chica no tenía por qué saberlo ni mucho menos cuál era su verdadera naturaleza –un placer conocerle - dijo educadamente al escuchar su nombre y se aseguraba de investigar a aquella vampira, pues todo en aquel pueblo era nuevo, salvo algunas informaciones suministrada por su jefe directo, le tendió la mano con elegancia para cerrar el saludo mientras el brillo divertido de sus ojos no se hizo esperar –creo que es justo que conozca mi nombre- comento mientras llevaba las manos a su coleta y desasía el mismo dejando caer su cabello libremente por su espalda –soy alexia Liebsheart, tienes mucho tiempo viviendo en Mystic Falls?- pregunto curiosamente mientras analizaba ese hecho, si la joven era residente de aquel lugar podría servirle de ayuda.

La corriente de aire agito sus cabellos, mientras podía sentir su cuerpo apreciar el fresco sentimiento que le producía al tocarla la corriente, estudio a conciencia a la joven que estaba mientras un pequeño silencio se extendía entre ambas mujeres, sin resultar incómodo o almenos para ella –sin lugar a duda este pequeño pueblo tiene su encanto, no crees?- pregunto de la nada, alexia podía ser un ser despiadado, la asesina perfecta, pero sabía interpretar sus papeles como toda una gran actriz, Ryckard solía decir que ella era un ángel caído en todo el sentido de la palabra, un apodo que hasta el sol de hoy, todos la conocían por él, sonrió de medio lado mientras, miraba a la vampira la cual tenía una suerte enorme de haberla encontrado después de estar en un estado zen que calmaba sus ganas de jugar en todo el sentido de la palabra.