¡ No, Salem, NO ! ( Aleksand)

Sabrina se llevó a su gato a la escuela, ya que era la exposición de mascotas en una clase escolar. No tenia remedio, pero era una materia que ella debía de pasar. Se estaba acoplando poco a poco con los compañeros, sin embargo, extrañaba mucho a Harvey, su novio. Todos conocían a su gato negro, Salem, el cual era muy cariñoso, pero tambien era muy perezoso y comelón. Nadie se explica cómo el gato se comió completamente el pay de limón que la tía Hilda hizo para la cena. Estaba algo triste ese día. No tenía idea de cómo relacionarse con los demás, eran otro tipo de gente en ese pueblo. Pudo ver que habían los típicos chicos populares, los atletas, las porristas que practicaban sus rutinas, los del equipo de debate, todos esos estaban reunidos en un solo lugar. Llegó el momento de la clase, donde la Srita. Petterson hizo pasar a todos y cada uno de los alumnos a hablar de sus mascotas.

Pasó John Burbank, mostrando a su perrito salchicha que se llamaba " Sparky". Estaba contento, y orgulloso de su animal. Luego, pasó Bibby Perry, mostrando a su Huron llamado Cranberry, y el pequeño animalito pasaba por todo su cuerpo corriendo feliz. Lo tenía bastante dominado. Sabrina era la siguiente, y sacó a Salem de su jaula portatil.

- Bueno, este es mi gato, Salem. Está en la familia desde hace años, y está muy bien entrenado. Es muy lindo, es amigable, y sobretodo no se enoja con facilidad. Es muy cariñoso con la demás gente tambien. De verdad, van a amarlo cuando lo conozcan. - Los chicos de su salón de clases se reían por la simplicidad de su discurso. De repente, Salem gruñó y salió disparado del aula, y Sabrina salió tras él. No sabía que hacer. Ahora sería famosa por la chica a la que se le escapó el gato.

- ¡Salem! ¡ Salem !- Se quedó buscando en todo el pasillo, preocupada y llegando a un momento de estres máximo. No era buena idea haber dejado salir al gato. Jamás se había puesto así.

Era un secreto que guardaba para si mismo, desde sus días en Mystic Falls estaba empecinado en conocer acerca de todo el mundo y la manera más accesible era a través de la música. Tenía sus auriculares en sus oídos desde que salía de la mansión en su motocicleta hasta el momento de ingresar a la clase lleno de música tan variable que comenzaba en el pop más mainstream del momento hasta el heavy metal finlandes. Aquella mañana no fue la excepción y luego de aparcar su R6 y dejar su casco siguió sonriente por los pasillos caminando al compás de lo que sonaba en el momento.

El día era algo atípico en su itinerario porque algunos de los profesores habían faltado por estar enfermos. Esperaba que nada serio ya que el encantaban las clases de Biología. Se excusó con Elena, Reichen, Matt y los demás para deambular solo por un rato, había veces que necesitaba de esa soledad para aclarar sus ideas y organizar pensamientos. Salem, Salem repitió el chico en su propia mente, palabras que en obviedad no tenían nada que ver con la música que salia de sus auriculares. Se los quitó para poder determinar de donde había venido aquello y tuvo que dar un rápido salto hacia atrás para evitar que una chica rubia lo atropellara. Era más por el bien de ella que por el propio, porque estaba seguro que con la contextura de la jovencita no llegaría ni a moverlo de su lugar. Sería como chocar con una pared.

-La pista de atletismo es en la otra dirección - dijo en un tono gracioso mientras observaba como la chica disminuia la velocidad del susto provocado por casi llevarse a Aleksand por encima- ¿Buscas a alguien?- le preguntó enseguida. No tenía nada que hacer por lo que podría ayudarla.

La pobre chica estaba muy sorprendida por la actitud del gato. No entendía el por qué reaccionó así. Sin embargo, era normal de Salem cuando notaba que algo no estaba bien alrededor. Pero a fin de cuentas, si salió huyendo era porque iba detrás de algo o de alguien. Tarde o temprano volvería. Iba corriendo por el pasillo volteando a todos lados.

Sabrina Spellman estuvo a punto de tropezar con un chico muy alto, además de ser exageradamente guapo, rubio, y con una sonrisa que cautivaba a cualquiera. Sabrina estaba ahora embelesada con el compañero de escuela. Amablemente le sonreía, y eso hizo que ella se derritiera, sin embargo, trataba de no perder el piso, ademas que ella tenía novio todavía. De repente se acordó de Harvey y que tenía que serle fiel, incluyendo en pensamientos.

- Mi gato se salió de clases, mientras hacía mi exposición, teníamos que exhibir a la mascota favorita y de repente gruñó y se fue- Caminó de un lado al otro, tocándose las sienes, despues hizo ademanes con las manos de desesperación, sacudiendolas para liberar un poco el estres- Es un gato negro, grande, y ojos amarillos, ¿ Lo has visto?

El hecho de que le sonrían siempre arranca una sonrisa mucho más amplia en Aleksand. Es la ley de acción y reacción, causa y efecto, como una primera impresión la energía de la chica le dio muy buena vibra llenado de un toque especial aquél día en la escuela que en un principio prometía ser como cualquier otro. Sus reflejos de cazador captaron con el rabillo del ojo el movimiento de algo de tamaño considerable y rápido atravesar el pasillo detrás de ambos. Era una posibilidad pero era mejor que nada.

-¿Te refieres a lo que ha pasado corriendo justo ahora por el pasillo a tus espaldas?- reía mientras señalaba el lugar exacto donde había visto pasar aquella rápida sombra y repentinamente se ponía a correr hacía allí -Será imposible atraparlo solo con una persona, permiteme ayudarte, lo atraeré hacia a ti- le dijo mientras se agachaba para mirar a contraluz y encontrar el rastro de las patas del gato escurridizo- Soy Aleksand por cierto- continuó sonriendo al satisfactoriamente encontrar el camino a seguir- Por aquí- indicó mientras comenzaba a andar a paso rápido aún utilizando el efecto de luz a su favor desde la distancia para no perder el rastro- Quizás solo le dio pánico escénico, no creo que se aleje demasiado-

Cómo en toda historia, siempre aparecía un príncipe guapo, un caballero, un guerrero carismático que salía a salvar a una damisela en peligro, y en ese caso, esa damisela era Sabrina. Lo miró contenta, por fín había conocido a una nueva persona en la escuela. El chico era muy alto, pero su altura, su porte, y ese carisma de chico salvador, le hacían que se emocionara aun más. Quizá lo invitaría a cenar, en agradecimiento. El rubio se hacía llamar Aleksand.

- Yo soy Sabrina Spellman, y mi gato se llama Salem.- Le sonrió levemente, aunque seguía preocupada por el paradero del gato. Aleksand consiguió detectar las huellas de Salem, entonces ambos siguieron una ruta trazada por las huellas del gato. No sabía si era prudente usar el hechizo de localización de su gato, ya que este mismo portaba un talismán hecho de un cuarzo amarillo muy raro, en forma de estrella. Volteó a todos lados, para ver si podía encontrarlo. Ser una bruja en Mystic Falls podría no ser una buena idea, entonces lo dejaba en secreto. No estaba segura de si era prudente ser bruja de manera abierta.

- ¡Salem, Salem ! Por favor aparece, Salem...- Volteó a ver a Aleksand y le dijo- Una vez se escapó de la casa porque encontró algo extraño merodeando la casa, casi mata a un hombre a rasguños. Pero por alguna extraña razón, ese hombre no sufrió, aunque notaba que se le ponían los ojos negros, pero no lo vi sangrar...- Hizo una pausa y mejor cambió el tema- ... olvida eso, es sólo que estoy nerviosa, y no quiero que ataque a nadie más.