Yo no te odio... ¿ O sí? (Aleksand)

Habían pasado varias cosas en sus primeras semanas a su llegada a Mystic Falls. Primero, se encontró con que Elena se había convertido en un vampiro, gracias a un accidente que la bella y loca hermana de Klaus había provocado, y la Dra. Meredith Fell le salvó la vida,al parecer a un estilo poco ortodoxo. Despues, tuvo la noticia de que Alice tambien se había convertido en eso mismo, ¿ Qué todos habían tomado promociones de conversión en vampiros al 2x1 ? Aquello era demasiado para él. Para colmo,se entera de que James posee magia negra, y su hermano, que en verdad se ponía loco y psicópata en días de luna creciente, era poseído por algo de lo más extraño. Para cerrar con broche de oro, realizó un ritual con sus dos amigos con bestias encerradas en sus cuerpos, y hacían estragos. La normalidad ya no existía para él, si es que alguna vez existió de alguna manera.

Eran las 9:00 de la mañana. No habían clases, entonces Reichen se quedó en el aula solo, leyendo algo acerca de Trolls. No era lo más normal del mundo, aunque tratándose del hechicero Reichen Morgan, eso se acercaba a la normalidad, podía actuar como un adolescente normal por lo menos unas horas de clase. Ahí se encontró con Aleksand. En cuanto lo vio, quiso salir corriendo, pero el tenía esa sonrisa amable. Se dirigió casi corriendo a la puerta de entrada. Esperaba que su mensaje de " Lo siento, Aleksand, pero ya no quiero tener un hermano", a su telefono móvil sirviera de algo. Estaba muerto de miedo.

- ¿Me puedes dejar salir? ¿ Por favor?- Pregunto agachando la cabeza, al mismo tiempo, asustado, enojado, triste, todo eso combinado. ¿ Qué era entonces lo que le ocurría?

Cuando despertó la siguiente mañana todas las cosas estaban ya guardadas en las cajas. Supuso que se había dormido a mitad del trabajo y Reichen lo había terminado por él y marchado sin decirle nada. Sinceramente el hechicero se preocupaba mucho por él y lo trataba realmente como un hermano. Se lo agradecería en cuanto lo viera. Le envió un mensaje a James para avisarle que ya podía enviar a alguien , a recoger todo, fue allí que se dio cuenta que tenía un mensaje.

Las palabras allí expresadas lo descolocaron totalmente, no entendía porque Reichen escribiría algo así. ¿Sería que tuvo problemas en su nuevo hogar? Después de todo él ya tenía un nuevo hermano, quizás se refería a eso. Decidió no darle tanta importancia y prepararse para sus cosas.
Aquél día en la escuela las cosas estaban un poco fuera de lugar y se habían cancelado alguna de las clases. En eso se encontró a Reichen en el aula, era una fortuna para el rubio. Le sonrió como solía hacer mientras su hermano se acercaba a él. ¿Acaso le había pedido que lo deje salir y porfavor? ¿Por qué pensaría que tenía planeado retenerlo?. Aleksand dio un paso a un lado para dejarlo pasar.

-No tienes que preguntarlo. Por cierto, gracias por terminar de empacar todo. Supongo que comí demasiado como para caer dormido- Le decía con una sonrisa mientras lo observaba alejarse un paso del lugar de encuentro.

Lo volteó a ver directo a los ojos. Se quedó boquiabierto ante todo lo que había dicho Aleksand, su "Ya no hermano". Entró en un momento de confusión. ¿ En verdad no se había dado cuenta de nada? No podía enseñarle los moretones que le hizo. No era necesario, siendo que lo había dejado algo conmocionado, quizá quedaría de por vida.

- Por lo visto no te diste cuenta de lo que pasó contigo, ¿cierto? Te tengo más miedo que a Klaus, que es el mismo diablo. Casi me matas ese día, sin contar que también casi te mato. Deberías videograbar tus momentos así. - Dijo con la intención de irse, pero al mismo tiempo no quería hacerlo. Algo en Aleksand le provocaba quedarse, y alegrarse de que su hermano, o "Ya no hermano" estaba de vuelta. Al mismo tiempo, quería salir corriendo, ya no entendía que sucedía con él. Sin embargo, se reprimía sus ganas de decirle lo feliz que estaba de verlo de nuevo, y sin esa cosa manifestándose.

- Me hiciste elevarme por los aires, me diste una buena sacudida, y termine en el suelo golpeado. Tuve que lanzarte la nevera para que pudieras por lo menos dejarme escapar. Iba a lanzarte la puerta, pero vi que era inútil,así que me fui corriendo- Le dijo con mucho miedo, reviviendo ese dramático episodio. No era nada bueno lo que pasaba entre los dos.

- Ahora si me disculpas, yo... yo...- Titubeaba, demasiado para un hermano que quería alejarse, y no alejarse.

Un segundo...¿Que le tenía más miedo a él que a Klaus? ¿De qué rayos hablaba? De un segundo a otro sintió como si desde el mismísimo cielo le cayera un balde de agua helada. Reichen no podía referirse...no, la "Bestia" no. Así era como James había apodado a lo que residía en su interior y que nadie lograba comprender, ni él mismo. ¿Pero cómo? No tuvo indicio alguno, aquella noche estaba calmado, todo era perfecto, incluso estaba divirtiéndose con su amigo. ¿Por qué habría de pasarle eso? Su reacción inmediata fue de total preocupación, por Reichen y él mismo. ¿Había llegado el momento en que sus episodios se volvían más frecuentes y sin previo aviso?

-Ah...Y-yo...Esto- Era incapaz de articular palabra que tuviera sentido. Tampoco sabía como empezar a disculparse con su hermano. ¡Ahora todo tenía sentido! El mensaje, sus palabras de segundos antes, la frialdad en su tono. No podía culparlo, si aquello era como James y Reichen lo describían tenían suerte de estar vivos. Sólo que no podía creer que él mismo fuera peor que los monstruos que había jurado cazar.

Aleksand lo observó alejarse un poco hasta que un sentimiento de completa decisión llenó su rostro por completo. Aprovechó su paso rápido y adelantó a su hermano para bloquearle el camino. Le observaba serio, absolutamente decidido- No, yo no soy el que debe disculparme, sino tu a mí -extendió su mano que se juntaban en las muñecas hacia Reichen- Sé que no estoy en posición de pedir nada ,pero... Aprisioname, envíame lejos, entiérrame si es necesario. No puedo dejar que ello siga ocurriendo.

Cuando pensaba que podía alejarse de él, rápidamente, y con la agilidad de una gacela, Aleksand lo alcanzó, y lo detuvo, sosteniéndole la muñeca con la mano, tranquilamente. Reichen miró hacia abajo, hacia su muñeca. Sentía el calor de la mano de su hermano. No sabía como reaccionar a eso, mucho menos cómo debía ayudarlo. No había hechizo alguno, y si lo había, Reichen no lo sabía con certeza.

Con todo lo que había dicho Aleksand, había dejado en claro algo, y eso significaba que no quería pasar solo por eso nunca más. Por lo tanto, tomó una decisión. Miró a los ojos del chico, que eran claros, de disculpa, de sufrimiento, pena, pero sobretodo, esa mirada inocente que siempre lo caracterizaba. Accedió por fin a dar su brazo a torcer, no se alejaría para nada de la vida de Aleksand, aunque eso significara tener otra batalla con él. Ya estuvo a punto de vencerlo una vez, así que si volvía a fastidiarlo, le rompería la cara, de eso estaba seguro.

Puso las manos en los hombros de su hermano, y le habló con voz calmada y sincera:

- Perdón, tampoco quise decirte eso, es sólo que me da miedo todo esto. No soy una persona normal, ya lo que veo nunca lo seré. Pero por mi parte, puedo decirte que como lo prometí, jamás te abandonaría. Así que, descuida. No lo haré, pero tampoco puedo encerrarte o amarrar... - Se le ocurrió una idea que podía funcionar - No te puedo decir mi plan, pero sé de alguien que puede ayudarnos. Por lo pronto, dime. ¿ De verdad no recuerdas nada? Hasta me sometieron a juicio, además mencionaste algo de James y su magia oscura, y que yo era un egoísta, y hasta me dijo que... si valías la pena como para yo sacrificarme por tí, o algo así...

Nadie podía recriminarle a Reichen por sentir miedo. Él podía jactarse todo lo que quería de que no era normal, pero esa era la reacción que más se esperaría en una situación así. A Aleksand no le sorprendería si quería clavarle una estaca allí mismo, pero el hechicero se mostró mucho más comprensivo que lo que hubiese podido imaginar. Reichen era un verdadero amigo, un hermano y era afortunado de tenerlo. No sabía porque pero algo en sí podía asegurar que no volvería a lastimarlo, no lo merecía-

-Lo último que recuerdo es haber comido. Supuse que tanto trabajo y el estomago lleno me derrotó, ahora veo que no fue así. Pero..¿Me lanzaste la nevera? Eso explica porque no estaba por ningún lado - Extrañamente el alemán no tenía siquiera una magulladura de todo eso, estaba tan fresco como una lechuga , lo que era casi tan inexplicable como todo el suceso mismo. Reichen siguió hablando de juicios, magia oscura, sacrificios. No sonaba ni una campana en su mente ante todas las palabras - Bueno... es común que luego de cumplido un objetivo en mi trabajo se haga la idea de un juicio realizado, pero no puedo pensar nada relacionado con lo demás. Me tienes perdido en aquello, pero si como dices puedes encontrar alguna solución, estaré encantando de intentarlo.

Sus ojos seguían mostrandose suplicante y sumisos a Reichen, queria una solución pero no tenía idea siquiera cual era la raiz del problema.

Toda clase de resentimientos, aspectos negativos, y todo aquello que tuviera en contra de Aleksand, habían desaparecido en ese momento por arte de magia. El miedo se había desvanecido, dándole entrada a una paz y calma que necesitaba para enfrentar todo aquello. Las cosas podían mejorar, y era lógico que Aleksand necesitaba su ayuda, ademas de su amistad y apoyo. Decidió entonces que no lo iba a abandonar por ningún motivo.

- James y tú son mis mejores amigos. Tú eres especial para mí también. No puedo permitir que te pase nada tampoco. Sé lo mucho que debes estar sufriendo con esto. Tampoco es que quiera hacerte sentir culpable, pero, hay cosas que aun me asustan y no sé qué hacer al respecto. Hay demasiado que debo enfrentar, y ya no quiero hacerlo solo- Se hace a un lado y lo rodea con un brazo mientras caminan ambos - Te prometo que no te voy a lanzar neveras de ahora en adelante, lo que sí puedo prometerte es hacerte las infusiones. Solamente que hay que fijarnos exactamente en qué fecha cae el cuarto creciente. Pero,mientras tanto... aunque la gente diga cosas, quiero abrazar a mi hermano en este preciso momento.- Rió un poco y le revolvió los cabellos amistosamente a su hermano.

Estaba claro que había cosas que asustaban, incluyéndolo a él mismo. Aleksand no quería lastimar a sus amigos, mucho menos a James y Reichen que tanto habían hecho por su persona. Tampoco se perdonaría si le hacía algo a Meredith o Elena a causa de lo que era, prefería terminar muerto antes que algo así. Suspiró, intentando darse confianza al respecto. Había llegado hasta ahí completo, no podía caer ahora.

-Entonces dejemos eso de lado por ahora y a preocuparse por algo mas inminente como el examen de historia del profesor Saltzman- rió de inmediato puesto que esa era su especialidad. Como parte de los Pilares, la historia era una base primordial del conocimiento y Alaric sabía muy bien eso del chico Bright. Posiblemente ni se molestaba en mirar demasiado su examen al calificarlo- Perfecto, dudo que las neveras se vean bien como accesorio - comentó ampliando su sonrisa ante el agarre de Reichen. El rubio siempre se había imaginado que el sentimiento de camaradería sería algo así. Ahora podía comprobarlo realmente, con sus cabellos siendo alborotados por la mano del hechicero. El alemán no tardo en unirse al juego y revolver el cabello de su hermano, alejando un poco su cabeza con una sonrisa divertida- Hermanos, son hermanos. No necesitamos un certificado de sangre que lo pruebe. Quien diga algo lo invito a enfrentarme- Y allí estaba su lado natural, divertido y protector que siempre había tenido.