Te odio [James Cromwell]

Iba caminando por las calles del centro con James a su lado que lo veía de forma extraña. Si tenía que describir su día hasta ahora sería...Perfecto.
Esa mañana se había despertado con un dolor de cabeza suficiente para desmayar a tres personas, resultado de un enredo con las sabanas de su cama y el encuentro cercano de su cabeza con la mesa junto a ella. Tambaleándose llegó hasta el baño para encontrar que el agua solo salía a temperatura invierno polar o nada más. Acostumbrado al frío se animo a hacerlo. Grave error ya que volvería temblando hasta la habitación. Se estaba vistiendo cuando notó que su camisa favorita estaba rasgada y no lograba cerrar sus jeans ¿Había comido demasiado la noche anterior? Aquél pensamiento desperto su apetito por lo que bajo a buena velocidad luego de encontrar que ponerse. Tuvo suerte de no tropezar gracias a sus buenos reflejos, pero inevitablemente chocó contra una de las criadas al pie de la escalera. Su dolor de cabeza seguía en aumento y le ayudo a levantarse como pudo.

El desayuno estuvo algo agrio, posiblemente alguno de los alimentos había pasado su fecha de vencimiento. Llegó tarde a clases ese día, era incapaz de mantener la sincronía en sus prácticas por lo que inevitablemente Elena le fulminó con la mirada. No tenía forma de explicar que mal le sentaba aquella mirada. Cuando volvió a la casa le pidió a James que lo acompañase a comprar unas cosas, quizás su ayuda le levantaría el ánimo.
Irían caminando, por alguna razón Aleksand se negaba rotundamente a ir en algún tipo de vehículo. En su trayecto un pequeño perro se prendió de la pierna del rubio, un ave había hecho delas suyas en su hombro y tropezó con un escalón de la plaza comercial. Aleksand se levantó y se quedó de brazos cruzados con un temple de enfado hacia la nada. Como un niño haciendo berrinche al universo - James, quiero algo para comer-

Estaba seguro que James lo estaba intentando con toda sus fuerzas, pero no había forma de revertir la situación. Siquiera tenía la energías para explicarle eso. Claro indicio era que su sonrisa había desaparecido todo el día sin siquiera mostrar rastro de ella. Miraba cada tienda buscando algo que claramente no encontraba, y si el Cromwell le preguntaba al respecto, Aleksand se callaba por un buen par de minutos.

Cuando llegaron a la plazoleta de comida la escena se repitió, con el joven Bright indeciso ante tantas opciones. Decidió que el olfato lo guiase y fue hasta un puesto donde vendían toda clase de platos hechos con pollo, con James siguiéndolo atrás. Finalmente se había decidido y hecho el pedido a la encargada, quien amablemente le ofrecía otro platillo ante la falta de ingredientes para que lo que él había pedido. Con una mirada fulminante y refunfuñando se alejó de aquél lugar para pedir en otro nada más que una simple ensalada. Cualquiera que lo conociese lo suficiente sabía que algo así no le serviría ni de entrada al alemán. Comían al exterior, Aleksand ni se había preocupado en ver cuál había sido la orden de James. El cielo si apenas estaba estrellado y no había rastro de la luna. Completa oscuridad si no fuera por toda aquella luz artificial.

El rubio movía su tenedor en círculos por su plato, claramente aburrido sin animo de mucho más. Y aún sin quererlo el aire estaba algo tenso alrededor de él. Esta era una de las primeras situaciones en la que casi no cruzaba palabra con el hechicero, y esos dos siempre tenían algo para comentar. Los ojos de Aleksand se mostraban algo severos para no decir enojados.

Estaba terminando la ensalada. La cosa estaba pasada de sal y el aceite tenía demasiado gusto artificial. Un completo fiasco. Dejó caer su tenedor en el plato de manera muy sonora, denotando su descontento. Acto seguido James le preguntó que le pasaba. ¿Tenía que pasarle algo? ¿Por qué todo el mundo tenía esa manía de estar vigilandolo? ¡Por los cielos que no era un bebe al que tuvieran que estar cambiando los pañales!

-Quizás ocurre que solo no-tengo-hambre- Le dijo algo cortante y con una mirada punzante mientras se empujaba hacia atrás con los pies para alejarse un poco de la mesa y por lo tanto de James. Sabía que lo había invitado, pero más que ser una ayuda se estaba volviendo una carga. Creía que el Cromwell era capaz de entender el concepto de un poco de paz. Lo había sobrestimado. Aleksand puso sus manos en los bolsillos y miró hacia otro lado por unos minutos, creando un silencio incómodo.

Al rato se puso de pie y dio un paso- Voy por algún postre helado. Puedes venir, o perderte James - y su tono era tan hiriente como sus palabra sugerían. Había un par de niños jugando allí con una pelota mientras sus padres terminaban la cena. En un descuido el balón se les escapa y llega hasta los pies del rubio, quien se quedó mirándolo. Los niños se acercaron a Aleksand para buscar lo que era suyo con una sonrisa, esperando que el joven de gran tamaño se los devolviese. Como respuesta el alemán mando a volar aquella pelota de una patada, hasta la otra punta del centro y enseguida seguir su camino. Iba mirando el piso, nuevamente con sus manos en los bolsillos.

Lo que no se exteriorizaba era el sentimiento de vacío que su persona sentía. Como si algo le hubiese dado rienda suelta a una parte de él que ni su conciencia soportaba. Insoportable y aún así clave en su juego, pero eso todavía quedaba verse. Por su parte James lo seguía de cerca, y eso que poca atención le estaba dando el rubio a su acompañante. Aleksand comenzó a tararear una canción que luego fue reemplazada por la letra particularmente dicha. Estaba en el lenguaje más comunmente utilizado para la magia.

Lux, Umbra
Vita,Mors
Concordia, Chaos

In palma Creatoris,
Proelium aeternum prodit.
Creare rem Ultimam
Deletrix Omnium

Siquiera tenía idea de donde surgía esa canción o si alguna vez la había oído en la radio, sólo sentía la necesidad de soltar aquello, provocando cierto alivio en su interior. Incluso lo había hecho sonreír pero no en su manera típica. Aleksand sonreía con cierta divertida malicia- Anímate James y acepta el caos. Al final todo se reduce a eso- Esta vez compró un helado a la primera ¿Acaso las cosas iban mejorando? Con su pedido, el rubio buscó donde poder ubicarse y saborear su postre. El limón más ácido que jamás haya probado.

Apenas si había tomado cuarto del postre que su rostro de repugnancia lo decía todo. Sin mucho más el Bright lo arrojó al suelo para luego pisarlo sin importar que la suela de su calzado se impregnara en el mismo- Menudo asco, y fiasco del personal que hace esta cosa ¿Acaso quieren matarme?- soltó indignado lanzando una mirada de odio al local culpándolos por todo mal. Incluso llego a imaginarse el lugar prenderse en llamas. - Me voy de aquí-