Magia, Secretos y la Luna [James Cromwell]

Y así sería. Si bien sentía ansias de hablar del tema con James el chico tenía razón, no podía discutirse en el medio de la carretera, con docenas de oídos y quien sabe que otras cosas oyéndolos. Caminó junto a él, hablando de cosas mas triviales y sin olvidar en ningún momento nombrar el sucio aspecto que Aleksand tenía ahora. Pocos minutos le quedaban al Cromwell para seguir bromeando respecto a ello.

De alguna manera tampoco podía creer que se quedaría en aquella enorme mansión. El pensamiento le había venido a la mente al ver la fachada externa de la casa. Al instante supo recordar lo que le esperaba dentro, y eso que no había visitado más que el veinte porciento del hogar Cromwell en su primera visita.
Dejó que James lo guiase, sorpresa para el rubio encontrar que sus criados ya lo estaban esperando en el recibidor. Tan rápido como cruzó el linde de la puerta lo llevaron hasta una habitación ¿O era una casa dentro de una casa? Nunca había visto algo así con sus propios ojos eso seguro. Uno de sus acompañantes le indicó donde le esperaba un baño de agua caliente- ¿Puedes decirle a James que me espere aquí? Tengo el presentimiento de que me perderé si le busco luego- le pidió a la criada y luego se lanzó al baño sin mirar atrás. Aunque le gustaba el agua fría, aquel baño le sentó de maravilla. Se tomó su tiempo en dejar que los rastros del estrés desapareciesen, sin mencionar la tierra y hojas. Al terminar se vio frente al espejo, era un chico nuevo. No pudo evitar reír , pero poco le duró al ver su espalda. Aquél extraño símbolo se había marcado nuevamente en su piel en un tono más suave que su bronceado natural. No tenia ni idea de la mitad de los arcanos y símbolos geométricos que circundaban, encerraban y enmarcaban aquella luna creciente. Cubrió su cintura con la toalla y abandono aquél baño. James ya lo esperaba en la habitación.

Cerró la puerta del baño tras de si sin llegar a darle la espalda a James, no quería que supiera de la marca hasta tener una mejor idea de lo que había pasado en las montañas. Dejó que el peso de su espalda cayese sobre la puerta detras suyo y finalmente le habló- Supongo que ahora sí soy una persona normal -sonrió y señalo un montón de ropa sobre la cama- ¿Me la alcanzas? - le pidió por último- Y supongo querrás darte la vuelta mientras me cambio, pero estaré encantado de oir lo que no quisiste decir allí fuera. ¿Has traído el whisky?

Cuando James le volvió a mirar llevaba puesto solo los pantalones y tenía su camisa en la mano-No cantemos victoria. Aún no he comido - le dijo riendo junto al Cromwell. Aleksand no entendía como James podía mantener aquél porte de señor inglés tanto tiempo y dada su edad. De hecho, se podía decir que hasta lo intrigaba de sobremanera y que se estaba haciendo la idea de que podría mejorar su porte diplomático conjunto al otro chico. Con cada día que pasaban cerca, más se complementaban entre ambos.

El es la clave. Esas palabras resonaron en eco en su mente, haciendo que se perdiese un momento de la conversación y se abstrajera del lugar. Apenas había podido captar la noción de lo que hablaba el Cromwell. Ah si, bebidas- Procuraré comer antes de beber o terminaré en un estado peor que hace cuestión de horas - le volvió a observar, y estaba siendo directo solamente por el hecho de querer alivianar la carga que había puesto sobre los hombros de su amigo.

Se despegó de la puerta pero aún sin darle la espalda- ¿Una bestia? - la pregunta parecía más hacia él mismo que al propio James- Veamos, tengo recuerdos de casi todo lo que pasó allí. El árbol, el fuego, pedirte que te fueras. Luego lo encuentro difícil, es como si fueran fragmentos sin catalogar dentro de mi mente, perdidos en rincones abandonados. Difíciles de acceder- Resultaba gracioso pensar que el cazador consideraba su propia mente como una especie de archivador, pero era lo que más fácil se le hacia para establecer como modelo mental- Lo único que puedo decirte es que, según escuché como rumor, mis ojos eran de ese "color" en el momento justo que nací-

Su mirada se desvió hacia la puerta.Estaba cerrada. No sabía que tanto bien hacía con mostrarle ello a James, pero era su única opción para intentar encontrar respuestas- Eso y otra particularidad que no he tenido el gusto de decirte- Se acercó mucho más a él, estaba seguro que querría examinarlo de cerca- Normalmente solo aparecería cuando intento darle forma a mi...magia si así vamos a llamarla, y se iría tan rápido como llegase. Pero... - se dio la vuelta para mostrar su espalda a James, y allí estaba la marca tal cual la había visto hacía momentos en el espejo - Aún sigue allí ¿Crees que puedes sacar algo de esto? - terminó de preguntarle con sinceridad. El chico a estas alturas solo quería respuestas sin importar que tan duras fuesen.

De inmediato recordó algo importante, aunque ignoraba si tenia que ver con algo de lo que le pasaba- James, necesito algo de mi apartamento. Pero, si vas a enviar a alguien a recogerle -porque estoy seguro que no me dejarás salir- que sea de suma confianza, y ningún vampiro por favor. Probablemente sea mejor que sepa de tu naturaleza y... que le gusten los perros grandes - le dijo lo último con una sonrisa de oreja a oreja - Es una espada , por cierto.

Si no fuera porque estaba tan acostumbrado a ser evaluado como parte de los Pilares en aquél momento se sentiría cual conejillo de indias. El joven Cromwell se había quedado observándolo una infinidad de tiempo o eso le supo parecer. Su silencio fue mucho más duro que cualquiera de las explicaciones que le pudiese dar al respecto. Su magia no tenía control, de eso estaba seguro... y cuando él mismo perdió el control su magia comenzó a canalizarse eficientemente ¿Tenía algo de ello sentido? En su mente, no.

Observó como los libros flotaban alrededor ¿Podía traer un objeto desde tan lejos? Aquellas cosas parecían tan antiquísimas que le dio cierta preocupación de que se fueran a estropear por su culpa, aunque suponía muy bien que el joven Cromwell sabía lo que hacía. James seguía sin articular palabra, como si aquél símbolo que le mostró le hubiese incapacitado el habla y a la vez cualquier tipo de movimiento. Tuvo que girarse para cerciorarse de que el otro chico esta bien. Lo estaba, o al menos a simple vista. Sin darle tiempo a hablar, el hechicero le enseñó una especie de tatuaje muy similar en naturaleza al que llevaba él en su propia espalda. Al verlo con detenimiento sintió la necesidad imperiosa de estudiarlo, inspeccionarlo, y con cada vistazo era como si aquél sello cobraba vida. Aleksand, podía visualizarlo como si fuera un sortilegio mecánico engarzado al cuerpo de James. Un accesorio en su amigo.

Su mano se movió involuntariamente, o eso le pareció, hasta el antebrazo del Cromwell. Cuando lo tocó, aquél desequilibrio pareció cambiar en un sentido inverso. No pudo dar nota de si había sido así puesto que la entropía del momento lo había repelido, expulsándolo con fuerza hasta la pared que tenía detrás. Su sello pareció emitir cierta luz.

Estaba lleno de ansiedad y tuvo que inspirar profundamente para no arrojarse a desgarrar aquellas marcas. Sus ojos se alternaban entre cada una de las que eran visibles, e incluso en las que no. Era como si James tuviese un parásito encima y él quería... más bien debía encargarse de quitarlo. Para algo era su amigo¿ no?

La voz del chico lo volvió a la realidad como un balde de agua fría. Y no se le ocurrió mejor idea que volver a ponerse la camisa - Ti-tienes razón, con un buen fuego cerca y un par de copas algo podremos concluir. Pero...¿No hay nada que puedas decirme ya? ¿Este símbolo no te ha dicho nada? ¿ Sabes del tuyo como para poder interpolar? ¿Por qué tu tienes uno?-continuó sin callarse una seguidilla de preguntas relacionadas a lo que el Cromwell no había dicho hasta el momento. Cuando se dio cuenta de ello cerró la boca para dejarlo hablar.

Daba vueltas en la habitación como desquiciado, su mente intentando comprender que era lo que pasaba allí. Ahora no solo en él sino en su amigo- Si es tanto problema puedo ir simplemente a buscarla yo. ¿Es seguro que hagas algo así? ¿No estarías alterando cierto equilibrio si lo intentas? -volvía el bombardeo de preguntas que reflejaban con exactitud los pensamientos y dilemas internos del joven Bright en fin a su entorno.

James lo había sacado de la habitación y le estaba dando una vuelta por la casa, o esa era su impresión. Por más que estaba aprovechando el viaje para hacer un mapa mental de la mansión, los pasillos parecían hacerse cada vez mas largos e intrínsecos. Luego debería preguntarle si la arquitectura de la casa era así por alguna razón en especial.

La sala a la que habían ingresado mantenía la majestuosidad de la mansión e incluso la acentuaba si eso era posible. La hospitalidad con la que había sido recibido le hizo sentir cierta tibieza dentro de su pecho. Jamás en sus diecisiete años había tenido esa atención y todo se lo debía al Cromwell. Le sonrió involuntariamente, pues aquél signo salia de su propio corazón. Lo siguiente que hizo fue observar aquél sillón con total incredulidad, lo quería, y lo quería para él. Tenía ese color que tanto lo atraía y llamaba como una especie de imán.

Tomó asiento ante la indicación de James, la sonrisa en su rostro indicaba que estaba a gusto con el lugar que le había tocado y todo el preparado que había allí. Pero en cuanto empezó a hablar era otra vez cuestionamiento- Debo preguntar...¿Es necesario hacer todo con magia? Digo...¿No hay alguna especie de límite para los atajos que uno puede tomar usándola?-Eso le atormentaba desde la primera vez que lo había visto hacer levitar los libros en la mansión pero no existía la suficiente confianza en el momento para hacerle esa pregunta. Ahora sí.

Se encontraba bebiendo de su vaso cuando todos los criados entraron al lugar, le resultó incluso un poco intimidante. No sabía si las medidas que estaba tomando James eran algo extremas pero confiaría en la capacidad del joven inglés en esas decisiones y después de todo, era su casa -Adelan-- No terminó de decir la frase que el hechicero ya había recitado el hechizo. Así como lo había comenzado lo finalizo al instante para utilizar un segundo conjuro. De nuevo, confiaría en las palabras de James de que todo estaría bien y volvió a beber de su vaso.

Ahora el Cromwell se había acomodado para decirle lo que sabía, lo que tenia a Aleksand completamente atento. Allí estaba su sello nuevamente y por alguna misteriosa razón -demasiadas para estas alturas- le molestaba la mera visión del mismo. Decidió ignorar aquella sensación como pudo y escuchar la explicación que le tenían preparada. Cuando James terminó de hablar, el cazador suspiró profundamente. Se le podía notar inquieto e impaciente pero no se quedaría callado esta vez- Siento si sueno algo...menospreciante. Pero James, fui entrenado para hablar casi cualquier idioma de nuestro mundo moderno y el antiguo. Sabía del significado de esos símbolos, y es claramente identificable la diferencia entre nuestras marcas pero es no me dice nada. ¿Por qué esa estructura?¿Qué hay con la simbolismo? ¿Por qué rayos tengo esto en la espalda y tu en tantas partes? -respiro profundo con una bocanada grande de aire y luego terminó su primer vaso. Ha decir verdad el alcohol lo estaba manteniendo un poco a raya, y como todo alemán sabía disfrutarlo.

La aparición de aquella criatura hubiese asustado a cualquiera, incluso al más valiente. Pero la visión de aquel lobo tenía el efecto contrario en el joven cazador. Le tranquilizó verlo, a él y su espada, recibiendo a ambos con una sonrisa. Entre todo ello había pronunciado una palabra en un lenguaje tan antiguo que era imposible de representar en caracteres actuales, sería el nombre original del lobo, aunque claro tenía su propio nombre moderno.

Aquella criatura había dejado que el dueño de la casa lo recibiese para luego ubicarse en el lado izquierdo de quien sería su "amo", sin soltar ningún momento aquella alforja que llevaba en fauces - No sabía que podía hacer eso- le observó a James mientras se servía un segundo vaso y daba el primer trago -bastante útil, si lo puedo decir. Bien hecho - El rubio acariciaba el pelaje de la cabeza del can con total naturalidad sonriendole como si se tratara de cualquier perro normal.

-¿No puedes encontrar algo en tus libros que explique porque esto? - Había vuelto a centrarse en tema, tomando el colgante en forma de luna creciente que llevaba sobre su cuello, levantándolo en el aire con un mano. Con la otra ya había dado un segundo sorbo al whisky.

No le quitó los ojos de encima a James en ningún momento y comenzaba a sentirse exasperado ante la falta de respuestas concretas. El chico le había dicho que hablarían dentro. Ahora estaban allí solos y lo único que estaba consiguiendo eran más incógnitas. Si tuviera a algún vampiro cerca posiblemente lo estaría usando de bolsa de boxeo en estos momentos, pero debía controlarse. De hecho no solía comportarse así ¿Qué le pasaba? Escuchó la rotación y el choque del hielo en su vaso y dio otro gran sorbo al líquido que contenía . ¡Por todo lo sagrado en este mundo! ¿De donde había conseguido esa exquisitez? Sonrió para si mismo ante aquél sabor tan único. El alemán había comenzado a beber aquello como si de agua se tratara.

Le sorprendió -y extrañó- la explicación de James acerca de la magia. Hasta ese preciso momento Aleksand creía que había mucha limitaciones en su uso, incluso para objetivos pequeños como lo era mover un objeto. Se quedo más de un minuto pensando en ello, entendiendo que había mucho más para aprender que lo que él mismo consideró desde un principio- Muy bien, entiendo esa parte, las repercusiones solo llegan con hechizos de gran fuerza, lo mantendré en cuenta. Aunque siendo sincero no conozco ningún hechizo ¿Por qué no se ningún hechizo , James? ¡Prometiste enseñarme! - Observó lo que James. Aquella marca que tanto le molestaba ¿Por qué no se la quitaba? El Cromwell era un gran brujo, o eso le pareció desde un principio. El sello del hechicero se movía y James no parecía enterarse de nada ¿Era eso lo normal para él?- Eso quiere decir que si empiezo a usar magia, ya no puedo dejarla ¿Verdad? -Enserio James aquella cosa no deja de moverse. Dijo a si mismo sin poder apartar de su mente aquél símbolo en el antebrazo del Cromwell.

El cazador se puso de pie de repente, como si fuera a cargar contra algo. Se acercó a James con un rostro de completa seguridad, autoestima y confianza en si mismo colocando su mano sobre el hombro del chico- No te preocupes amigo, sé que encontraremos alguna manera de ayudarte. Ayudarnos. Ayudar al mundo, pues ese es el camino de un Guardián. Después de todo para eso me entrenaron...me entrené. Nací -sonreía de oreja a oreja, mostrando sus brillantes dientes. Por el momento su compañero lobuno no pareció reaccionar ante la particular forma de actuar del joven Bright.

-Gracias por confiar en mi querido amigo. Encontrarás que se guardar muy bien los secretos. ¡Oh, y soy a prueba de torturas! -ahora reía levemente mientras volvía para tomar otro sorbo de su bebida y sentarse. Ante la última idea el rubio pareció ilusionarse, como si hubiesen descubierto la mismísima piedra filosofal o incluso mejor. Observó con detalle los libros que tenía en su regazo, le gustaban las letras- Nunca entendí porque no vienen con dibujitos explicativos. ¿Acaso los académicos no entienden que así las cosas son más fáciles de entender? No es que me cueste, pero hombre... -dejo escapar un suspiro y se preguntó a si mismo porque le picaba tanto la garganta y no podía saciar su sed. Nuevamente le dio un gran trago al whisky- Vamos James, es obvio que son sellos. ¿Cuanta oscuridad tienes retenida allí? Quizás deberías dejarla salir, le podría propinar unos buenos puñetazos hasta hacerla desaparecer - le dijo soltando algunos al aire, incluso retándolo a hacerlo- Puede que esté sellado pero aún puedo pelear. Tengo a Argetlahm conmigo - le dijo señalando hacia su lado con el dedo pulgar para luego tomar la espada y desenfundarla. Fue un momento, pero ambos habían sentido una especie de pulso en el momento que el muchacho desenvainó. La maestría con la que estaba hecha aquella arma era innegable y nadie hoy en día sería capaz de replicar algo así.

Sus ojos azules seguían a James en todo momento. Tampoco es que hubiera algo más que seguir con la mirada. Bueno...estaban las palabras en aquellos libros pero le resultaban tan simples y sosas que las estaba ignorando completamente. De repente había sacado un par de pequeños cuchillos de...¿Sus bolsillos? ¿Cómo era posible si se había cambiado justo frente a James? Sonreía divertido mientras hacia malabares con ellos, de hecho no eran mucho mas grandes que sus dedos.

-Tanto como yo prometí enseñarte a usar estos - le comentó mientras mantenía a tres cuchillos en el aire simultáneamente para luego seguir haciendo malabares sin problema. Luego de una última ronda los dejo sobre la mesa donde estaba el whisky para seguidamente volver a servirse un vaso- ¿Por qué habría de saber para que me entrenaron los Pilares? Ya has visto lo raro que soy. De hecho, estoy bastante seguro que soy algo así como el chico defectuoso. ¿Qué clase de cazadores querrían a uno que solo se dedica a cuidar de una chica adolescente? Se suponía que sería parte de las Puertas de-- El chico no podía pronunciar aquello sin inundarse a si mismo de sentimientos que ahora no estaba dispuestos a albergar.

Volvió a sumergirse en los libros y con cada página que pasaba podia notarse como su exaspero al respecto seguía en aumento - Que mover la mano así,que decir eso asa.Venga que no es tan difícil transportar algo - Su compañero espiritual estaba a punto de hacer caso a las palabras de James, no por que entendiese su punto de vista sino porque no había necesidad de la espada allí, pero sorpresa cuando esta voló directamente hasta la mano de Aleksand. En la otra aún mantenía el libro- ¿Ves? Las personas simplemente se complican demasiado la existencia con este tipo de cosas - Hizo un par de movimientos rapidos con su espada y la devolvió a su compañero quien dejó la habitación a trote lento, pero seguro.

-Muy bien, charlemos -dijo trazando círculos con su dedo en el aire mientras el vaso a su lado simulaba el mismo movimiento, permitiendo que el hielo enfriase la bebida - La cuestión esta en qué hablar, James Cromwell - el chico sonreía y luego le daba un nuevo trago a su vaso. Tenía cierto aire misterioso como de costumbre, pero esta vez rozaba la peligrosidad.

James no dejaba de mirarlo, pero por alguna extraña razón eso no le estaba resultando incómodo. Por su parte se preocupaba en seguir pensando, leer los libros que tenía consigo y tomar un trago cada tanto -tanto más bien seguido. No es que sintiese que él mismo estaba manejando el afluente de magia, sino más bien parecía que el propio Poder estaba actuando de acuerdo a su voluntad.

Nunca en toda su vida dentro de los Pilares el joven Aleksand había sido entrenado para usar su magia, por lo contrario sus compañeros lo usaban todo el tiempo como fuente de canalización en las practicas. Principalmente Ryckard quien era un hechicero y tan cazador como el mismo. Su otro yo en aquél dúo, en eso le recordaba mucho a James. Siguió pasando las páginas sin encontrar nada relevante, y dejó salir un suspiro que indicaba que allí no había nada que se refiera a sus problemas.

Cansado de ello se dedicó a mirar como el Cromwell hacia su magia, las botellas volaban de un lado a otro para luego depositarse por si solas sobre la mesa sin un mínimo desperfecto. La magia no es solo decir las palabras correctas y un movimiento de manos. Manipular esa cantidad de objetos de distintos tamaños , pesos y formas requería de una agudeza y destreza mental que solo los privilegiados con el Don tenían.

Los minutos pasaban y el alemán seguía vaciando vaso tras vaso de lo que fuera que tenía mano pero por alguna razón evitó la cerveza. Estaba demasiado acostumbrado a ella, casi tanto que le había perdido el gusto. Vamos que en Alemania es más fácil conseguir una botella de cerveza que agua. Lo siguiente que hizo fue entonar una canción para niños, de esas que iban acompañadas de algún juego y se acercó a la ventana con vaso en mano para poder oír aquellas campanadas. Marcaban las ocho, para esta época del año eso significaba noche.

Estaba de espaldas a James con sus manos unidas detrás y a la vista del hechicero. Sus ojos miraban el exterior como si todo allí fuera nuevo y extraño o una reminiscencia de algo pasado. Aleksand finalmente rompió el silencio- De hecho hay mucho para discutir, pero todo a su tiempo - dijo mientras daba un trago a su bebida ¿Cuánto había bebido ya? Demasiado para un breve lapso en el cual la persona común ya hubiese caído tumbada al piso. Pero allí estaba él, de pie por su propia fuerza y mirando por una ventana de una mansión en el pueblo de Mystic Falls. Le pareció casi irreal, conjunto al sonido de las campanas que era acompañado por el ruido del movimiento de metal contra metal- Luna llena. Dicen que la noche esconde cosas terribles y que la mayoría de los corazones son devorados por la oscuridad. Pero yo no le temo. ¿Deberías tu de temer? Estas buscando respuestas donde muy pocos se atreverían. Espero puedas ver del otro lado o la muerte estará esperando.

Giro a cuarenta y cinco grados para ir hasta la mesa de licores sin fijarse en James ni un momento. El Cromwell debía pensar, y pensarlo bien. Sabía que el chico se había referido a los licores o algún bocadillo pero Aleksand lo tomaría su conveniencia- ¿Puedo pedir cualquier cosa? ¿Lo que sea? - Le preguntó en un tono divertido incluso reía levemente. Tenía que otorgarle que el chico lo intentaba con fervor y se lo recompensaría a su manera. Muy a su enigmática manera.

Sin previo aviso el sillón de James se propulsó en el aire con él aún encima y en un instante era como si ese objeto se hubiese congelado allí, perdido en el tiempo. La iluminación de la casa pareció decaer. No...las luces eran ahora antorchas, las pintorescas paredes no más que viejos ladrillos y la sala ahora era circular con siete sillas dispuestas en un triángulo. La mera visión de ello hubiese dado un buen susto a cualquiera, James podía observar desde lo alto que Aleksand estaba en el centro de aquella figura rodeado por siete personas encapuchadas cuya única distinción era su color de cabello.

-Los Siete Pilares una organización tan antigua como la oscuridad misma.Su único objetivo es destruir cualquier clase de adefesio de la naturaleza, sin importar el medio -remarcó las últimas palabras- Por esto también los encontrarás como los exiliados, los que nadie quiso, quiere o querrá. Han entrenado personas desde que la humanidad tiene memoria, aunque nadie lo recuerde. Siempre observando ... esperando el momento.- Bruscamente James salió volando conjunto al mueble hasta el otro lado de la sala- Debo advertirte que si pones un pie cerca de ellos ya no podrás salir. Existen Puertas, James, y una vez que eliges una ya no hay vuelta atrás ¿Es eso lo que quieres para ti?-volvió a reír levemente- O quizás ya te has metido hasta la cabeza. Tengo que decirlo ¿Emborracharme? No es una muy buena idea, más siendo que me estas obligando a actuar en contra de mi voluntad. Lo siento pero tengo que enseñarte esa lección.

Sabía, y muy bien, hasta casi poder saborearlo que aquellas marcas en el cuerpo de James arderían hasta hacerle gritar. El hecho de que el sillón fuera abruptamente de una punta a la otra de la habitación no ayudaba nada. Cuando lo consideró suficiente, este finalmente cayó en un golpe seco frente a Aleksand- Un poco conveniente que tu sello se haya hecho bajo mi jurisdicción. Ahora tienes dos opciones, preguntas y pagas el precio, o me noqueas y todo será como si no pasó nada. Estoy seguro que no me quieres aquí tanto como yo no deseo estarlo, y con eso ya he dicho suficiente o debería empezar a doler - Por fin lo miraba. Y era con aquellos mismos ojos plateados que en las montañas

El rubio estaba muy seguro de como actuar en esa situación. La ira en los ojos de James, la incertidumbre y amenazas de su voz eran tal cual estaba esperando. Nunca había tenido contacto con esa parte del Cromwell pero Aleksand demostraba ser capaz de mantener ese temple adquirido sin importar las palabras que le lanzase. Si era posible, sus ojos danzaban con un brillo argento como si estuviera divirtiéndose a su costa. Un poco más y todo volvería a como antes.

Dejó que su amigo (si aún pueden considerarse ambos las mismas personas) se expresase a gusto y placer. Aprovechaba el momento para analizar más de lo que existía en lo profundo del hechicero. Lo que se reflejaba ahora en sus ojos con tanta fuerza. No negaría que era divertido pero no permitiría que se extendiese demasiado. La mansión no era el momento ni el lugar. Tenía mucho que conocer, no tiraría la toalla al primer obstáculo en su paso, nunca lo hizo y no comenzaría ahora. Su principal característica era continuar a pesar de todo pronóstico. Jamás rendirse. Sonrió con amplitud, incitándolo a más.

- Tu mente aún no es capaz de considerar un panorama mayor. Hay otras fuerzas además de tu, yo o todo este pequeño poblado de Virginia. No te equivoques James Cromwell, si estas vivo es porque no veo necesidad de matarte. Si eres útil o no queda en mi juzgarlo. Un consejo, que el peso que carga tu vida mortal sea el que puedas llevar ni más, ni menos- Volvió a reir sonoro ante lo dicho por el otro chico. Existía en él aquel bizarro sentido del humor- Que irónico, puesto que más los uses, más oportunidades me darás de mostrarte tu equivocación. Considera mejor tus acciones antes de emprenderlas o podrías llevarte otra sorpresa -se encogió levemente de hombros- De igual manera, no hay nada que puedas saber o tomar de mí. Yo no sé nada, te invito a intentarlo por fuerza y voluntad el resultado será el mismo, y con esa actitud puedo asegurarte que no te gustará -

Cerró los ojos para esperar aquél golpe ¿Se lo merecía? Quizás si, quizás no realmente no le importaba, pero allí estaba el mecanismo. No había querido eso desde un principio y para su suerte el Cromwell se había cansado y exasperado de su persona a la primera. Ah, la dulce oscuridad envolvente. Cadenas que volvían a su lugar en una estructura perfectamente construida. Ambos pasaron un par de minutos sentados allí sin mover un músculo, hasta que finalmente Aleksand encontró la fuerza para abrir sus parpados. Le pesaban como jamás antes, le dolía el cuerpo y...- Mi cabeza...mi cabeza...- aferraba su mano al flequillo rubio intentando eliminar aquél dolor punzante cuando se dio cuenta de la cantidad de botellas vacías a su alrededor. Había tomado en exceso y esa era su recompensa, una resaca de dimensiones extravagantes. Como pudo se gateó hasta James para tirar de su ropa, quería asegurarse que al menos estuviese consiente. Si bien nunca antes experimentó los efectos del alcohol, había leído acerca de ellos. Con suerte James solo estaría dormido y despertaría igual que él- Eh, James...que necesito tu ayuda para averiguar que camión me ha pasado por encima - costosamente llegó a reir, su estado era algo deplorable ahora.

Los colores de la habitación parecían bailar creando patrones extraños pero hermosos que su cabeza estaba interpretando como si fuera un sueño. La voz del Cromwell se le hacía extraña, demasiado aguda. Como un taladro dentro de su cabeza que no le daba respiro. Cielos, que alguien lo calle, el hombre era peor que una tortura- Por Dios James ¡Encierrame de nuevo con mi sangre fluyendo al exterior lenta y agotadoramente, pero no hables! - Soltó una de sus experiencias pasadas sin siquiera pensar al respecto, de hecho intentar hacerlo era tan malo como oír a su amigo.

Encontró algo de paz al descansar su cabeza en el regazo de James, pero aún podía sentirse dentro de un lavarropas, o esa era la explicación más cercana que encontró a lo que sentía. Aún intentaba aclarar que camión le había pasado por encima para encontrarse en ese estado. Estuvo medio muerto muchas veces en el pasado, pero ninguna le sentó tan mal como la situación actual. Recordar era un lujo que no podía darse en el momento. Al intentarlo todos aquellos símbolos de los libros, letras y palabras se mezclaban en un sin sentido- Pues no sé como piensas llegar a la habitación ¿Por qué tenías que tener una casa con pasillos infinitos? Posiblemente me pierda de camino-suspiró con gravedad- James, solo veo símbolos raros si intento buscar en mi mente, no entiendo absolutamente nada en este momento y si me preguntas cuanto es dos más dos te contestaré que puedo romper tu sello - cerró los ojos agotado. ¿Qué había dicho? ¡Fantastico! No podía volver siquiera un segundo atrás. Lo que sea que hayas hecho Aleksand fue fenomenal. Menudo chico inconsciente. Si cualquiera de sus compañeros lo viera ahora estarían riéndose de él, en especial Ryc y Alexia. Muy en especial la última quien se dispondría a brincar sobre su cuerpo por el placer de escucharlo quejarse.

Intentó arrastrarse, dejando la comodidad de las piernas de James, quería algo frío. Se sentía acalorado, pesado y con la cabeza a punto de estallar. Lo que reventó fue una de las botellas ante aquél pensamiento del rubio. Por suerte ningún fragmento de vidrio alcanzo al dúo de jóvenes.

Sentía que volaba porque estaba seguro que no estaba haciendo fuerza alguna con sus piernas. Cada intento de darles una orden se traducía en un cosquilleo que le hacía reír sin parar así que luego de un par de veces sencillamente dejo de intentarlo. El esfuerzo requerido para hablar le hacía sentir que desgarraba sus cuerdas vocales y como James se mantenía en silencio tampoco quiso presionar.

Seguía en su mundo imaginario. Solo faltaban los unicornios y estaba listo. Su cabeza era peor que la de una niña de diez años. Estaba caminando en una especie de bosque con James a su lado. Solo que su amigo era mucho más joven como había visto en alguna de las fotos en la casa. Lo llevaba de la mano y parecía guiarlo por el terreno aún siendo el más pequeño. Estuvieron así por un tiempo, saltando grandes ramas y evitando pozos. La copa de los arboles impedía saber si era de día o de noche, siquiera podía enterarse si existía un cielo allí. Su camino se vio interrumpido por otras dos figuras de la edad de James. ¿Ryckard y Alexia? Ambos se mostraban obstinados a dejarlos pasar. El Cromwell de repente se mostró oscuro, como si su silueta fuera una sombra y sus brazos se extendíeron hasta ellos dos para apartarlos hasta golpear los arboles a sus lados.

Detrás se podía apreciar una especie de claro con un lago apenas visible entre tanta oscuridad, lo delataba el tenue brillo de una mujer que estaba sentada a sus orillas. Su cabello del azul del lapislázuli, su piel de un hermoso blanco y ojos tan profundos como el mar. Una belleza perfecta que acariciaba aquellas aguas oscuras. James había vuelto a ser un niño con facciones reconocibles.
-Lo siento pero no puedes pasar más de aquí- le dijo la mujer al niño con una sonrisa maternal y este ya no podía moverse. Por el contrario Aleksand se acercó hasta ella arrodillándose para tomar la misma altura que aquél ser - Es mi amigo - Su voz había sonado en el sueño como en la mansión.

-Su oscuridad no puede traspasar este lugar, solo podrá alcanzarte cuando se desarraigue de ella- fue la respuesta que recibió - ¿Eso significa que estaré solo hasta entonces? - su propia voz volvió a preguntar con un tono símil inocencia. La mujer ahora acariciaba su cabello -Tu nunca estas solo querido amigo, yo te protejo. Tu me salvaste y hasta que encuentres lo que buscas no te dejare. Espada y escudo ¿Recuerdas? -El rubio negó con la cabeza, no tenía idea de que le hablaba pero la chica de cabello azul sonreía - Ese es un buen signo. Quédate con tus amigos, aprende lo que nosotros no. Álzate más que ninguno. Pero debes apresurarte pues otros ya te buscan-

La imagen se rompió y se encontró aplastando a James con todo su peso. Gran parte del dolor se había ido, aunque aun estaba algo mareado por lo que esta vez le ayudo a levantarse - Las habitaciones no deberían estar mucho más lejos- le dijo bromeando mientras continuaban el camino.