El poder de tres de nuevo reunido [Alek - Reichen]

James parecía un correcaminos aquél día con la noticia del regreso de Reichen. El rubio se lo atribuyó a que estaría contento por esa razón pero la idea de un ritual, la Luna y esas cosas no le daban buena espina. Cuando decidió que había pasado demasiado tiempo entre los papeles sin llegar a buen puerto dejó su habitación sin olvidar de Argetlham, el artefacto que había recuperado junto a Meredith y que casi le había costado la vida. En la entrada Garm se le unió al trote, era completamente cierto que no dejaría su lado. Puede que le tomase un poco de tiempo llegar hasta el lugar de reunión, después de todo iba a pie como de costumbre. Esperaba que Reichen recibiese el mensaje y también los encontrara allí.

El pueblo era tan pacífico a la vista, era increíble como la gente de allí vivía engañada. Con los monstruos de sus pesadillas a la vuelta de cada esquina, pero también estaban quienes se privaban de sus noches de sueño para asegurar su bienestar. Como harían ellos en cuestión de horas. No había hecho muchas preguntas porque James y Reichen serían los expertos en el asunto. El cazador se hacía la idea de que él solo estaba para protegerlos y ser una bateria de magia para ambos, idea que se le había inculcado desde el primer día con los Pilares.

Sus ojos dilucidaron la silueta de James, parecía que era el segundo a menos que Reichen le saltara por encima desde un árbol. Recordando su primer encuentro no le resultó tan descabellado. La espada de plata dio un gran resplandor con el último rayo de sol que alcanzaba el bosque. Le sonrió a su amigo, verlo allí preparado le recordó cuanto le debía - Los Bright presentándose para servicio - dijo frenando cerca de James y acariciando la cabeza de Garm con una sonrisa.

Despues de haber tenido un día algo cansado, decidió que era momento de pasar tiempo con su nueva familia. Su nuevo hermano mayor Vincent, y él, pasaron tiempo juntos en el patio jugando algo de baloncesto. Reichen siempre fue malo para los deportes, pero Vincent le tenía mucha paciencia. Estaba feliz esa tarde. Todo tenía un nuevo aire de normalidad, aunque no podía engañarse a sí mismo. Esa familia lo había acogido con mucho amor, y aunque extrañaba mucho a Fernando y a Sarah. Lo bonito de esto es que ya no estaba tan solo, porque tenía un hermano. Sus nuevos padres adoptivos lo trataban como a un miembro más. Incluso, parecía que ellos lo conocían desde siempre. Lo regañaban si hacía algo indebido, lo aconsejaban si estaba en un mal momento, y todo eso se estaba dando muy rápido. Eso lo asustaba un poco, pero quizá era normal para su estado.

Era la hora de la cena. Todos hablaban y comentaban acerca de como estuvo su día. La charla era agradable, y además muy llena de buenas cosas. Valentine, su padre adoptivo hablaba acerca de las cosas que se veían en el hospital. Además habló acerca de la Dra. Meredith Fell, a quien elogiaba como una buena doctora. Además, mencionó haber visto a Matt Donovan en su momento, y mencionó algo de su acompañante, de la cual ya no obtuvo más noticias. Rápido captó la idea, y sabía que se refería a Elena Gilbert. No comentó nada al respecto. Despues de eso, recibió un mensaje de una persona inesperada. James Cromwell estaba mandandole un mensaje de texto.

"Reichen, supe que habías regresado. ¿ Puedes venir esta noche al claro del bosque? Nos reuniremos los tres".

¿ No podía ser normal por un solo dia? Era su pregunta.Entonces no le quedaba otra opción, así que comenzó su marcha al claro del bosque, en donde sabia que se encontraba James. Solicitó permiso a su familia, quien le daba entera libertad de entrar y salir,pero que debía avisar a donde iba y con quien iba a estar. Llegó al lugar, de lejos se escuchaban las voces de James y Aleksand. Lo recordaba justo como siempre, enorme, limpia, antigua y bella. El viento siempre le despeinaba un poco el cabello. Se fue por el sendero de piedra, y llegó a donde estaban ellos. Se apareció delante de ellos.

Un par de miradas se posaron sobre él.

- Hola, James. Ya estoy aquí- Dijo, con una voz normal, pero serio. Aquello no estaba en sus planes, quería ser una persona normal, por lo menos por una noche- ¿Tenía que ser aquí? ¿En el claro del bosque?

Incómodo no era la palabra apropiada para describir su posición pero como mínimo se sentía muy observado. La Luna brillaba en alto para los tres, dándole vida a sus rostros. El aroma a naturaleza embargaba el lugar a manos de una suave brisa que iba y venía con el pasar de los minutos. El rubio estaba algo impaciente, ansioso por saber que pasaría allí, ni hablar de lograr entender con mayor detenimiento el porque del encuentro. Sabía las bases, pero estaba claro que James estaba preparado para mucho más.

Se estremeció ante sus palabras, y el claro desacuerdo de la reunión en aquél lugar por parte de Reichen. No quería comenzar con una discusión por lo que no tomaría bandos. Los tres habían acudido por lo que llegaría hasta el final con ello. Garm se adelantó y se echó a un lado, como si estuviera falto de ganas o fuera un mero expectador. Testigo. Algo en aquella palabra no le cerró del todo. Enseguida vio el abrazo entre los dos amigos lo que le hizo sonreír, haciendo desaparecer la tensión de segundos antes.

Aleksand se encogió de hombros, suponiendo en gran medida la respuesta a la pregunta del Cromwell- Luna llena en alto, dos hechiceros y yo. Si no está relacionado con la magia, estaré encantado de comer algo entre los tres. Paso de beber por el momento- bromeó a lo último para evitar tensionar la atmósfera. El rubio se acercó al fuego para ganar color en su rostro, sus ojos particularmente vivos ante el elemento- Que magia sea, pero creo que una explicación más detallada del objetivo esta en necesidad- Le dijo a los otros dos- Ustedes son los expertos en el tema, yo solo me encargo del trabajo duro-

Reichen sonrió forzadamente a James, no porque tuviera algo en su contra, sino porque quería tener un día libre de magia por lo menos. A su regreso necesitaba esa parte de normalidad que tanto había anhelado por mucho tiempo, y en lugar de eso, terminó en una fogata con luna llena, con un cazador guapo y con su ex primer amor no correspondido. Estaba entre dos chicos que parecía que tenían todo dominado. Reichen ya había logrado por fín dominar sus poderes, y se sentía ya un poco al nivel de ellos. Sin embargo, parecía que se había perdido de mucho en todo este tiempo. Sus amigos siempre iban un paso adelante, eso pensaba él. Volvió a ver a Aleksand en ese momento. Tenía miedo de alguna manifestación suya, o de que le sucediera algo. Le da una mirada comprensiva, y de apoyo. Escuchó hablar a Aleksand, y mencionó algo de la comida. Aquel chico parecía ser un glotón.

Se quedó contemplando el fuego un momento. La magia se sentía alrededor. Era un momento mágico el cual no deseaba arruinar para nada, quizá con su actitud podía hacerlo un poco mejor. No había tensión en el ambiente a pesar de todo. Se cruzó de brazos echando una mirada a James:

- No creo que estemos aquí para comer malvaviscos y escuchar historias de fantasmas- Dijo con tono sarcástico- Estamos aquí por algo relacionado con magia, lo cual, no me parece buena idea siendo en una noche familiar. Como sea ya estoy aquí, así que empecemos. ¿ Qué necesitas de nosotros?

¿Conectar poderes? ¿James había pensado seriamente esta opción? No tenía que ser un experto en magia para entender las consecuencias de esa acción. Por su parte no tenía problema en compartir su poder, pero no estaba seguro de las repercuciones que este tendría en los otros dos. Él mismo había sido entrenado para soportarlo, sus amigos en cambio... Sacudió su cabeza para evitar el pensamiento. Tenía que confiar en James, él era el experto, y si no ponía sus esperanzas en él todo lo que habían hecho hasta el momento perdería sentido.

Posó su mano en el hombro de Reichen para transferirle de su confianza. El rubio estaba dispuesto a continuar con ello desde el momento en que había puesto pie en el bosque. Temblaba en su interior, como si algo se agitase con fuerza resistiéndose a su voluntad o parte de ella. Si querían resultados era hora de actuar. El cazador se ubico a un lado del fuego para formar un perfecto triángulo con la posición de sus dos amigos. Garm no se inmutó ni un momento.

-Solo diré que estoy listo- Sintió su espalda arder ante la visión de la luna sobre si. Era como si una batalla estaba a punto de librarse y su cuerpo le advertía del gasto que esto significaría-

Entendía perfectamente lo que James quería hacer, y aunque aquello sonaba descabellado,no quedaba otra alternativa mas que esa, si en verdad querían enfrentar a todos los males que acechaban a Mystic Falls. Sin embargo, eso quería decir que iba a rendirle cuentas a ellos si llegara a pasar algo, lo que quería decir que quedaba desterrada de su vida la normalidad para siempre. Ya no había marcha atrás, así que entonces accedió a ello. Tenía miedo de que Aleksand mostrara su parte mala de nuevo. No podía resistir eso de nuevo, tampoco quería estar bajo las reglas de alguien tan disciplinado como James, y aunque alguna vez lo amo de una manera diferente, esta vez quería decir que iban a convivir mucho tiempo juntos, sintiendo aun ciertas cosas por el que necesitaba arreglar de una vez por todas.

- De acuerdo, por mí no hay inconveniente. Creo que ya he visto demasiado en estos días, y apenas me estoy recuperando. - Tenía algo de miedo con Aleksand cerca, su hermano,al que aun quería mucho a pesar de todo. No quiso voltear a verlo, pero estaba dispuesto a colaborar con ellos.

- Cuando tu digas, James. Podemos empezar- Dijo mirando hacia el fuego, sereno y paciente para el ritual.

Estaba claro que dejaría a James ser el guía de todo aquello, por su parte no tenía ni idea de que decir o como actuar. No se movería, ni hablaría a menos que el Cromwell lo indicase . En cuanto el hechicero dijo las primeras palabras fue como si su visión del mundo cambiase por completo. Un fino velo levantado de sus ojos. Sus amigos no parecieron notarlo, y aunque era muy difícil de espantar al alemán, allí se sentía al borde de un colapso nervioso. Había..."cosas" cerca de ellos, a distintas distancias. No podía describirlas porque nunca experimentó algo igual. Ninguna se movía mas parecían estar expectantes a las palabras de James.

Ignis y el primero lo hizo, ingresando en el fuego que se alzó como ningún otro. Aleksand no tardó en notar la presión en su brazo, y como de las llamas surgía un vinculo a los tres. Con cada pronunciación del Cromwell cada uno de aquellos seres iba tomando su posición. El cazador podía jurar que algunas de las siluetas incluso parecían femeninas, pero era imposible llegar a una conclusión concreta debido a la distancia y la falta de luz en el bosque. Sin embargo, aunque figuras desconocidas, no parecían ser amenaza para el trío de jóvenes. Así era a menos que alguno rompiera el juramento de ese día, y tenía la impresión que el espíritu que respondió al nombre de Sanguis sería el responsable. Era fiero a la vista, horrendo para ser más exactos pero a la vez transmitía un sentimiento de absoluta fidelidad a Aleksand. De hecho fue él quien hizo saltar la espada desde su lugar de reposo en el árbol para presentarla al alemán. Garm esta vez se acercó y se acurrucó al lado de su "amo" y espada.

Su mirada se alternaba entre todos los presentes, incluso en aquellos invisibles a los demás mientras los regalos eran entregados a sus amigos. El espíritu cercano a James era particularmente bello, mientras que el de Reichen se veía algo sospechoso, incluso se las arregló para sonreír hacia Aleksand como si eso significara la invitación a un duelo. Le costó mantener la mirada pero finalmente el momento de aquellos seres había pasado y todos desaparecieron en la oscuridad del bosque.

Aleksand Bright se sentía extraño, aún podía sentir aquel velo fuera de su lugar. Casi podía palpar el orden de las cosas, la razón de las mismas , incluso como controlar ciertos aspectos. No movió un músculo desconfiado de que algo más pudiera aparecer. Pero no fue así, el silencio absoluto reinaba y sorpresivamente fue él mismo quien lo rompió. Su voz era una mezcla de incertidumbre y curiosidad con un leve toque de espanto- ¿Ha terminado? Por favor que alguien me asegure que esas cosas se han ido - sus ojos seguían investigando la oscuridad mientras tomaba la espada. Garm se levantó. Ahora el rubio inspeccionaba los objetos de los demás, y no pudo evitar reir ante sus propias ocurrencias- Tienes suerte hermano - le dijo a Reichen- Te ha tocado la única cosa portable que no se ganara la mirada desconfiada de la población.No puedo decir lo mismo de James y de mi. Que cosas más anticuadas. Aunque no puedo quejarme de ella -colocó su mejilla sobre la hoja de la espada y volvió a bajarla- Sé que sonara algo tonto pero...¿ Y ahora qué?- Aleksand tenía consuelo en que nada malo había pasado con sus poderes o los de James. Si era posible se sentía incluso más cómodo al respecto que antes.

Todos los elementos reunidos hacían que el ambiente se cargara de emociones, energía, misticismo, todo aquello reunido en un solo lugar. Reichen permanecía con los ojos cerrados en todo el tiempo que estaba ahí. No prestó atención a los seres extraños que rondaban en el ritual, pero percibía todo aquello que se hizo manifiesto. Sintió calor en los brazos, sintió la tierra temblar alrededor de ellos, sintió miles de cosas en su interior, agua refrescante a su alrededor, viento que le despeinaban sus cabellos, y una fuerza aun más imponente que todos los demás. Aunque Reichen tenía un ligero rechazo hacia la magia, y aunque aprendió a ser un buen hechicero, todo aquello le parecía una experiencia muy fuerte además de enriquecedora. El simple hecho de estar en contacto con la naturaleza, le hizo sentir una nueva fuerza, un nuevo combustible que le ayudaría a estar en armonía con todo.

Extendió las manos para recibir un relicario muy bonito, que parecía muy antiguo. Lo tuvo entre sus manos, y se lo colgó. No sabía si estaba soñando hasta que lo pudo sentir en sus manos. Volvió a cerrar los ojos, cuando sintió que ya todo había terminado, los volvió a abrir. Ahí estaban sus amigos, ahora sus hermanos.

Pero ahora que vivió esa escena con Aleksand, no podía creer que su hermano estuviera como si nada hubiera pasado. Despues de una batalla campal en su departamento, ya no lo veía de la misma manera. A James tampoco, cuando esa cosa que hablaba por medio de Aleksand mencionó que James tenía magia oscura en su sangre. En cierta parte se sentía temeroso de sus hermanos. Todo era complicado para él ahora.

Escuchó que Aleksand decía algo, y le sonrió levemente. Aun no superaba lo que había sucedido. A pesar de todo quería mucho a su hermano, y no iba a abandonarlo por solamente haber sido golpeado, humillado y torturado mentalmente por él en su posesión demoníaca.

- James, si ya es todo, quisiera saber si me puedo retirar a casa. Tengo cosas que hacer y son las... 2 de la mañana?- Dijo mirando a su reloj - El tiempo pasó definitivamente muy rápido...ya no alcancé a jugar con mi padre...

No sabía si sus amigos no lo habían escuchado o simplemente decidieron ignorarlo en manera monumental. Dejó escapar un suspiro nervioso ante la tensión que se había generado de un momento a otro. Supuestamente todo eso lo hicieron para unirse pero al momento inmediato estaba logrando completamente lo opuesto. En un movimiento rápido y desesperado tomo a Reichen de la muñeca y fue hasta el otro lado para agarrar a James. El contacto con este último provocó una enorme corriente eléctrica entre ambos pero Aleksand no se atrevió a soltarlo aún si el choque era muy fuerte. Inevitablemente se desestabilizó un poco y podría jugar haber oído un ruido de cadenas pesadas. De hecho todos lo escucharon a su manera dentro de sus mentes.

-Oh, no no. No acabo de soportar todo eso para irme así sin más. Tenemos que agradecer que nadie salió volando, ninguna interrupción indeseada o criatura sobrenatural que haya querido matarnos-Flexionó sus brazos para acercar a ambos hasta quedar los tres pegados. El rubio sonreía amplio y casi había empezado a reírse tras su accionar. Quería un buen momento con sus amigos ¿Era mucho pedir?- Muy bien hermanos, no se ustedes pero yo quiero comer. Pero...vine preparado.

Se adelantó unos pasos cerca de donde estaba el fuego. Este volvió a encenderse ante la cercanía de Aleksand. El rubio miró hacia su mochila y de allí comenzaron a salir todos los elementos para un picnic en el bosque, sin olvidarse la típica canasta. Era por eso que la mochila del joven parecía tan pesada. Un segundo...el chico por alguna razón usaba magia, y era absolutamente seguro que no estaba borracho, pero por alguna razón él no parecía darse cuenta- Un cazador siempre debe estar preparado. Vamos acerquense o se congelaran allí, o peor, me comeré todo.

Aleksand buscaba la manera de quererlos acercar a los dos. Vió como tomó de la muñeca a James, a quien vio que estaba con todo y casco y despues lo hizo a un lado. Despues se acercó a Reichen, con quien hizo lo mismo. A los dos los rodeó con sus brazos. Aleksand era muy fuerte, y no los dejaba ir tan fácil. Despues empezó a sacar comida de la nada. Comenzaba a asustarse de nuevo. Se hizo hacia atrás un poco , para voltear a ver de nuevo a James, quien estaba enojado con él.

- James, no quieras hacerme sentir mal con eso- Lo fulminó con la mirada, se sentía incomprendido, ademas de enojado, y al mismo tiempo triste- Vine aquí con la intención de hacer las cosas bien, y todo por el bien de nuestro círculo. Vine porque me lo pediste, y porque quise hacerlo a final de cuentas. Esta noche era realmente especial para mí, era lo más cercano a la normalidad que tengo, y tuve que venir por magia. Trabajaré en equipo, usare todos mis poderes, y habilidades tambien, pero no me pidan que ame la magia porque no lo haré. Haré buen uso de este relicario, y seguiré sus ordenes, estaré siempre atento, y todo lo usaré prudentemente. Pero yo tambien exijo tiempo para mí, ¿Me oyeron? - Su intensidad en la voz aumentaba, pero estaba sereno. Tomó un respiro y prosiguió.

- Perdón que no quiera celebrarlo, pero esto no es motivo de fiesta. Nuestros amigos se convierten en vampiros, hay una maldita loca psicópata que está suelta todavía, y ustedes quieren celebrar que seremos un ejército que va a cazarlos. Y sin mencionar que ...que... - ¿Iba a decir acaso que Aleksand tenía un demonio metido? No, no lo dijo, pero tuvo que morderse la lengua para no decir nada más.

- Olvídenlo, me largo. Nos veremos en la próxima sesión...- Se dio la vuelta y comenzó la marcha de regreso, en plena oscuridad. Aunque tenia miedo de algun ataque, ahora tenía más defensas.

Había hecho desaparecer dos bocadillos de una sola mordida. Por un segundo se vio feliz al alemán mientras imaginaba lo divertido y buen momento que podía ser aquél junto a sus dos mejores amigos. ¡Nunca antes tuvo dos mejores amigos! Volvió a ponerse de pie para volver a ellos dos con una sonrisa. Lo que se estaba cocinando allí lo dejaría inmóvil en su lugar. Había alejado su atención de ellos por un segundo para centrarse la comida y ahora ¿Estaban peleando? Por un lado las palabras de Reichen eran frías como el hielo, y James las devolvió como navajas afiladas. Tuvo suerte que ninguna de ellas estuviese dirigido a él.

Su mente trataba de entender porque el Morgan echaba tanta culpa a la magia mientras que el Cromwell hacía de ella un tema central. Lo único que quería era celebrar la reunión de tres amigos ¿ Pedía demasiado? Reichen se alejaba y esta vez pudo ser capaz de sentir como una corriente de magia tomaba forma en una ráfaga de viento para instarlo a irse. James había sido el culpable de ello, no entendía como pero ahora era capaz de decir tales cosas. También podía usar la lógica. Él mismo no había sido, Reichen no tendría sentido, y el único culpable restante sería el hechicero inglés. Llegado ese momento estaba tan cansado de las disputas sin sentido o por trivialidades que simplemente explotó - ¿¡Quieren parar ambos!?- Acto seguido un rayo cayó no muy lejos del lugar donde se encontraban. Surcó los cielos iluminando toda la escena y rompiendo el silencio con un gran estruendo. La mano derecha de Aleksand se había cerrado en un puño y ya estaba volviendose al fuego para sentarse junto a la canasta.

- La comida no era para festejar ni la magia, ni la ausencia de ella. ¡Vamos que son contados los días que podemos reunirnos sin que alguien intente matarnos! Pero ya que se empeñan en arruinarlo, podéis iros ambos a donde os plazca. Yo terminaré todo esto- Tomó una manzana de la canasta y se recostó en el lugar. Su mano dio un golpe en la tierra y debajo de él se inscribió el mismo símbolo que llevaba sobre su espalda. Extendiéndose para alcanzar una pequeña región a su alrededor, cubriendo el fuego la canasta y a Aleksand en un especie de cúpula cristalina. El cazador estaba en su propio mundo, casi literalmente.

Reichen iba emprendiendo su camino de regreso cuando de repente sintió una ráfaga de viento, que casi lo hacía caer al suelo. Se dio la media vuelta y vio que el culpable de ello era James. ¿ Estaba tan enojado porque Reichen quería un día libre con su familia? Iba a lanzarle un hechizo de telekinesis, cuando de repente, Aleksand puso un alto a los dos. Después se alejó, y se quedó absorto en sus pensamientos. James había reiterado su enojo contra Reichen. Los miró a ambos, con la mirada seria, frunciendo un poco el ceño.

-¿ Esto es lo que querían? ¿ Un círculo para pelear? Genial,porque para peleas se necesitan dos, y yo...no vengo incluído- Se quitó el relicario y se lo tiró a los pies de James- ¿Saben algo? ¡Váyanse al diablo!- Se dio la vuelta y se fue decidido a irse, lejos de todo ello. Genial, habían arruinado su noche. No entendía el egoísmo de James, o la indiferencia de Aleksand. No sabía que estaba pasando en todo ese evento tan raro. Sin embargo, había sucedido. Lloró de impotencia, y de rabia. No iba a permitir que ellos vieran sus lágrimas.Era demasiado orgulloso para ello. Justo cuando se había alejado de ellos, se quedó a un lado de un árbol, y se puso a llorar desconsoladamente.

Estaba en su lugar como si no existiese nada más que él mismo en el entorno. Podría pensarse que incluso ignoraba convenientemente lo sucedía allí. El joven rubio tenía mucho que pensar para molestarse en trivialidad. Rió internamente ante la mentira tan grande que era eso. Si bien, tenía todo un nuevo poder que explorar, sus amigos siempre estaban primero. Una característica muy recientemente adquirida. El problema que había surgido allí era cuestión de James y Reichen para solucionar, no consideró prudente intrometerse o tomar partido.

Pero por supuesto, el hechicero Cromwell lo superaba en su control de la magia y en cuanto decidió volverse hacia el más joven integrante del recién formado circulo no tuvo problema en sobrepasar su defensa. No hubo intercambio de palabras ni explicaciones, hacerlo sería caer en una redundancia poco parte de dos mentes tan brillantes. El joven inglés se sirvió de lo que el alemán había traído con absoluta libertad. Aleksand esperó que la comida tuviera su efecto natural de calmar a las personas, o bueno, eso hacía con él almenos. Se arrojó hacía atrás cruzando sus brazos sobre su cabeza para hacerle de almohada.

James debía estar demasiado preocupado para realmente estar prestandole poca atención al hecho de que estaba canalizando poder a diestra y siniestra. Como si este recién fuera descubierto, Aleksand experimentaba abiertamente. Tenía ya su tiempo observando a los otros hacer magia para hacerse una idea de que era lo típico que podía hacer y que no- Aún así, por alguna razón, tenía el presentimiento que si intentará lograr algo en contra de la naturaleza sus poderes simplemente no responderían. Lo sentía como parte de la esencia de su corazón.
- No estará enojado por siempre, aunque tu necesitas clases de manejo de la ira Jamie. La comida es un buen inicio aquello le surgió tan natural que simplemente no pudo contener una risa de verdadero sentimiento, incluso si lo había dicho con intención de broma.

Reichen, luego de que James le diera unas palabras, no quería ni siquiera voltear a verlo. Emprendió decidido el camino a casa. Entre los árboles y la brisa que se esparcía por todo el lugar, Reichen se sentía un tanto abatido. Se abrazaba a sí mismo, puesto que era una noche fría. Ya no había marcha atrás, ninguna. Llegó a la parte del pueblo, en donde todo estaba solo, y las luces de las calles eran la única luz. Pensando en el camino, llegaban a su mente ideas acerca de si unirse al círculo fue la mejor decisión, y acerca de que su amigo James estaba en verdad siendo dominado por la magia negra que Aleksand mencionó cuando estaba poseído por esa cosa.

Siguió caminando, hasta sentarse en una banca, cerca del parque. Miró al cielo, y pensó en sus padres, en los verdaderos, en su hermano Raleigh y en sus tutores. No se había dado cuenta de qué tanto había perdido últimamente. Era un momento algo miserable, lleno de dolor, o de una mezcla extraña. Se levantó de la banca y llegó a su casa. Su madre lo esperaba, algo preocupada. Le explicó que se había quedado de ver con unos amigos con los que se pasó charlando hasta la madrugada y no se dio cuenta de la hora. Entendió y se fue a dormir. Eran las 3:30 p.m. Llegó a su recámara, se colocó una piyama, y se acostó. De repente, una chispa de luz apareció a un lado de su almohada, en forma de remolinos, no podía creer lo que vio. Era el relicario que había tirado a los pies de James. Eso era señal de que ya no había marcha atrás. Pertenecía a ese círculo y ya no podía abandonarlo.