Conociendo mi nueva prisión

Mudarme a Mystic Falls no me había encantado totalmente; hasta cierto punto me había acostumbrado quizás demasiado a ir de un lado a otro, no establecerme nunca. Era interesante, o al menos yo lo consideraba como algo más o menos único de mi, generalmente con los que me cruzaba me decían que habían vivido toda su vida en ese lugar; de alguna forma me gustaba pensar que era como si no tuviera una historia. Aunque claro que la tenía, por supuesto que mi familia y toda mi ascendencia tenían demasiada relevancia; es sólo que por lo menos a mí en lo personal me gustaba eso, no le podía dar poder a nadie para destruirme con mis recuerdos. Estaba inmune suponía.
Llegué temprano a Mystic falls High School; "poco original" fue lo único que pude pensar cuando escuche el nombre del pueblo. No me quejaba, lo único que esperaba, era que no duráramos ahí demasiado; tenía demasiado energía que no deseaba mantener escondida tanto tiempo.
Como fuera, decidí dar un recorrido a las instalaciones yo sola; era del tipo de chica independiente, no planeaba hacerme la damisela en peligro, no necesitaba que nadie me mostrara el lugar donde iba a pasar mis aburridas clases. Extrañaba mi educación en casa con mamá y papá; asombrosamente ese hecho no me hizo huraña ni nada por el estilo; incluso en algún momento se hizo referencia a mi facilidad para hacer amistad. Habilidad que al parecer sería puesta a prueba.
Miré la escuela, estaba haciendo un poco de viento, llevaba un suéter de algodón y mi pulsera de la suerte, nada podría ocurrirme. ¡Yo no tenía miedo de entrar! Por supuesto que no, si no entraba... era por otras razones que aún n entendia... lejanas a tener miedo...
"Siempre puedo comenzar otro día" pensé alegremente, era una buena idea, regresar a casa y pensar seriamente las cosas... Me giré sobre mis talones, y antes de dar el paso, terminé chocando.

Otro día en Mystic Falls. El mismo día de siempre, las mismas personas y el mismo ligar, me estaba acostumbrando a vivir en aquel pueblo y pasar bastante desapercibida. Había conocido a poca gente extraña, como una vampiro con una mirada asesina y una bruja novata en la zona de donaciones de sangre para vampiros. Todo lo demás era bastante normal y aun no me había metido en problemas, eso era un plus para el pueblo.

Me desperté, desayuné (una bolsa de sangre), me duche, me vestí, me arreglé el pelo, cogí la mochila del instituto y salí a la calle dispuesta a seguir mi vida medianamente normal. Tenía ganas de encontrarme con algún amigo, pero justo en el momento de entrar en el instituto alguien se chocó contra mi. Normalmente cuando dos humanos se chocaban uno de ellos terminaba en el suelo por no predecir lo que iba a suceder y no estar preparado, pero al ser una vampiro eso no me sucedía aunque la otra persona se podría levar un buen golpe dependiendo de la velocidad en la que iba caminado o corriendo.

-Vaya lo siento, no quería hacerte daño. -Dije aunque aun no sabía si le había echo daño. Le mire a la cara para poder reconocerla, pero no me sonaba para nada.- ¿Eres nueva por aquí? Me llamo Jen. -Le dije con una sonrisa.

Seguramente de haber usado más fuerza para marcharme me habría golpeado mucho más fuerte contra la chica; después de tambalearme un poco reconocí que debía ser una estudiante como yo, o al menos no lucía mayor... sólo diferente. No lo sé, quizás era solamente mi idea y mi paranoia con todo lo relacionado a este lugar.
-No te preocupes, fue mi culpa, estaba pensando en escapar de aquí- me disculpé bromeando un poco; usualmente no era de las chicas que podían mantener una conversación seria por más de 5 minutos, aún cuando no conocía a esta chica
-Si soy bastante nueva por aquí; un gusto Jen; soy Veronika Thornell. Aunque suelen llamarme Vera, Vero, y mi madre me dice Nika aunque nunca me gustó mucho...- noté que comenzaba a divagar, lo cual, teniendo en cuenta que era mi primer día, mi primera conocida ahí... no era comenzar con el pie adecuado. -Pero bueno...- suspiré dejando salir mis nervios un poco -estoy algo perdida, disculpa mi comportamiento, no soy tan rara. En serio. -miré a los demás chicos que llegaban; por supuesto que no estaba asustada... ¡Claro que no! Nada semejante... Sólo... no estaba muy confiada; corría viento, ¡Genial! Podría atribuirle al frío la razón de que estuviera medio temblando

La chica bromeó con que quería escaparse de allí y que por eso no miraba por donde iba. Miré hacia el edificio grande que teníamos al lado, realmente echaba para atrás, daba miedo. La chica se presentó como Veronica y empezó a decir como le llamaban habitualmente. Me di cuenta en seguida que era una chica que hablaba mucho y eso me agradaba. Odiaba la gente que no daba tema de conversación.

-Encantada Vero. -Le dije con una sonrisa. Dijo que era bastante nueva por aquí y que andaba bastante perdida. La gente empezaba a llegar y notaba como la pulsación de Vero se aceleraba.- No te preocupes, las personas raras son las más interesantes. -Dije riendo. Realmente era una chica singular.- Oye y ¿De donde vienes? -Siempre que conocía a alguien nuevo tenía la curiosidad de donde provenía.