# Continuando la Aventura [Meredith]

Recuerdo del primer mensaje :

Se encontraba aún de espaldas a ella, observando la oscuridad con impaciencia sintiendo en carne propia el desafió que les esperaba. No se volteó para contestarle, pues tampoco había mucho que decir al respecto- Lo que has escuchado Meredith, las personas que me entrenaron me alejaron de mis padres. No importó si esa era nuestra voluntad o no. De igual manera...No les guardo rencor-

Había dado un paso hacia adelante cuando la pronunciación de cierto nombre lo dejo helado, perplejo y completamente sorprendido. No pudo evitar girar la cabeza para ver a la chica, con sus ojos denotando infinito asombro. Eso o estaba un fantasma. ¿Acaso era eso una coincidencia? No había otra explicación pero sin embargo comenzaba a pensar que el destino era algo a lo cual tenerle cierto temor y respeto.
Shiara...Posiblemente la chica no lo sabría y si lo hacía seguramente no diría nada. Esa mujer era alguien fundamental en el grupo al que pertenecía, un Pilar ni más ni menos y el más joven de todos. Poco a poco no le quedó más remedio que asumir que la historia de la familia de la chica iría más alla de lo que le había contado y que posiblemente ni ella lo supiera.

-Ahora entiendo como es que puedes mantenerme el ritmo - Dio vuelta por completo ahora, mirándola con interés- Supongo entonces que tu habilidad con la lanza no es casualidad alguna- No podía creerlo ¿Acaso esto había sido tramado por los mismo Pilares antes de la llegada de ambos jóvenes a Mystic Falls? Quizás no lo sabría nunca.

Dejó que Meredith se adelante no más que dos pasos de él para caminar los primeros metros de la oscura formación rocosa- No te preocupes, mi sangre del norte me permite soportar sin problemas un poco de frío. Incluso puede que me energice un poco- Se detuvo en seco y tuvo que tirar de la ropa de Meredith con fuerza para evitar su avance. Sus ojos habían captado algo que con la poca luz y forma del lugar la mayoría pasaría por alto. Era la típica leve elevación en el terreno, una trampa que ya sería mucho cliché para no estar esperándola-
Pégate a la pared, no parece abarcar toda la superficie del suelo- no fue difícil avanzar después de su instrucción y después de todo no ocupaba más que medio metro- No se tú, pero creo que vamos en buen camino -sonrió con emoción, y aunque su cabeza estaban llenos de cuestionamientos para Meredith, añoraba encontrar lo que allí se escondía.

Le quité la camiseta y él me ayudó pues aún estaba mojada debido a nuestra gran aventura. Estuve apunto de besarle, pero algo pareció fallar en ese momento que pretendía ser inolvidable. Alek se apartó un poco, estaba realmente sonrojado y yo no iba a hacer nada que él no quisiera por lo que me detuve y le di la camiseta.

Tal vez ambos estábamos equivocados y los besos habían sido meros ataques de euforia debido al estar vivos y no era nada del otro mundo ni ningún sentimiento romántico, como había podido llegar a ser tan idiota. Cogí su camiseta y se la di. Lo miré a los ojos, estaba claro que me tenía miedo o algo.

Realmente era normal que no gustase a ningún chico con lo bruta que suelo ser, pero claro no todas somos Caroline ni Elena, yo tenía otro empleo por así decirlo. Lo miré y le sonreí de lado dando unos pasos para marcharme pues ya había hecho bastante ridículo. -Lo siento, sabía que no te gustaba, menuda gilipollez.-dije mientras empecé a caminar.

Su pregunta sin respuesta seguía atormentando su mente mientras Meredith le devolvía su camiseta. Es que realmente no tenía idea de que era lo que se cocinaba allí. Su corazón había perdido el ritmo normal, acelerándose casi hasta dar brincos en su pecho, estaba aterrado ante tantos cambios que no podía controlar. Se sentía un pequeño de nuevo, ignorante, débil y expuesto. Tenía tanto tiempo sin algo así que había olvidado por completo la sensación de que algo le quitase el aliento. Sus piernas apenas si le respondían, temblorosas al igual que sus manos.

Las palabras de Meredith se incrustaron en su espina como estacas de hielo. Quería gritar pero no encontraba las palabras. ¿Por qué se iba?¿Había echo algo mal? Podía ser que solo se encontrase cansada. Y aún al haber soportado aquél frío invernal, Aleksand mantenía su energía pero no lograba concentrarla en algo útil. Tenía que callarla y no tenía palabras para hacerlo. Su cuerpo se movió rápido y sin su control hasta obstruirle el camino que había comenzado a transitar. Soltó la camiseta y la tomó por los hombros, ignorando el porque. Así lo sentía -Esas palabras no son dignas de ser nombradas por tus labios- Y era cierto porque se escuchaba fatal oír a Meredith maldecir. Aunque eso le daba la certeza en que en el fuego de una batalla podría destruir voluntades con el uso de su voz.
Decidió no darle cabida a continuar y selló aquellos labios con los propios. Una fuerza desconocida lo invitaba a seguir y las palabras se escapaban por si solas -Enséñame a amar-

Cuando me iba ya pensando en que por ser como era ningún chico iba a amarme, era cierto que era un poco bruta, pero yo era así, y si nadie iba a amarme ya me daba lo mismo, pero entonces Aleksand volvió, y me besó de nuevo en los labios. Enséñame a amar, de verdad... ¿de verdad no sabía amar? tanto tiempo habría estado cazando a orden de otros...

Enrosqué una de mis manos en su cuello mientras la otra acariciaba su melena, le daba besos apasionados sin parar. -Amar, ya sabes de sobra lo que es y como se siente, pues tú te estás sintiendo de esa manera Alek, besos, abrazos, caricias...-le decía entre beso y beso.

La verdad era que no tenia idea de que estaba haciendo. Aleksand estaba actuando por instinto, como pocas veces. Un instinto que ni él mismo sabía que tenía o de donde provenía. El rubio hasta su llegada a Mystic Falls no más que meses atrás no había tenido contacto más que con sus compañeros , protegidos o presas. El tipo de relaciones que tenía con Alice, James, Reichen y en especial con Meredith eran algo completamente nuevo.

Los besos de la chica lo dejaban casi sin aire y el sentir sus manos sobre su cuello y cabello su cuerpo se estremecía levemente. Era avasallante, un poder mayor que el miedo o cualquier otra magia. Estaba seguro que en esos besos había mucho más que solo la acción, intentaría aprender de ella- Es difícil de entender. Y aún así, no es malo ¿No?- sus manos descendieron a su cintura acariciando su cuerpo con suavidad.

Amar... es algo complicado de explicar pero es imposible no sentirlo. Miré a Alekdsand durante un momento, parecía no estar preparado, pero al mismo tiempo sentía curiosidad de saber lo que era, de experimentarlo. Pero yo no soy de esas chicas, por lo que sonreí antes de volver a besarlo.

-Aleksand tu belleza es inigualable la verdad, no sabes todo lo que siento por ti, la verdad siento mucho por ti, te quiero, eso es innegable, y sé que tú también sientes lo mismo lo único que ocurre es que no lo entiendes.-dije mientras me separaba.

-Bueno es hora de irse vaquero, ya te enseñaré a amar, tal vez otro día, sé que esperarás.-le dije con una sonrisa mientras me ponía a caminar hacia mi coche.

Y nuevamente, nunca había recibido tales palabras. Alexia en su momento le decías cosas así pero solo para molestarlo, y él sabía muy bien cuando la chica mentía. Ahora Meredith era sincera, no fue entrenado para algo así. Era como caminar sobre una cuerda floja, Aleksand sabía que cada palabra o acción lo llevaría hacia adelante o a caer en un completo vacío.

-Me inclino a tu voluntad entonces, espero ser un buen alumno- le dijo respondiendo aquél beso por mero instinto. La observó adelantarse un poco para alcanzarla luego y tomarla de la mano de la misma involuntaria manera- Camino a casa, ¿o puedo tener el honor de que me alcanzes?

Negué con la cabeza y le sonreí, realmente había tenido ganas de aventura si es que había venido andando, menudo tío estaba hecho este alemán. Sonreí de lado antes de decirle algo.
-Ya me debes con esta dos cazador, te llevo.-dije con una sonrisa de lado.

No sabía como me las devolvería pero sabía que lo haría. Caminamos juntos un trecho hasta llegar a mi coche. Que bonito era la verdad, eso era lo bueno de tener dinero en la familia. Mi todoterreno rojo estaba allí reluciente en los últimos rayos del sol. -¿Te gusta mi Athenea?-le dije riendo.

No sabía si para bien o para peor, Meredith había dejado el tema de lado. Encontró paz en que ella seguía sonriendo y no le estaba negando nada de lo que decía. Si había algo que destacar de sobremanera de la chica era su fuerza de voluntad, tan equiparable a su destreza física- Si sigo así sera mejor que me aceptes como esclavo o no podré terminar mi pago jamás- bromeó al respecto mientras la seguía hasta un increíble bólido rojo. Lo miró con ilusión, le encantaban esas cosas, seguramente el automóvil podría alcanzar grandes velocidades.

-¿Athenea, ah? Tengo pensando comprarme una motocicleta pero aún no me decido cual- Se acercó al todoterreno para inspeccionarlo más de cerca, Aleksand iba y venía desde la parte posterior a anterior analizando cada pieza- Cielos Meredith ¿Donde conseguiste algo así?

Sonreí ante el asombro de mi compañero cazador, estaba sorprendido, me gustaba verlo así la verdad, era bonito verlo interesarse por cosas así, volver a tener un poco de normalidad, decía que sería mi esclavo bromeando si las cosas seguían así. Miré mi flamante bólido y subí en él.

-¿Dónde lo he conseguido dices?-me quedé pensando en esa respuesta, bueno no era difícil de responder realmente, mis padres me lo habían regalado en uno de mis cumpleaños cuando ya tenía el carnet.

Off: cerramos y abrimos en otra parte.