# Continuando la Aventura [Meredith]

Se encontraba aún de espaldas a ella, observando la oscuridad con impaciencia sintiendo en carne propia el desafió que les esperaba. No se volteó para contestarle, pues tampoco había mucho que decir al respecto- Lo que has escuchado Meredith, las personas que me entrenaron me alejaron de mis padres. No importó si esa era nuestra voluntad o no. De igual manera...No les guardo rencor-

Había dado un paso hacia adelante cuando la pronunciación de cierto nombre lo dejo helado, perplejo y completamente sorprendido. No pudo evitar girar la cabeza para ver a la chica, con sus ojos denotando infinito asombro. Eso o estaba un fantasma. ¿Acaso era eso una coincidencia? No había otra explicación pero sin embargo comenzaba a pensar que el destino era algo a lo cual tenerle cierto temor y respeto.
Shiara...Posiblemente la chica no lo sabría y si lo hacía seguramente no diría nada. Esa mujer era alguien fundamental en el grupo al que pertenecía, un Pilar ni más ni menos y el más joven de todos. Poco a poco no le quedó más remedio que asumir que la historia de la familia de la chica iría más alla de lo que le había contado y que posiblemente ni ella lo supiera.

-Ahora entiendo como es que puedes mantenerme el ritmo - Dio vuelta por completo ahora, mirándola con interés- Supongo entonces que tu habilidad con la lanza no es casualidad alguna- No podía creerlo ¿Acaso esto había sido tramado por los mismo Pilares antes de la llegada de ambos jóvenes a Mystic Falls? Quizás no lo sabría nunca.

Dejó que Meredith se adelante no más que dos pasos de él para caminar los primeros metros de la oscura formación rocosa- No te preocupes, mi sangre del norte me permite soportar sin problemas un poco de frío. Incluso puede que me energice un poco- Se detuvo en seco y tuvo que tirar de la ropa de Meredith con fuerza para evitar su avance. Sus ojos habían captado algo que con la poca luz y forma del lugar la mayoría pasaría por alto. Era la típica leve elevación en el terreno, una trampa que ya sería mucho cliché para no estar esperándola-
Pégate a la pared, no parece abarcar toda la superficie del suelo- no fue difícil avanzar después de su instrucción y después de todo no ocupaba más que medio metro- No se tú, pero creo que vamos en buen camino -sonrió con emoción, y aunque su cabeza estaban llenos de cuestionamientos para Meredith, añoraba encontrar lo que allí se escondía.

Me quedé sorprendida ante su mirada, era como si hubiera dicho algo sorprendente al decir el nombre de Shiara. -¿Conoces a Shiara?-le pregunté. Cuando explicó que lo habían apartado de su familia me sentí mal por él. -Alek, lo que te ha ocurrido no es para nada justo, más bien lo contrario, no veo bien, aunque después te hayan cuidado muy bien.-dije seria.

Seguía avanzando hasta que de repente, noté que Alek tiraba de mi ropa hacia atrás. Me dijo lo que sucedía y asentí, comencé a caminar pegada a la pared en esta ocasión. Teníamos que tener cuidado. -Sí Alek, yo también creo que vamos por buen camino.-dije mientras pasábamos por allí, me fijé en que había una especie de roca que se movía y estaba agrietada. Presioné y se escuchó un fuerte ruido.-Agárrate bien Alek.-dije. Una cavidad se abrió en el lateral de la pared de donde estábamos, eso era la prueba de que íbamos por buen camino.

¿Qué si la conocía? Shiara había sido parte de propio entrenamiento, tan igual como su propio maestro o cualquiera de los otros Pilares. Ella era una de las pocas a las cuales le guardaba cariño dentro de su grupo de cazadores y eso ya era mucho decir. Notó una leve retazo de pena en su tono, pero el chico sabía que no había necesidad de ello.

-No dije que fuera justo, pero lo hecho, hecho está. No les guardo rencor alguno, hay algunas cosas que deben hacerse. ¿Crees en el destino? - le preguntó mientras tanteaba el piso delante con su pie y la chica se adelantaba para abrir un compartimiento a su lado por donde podrían seguir su camino.

-No te preocupes, tengo mejores reflejos de lo que aparece, y no me hagas hablar de mi fuerza- le guiño un ojo y tensó los musculos de su brazo como señal de broma. Sacó la bengala que llevaba en la mochila para iluminar el lugar, enseguida pudieron notar una especie de escritura sobre la pared. Era un escrito muy antiguo, quizás demasiado para cualquiera persona normal, incluso si hablaba distintos idiomas. Para suerte de ambos el rubio, con algo de esfuerzo podría proveer una traducción.

"Corazones oscuros los que aquí se ofrecieron, pero solo aquellos con verdadera bondad podrán verlo. Perece aquí el egoismo, y que en su filo la luz os alcance"

Cuando terminó de leer una especie de mecanismo se puso en marcha, y antes de que ambos pudiesen hacer movimiento alguno el suelo bajo sus pies se abrió de par en par, dejándolos caer un buen trecho sobre una napa de caverna. El agua estaba helada como era de esperarse, pero el trecho hasta la orilla no era largo y ambos cazadores lograron salir sin problema.

-¿Estas bien? Fehw...menudo chapuzón ha sido ese- Sonreía alegre puesto que su predicción habia sido certera y su camisa estaría igual de mojada que Meredith si no se la hubiese quitado en la entrada. Le alcanzó una toalla a la chica mientras inspeccionaba el camino a seguir- Un unico pasillo. ¿Seguimos?

Escuché cada palabra que decía, no parecía guardarles rencor... Eso era muy increíble la verdad, seguí con cuidado caminando como podía y agarrándome a los salientes de la roca, cuando Alek me preguntó si creía en el destino. - Si te digo la verdad, creo que sí, pero es algo que nosotros podemos cambiar, con esfuerzo... ¿por qué lo preguntas...-no me dio tiempo a acabar la pregunta, pues Alek comenzó a leer algo que había escrito, y un agujero se abrió bajo nuestros pies.

-¡¡AHHH!!-Grité a causa del asombro, comenzamos a caer por lo que parecía un tobogán, lo peor de todo es que acababa en agua y estaba helada. Cogí la toalla que Alek me pasaba y me la puse encima. - Sí, estoy bien Alek tranquilo, sigamos.-le dije mientras caminábamos saliendo de ese charco hacia ese pasillo. Escuché que algo se movía, y miré rápidamente a las paredes rocosas, agujeros en las paredes... flechas, había trampas estábamos cerca.

Salté sobre Alek, cayendo ambos al suelo el tiempo justo para que las flechas pasasen por encima de nosotros sin darnos. Seguimos el camino arrastrándonos por el suelo. -Alek, ¿estás bien? vamos por buen camino.-dije con una sonrisa de lado.

-Mis pensamientos exactos- le dijo ante la respuesta que le había dado acerca del destino- Solo fue una curiosidad del momento, la verdad algunas veces siento que estoy en algún lugar porque así estaba planeado. Como estar aquí contigo- volvía a decir mientras se agachaba justo a momento para esquivar una flecha.

-Menudo grito has dado, no creí que fueras del tipo que se sorprende tan fácil Meredith- le dijo con una sonrisa a la par que caminaban. Y con cada paso el aire se volvía más frío y denso por partes. El olor a humedad, musgo y roca estaba impregnado en la cueva y ya no desaparecería. Las trampas continuaban en una sucesión monstruosa y se seguía así comenzaría a verse su efecto en la fatiga de los cazadores.

El chico no llegó a notar la siguiente, y si no fuera por Meredith, tendría un trozo de madera y acero atravezandole el hombro. Su amiga tenia muy buenos reflejos y daba gracias que también la fuerza suficiente para poder derribarlo y eso que ella no era muy grande, podía sentir su peso sobre el mismo en aquél momento- Estoy bien, gracias a ti debo decir- le hizo notar hablándole cara a cara. Enseguida la chica se apartó para darle lugar a pararse. Cerró su mano en un puño y golpeó su torso desnudo para hacerle saber que estaba bien- Soy un hueso dificil de roer - volvió a comentar mientras reanudaba su caminata. ¿Que más les esperaría en esa cueva?

Dijo que estaba bien gracias a mí, lo cual me hizo ruborizar levemente, me levanté del suelo, pues ya no quedaban más flechas en esa trampa, me puse un mechón de pelo tras la oreja y me agaché a coger una piedra y la lancé al pasillo de delante. Justo en ese momento, unas llamaradas salieron de las paredes.

- Sin duda, esta arma debe ser muy poderosa y preciada, hay trampas cada dos pasos, y lo de salvarte, tranquilo, no ha sido nada.-dije mientras avanzábamos con paso firme al siguiente pasillo pero sin llegar a acercarnos demasiado al fuego. Me puse a contar mentalmente las veces que las llamaradas salían.

- Alek, el fuego sale de esas tuberías cada cinco segundos, teniendo en cuenta que hay unas 10 tuberías, tenemos que ir atravesándolas despacio y aprovechando el tiempo.- Conté cinco y empecé a cruzar las primeras llamaradas, volví a esperar cinco segundas para pasar a la segunda llama que estaba apagada.

La observó colocar su mechón detrás de la oreja, una costumbre que le parecía muy adorable en las chicas. Por un segundo le pareció ver cierto rubor en su rostro lo que le preocupó que fuera a resfriarse, pero desapareció tan rápido como había llegado.

-Entonces más razón para hacernos con ella. Me pregunto como se verá - La luz creada por el fuego hizo que sus pupilas se dilataran para acostumbrarse a un nuevo fondo. Escuchó la explicación de Meredith y le pareció de lo más acertada pero él hilaría más fino, solo por el hecho de divertirse.

-Muy bien, te veo del otro lado -Sus ojos no se apartaban del fuego. Tenía una pierna detrás de la otra, y se había inclinado levemente para tomar envión. El cálculo debió de ser exacto, y sus piernas no podían disminuir la velocidad ni por un microsegundo. En el momento exacto que las llamas se apagaron , Aleksand se echó a correr. Su velocidad era asombrosa.

Cuando estaba apunto de cruzar la última llama alcanzó a sentir el calor del fuego. Dio un gran salto hacia arriba para luego descender en un giro terrestre para evitar salir quemado.
-Todo bien por aquí, nada de que preocuparse - le sonreía desde su lugar a Meredith quien en cuestión de segundos lo alcanzaría.

Ya casi estaba llegando, cuando vi a Alek pasar como un fugaz rayo por mi lado, sonreí de lado, era muy rápido tenía que decirlo, pero su técnica era de lo más arriesgada. Vi como tuvo que ingeniarse un salto al ser levemente quemado. -¡¡ALEK!!-grité asustada. No me dio tiempo a pasar la siguiente llama por lo que me lancé al suelo aplastándome para que la llama que pasaba sobre mí no me quemase de lleno.

Menos mal que tuve reflejos, apoyé mis manos y con una voltereta, salté sobre la última llama y caí arrodillada. Miré a Alek mientras me levantaba y me colocaba a su lado. Lo miré a los ojos, estaba aliviada de que estuviera bien, menos mal. -Es mejor que continuemos, aquí hay una bifurcación, y aquí hay una inscripción...-dije sacando la linterna y apuntando al muro.

Me lancé a una traducción, no sabía mucho de esa pues era una mezcla de varias lenguas antiguas. -El camino que a la brillante esperanza te llevará, solo tienes que... ¿rezar?-pronuncié la última palabra insegura pues no sabía si era eso, entonces noté como bajo mis pies se abría el suelo y caía hacia un abismo lleno de pinchos, la caída iba a ser mortal. -¡¡ALEK!!-grité.

Estaba completamente ileso pero no había previsto que Meredith se preocupase tanto por su accionar que casi terminó lastimada. La emoción que sentía por aquella aventura y lo que esperaba al final tenía nublado su juicio y eso había nublado su capacidad de proteger a su compañera.

-Lo siento Meredith, por mi culpa casi resultas herida. Soy un...tonto -hizo una reverencia para disculparse aunque no sentia que fuera suficiente. Estaba tan acostumbrado a ir solo que había perdido el espíritu de equipo. Se quedó callado siguiéndola por la bifurcación.

Su amiga se había adelantado y comenzado a leer un trozo de texto. Para cuando le alcanzó con la mirada sintió el sonido del suelo abriéndose bajo ella. Recurriendo a todos sus reflejos y fuerza alcanzó la muñeca de la chica con una de sus manos. Podía sentir, casi tocar la desesperación de ambos ante lo sucedido ¿ Y quién no se sentiría así al ser el único pilar que aparta una vida de un pozo profundo con lanzas mortales al final? - Maldito cliché de trampa... -le dijo mientras se aferraba a ella con todas sus fuerzas. Tal era la situación que el propio rostro del chico se había vuelto rojo, con la vena principal marcándose en toda su extensión. El brazo con el que la sostenía se tensó de tal manera que podría trazarse un mapa de la fibra muscular del joven cazador.

Le tomó un par de segundos, que parecieron una eternidad, encontrar el movimiento justo para alcanzar el brazo de la chica con la otra mano. Y aunque Meredith no era de gran contextura la posición en la cual se encontraban hacia muy laborioso el intentar sacarla. Sus triceps parecían a punto de explotar pero había encontrado la fuerza suficiente para sacarla de allí.

-Eso estuvo cerca- le dijo mientras recuperaba el aliento y pensaba la última palabra que había dicho Meredith. Rezar... Inmediatamente se le vino a la cabeza un antiguo cántico que él conocía, más bien la recordaba como una canción de cuna-

Silva in lumine lunae arcana est domus mea - las palabras que pronunció se grabaron en la piedra debajo del texto que la joven había leído para hacer quebrar en pedacitos la roca que lo contenía liberando un pasillo para los cazadores- Tenemos nuestro camino, ¿Estas bien?-le preguntó preocupado ya que lo ocurrido no era para menos

Estaba colgando, Alek había conseguido coger mi muñeca, pero estaba colgando y me sentía desesperada, no era mi tiempo para morir, no aquí, veía todo el esfuerzo que Alek estaba realizando, maldita trama, esa no la había visto venir, pensé que Alek no podría sacarme, que caería y moriría. -Alek, por favor, no me dejes caer.-le dije con una pequeña sonrisa. Tenía plena confianza. Si moría, que mejor que en aquella aventura con ese chico...

Pero entonces noté como estiraban de mí hacia arriba, ni me había dado cuenta, había logrado coger mi otra mano y me subía hacia allí de nuevo. Cuando toqué el suelo, no lo besé de milagro. -Muchas gracias, madre mía, ya solo me había quedado ver una luz al final del túnel. -Estoy bien, gajes del oficio.-dije riendo. Ahora el camino correcto había sido revelado y empezamos a caminar por él.

Le tomó un rato reponerse puesto que todo músculo de sus brazos le ardían de sobremanera ante el esfuerzo. Como pudo le dedicó una sonrisa para reconfortarla, también le servía para darse ánimo porque lo que había logrado no era algo que muchos pudiesen.

-Tranquila, que si veías una luz al final del túnel de seguro se trataría de mí esperándote en la salida - poniéndose de pie le dio unos golpecitos en el hombro y caminó hasta la nueva entrada- Silva ilumine, stellarum est- terminó su cántico y se adentró en la oscuridad que tenia frente esperando que Meredith le siguiese al lado.

El camino se hacía repetitivo, como si estuvieran llendo en círculos y sería la primera presunción si no fuera porque Aleksand iba marcando el trayecto. El tiempo pasaba, primero fueron minutos, luego horas. Ambos jóvenes hablaban de trivialidades, pero la fatiga comenzaba a mostrar signos en ambos.

-Mer, no se tú pero creo que sería buena idea pensar en un descanso. Ya debe ser de noche allí fuera - le dijo al fin y pareció que esas palabras fueran una maldición puesto que un viento gélido comenzó a soplar por el pasillo en el que estaban. La temperatura era muy fuera de lo común y la fuerza del viento demasiado grande para lo que era aquella cueva. Intentaron seguir un poco más pero incluso el alemán estaba siendo victima del frío -bueno, después de todo iba a torso desnudo- Buscó en su mochila el cambio de ropa que llevaba y a se abrigó lo más que pudo. Abrazó a Meredith a la altura de los hombros para poder avanzar juntos y mantener el calor lo más posible puesto que aquél frio se colaba hasta los huesos- Esto es una exageración -sus ojos denotaban una mirada seria hacia adelante- No creo que podamos ir mucho más.

Me alegró lo que dijo, era tan amable y tierno, creo que me estoy enamorando, oh dios... Bueno continuamos caminando por el pasadizo recién revelado. No confiaba ya en nada, ni las paredes ni si quiera el suelo que estaba pisando, ahora teníamos que tener mucho cuidado, pues cuanto más cerca, más peligrosa se volvía nuestra aventura. Cada vez me sentía más segura con Alek y eso que lo había conocido de hacía solo unas horas, pero era como yo...

Escuché lo que decía de tomar un descanso, no me parecía mala idea, justo cuando iba a decirle que sí, empezó a hacer un fuerte viento, Alek tuvo que abrigarse, y me abrazó para no tener frío, y me sonrojé... Si salíamos con vida, le diría mis sentimientos. -Alek, estamos cerca, tal vez sea la última trampa.-le dije gritando ya que mi voz se la llevaba el viento.

Mantenía su mirada al frente, estoíco y a la vista imparable. Cuando ya llevaban más de una hora andando por aquél angosto y bajo corredor. Decidió soltar a Meredith solo para poder ir él delante y frenar la ráfaga antes de que llegase a ella. El chico debía cerca del doble de grande que la cazadora por lo que su espalda sería un buen muro para ella.

Habrá marchado así casi una hora más hasta que simplemente paró la marcha cayendo de rodillas- Lo siento Meredith, no puedo continuar. Esta helando - y aunque sonreía dado que había pasado infinidades sin sentir aquél frío.Sus labios estaban morados, su tez algo pálida y leves gotas de escarcha se habían formado sobre sus cejas.

Rápidamente tomó un par de estacas de acero que tenia en la mochila y clavó dos en el piso y en el techo utilizando una quinta como martillo y sus propios pies para hacer fuerza. El esfuerzo era enorme, y claramente se lo podía ver agotado por el viaje. Estuvo un tiempo así hasta que todo quedo fijo en su lugar. Tensó un hilo metálico entre las estacas para formar una red y sobre ella colocó la base de una tienda de campaña para evitar que el viento los alcanzase directamente, desviándose por los lados si uno se atenía lo suficientemente cerca de la estructura.

Se echó allí mismo muerto de frío, temblaba y ya no encontraba fuerzas para seguir el camino. El descanso le era inminente. Se abrazó a si mismo tirado en el suelo, hecho casi un bollo- S-s-supongo que ni la sangre alemana me salva de e-e-esto- titiritaba y no dejaba de moverse debido a los espasmos en sus músculos. Rara vez se veía al cazador tan débil y frágil, casi como un niño en apuros. Esa era la prueba suficiente de que lo buscaban no era juguete alguno

Realmente helaba, esa trampa seguro era la última antes de llegar al arma legendaria, pero realmente era imposible cruzar ese camino a causa del viento, habíamos estado andando una hora abrazados y el fuerte aire de ahora nos impedía seguir. Alek con un esfuezo enorme, tensó una tienda de campaña que al menos repelía algo el aire.

Pero realmente se encontraba como yo, muerto de frío. Notaba que mis mejillas estaban tan heladas que ni las sentía. Tiritaba. Vi como Alek se tumbaba en el suelo en forma de feto para mantener el poco calor que le quedaba. -A-a-alek, tenemos que aguant-tar.-dije mientras iba hacia él y le abrazaba. -No-nosotros no va-vamos a morir aquí, lo juro.-dije mientras pensaba con las pocas neuronas descongeladas que me quedaban.

-Sa-sabes una co-cosa, verás Alek, conocerte ha sido la mayor aventura que he vi-vido, así que si tenemos que mo-morir aquí, quiero darte esto.-acerqué mis fríos labios a los suyos y lo besé, seguramente no notaría nada, pues estarían dormidos, pero quería que supiera lo que sentía. Cuando me separé y abrí los ojos, vi que algo brillaba a la izquierda. -"Solo la gran voluntad y la osadía te llevarán a la victoria".-dije traduciendo el texto. El viento y el aire frío cesaron de golpe, y al fondo se iluminó algo. Esperé a que sintiera el calor nuevamente y sonreí. -Alek, allí te espera tu arma legendaria.-dije poniéndome de pie sin dejar de sonreír.

Nunca había sentido un frío tan absoluto como aquél, el dolor empezaba a ser casi demoledor para el cuerpo. Apenas alcanzó a esbozar una sonrisa ante lo que le decía Meredith- T-t-tranquila, no tengo planeado morir por un poco de vi-vi-viento, ni t-tu tampoco- Sintió como el calor volvía a él ante el abrazo de Meredith. Ella estaba muy cerca y aunque poco podía sentir, le llegaban a sus sentidos el sonido de su respiración y el dulce aroma que la rodeaba. Fácilmente distinguible en el lugar donde estaban y un deleite como tal. ¿Fue un beso lo qué sintió? Alex había sido la única hasta ahora, y estaba bien sabido que lo hacía en broma. Aunque nadie conocía exactamente que quería aquella chica.

Le costó procesarlo ya que como toda primera experiencia, no lo entendía. ¿Era ello un símbolo de confianza, animo o una despedida? El viento había cesado de repente y no se notó como, pero aun sin el frío congelando su cabeza le resultó imposible encontrar respuesta a su cuestionamento. Se puso de pie junto a ella para observar aquél brillo, era puro, hermoso. Adelantó unos pasos , haciendo una ademán con la mano para que Meredith esperase allí.

Tenía el presentimiento de que justo delante tenía algo que no podía ver. Pasó su mano por el aire tal mimo tanteando una pared, pero enseguida dio el paso hacia adelante. Estaba de espaldas a Meredith, pero sabía que ella lo escucharía- Una cúpula de realidad absoluta, que increíble mecanismo de defensa te has conseguido compañera. Meredith Sulez, si valoras tus sentidos no cruces esta linea mientras me mantenga dentro.

Siguió adentrándose en aquél pasillo, ahora hablando solo para si mismo- Este lugar pondría a las personas unas contra otras al cruzar esa linea, un vampiro simplemente sería consumido ante su propia oscuridad, y los lobos simplemente no pueden tocarte ¿No es así? - Mientras caminaba iba afirmando cada palabra con un movimiento vertical de su cabeza. Meredith posiblemente aun podía distinguirlo con total nitidez mientras el ingresaba a una pequeña sala circular. En su centro estaba el origen de aquella luz. Frenó frente a ella y aquél resplandor cesó completamente. Allí descansaba una espada hecha completamente en plata. Runas adornaban la hoja y el trabajo del mango era simplemente hermoso y delicado -Argetlahm - le pareció a decir a la espada. A la mayoría le hubiese parecido un movimiento muy quebrado e incomodo el que hizo para coger la espada en su mano. Si no lo hubiese hecho así las lanzas que aparecieron de todas direcciones terminarían con su vida. Tuvo cuidado de no cortarse con el filo de ninguna de ellas mientras se apartaba de aquella recamara con la espada en su mano derecha - Pareces muy apegado a ella, aunque supongo que esta bien que la acompañes. Bien, asegúrate de que no la pierda - sus palabras eran de un humilde pedido. ¿A quien? Mas bien ¿A qué? Sobre su lado izquierdo se había materializado del propio aire un gran perro blanco. No, más bien un lobo.

Frenó en el mismo exacto lugar donde se detuvo minutos antes en su ingreso, mirando fijamente a Meredith. Su iris brillaba distinto, completamente argenta. Sonrió con naturalidad y dio el paso hacia adelante. Perfecto, ahora su ojos eran de su tono "original" ¿Qué rayos le pasaba a aquél chico? La mayoría sería un misterio incluso para él mismo. Lo curioso es que tenía la espada en su mano, y el lobo cuan perro le seguía al lado- Es una lastima que no venga en una presentación más compacta como Artemisa - le dijo sonriendo con autentica alegría y triunfo puesto que lo que habían logrado allí podría formar parte en canciones para las generaciones futuras.

El lobo emitió una especie de aullido- Cierto, no tiene nombre. ¿Como deberíamos llamarlo? -le preguntó a la chica mientras cortaba la distancia entre ambos al trote.

Caminamos hacia el pasillo luminoso, pero Alek no me dejó continuar, dijo que tenía puesto un hechizo que volvía a las personas en su contra, por lo que decidió entrar él solo. Esperé con ansias e inquietud, ansias de ver si traía la espada, e inquietud de que no le pasase nada malo. Le oía hablar, pero realmente no tenía ni idea de con quién lo hacía.

Adelanté un paso sin llegar a traspasar la cúpula, comencé a llamarle pues estaba preocupada, y ni loca iba a esperar aquí sin saber qué diablos le sucedía a Alek. Entré y por el momento no noté nada, ¿podría ser que Alek había encontrado la espada y por ello se había roto el hechizo? Caminé más rápido.

Me encontré a Alek junto a la espada y un lobo, no parecía dispuest a atacar, tal vez fuese el espíritu guardián de la espada. Sonreí a Alek por nuestro logro. -Seguro que tiene algún truco que acabarás aprendiendo y lograr que sea fácil guardarla. En cuanto al nombre del lobo, bueno no soy muy buena con eso.-dije pensativa. -Bueno pues, Kai, mmm... o Antu, o Nilo...-dije.

Sonreía puesto que era lo mínimo que podía hacer e inspeccionaba. Miraba a Meredith de pies a cabeza algo pensativo. Ella le tenía mucha confianza, no es que fuera malo pero prefería que tuviera más cuidado, y aún más en situaciones como estas.

-Todo esta bien, supongo que aprenderé más con el tiempo. Aunque este "pequeñín" sea ha encargado de darme un adelanto -caminó hasta Meredith y tomarla de la muñeca, sus labios alcanzaban la altura de los oídos de la chica- La proxima vez no bajes la guardia cuando uno sale de una habitación que vayan a saber los cielos que había. Peor aún cuando una criatura de este tamaño le acompaña - Sus ojos cambiaron para mirar al lobo y no pudo evitar reír ante las ocurrencias de la cazadora- Creo que sí, tienes razón no posees habilidad para nombrar, lo harás que suene a un dulce gatito. Viéndolo , lo mejor que se me ocurre es...Garm- Y allí estaba el chico de nuevo con sus referencias mitológicas a lobos enormes que aullaban a la luna en páramos helados.

-Deberíamos de salir de aquí antes de que por alguna razón se active otra trampa - Siguió el camino por el cual habían venido, esperaba que Meredith lo siguiera puesto que el recién nombrado Garm si lo hacía.

Sonreí de lado cuando escuché el comentario de Alek y saqué Artemisa apuntándole al cuello. -Cazador, yo nunca bajo la guardia. -le di un pequeño golpe con la vara de la lanza en el hombro, y cerré a Artemisa y la guardé riendo. Que no me subestimara, eso no era de buen cazador. Comenzamos a caminar hacia la salida.

Pensé en el nombre que Alek le había dado al lobo, Garm... ¿Qué querría decir? ¿De dónde provenía su nombre? Me quedé mirándolo mientras andaba. -Garm... bueno no está mal. ¿Qué significa Alek?-le pregunté curiosa mientras ya salíamos de esa habitación. Parecía que una vez cogido el tesoro, las trampas se desactivaban. El lobo parecía bastante manso, le acaricié el suave lomo. -Es bonito este animal.-dije con una gran sonrisa dibujada en mi rostro.

-Oye no es que sea dulce, pero tampoco me parece muy salvaje, es hermoso Alek, mi Artemisa no venía con mascota.-dije divertida. Ya estábamos de nuevo en el inicio de la cueva, fue muchísimo más fácil salir que entrar la verdad. -Bueno Alek, ¿cómo vas a bajar a Garm por la cascada?-pregunté curiosa.

Había ladeado la cabeza para evitar el falso golpe de Artemisa. Sonrió satisfecho al saber que Meredith estaba lista incluso si no lo parecía y dejó que le golpease el hombro con una sonrisa. La chica tenía ese aire de persona mucho más madura que su edad real, se le veía centrada y aun con lo que habían sufrido jamás flaqueó. De algo no cabía duda, Meredith Sulez era una chica increíble.

-Es un mito de mis tierras del Norte - le explicó - Está escrito que el gran lobo Fenrir tuvo dos hijos, o hermanos según a quien le preguntes. Uno de ellos era Garm, el que perseguía a la luna - le explicó como si de un cuento se tratara. El lobo no es que fuera manso, rabioso o cualquier otro adjetivo. El chico había comprendido bien que solo le interesaba devolver la espada a su sitio si algo le pasaba a su persona. Le escuchó lanzar un gruñido y sabía muy bien su significado.

-No es mascota alguna Meredith, es un espíritu animal. Libre y a servicio voluntario de la naturaleza. Supongo algún día me dirá porque decidió guardar esta espada -dijo dándole unos toquecitos al metal plateado- Supongo que encontrara su manera entre las rocas - y eso iba de manera muy literal pues podía ser tan corpóreo como no- Bueno¿ que se siente haber conseguido otra de estas armas, Meredith? No faltará mucho para que tu nombre salga en los periodicos -rió levemente ante la broma-

Sonreí a Ale al escuchar sus palabras, estaba de broma al decir que era una mascota, ya sabía lo que era perfectamente, pero me gustaba bromear cuando salía de una situación como esta con vida la verdad. Lo miré un rato la verdad. -Fenrir, sí conozco sus historias, hijos de Loki, el dios de la mentira y el engaño.-dije con un tono no muy interesado, pues me sabía muchísimas leyendas nórdicas.

Caminé con él hacia la salida, el nombre que le puso era curioso, pero le venía bien la verdad, pero eso era de esperar. Reí cuando dijo eso de que mi nombre saliera en los periódicos po haber logrado conseguir dos armas legendarias. De verdad que Alek era un auténtico bromista.

Lo era porque sabía de sobra que nosotros trabajábamos en secreto. Nadie sabía de nuestra existencia, al menos nadie que fuera humano. Caminamos y salimos de la cueva exitosamente. Cuando ya caminábamos tranquilamente por el bosque, me lancé a dar un abrazo a Alek y a darle de nuevo un beso. Pero de inmediato me aparté, ¿qué demonios hacía? -Perdona Alek, no sé que pensaba...-dije más roja que un tomate.

- No me des charla o terminarás en una clase muy larga de dioses, criaturas y cosas extrañas. La mitología es uno de mis fuertes como verás- rió mientras seguían caminando. Meredith era una de aquellas personas que decían lo exacto en el momento adecuado, el chico ignoraba como se podía adquirir una habilidad así y estaba curioso por preguntarle. Se detuvo al pensar que la pregunta sería un tanto inoportuna, el efecto contrario al que quería crear. Continuó caminando hacia la salida junto a Meredith, extrañamente todo el trayecto fue en silencio.

Mientras descendían Garm se perdió de vista, vaya uno a saber donde se había metido aquél espíritu en forma de lobo. Los bosques de nuevo, se sentía tan aliviado de haber dejado aquella cueva que podía clamar tu cabeza en cualquier momento que su sonrisa no se apagaba ni tenía intención de hacerlo.Se quitó el abrigo o empezaría a cocinarse el mismo, justo a momento en que la chica se arrojó a abrazarlo. La sostuvo fuerte entre sus brazos para asegurarse de que era real. Y allí se vio interrumpida su sonrisa, por un beso que no estaba esperando. Esta vez si pudo cerciorarse de lo que era. Tenía que ser sincero consigo mismo, no tenía idea de como actuar. Jamás había sido besado así. Se quedó en su lugar observando como Meredith se volvía del color del fuego ¿Estaría bien? De repente sintió un torrente de energía que lo llenó por completo haciendo que sus brazos rodeen a la cazadora a la altura de la cintura. Y la besó, la besó como nunca antes lo había hecho. Hizo despegar los pies de Meredith del suelo, su mente solo estaba centrada en ella, algo jamás logrado. Se sentía atrapado por su aroma, pero no quería huir. Deseaba perderse allí y esconderse tras sus cabellos de oro.

Cuando la soltó, Aleksand estaba atónito - Es a mí a quien debes perdonar - El rubio era una estatua, con sus ojos reflejando un tumultuoso mar de incertidumbre ¿Qué era todo eso?

De repente me vi alzada del suelo y cogida en los brazos de Alek, el cual me estaba besando, mi sorpresa fue mayor al ver eso que sucedía, pues no sabía si iba a ser correspondida, y ahora resultaba que sí, que lo estaba siendo. Esta iba a ser a partir de ahora nuestra mayor aventura, la historia de dos cazadores enamorados. Cerré los ojos y me dejé llevar por el momento, su beso era dulce y apasionado.

Me separé y dijo que él debía ser quien pidiera perdón. -¿Sabes una cosa? creo que ninguno de los dos tenemos que pedir perdón, no si ambos sentimos esto que estamos sintiendo.-dije mientras le abrazaba, era estupenda esta sensación de calidez al estar a su lado. Se le veía tímido como yo, así que era normal esto que nos estaba sucediendo, habíamos sido atrevidos y demostrar nuestros sentimientos sinceros.

Todo sucedía tan rápido que su mente no llegaba a procesar lo que pasaba allí. La besó, la tuvo entre sus brazos y ahora ella le abrazaba. Sentimientos. ¿Qué estaba diciendo? Su mente se cerró sobre si misma intentando comprender. Aleksand Bright era un chico nacido en una familia relativamente "normal" , casi tan normal como James Cromwell. Apenas tenía conciencia de sí mismo cuando lo llevaron lejos. Entrenarlo era el objetivo. Por supuesto que en toda su vida había sido capaz de sentir tristeza, felicidad, cariño, deseos, esperanza. Pero ahora no encontraba etiqueta alguna a lo que tenía frente a él. Aquél espacio vacío de extensión infinita comenzaba a tomar forma. Se aterró ante la incertidumbre, el no saber que hacer. Sus labios eran incapaces de articular palabras coherentes. Si el abrazo no le impidiera moverse, hubiese huido lejos. Tan lejos como sus pies le permitiesen y esconderse tras un roca, temblar del miedo como un niño. Porque eso era ahora, no más que un niño asustado de aprender de algo que no conocía.

Sus brazos instintivamente subieron por la espalda de Meredith, aferrándose a su ropa como si fuera su alma misma. Necesitaba una explicación. Sus palabras siguientes fueron débiles, suplicantes -Meredith...¿Qué es esto?-

Estaba feliz me sentía llena de amor y felicidad, dos cosas que antes no solía tener pues no era de las chicas que se enamoraban así de fácil, pero esta vez, había sido totalmente distinto y me había pillado por sorpresa. Pero no era algo que me disgustase. Notaba que Alek estaba raro pero que al mismo tiempo parecía querer amor.

-Alek esto es amor, nos gustamos y no queremos eso es lo que importa Alek...-dije mientras le besaba y esta vez era yo la que le acariciaba a él la espalda y aferraba su camiseta, probablemente se la quitaría si él sentía lo mismo claro.

La palabra lo atravesó como una lanza al pecho. Sentía como su corazón se comprimía en demasía en su cavidad. Espera un segundo...¿Amor? Había escuchado hablar de ello muchas veces, quizás demasiadas, pero jamás llegando a entenderlo. Y ahora estaba en esa situación donde según la chica el sentimiento se estaba expresando en su esplendor. Sintió sus manos alcanzar el cuello de su camiseta y como esta tironeaba levemente hacia arriba para despojarlo de ella. Dejó que lo hiciese, estaba algo mojada por lo que tuvo que ayudarla. Le sentó bien el sentimiento de libertad pero no tardó en darle un buen choque eléctrico el roce de Meredith sobre su piel desnuda. ¿Por qué su cuerpo reaccionaba así? Sentía como una especie de calor lo embargaba ¿Se estaba sonrojando? Dio un paso hacia atrás signo de que no tenía idea de lo que ocurría con ellos.

-¿Amor?¿Gustarnos? - Y aunque su rostro aún tenia esa mezcla de curiosidad, miedo y cariño, su tono sonaba más que nada curioso. Curioso de saber que era ello.