¿Cómo he llegado hasta aquí? [Kathenine-Jen]

¡Que día más aburrido! ¿Es que no pasaba nada interesante en aquel pueblo? Estaba en casa aburrida así que me levanté del sofá, cogí las llaves de casa y el MP3 y me fui a dar una vuelta. Hacía un día nublado, como otro cualquiera, aire frió y casi nadie en la calle. Parecía un pueblo fantasma. Me estaba empezando a arrepentir de venir aquí, vale que necesitaba tranquilidad, pero hasta un punto, no quería morir del aburrimiento.

Me patee todo el pueblo hasta llegar sin darme cuenta al cementerio. Pero ¿Como...? ¿Qué hacía allí? Bueno ya que había llegado hasta allí, empecé a mirar los nombres que estaban escritos en las tumbas. Se que era un pasa tiempos un poco tétrico, pero es que ¡Me aburría mucho!

Había leído ya una fila de ellas cuando noté que alguien estaba pasando por al lado mio. Mire hacía atrás, pero no había nadie, aun así seguía sintiendo que alguien me estaba mirando y al darme la vuelta ¡Zas! allí estaba, una chica de mediana estatura, delgada, melena rizada de color marrón y con una sonrisa maligna.

Sabía que no debía salir de la habitación de hotel a plena luz del día, ya que podía coincidir con Elena en algún sitio y eso no era para nada seguro, pues que alguien las viera juntas acarrearía muchas preguntas. Pero ya no aguantaba ni un minuto más allí encerrada, por mucho que fuera la habitación más lujosa de todo el hotel y que pudiera entretenerse con el botones, algo de lo que también se había cansado, por muy mono que éste fuera. Así que la vampiresa decidió escabullirse a un lugar donde podría dar una vuelta y quizás aterrorizar a alguien que andara por allí, sí, al cementerio.

Se movía por el cementerio con sigilo, camuflándose entre la niebla que había en aquel momento, esperando encotrarse a alguien con quien pasar el rato. No tardó demasiado en encontrar a una chica pelirroja, una vampiresa mejor dicho, aunque le serviría de igual modo para entretenerse. Pasó por detrás suyo de forma tan rápida que ni la vampiresa pelirroja la vio, y cuando ésta se giró, se puso justo delante suyo. Cuando la chica se volvió de nuevo hacia delante, Katherine estaba a menos de tres metros de distancia. -¡Bú! - dijo torciendo esa media sonrisa tan característica de la joven Petrova.

No era una persona que solía asustarme muy a menudo, pero desde que llegué a aquella ciudad y me había enterado de que los Originales merodeaban por allí no me fiaba de nadie. La chica que estaba delante de mi saludó con un ¡Bu! y como no, con una sonrisa que no me gustaba. Una sonrisa maligna.

Aquella chica no olía a un humano ¿Una vampiro? Era una posibilidad. Pero por otro lado, me recordaba a alguien, no se a quien, tal vez iba a mi mismo instituto y ni me había dado cuenta. Pero supongo que si fuera un vampiro la hubiera olido ¿No?

-¿Nos conocemos? -Le pregunté sin pensármelo dos veces. De verdad que había visto a aquella chica antes. La mire de arriba a abajo e intenté situarla en algún sitio o escena de mi vida en Mystic Falls, pero no hubo manera. Tal vez los vampiros se caracterizaban por su buena memoria, pero ese no era mi caso.- Me llamo Jen.

Aquella chica seguía mirando, mirada maligna y descarada. Tal vez no había sido una gran idea esa de terminar en el cementerio. Si ya era raro que yo estuviera allí, era aun más raro ver a aquella chica.

La verdad, era difícil calcular cuanto tiempo llevaba un vampiro siendolo, ya que no era algo que pudiera apreciarse a simple vista, pero la verdad era que una siempre echaba unos cálculos mentales sobre cuantos "años" podía tener un vampiro, pues la mayoría de las veces la victoria y la derrota en una pelea se basaban en quien era el vampiro más antiguo. La suerte de Katherine en aquel campo era que había pocos vampiros más antiguos que ella, por lo que solía tener las de ganar, aunque con aquellos que eran más "mayores" que ella se tenía que andar con mucho cuidado.

Pero, al contrario de lo que se había imaginado Katherine, la chica la contestó de la manera que la morena menos se esperaba, aunque no por eso su cara cambió un ápice, mostrando el asombro que durante unos segundos había sentido. Esa sonrisa descarada seguía sobre sus labios y su mirada no denotaba otra cosa que una mente que maquinaba un plan. -Jen, bonito nombre, ¿es el diminutivo de Jennifer? - preguntó acercandose de manera distraída a la chica, lástima que no fuera humana, ya que, aunque se había alimentado del botones del hotel, había tenido que hacerlo de forma que no se notara, por lo que a penas había dado un par de sorbos, además, en el hotel no tenía donde guardar sangre, por lo que andaba algo baja de alimento. -Dime, Jen, ¿que haces sola en el cementerio? En un pueblo como Mystic Falls no conviene frecuentar estos lugares... - dijo como quien advierte a un niño pequeño de algún peligro, aunque sin realmente querer advertirla de nada. Muchos vampiros se reunían en cementerios o criptas para trazar sus planes; puede que por que el cementerio era como el lugar de unión entre la vida y la muerte, y al no estar ni vivos ni muertos, era como el lugar más cómodo para ellos.

Aquella chica seguía mirándome con su descarada mirada, muy arrogante. ¿Me asustaba? No demasiado. Aun seguía intentado recordar a aquella chica en algún lugar donde la había visto, pero nada, mi memoria seguía fallando. Me sacó de todo pensamiento cuando me pregunto si Jen era el diminutivo de Jennifer.

-Si, es el diminutivo, pero decidí cambiármelo legalmente. -Mi madre me había puesto aquel nombre porque según ella "Era un nombre elegante y respetuoso" así que cuando pude controlar mis poderes manipulé a un señor del ayuntamiento de mi pueblo de Noruega para que me cambiara el nombre a Jen. Odiaba con toda mi alma el nombre de Jennifer, ya que me recordaba a mi madre.

Había empezado a hacer viento y notaba el aire frió contra mi cara. El viento empezó a mover mi pelo. Realmente no se para que me había peinado aquel día. La chica me preguntó que hacía en un lugar como este.

-Bueno yo te podría hacer la misma pregunta. -Le dije. No quería parecer borde, pero es que no sabía realmente que hacía allí.- Estaba paseando y he terminado aquí sin darme cuenta. -Parecía una excusa barata, pero era la verdad.

Todavía no había decidido que haría para entretenerse con aquella chica, pues, al fin y al cabo, ella había esperado encontrarse algún humano al que confundir durante un rato y del que finalmente alimentarse, pero no parecía haber nadie más que ellas dos en aquel lugar, por lo que tendría que conformarse con Jen. La chica miraba a Katherine como si tratara de ubicarla en su cabeza, seguramente le sonara de algo; aunque Kath estaba segura de que no conocía a aquella chica, por lo que ésta seguramente conociera a Elena, aunque no se acordase de ella. Bueno, pues Katherine jugaría a ser Elena, aunque no a imitarla precisamente, simplemente diría ser ella; además, con el reciente cambio que había dado su doble, ya no tenía problema para fingir frente a nadie que era la señorita Gilbert, pues ambas tenían ahora aura de vampiro.

-Dudo que a tu madre le haya hecho mucha gracia que te cambies el nombre que te puso con tanto cariño. - dijo tratando de picarla un poco. Ella misma se había cambiado el nombre, aunque no había cambiado mucho, ya que de Katerina a Katherine no había mucha diferencia. Aún así, ella seguía prefiriendo Katerina, aunque solo se lo llamaban aquellos que la conocieron como humana, que fueron más bien pocos. El Petrova ya era otra historia, además, había que tener en cuenta que fue la última en tener aquel apellido, aunque no la última Petrova, pues su hija se encargó de continuar con el linaje familiar, aunque eso es algo que pocas personas saben.

El viento agitaba su cabello, hacía tiempo que había dejado de sentir el frío y el calor, y de no ser por el movimiento de su cabello, ni si quiera se habría percatado de que hacía viento. -Pero yo he preguntado primero. -dijo con voz cantarina. -Un paseo un tanto extraño y lúgubre para haber terminado en el cementerio, ¿no crees?

La chica de un modo descarado le dijo que seguramente mi madre estaría enfadada conmigo por cambiarme el nombre. ¿Y qué más me daba a mi eso? Nunca le había tenido ningún aprecio ni a mi madre ni a mi padre, a la única que le apreciaba era a mi abuela y todos habían muerto hace muchos años. A estas alturas me daba igual que podía pensar mi familia de mi desde lo más haya.

-Bueno, tu aun no me has dicho como te llamas. -Intentaba descubrir algo más sobre ella para poder reconocerla. Tal vez si me dijera su nombre la recordaría o algo.

La chica me miro de nuevo para analizar la última frase que había dicho. No era normal que alguien estuviera en un cementerio paseando.

-Siempre me han gustado los sitios oscuros y ¿Qué más oscuro que un cementerio? -Siempre me pasaba lo mismo, cada vez que necesitaba tranquilidad iba a algún lado tranquilo. muchas veces a un sitio tétrico y sin gente, así podría estar mejor. Tal vez mi subconsciente me pedía tranquilidad, pero es que este pueblo ya de por si era tranquilo y aburrido.

La intención de Katherine al hacer ese comentario respecto a su cambio de nombre había sido, por supuesto, picarla. A pocos vampiros les gustaba que les recordasen su familia, al fin y al cabo, la familia que habían tenido estaba ya muerta, o convertida en vampiro, y a pocos de ellos les agradaba realmente lo primero, que era lo más normal. La propia Katherine odiaba que le hablasen de su familia, aunque les recordaba en silencio, y, aunque jamás lo admitiría en voz alta, agradecía con el alma que Elena le hubiera devuelto el libro de la familia Petrova, uno de ellos por lo menos, pues era lo único que le quedaba de ellos, y que le recordaba que una vez había sido humana, y que ahora tenía que sobrevivir como fuera. Cuando Jen le reprochó que ella aún no le había dicho su nombre, Katherine sonrió, había conseguido picarla. -Elena, me llamo Elena. - dijo de una forma tan natural que nadie dudaría de que ese era su nombre. Los que conocían a ambas Petrovas, sabían que Katherine era la que siempre llevaba el pelo ondulado, mientras que Elena lo llevaba liso; aunque Katherine, cuando necesitaba hacer de Elena, siempre se lo alisaba. Esta vez, en cambio, Katherine llevaba su cabello rizado, aunque aquella chica no notaría la diferencia, pues había que estar al tanto de que eran dos personas completamente iguales en aspecto las que rondaban Mystic Falls.

Katherine frunció el ceño levemente de forma algo teatral, y miró a la chica. -Así que te atraen los muertos y esas cosas, ¿eh? - comentó mientras se apoyaba en una de las lápidas. No entendía como ningún vampiro podía sentirse atraído por la muerte, ellos ya estaban muertos, ¿no? No hacía falta acercarse más a la muerte. Ella, en cambio, siempre se había sentido atraída por la vida, aunque eso siempre lo había llevado en secreto, por supuesto, pues siendo una vampiresa a la que nada le impedía matar a aquel que se interpusiera en su camino no cuadraba mucho con que se sintiera atraída por la vida, pero era así; aunque necesitaba mantener un equilibrio, además, no había vida que apreciase más que la suya, bueno, vida o lo que fuera. -¿Por qué ansias tanta tranquilidad cuando éste es el mejor momento para disfrutar? - preguntó sin intención de obtener una respuesta, y antes de que la chica pudiera darla continuó hablando. -De verdad, tanta preocupación os vuelve a todos unos aburridos...

La chica dijo que se llamaba Elena. Ahora si que la recordaba. La había visto en el instituto con uno de los hermanos Salvatore y con la bruja Bennet y su amiga vampiro Caroline. La había visto ayudar a Caroline con la decoración de distintas fiestas o con su hermano Jeremy. Parecía una chica muy amable, pero ahora aquí la tenía delante y no parecía precisamente muy simpática.- Encantada, Elena. -dije mirándola fijamente. No iba a dejar que me intimidara aquella chica.

La chica frunció el ceño y preguntó si me iba ese rollo de los muertos. No es que me fuera ese rollo, era que... era complicado explicar.- Es que los muertos están en silencio si quiero pensar. -Dije con una sonrisa. Parecía raro, pero era la verdad. Elena decía que la preocupación de los demás era la razón por la que la gente era aburrida. En eso estaba de acuerdo con los demás.- Yo no tengo preocupaciones, simplemente... me gusta el silencio, aunque en este pueblo el silencio predomina, nunca pasa nada emocionante. -Admití.

Por la reacción de la chica cuando Katherine dijo que se llamaba Elena, aquella muchacha debía conocer a su doble, aunque fuera solo de vista. Bueno, aquello no cambiaría nada, al fin y al cabo, la que tendría que lidiar luego con Jen sería Elena, y no ella. - El placer es mío. - dijo torciendo una media sonrisa, aunque claro, hubiera preferido mil veces haberse encontrado con un humano, pues era más divertido marearles, confundirles, seducirles... pero bueno, también podía pasar el rato con aquella chica, ¿no? Mientras no fuera más antigua que ella, todo iría bien, y algo le decía que no lo era; había pocos vampiros en la tierra más antiguos que Katherine, aunque haber, los había.

Katherine la miró alzando una ceja, ¿que nunca pasaba nada emocionante? Esta chica debía llevar muy poco en Mystic Falls, además, siempre que Katherine estaba allí pasaba algo, aunque no sabía si era por pura coincidencia o por el hecho de que ella estuviese allí. - Bueno, eso será por que no te juntas con la gente adecuada. Este pueblo es emocionante, siempre están pasando cosas, pero no a los ojos de todos. - ladeó la cabeza, aquello era completamente, cierto, mientras el noventa por ciento del pueblo vivía en la ignorancia, el diez por ciento restante estaba siempre alerta y lidiando con criaturas sobrenaturales.

La chica dijo que estaba encantada por conocerme, claro y yo que me lo creía.- Oye, Elena, ¿Y desde cuando vives en este pueblo? -Tal vez había nacido aquí o había venido desde algún otro lado. La verdad es que tenía pinta de ser una chica de ciudad, por eso de creerse superior a los demás. La gente de pueblo solía ser mas humilde y confiaban en los demás, aunque fueran de ciudad. De todos modos, la chica tenía un acento que apenas se notaba, pero que me hacía entender que de aquí no era o que por lo menos sus padres no lo eran. Tal vez hablara en otro idioma. Yo después de tantos años aprendí a hablar en Español, Aleman, Italiano, incluso Ruso.

Elena me dijo que no me juntaba con la gente adecuada ya que en Mystic Falls pasaban muchas cosas interesantes, solo había que saber encontrarlas.- ¿Y tu eres buena compañía para eso? -Me apostaba cualquier cosa que sí, incluso sería capaz de poner mi mano en el fuego ya que ella sería la que creara los momentos espontáneos, a veces peligrosos, en aquel pueblo. Creo que había topado con una chica muy interesante, aunque insufrible.

La chica morena me explicó que llevaba desde siempre viviendo por allí. Hacía pocos meses que vivía yo por allí y era verdad que la había visto por el instituto. Lo que no entendía era porque caía tan bien allí si iba de superior. Siempre se la veía con sus mejores amigas, una chica rubia, Caroline, que era vampiro y una tal Bonnie que desconocía que era. A su hermano pequeño también lo había conocido, había tenido una escena un poco... violenta con el. Casi me mata.- ¿Y no pretendes mudarte nunca? -Pregunté curiosa. Yo había venido a aquel pueblo buscando tranquilidad, pero sabía que antes de los cinco años me largaría de allí por aburrimiento y también por el echo de que era un vampiro.

Elena sonrió con malicia afirmando mi pregunta. Se creía la mejor compañía para que esto tuviera algo de diversión. Sabía que decía la verdad, tenía pinta de hacer de todo, ilegal o legal, pero divertido o por lo menos entretenido.- Todo lo entretenido es peligroso. -Dije sonriendo. Me había metido en problemas años atrás con cazadores, brujos y vampiros más antiguos que yo, pero si recapacitaba me lo había pasado en grande y volvería a poner en peligro mi vida solo para entretenerme.

Elena parecía convencida que quería lo mejor para su hermano. Había conocido a Jeremy en circunstancias extrañas y aun habían terminado en circunstancias más extrañas aun, tanto que quiso matarme. era un chico inteligente y rápido. Había charlado con el durante una tarde entera y en el último momento me atacó ¿Una acción calculada? Tal vez, pero había sido inteligente. Lastima que no tuviera tanta fuerza como una vampiro experimentada si no ya estaría muerta.- Seguro que tu hermano te agradece que te quedes aquí. -Dije con una sonrisa amable. Dudaba que Elena supiera sobre nuestra extraña tarde.

Vi que a Elena le gustaban las personas malvadas. No es que fuera una persona muy cruel, pero me gustaba divertirme y si eso significaba meterme en problemas, pues bienvenidos fueran. Estaba claro que si las dos nos aliábamos íbamos a ser imparables.- Por ahora me estoy portando bastante bien, pero me aburro mucho. -Dije riendo. Quería conocer a los Originales, a más gente como Elena y divertirme, sus vidas eran una continua fiesta.