Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
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Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
Ni aunque lo hubiera deseado, habría logrado el joven Cromwell apartar la mirada de la vampiresa, así que trató simplemente de ocultarlo con un trago de su bebida. Observó el ambiente, ya se habían esparcido los seguidores de Katherine, pero no dejaba de haber uno que otro que volteaba disimuladamente la cabeza para apreciarla. Luego, volvió su cabeza a la joven Pierce, mientras se alegraba al recordar sus palabras. Había empezado bien, y no tenía pensado en lo absoluto arruinarlo, por lo que escogió sus palabras con detenimiento y cuidado, cosa que le sorprendió, pue snunca había tenido realmente dificultades para hablar con una chica.
- Supongo que, ya que viajas tanto, nos habríamos encontrado antes en Inglaterra cuando vivía por esos lugares, o tal vez simplemente te vi de lejos por Mystic Falls si es que alguna vez has pisado ese pueblo.
De esa noche, no se hubiera imaginado toparse con un ser enteramente sobrenatural, pero allí se encontraba con una legendaria Vampiresa, de la cual sabía su linea familiar y unos cuantos datos de más, tan parecida a Elena Gilbert que en un principio habría llegado a confundirla con ella de no ser por los rizos que le caen sobre el cuerpo, y los ojos que dentellan sagacidad antes que ternura. James, por supuesto, no era nada cercano a Elena y muy pocas ocasiones (sino ninguna) había hablado con ella, pero sabía de antemano la protección que tenía, pues su buen amigo Aleksand era el encargado de protegerla...era algo como su guardaespaldas personal, aunque el joven Cromwell prefería pensar en el como en un obsesivo enamorado que no deja de proteger a su princesa. Por ahora, deseaba conocer más a Katherine Pierce, en lugar de simplemente pensar en su doble.
- ¿Gustas bailar? - Dijo, en un tono aún más caballeroso de lo que antes había sido.
- Supongo que, ya que viajas tanto, nos habríamos encontrado antes en Inglaterra cuando vivía por esos lugares, o tal vez simplemente te vi de lejos por Mystic Falls si es que alguna vez has pisado ese pueblo.
De esa noche, no se hubiera imaginado toparse con un ser enteramente sobrenatural, pero allí se encontraba con una legendaria Vampiresa, de la cual sabía su linea familiar y unos cuantos datos de más, tan parecida a Elena Gilbert que en un principio habría llegado a confundirla con ella de no ser por los rizos que le caen sobre el cuerpo, y los ojos que dentellan sagacidad antes que ternura. James, por supuesto, no era nada cercano a Elena y muy pocas ocasiones (sino ninguna) había hablado con ella, pero sabía de antemano la protección que tenía, pues su buen amigo Aleksand era el encargado de protegerla...era algo como su guardaespaldas personal, aunque el joven Cromwell prefería pensar en el como en un obsesivo enamorado que no deja de proteger a su princesa. Por ahora, deseaba conocer más a Katherine Pierce, en lugar de simplemente pensar en su doble.
- ¿Gustas bailar? - Dijo, en un tono aún más caballeroso de lo que antes había sido.
Última edición por James T. Cromwell el Lun Mayo 21, 2012 9:57 am, editado 1 vez
James T. Cromwell- Hechiceros
- Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
Katherine estaba disfrutando con la situación, le encantaba provocar ese desconcierto e intriga en los hombres, algo que llevaba consiguiendo desde que se había convertido en vampiresa, allá por 1492. Eso no quiere decir que cuando era humana no atraía miradas, solo que eran otros tiempos, y no era para nada cortés que un hombre se le quedase mirando a una mujer durante demasiado tiempo. Aunque eso no evitó que más de un hombre se fijara en ella, ni que uno la consiguiera... pero esa es otra historia. Al contrario que el joven brujo, Katherine mantenía su mirada fija en el chico sin disimular en absoluto, sujetando su copa en la mano derecha. - No dudo que nos hayamos encontrado en cualquiera de los dos sitios, además, Mystic Falls es un pueblo por el que me gusta pasarme de vez en cuando. - comentó la morena, que no encontraba ninguna razón para no admitir que había ido a Mystic Falls en más de una ocasión, siempre en busca de alguno de los hermanos Salvatore, aunque en esta última década también había ido a aquel pueblo a fastidiar un poco a su doble, o a intentar llevar a cabo alguno de sus planes contra Klaus, que por desgracia nunca salían del todo bien.
Esa noche parecía prometer, no solo por que iba a divertirse todo lo posible, si no por que podría descubrir si James estaba involucrado de algún modo en la lucha Elena-Klaus y, en caso de que no estuviera de lado de ninguno, conseguir que se pusiera del suyo, que no de parte de Elena, pero sí contra Klaus. Katherine necesitaba asegurarse de que podría "vivir" tranquila, de que Klaus no trataría de matarla o vengarse de ella por lo que hizo, y no le importaba como conseguir eso, ya fuera matando a Klaus o haciendo un trato con él. Tras unos segundos perdida un poco en sus pensamientos, aunque sin parecerlo, volvió al mundo real. El brujo la invitó a bailar de una forma tan caballerosa que a Katherine le recordó a cuando era humana y acudía a las fiestas que Elijah y Klaus organizaban, a cuando todavía era Katerina. Ahora solo Elijah continuaba llamandola así, y tampoco es que se vieran mucho. -Por supuesto. - Katherine torció una media sonrisa y se terminó su copa de un trago, para luego ponerse de pies y extender una mano para que el chico se la agarrara.
Esa noche parecía prometer, no solo por que iba a divertirse todo lo posible, si no por que podría descubrir si James estaba involucrado de algún modo en la lucha Elena-Klaus y, en caso de que no estuviera de lado de ninguno, conseguir que se pusiera del suyo, que no de parte de Elena, pero sí contra Klaus. Katherine necesitaba asegurarse de que podría "vivir" tranquila, de que Klaus no trataría de matarla o vengarse de ella por lo que hizo, y no le importaba como conseguir eso, ya fuera matando a Klaus o haciendo un trato con él. Tras unos segundos perdida un poco en sus pensamientos, aunque sin parecerlo, volvió al mundo real. El brujo la invitó a bailar de una forma tan caballerosa que a Katherine le recordó a cuando era humana y acudía a las fiestas que Elijah y Klaus organizaban, a cuando todavía era Katerina. Ahora solo Elijah continuaba llamandola así, y tampoco es que se vieran mucho. -Por supuesto. - Katherine torció una media sonrisa y se terminó su copa de un trago, para luego ponerse de pies y extender una mano para que el chico se la agarrara.
Katherine Pierce- Vampiros con Protección
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
Tal vez el tiempo se hubiera detenido cuando James tomó la mano de la Vampiresa, o simplemente era una jugarreta que le tendía su mente...o sus poderes. Se levantó de inmediato y se acercó a la pista de baile tomado de la mano de Katherine. Casi todo el bar se había levantado, de modo que podría pasar desapercibidos después de todo el alboroto que anteriormente habían creado. James se acercó a Katherine y comenzó a bailar. Sus pasos no eran del todo torpes, pues desde siempre había sido un buen bailarin y por ello se caracterizaba en Castle Combe, pero había perdido la práctica, pues desde hacía mucho que no acudía a una fiesta de aquellas y mucho menos las que se realizaban en Chicago, que no tenían ninguna comparación con las veladas nocturnas de su pequeño pueblo de infancia.
No había apartado ni por un solo segundo su mirada de Katherine. Era en extremo diferente a Elena, aunque por fuera parecieran iguales. La actitud que desprendía la vampiresa Pierce era fuerte, independiente y por supuesto atractiva para alguien como James, cuya vida no estaba ligada a la tranquila cotidianidad de los seres humanos sino que estaba repleta de interesantes acciones sobrenaturales. Tal vez no deseaba quitar la mirada de Katherine por el simple hecho de no creerse estar cerca a la criatura de la cual tanto conocía y que ansiaba conocer, o por el hecho de que no deseaba que se la quitaran de la pista de baile, pues aunque dudaba realmente que Katherine pudiera irse con alguno de esos humanos que no podían disimular su deseo, pero con lo rebelde e impredecible que podía ser la vampiresa, nunca se sabía cuando podía cambiar sus opiniones.
- Si antes has estado en Mystic Falls, ¿Porqué no te has quedado? Si vivieras por allí, tal vez el pueblo sería un poco más interesante. - Simplemente, se dedicó a guiñarle un ojo luego de estas palabras, para continuar bailando al ritmo de la musica.
No había apartado ni por un solo segundo su mirada de Katherine. Era en extremo diferente a Elena, aunque por fuera parecieran iguales. La actitud que desprendía la vampiresa Pierce era fuerte, independiente y por supuesto atractiva para alguien como James, cuya vida no estaba ligada a la tranquila cotidianidad de los seres humanos sino que estaba repleta de interesantes acciones sobrenaturales. Tal vez no deseaba quitar la mirada de Katherine por el simple hecho de no creerse estar cerca a la criatura de la cual tanto conocía y que ansiaba conocer, o por el hecho de que no deseaba que se la quitaran de la pista de baile, pues aunque dudaba realmente que Katherine pudiera irse con alguno de esos humanos que no podían disimular su deseo, pero con lo rebelde e impredecible que podía ser la vampiresa, nunca se sabía cuando podía cambiar sus opiniones.
- Si antes has estado en Mystic Falls, ¿Porqué no te has quedado? Si vivieras por allí, tal vez el pueblo sería un poco más interesante. - Simplemente, se dedicó a guiñarle un ojo luego de estas palabras, para continuar bailando al ritmo de la musica.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
Katherine sabía el efecto que causaba en el joven brujo, y le encantaba, adoraba causar ese efecto en la gente. Aunque, por desgracia, cada vez que causaba en alguien tal sensación y el susodicho se dejaba llevar por ella, todo había acabado mal. Como en el caso de los Salvatore por ejemplo, aunque claro, para ella tampoco había acabado tan mal, había perdido a las dos personas que más quería, sí, pero iba a recuperarlos, por lo menos a Stefan. Salieron de la mano a la pista de baile, por suerte, todo el mundo estaba en pie y bailando y solo unos pocos les prestaban atención, pero eso a Katherine le daba igual. Esa noche Chicago era suya, y nadie, ni si quiera Klaus, podría arrebatarla la libertad que sentía en aquel momento. Era como si esa noche fuera eterna, algo que a Katherine no se le hacía del todo imposible, pues al fin y al cabo, ella era inmortal, y cuando era mortal no se le hubiera ocurrido ni por asomo que aquello fuera posible, así que, ¿por que no podía deternerse el tiempo en aquella noche? No se le antojaba una idea tan disparatada.
Ahora, mientras bailaba, notaba la mirada de el joven Cromwell fija en ella, pero la vampiresa no le miraba, es más, no miraba a nada ni nadie, tenía la vista perdida en sus recuerdos, pues las imágenes del local actual se mezclaban con las que tenía en su memoria, las del Chicago de la década de 1920. Ese era uno de los problemas de llevar "viviendo" durante más de 500 años, que los recuerdos inundaban tu mente, que todo a tu alrededor cambia mientras tú sigues siendo igual. No es que Katherine deseara que eso acabara, pues en aquel momento, eso significaría la muerte, pero no diría que no si la ofrecieran volver en el tiempo y que nada de aquello hubiera sucedido. Bailaba de manera despreocupada, con un estilo que realemente ahora no se llevaba, pero que en ella solo hacía que la gente se le quedara mirando maravillada.
Escuchó las palabras de James y sonrió de forma seductora, aunque mezclada con un gesto algo burlón. -Digamos que no soy muy bien recibida en Mystic Falls. - algo que era cierto, aunque la verdadera razón era que mientras Elena siguiera allí, nunca podría realmente vivir en Mystic Falls, pues no habría forma de explicar la existencia de dos personas completamente iguales en aspecto. -Además, no me gusta quedarme durante demasiado tiempo en ningún sitio, me aburre.
Ahora, mientras bailaba, notaba la mirada de el joven Cromwell fija en ella, pero la vampiresa no le miraba, es más, no miraba a nada ni nadie, tenía la vista perdida en sus recuerdos, pues las imágenes del local actual se mezclaban con las que tenía en su memoria, las del Chicago de la década de 1920. Ese era uno de los problemas de llevar "viviendo" durante más de 500 años, que los recuerdos inundaban tu mente, que todo a tu alrededor cambia mientras tú sigues siendo igual. No es que Katherine deseara que eso acabara, pues en aquel momento, eso significaría la muerte, pero no diría que no si la ofrecieran volver en el tiempo y que nada de aquello hubiera sucedido. Bailaba de manera despreocupada, con un estilo que realemente ahora no se llevaba, pero que en ella solo hacía que la gente se le quedara mirando maravillada.
Escuchó las palabras de James y sonrió de forma seductora, aunque mezclada con un gesto algo burlón. -Digamos que no soy muy bien recibida en Mystic Falls. - algo que era cierto, aunque la verdadera razón era que mientras Elena siguiera allí, nunca podría realmente vivir en Mystic Falls, pues no habría forma de explicar la existencia de dos personas completamente iguales en aspecto. -Además, no me gusta quedarme durante demasiado tiempo en ningún sitio, me aburre.
Katherine Pierce- Vampiros con Protección
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
Finalmente y sin saber el porqué, James dejó de fijarse en el bar, en su alrededor, para concentrarse en la persona que estaba al frente suyo. Los mortales ya no importaban - ¿Acaso habían importado alguna vez esa noche? - y simplemente observaba a Katherine danzar junto a él, mientras también hacía lo posible por llevarle el ritmo. No estaba seguro de que la vampiresa conociera los efectos que tenía sobre el joven Cromwell, pues a pesar de que eran casi los mismos que producía en todos los hombres del bar, James sabía como disimular lo suficiente.
Finalmente, Katherine había revelado algo de su naturaleza vampirica, pues el simple hecho de no ser deseada en Mystic Falls revelaba una enorme cantidad de detalles acerca de su historia, un poco de la cual James conocía. Vaciló un momento y dio un ligero suspiro, que se pudo haber interpretado de otra forma pero para el solo era la advertencia de que no podía continuar ocultando su naturaleza de hechicero por mucho tiempo más.
- Quedarte en un solo sitio no es tan aburrido...por lo menos no si es un lugar como Mystic Falls. De todos modos, estoy seguro haberte visto en mas ocaciones que solo un par de veces. - Se estaba refiriendo indirectamente a Elena Gilbert, algo que deseaba que Katherine intuyera a ver si pasaban a una conversación un poco mas trascendental. No podía estarse toda la noche hablando de cotidianidades con una vampiresa tan famosa como ella.
Finalmente, Katherine había revelado algo de su naturaleza vampirica, pues el simple hecho de no ser deseada en Mystic Falls revelaba una enorme cantidad de detalles acerca de su historia, un poco de la cual James conocía. Vaciló un momento y dio un ligero suspiro, que se pudo haber interpretado de otra forma pero para el solo era la advertencia de que no podía continuar ocultando su naturaleza de hechicero por mucho tiempo más.
- Quedarte en un solo sitio no es tan aburrido...por lo menos no si es un lugar como Mystic Falls. De todos modos, estoy seguro haberte visto en mas ocaciones que solo un par de veces. - Se estaba refiriendo indirectamente a Elena Gilbert, algo que deseaba que Katherine intuyera a ver si pasaban a una conversación un poco mas trascendental. No podía estarse toda la noche hablando de cotidianidades con una vampiresa tan famosa como ella.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
Katherine sabía de sobra que aquel brujo sabía que ella era un vampiro, ya que los brujos tenían esa capacidad de percibir la esencia de cada ser antes siquiera de verlos. Lo que no entendía era por qué aquel chico se andaba con rodeos, ni por qué estaba allí con ella; a los brujos no les gustaba demasiado el juntarse con vampiros, sobre todo por que la mayoría de los vampiros, Katherine incluida, se aprovechaban de los brujos o brujas que confiaban en la palabra de un vampiro y al final, si las cosas se complicaban, les dejaban tirados. No es que Katherine faltara a su palabra, nunca lo había hecho, siempre cumplía lo prometido, pero a su manera. Por eso le extrañó que el joven Cromwell se hubiera quedado allí con ella, aunque aquello le viniera de perlas a Katherine para enterarse de como iban las cosas por Mystic Falls. Aun así, el que aquel chico fuera un brujo no preocupaba a la vampiresa en absoluto, al fin y al cabo, era un brujo joven y para doblegar a Katherine hacía falta más que un brujo de 17 años.
El chico dejaba ver entre líneas que conocía la naturaleza de la vampiresa, pero Katherine se hacía la tonta, ¿si él sabía lo que ella era, por que no lo decía abiertamente? La multitud que antes tenía los ojos puestos en ellos ya se había dispersado y nadie les prestaba ya atención, algo que tanto alegró como fastidió a la vampiresa. Pero, al comprobar que realmente nadie les prestaba la más mínima atención, Katherine decidió poner sus cartas sobre la mesa. El largo suspiro del chico la hizo sonreír levemente, algo que Katherine interpretó por que se moría de ganas de decirla que sabía qué era ella, pero que no sabía exactamente como hacerlo. -Imposible, a no ser que estuvieras en Mystic Falls allá por 1864, algo más bien improbable. - dijo de forma completamente natural, en un tono de voz más bien bajo. -Seguramente a quien conoces es a Elena, ¿aunque quien no la conoce, con la guerra que da? - Katherine puso los ojos en blanco, cada vez que iba a Mystic Falls era Elena por aquí, Elena por allá; y si ella iba allí era por que quería hacerle daño a Elena, ¿por qué tenía que girar el mundo al rededor de Elena? Nunca había planeado matarla realmente, solo hacer un intercambio justo con Klaus.
El chico dejaba ver entre líneas que conocía la naturaleza de la vampiresa, pero Katherine se hacía la tonta, ¿si él sabía lo que ella era, por que no lo decía abiertamente? La multitud que antes tenía los ojos puestos en ellos ya se había dispersado y nadie les prestaba ya atención, algo que tanto alegró como fastidió a la vampiresa. Pero, al comprobar que realmente nadie les prestaba la más mínima atención, Katherine decidió poner sus cartas sobre la mesa. El largo suspiro del chico la hizo sonreír levemente, algo que Katherine interpretó por que se moría de ganas de decirla que sabía qué era ella, pero que no sabía exactamente como hacerlo. -Imposible, a no ser que estuvieras en Mystic Falls allá por 1864, algo más bien improbable. - dijo de forma completamente natural, en un tono de voz más bien bajo. -Seguramente a quien conoces es a Elena, ¿aunque quien no la conoce, con la guerra que da? - Katherine puso los ojos en blanco, cada vez que iba a Mystic Falls era Elena por aquí, Elena por allá; y si ella iba allí era por que quería hacerle daño a Elena, ¿por qué tenía que girar el mundo al rededor de Elena? Nunca había planeado matarla realmente, solo hacer un intercambio justo con Klaus.
Katherine Pierce- Vampiros con Protección
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
Finalmente había pasado. Ya Katherine se había delatado y James estaba seguro de que la vampiresa conocía la naturaleza del Cromwell, por lo que no tenía ningún sentido seguir fingiendo que era un humano normal común y corriente, cuando en realidad no había nada más alejado de la verdad. La canción finalmente había terminado y por lo tanto el baile se había detenido. James ahora sentía deseos de salir de ese bar en compañía de Katherine, pero se preguntaba que tanto deseaba la vampiresa.
- Como si no hubieras visitado Mystic Falls después de 1864. Sé bien que has causado varios problemas entre los Salvatore y Elena. Por supuesto que conozco a Elena, es...una buena amiga mía.
La condujo hasta la mesa y se llevó a los labios el vaso con licor. Se bebió todo su contenido con un solo sorbo y miró a Katherine y luego a la puerta, como indicándole que deseaba salir, si es que la joven también estaba dispuesta. Tal vez pudieran dar un recorrido por Chicago, y considerando que le resultaba fastidioso quedarse en un mismo lugar, tal vez un tour por la ciudad durante toda la noche le resultaría bastante interesante.
- ¿Quisieras salir? Tengo toda la noche libre y casi no conozco Chicago. Un buen tour por la ciudad no me vendría nada mal, ni tampoco encontrar algún lugar donde gastar todo el dinero que traje.
- Como si no hubieras visitado Mystic Falls después de 1864. Sé bien que has causado varios problemas entre los Salvatore y Elena. Por supuesto que conozco a Elena, es...una buena amiga mía.
La condujo hasta la mesa y se llevó a los labios el vaso con licor. Se bebió todo su contenido con un solo sorbo y miró a Katherine y luego a la puerta, como indicándole que deseaba salir, si es que la joven también estaba dispuesta. Tal vez pudieran dar un recorrido por Chicago, y considerando que le resultaba fastidioso quedarse en un mismo lugar, tal vez un tour por la ciudad durante toda la noche le resultaría bastante interesante.
- ¿Quisieras salir? Tengo toda la noche libre y casi no conozco Chicago. Un buen tour por la ciudad no me vendría nada mal, ni tampoco encontrar algún lugar donde gastar todo el dinero que traje.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
Ahora jugaban en descubierto, él sabía lo que era ella y ella sabía lo que era él; ahora solo faltaba saber que era lo que pretendía realmente aquel brujo o si quería algo de ella, aunque a Katherine tampoco le importaba mucho, por mucho que su familia fuera una de las más poderosas de la historia, él era un chaval, un joven que no superaría los veinte años, por lo que su poder sería todavía limitado. Cuando finalizó la canción, ambos pararon, y Katherine se quedó mirando al brujo Cromwell fijamente, con cierta curiosidad. ¿Habría sido solo una coincidencia que se encontraran ahí? ¿ O acaso trabajaba él para alguno de sus enemigos? Lo que si que estaba claro era que estaba él solo, pues no podía distinguir ningún otro ser sobrenatural por ahí, aunque una no podía fiarse. -Pero después de 1864 solo me han visto aquellos a los que he dejado que me vieran. - dijo de forma algo enigmática. Cuando escuchó que Elena era amiga suya puso los ojos en blanco, como no pensó para sí.
No tardaron en dirigirse a la mesa en la que habían dejado sus bebidas y Katherine cogió su copa entre sus manos y le dio un sorbo, los hielos se habían medio derretido y sabía algo aguado; Katherine puso una mueca de desagrado. La próxima vez, sin hielos, pensó. Cuando el chico la miró y de seguido miró la puerta, Katherine le miró alzando una ceja, ¿para que quería salir fuera? Su pregunta no tardó en ser contestada y Katherine le miró con una media sonrisa. -Por mi bien, hace tiempo que no paseo por Chicago de noche. - dejó el vaso medio vacío sobre la mesa y agarró a James del brazo para dirigirse hacía la salida.
No tardaron en dirigirse a la mesa en la que habían dejado sus bebidas y Katherine cogió su copa entre sus manos y le dio un sorbo, los hielos se habían medio derretido y sabía algo aguado; Katherine puso una mueca de desagrado. La próxima vez, sin hielos, pensó. Cuando el chico la miró y de seguido miró la puerta, Katherine le miró alzando una ceja, ¿para que quería salir fuera? Su pregunta no tardó en ser contestada y Katherine le miró con una media sonrisa. -Por mi bien, hace tiempo que no paseo por Chicago de noche. - dejó el vaso medio vacío sobre la mesa y agarró a James del brazo para dirigirse hacía la salida.
Katherine Pierce- Vampiros con Protección
- Mensajes : 149
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
Resultaba sumamente agradable el hecho de que finalmente se hubieran descubierto, tanto la vampiresa como el hechicero. Ahora, lo único que deseaba James era salir de aquel antro y caminar un buen rato por Chicago, al fin y al cabo no tenía que volver a casa esa noche y, siendo ambos entes sobrenaturales, la noche podría pasarseles sin importar el tiempo y amanecer en cualquier lugar que se les antojara.
Salieron del establecimiento, justo a tiempo, pues las miradas habían regresado y se encontraron con una calle repleta de transeúntes que, según parecía, tenían una noche bastante agitada y divertida. Algunos parecían ya altamente sometidos ante los juicios del alcohol, mientras otros trataban de buscar un lugar donde seguir su fiesta nocturna. Algunos entraron justo en el momento en que James y Katherine salían del bar, y por una fracción de segundo James pudo reconocer sus rostros, aunque poca atención les prestaría por ahora.
Su mente se encontraba maquinando un buen lugar donde llevarla, pero en realidad no se le ocurría ninguno, no tanto por falta de imaginación como por no saber los lugares que había en Chicago, y al final decidió permitirle a Katherine la elección del lugar, mientras caminaban por la acera. Parecía imposible que con 7 horas aún para disfrutar esa noche y toda la ciudad a su merced, no pudieran encontrar un buen sitio para estar.
- Considerando que esta es mi primera vez en Chicago y que estoy en compañía de una buena conocedora de la ciudad, te dejaré escoger el lugar donde iremos. Pienso que sabrás elegir algo interesante, considerando lo divertida que eres.
Salieron del establecimiento, justo a tiempo, pues las miradas habían regresado y se encontraron con una calle repleta de transeúntes que, según parecía, tenían una noche bastante agitada y divertida. Algunos parecían ya altamente sometidos ante los juicios del alcohol, mientras otros trataban de buscar un lugar donde seguir su fiesta nocturna. Algunos entraron justo en el momento en que James y Katherine salían del bar, y por una fracción de segundo James pudo reconocer sus rostros, aunque poca atención les prestaría por ahora.
Su mente se encontraba maquinando un buen lugar donde llevarla, pero en realidad no se le ocurría ninguno, no tanto por falta de imaginación como por no saber los lugares que había en Chicago, y al final decidió permitirle a Katherine la elección del lugar, mientras caminaban por la acera. Parecía imposible que con 7 horas aún para disfrutar esa noche y toda la ciudad a su merced, no pudieran encontrar un buen sitio para estar.
- Considerando que esta es mi primera vez en Chicago y que estoy en compañía de una buena conocedora de la ciudad, te dejaré escoger el lugar donde iremos. Pienso que sabrás elegir algo interesante, considerando lo divertida que eres.
James T. Cromwell- Hechiceros
- Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
Katherine no se fiaba ni un pelo de aquel brujo, en realidad, nunca se había fiado de ningún brujo a no ser que fuera estrictamente necesario, es decir, que no le quedara otra. En aquel momento estaba completamente alerta, aunque por fuera pareciera completamente relajada. Los hechiceros no se acercaban a charlar con un vampiro sin más, siempre había algo más de por medio, ya fuera sonsacar información o acabar matando al vampiro. Por eso la sacaba de quicio la aparente tranquilidad del joven que la acompañaba, ¿no sabía que, al igual que nadie debe fiarse de un brujo, nunca hay que fiarse de un vampiro? Los vampiros son criaturas de la noche, despiadadas y sangrientas; primero engatusan a sus victimas, luego las llevan a un lugar apartado y por último absorben hasta la última gota de su sangre. Así es como son descritos los vampiros en la mayoría de los libros que hablan sobre ellos, y no se equivocan demasiado. ¿Acaso el joven Cromwell creía tener suficiente poder para parar a Katherine en caso de que a ésta se le ocurriera atacarle? ¿O simplemente no había barajado aquella posibilidad? La doble Petrova no podía negar que deseaba saber con qué fin había optado el pasar la noche con ella. Por eso, ella le seguiría el rollo, hasta que descubriera que era lo que él quería de ella o hasta que oliera algún peligro.
Mientras ellos salían, un grupo de personas entraba, aunque Katherine no les prestó mucha atención, pues no eran más que simples humanos. Comenzaron a caminar por la acera, sin ningún rumbo aparente; esperaba no tardar en descubrir los propósitos del muchacho, pues no le gustaba meterse en la boca del lobo sin saber si podría salir o no. Tras escuchar sus palabras, le miró alzando una ceja, demasiados halagos juntos nunca avecinaban nada bueno, y menos cuando provenían de un hombre, Katherine eso lo sabía bien. - Creo que esto ha cambiado mucho desde la última vez que estuve de fiesta por aquí. - dijo torciendo esa media sonrisa característica suya, lo mejor sería ir a un lugar lejos de las miradas de la gente, para poder hablar de forma directa y sin tapujos. - Pero no tendremos que ir muy lejos para encontrar algún otro local. - dijo sin dejar de caminar. Los miradores de Chicago eran el lugar más tranquilo del mundo por la noche, y allí era a donde le quería llevar Katherine, era el lugar perfecto. Además, para que negarlo, tenía una vista preciosa y Katherine adoraba tener la ciudad a sus pies.
- Vamos, sígueme. - dijo en un tono que podía sonar algo autoritario. Aunque era una especie de prueba, estaba claro que le llevaría a una encerrona, no para hacerle daño, el chaval le había caído bien y, a no ser que descubriera que tenía planeado intentar acabar con ella, hacerla daño o llevarla ante Klaus, no le haría nada. Sí James la seguía, estaba claro que quería algo de ella, si no, puede que no ser viera capaz de enfrentarse a la vampisera a solas, por lo que seguramente tendría algo contra ella. En el fondo, Katherine quería que él la siguiera, para descubrir al fin el resto del pastel. Caminaban en silencio, pues, por lo menos ella, no tenía pensado hablar hasta que llegaran a su destino.
Mientras ellos salían, un grupo de personas entraba, aunque Katherine no les prestó mucha atención, pues no eran más que simples humanos. Comenzaron a caminar por la acera, sin ningún rumbo aparente; esperaba no tardar en descubrir los propósitos del muchacho, pues no le gustaba meterse en la boca del lobo sin saber si podría salir o no. Tras escuchar sus palabras, le miró alzando una ceja, demasiados halagos juntos nunca avecinaban nada bueno, y menos cuando provenían de un hombre, Katherine eso lo sabía bien. - Creo que esto ha cambiado mucho desde la última vez que estuve de fiesta por aquí. - dijo torciendo esa media sonrisa característica suya, lo mejor sería ir a un lugar lejos de las miradas de la gente, para poder hablar de forma directa y sin tapujos. - Pero no tendremos que ir muy lejos para encontrar algún otro local. - dijo sin dejar de caminar. Los miradores de Chicago eran el lugar más tranquilo del mundo por la noche, y allí era a donde le quería llevar Katherine, era el lugar perfecto. Además, para que negarlo, tenía una vista preciosa y Katherine adoraba tener la ciudad a sus pies.
- Vamos, sígueme. - dijo en un tono que podía sonar algo autoritario. Aunque era una especie de prueba, estaba claro que le llevaría a una encerrona, no para hacerle daño, el chaval le había caído bien y, a no ser que descubriera que tenía planeado intentar acabar con ella, hacerla daño o llevarla ante Klaus, no le haría nada. Sí James la seguía, estaba claro que quería algo de ella, si no, puede que no ser viera capaz de enfrentarse a la vampisera a solas, por lo que seguramente tendría algo contra ella. En el fondo, Katherine quería que él la siguiera, para descubrir al fin el resto del pastel. Caminaban en silencio, pues, por lo menos ella, no tenía pensado hablar hasta que llegaran a su destino.
Katherine Pierce- Vampiros con Protección
- Mensajes : 149
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
El inminente y atrayente misterio envolvía cada acción de la vampiresa, y James, como buen curioso que era, simplemente encontraba fascinante a la chica, de muchas maneras. La observaba, escuchaba atentamente sus palabras y le prestaba mas atención de la que le había prestado a cualquier otro ser con el que hubiera hablado. Sin mayor esfuerzo, Katherine convenció a James para que la siguiera. El hechicero no tenía motivos para sospechar de que fuera a tenderle una trampa, aunque bien podría tratarse de que la vampiresa, en efecto, buscaba enviarlo hasta un callejon sin salida. No obstante, ya fuera por que James se consideraba lo suficientemente poderoso como para conseguir escapar vivo de un enfrentamiento, o simplemente por el ingenuo pensamiento de Katherine no le haría nada, la siguió hasta donde la joven deseaba llegar.
Tal vez fuera que su mente estaba divagando en otras cosas como para percatarse del momento, o bien porque su vista simplemente no funcionaba mientras seguía a Katherine, pero el joven Cromwell no supo cuando llegó a los miradores y en el momento en que se dio cuenta ya tenía a la ciudad a sus pies, observandola de forma imponente y en compañía de la vampiresa. Para ser alguien que no visitaba Chicago desde hace mucho tiempo, Katherine sin duda sabía como hallar un buen lugar donde pudieran hablar sin menos problemas, aunque la verdad, considerando la fama que tenía la vampiresa, supuso que lo llevaría a otro antro a bailar más.
- Hermosa ciudad. No me sorprende por qué la escogiste para venir esta noche. Pero bueno, ya hablemos sin complicaciones, como seres sobrenaturales que somos. Aquí no hay problema de que nos escuchen, no hay nadie en una gran cantidad de metros a la redonda. - James se acercó más a la vampiresa, lo suficiente para mirarla fijamente pero sin tocarla. - Ya es momento de aclararnos, ¿vale? Sabías que era un hechicero desde el momento en que me viste, porque dudo que te me hubieras acercado como un simple humano. Por supuesto, también tu ya has de saber que desde que te vi supe que eras una vampiresa, no por tu parecido a Elena, sino por mi...don.
Tal vez fuera que su mente estaba divagando en otras cosas como para percatarse del momento, o bien porque su vista simplemente no funcionaba mientras seguía a Katherine, pero el joven Cromwell no supo cuando llegó a los miradores y en el momento en que se dio cuenta ya tenía a la ciudad a sus pies, observandola de forma imponente y en compañía de la vampiresa. Para ser alguien que no visitaba Chicago desde hace mucho tiempo, Katherine sin duda sabía como hallar un buen lugar donde pudieran hablar sin menos problemas, aunque la verdad, considerando la fama que tenía la vampiresa, supuso que lo llevaría a otro antro a bailar más.
- Hermosa ciudad. No me sorprende por qué la escogiste para venir esta noche. Pero bueno, ya hablemos sin complicaciones, como seres sobrenaturales que somos. Aquí no hay problema de que nos escuchen, no hay nadie en una gran cantidad de metros a la redonda. - James se acercó más a la vampiresa, lo suficiente para mirarla fijamente pero sin tocarla. - Ya es momento de aclararnos, ¿vale? Sabías que era un hechicero desde el momento en que me viste, porque dudo que te me hubieras acercado como un simple humano. Por supuesto, también tu ya has de saber que desde que te vi supe que eras una vampiresa, no por tu parecido a Elena, sino por mi...don.
James T. Cromwell- Hechiceros
- Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
Katherine no sabía a qué atribuir realmente el hecho de que el joven Cromwell la siguiera; en cualquier persona con dos dedos de frente, la señal luminosa de peligro que cada uno de nosotros llevamos en el interior de nuestra cabeza se habría encendido a toda potencia. Sabía el efecto que tenía en los hombres, y también que no le costaba convencer de cualquier cosa a un humano normal y corriente, sin necesidad de obligarlo con aquel truco que tenían todos los vampiros. Pero en aquel caso el sujeto en cuestión era un brujo, y aunque fuera joven, la vampiresa no tenía la menor duda de que sabía lo suficiente sobre vampiros como para andarse con cuidado. ¿O es que acaso confiaba en ella? Aquello era algo que Katherine no llegaba a contemplar, al fin y al cabo, los brujos tenían mayor percepción del peligro que los humanos, por lo que lo más seguro era que creyera que saldría vivo de un enfrentamiento contra ella.
Caminaron en silencio; Katherine iba delante y James simplemente la seguía, sin preguntarle su destino ni ninguna otra cosa. Cuando llegaron, Kath se apoyó en la barandilla del mirador. Chicago había cambiado mucho desde la última vez, ahora se daba cuenta más que nunca. En realidad, todo había cambiado mucho, más de lo que a ella le gustaba admitir; cuando iba a Bulgaria, no reconocía el lugar donde se había criado, no quedaba nada de su antigua casa -aunque aquello no era nada extraño, pues ella misma le prendió fuego tras la muerte de su familia- y era imposible situar cada cosa donde estaba. Nunca pensó que aquello podía ser posible. Lo mismo había pasado con Mystic Falls, había cambiado bastante desde 1864, aunque conservaba más cosas de las que los habitantes del pueblo creían.
Le escuchó con aire distraído, jugando a enredar un mechón de su pelo en el dedo indice, aunque, en realidad, estaba prestándole toda su atención. No había dicho nada nuevo, aunque, por lo menos, había logrado comprobar que, efectivamente, estaban solos, pues no notaba el efluvio de ningún otro ser cerca. - Hay que tener más cuidado a la hora de ejecutar un hechizo. - dijo encogiéndose de hombros, aunque hubiera descubierto que era un hechicero de todas formas, pues e aroma de éstos era diferente al de los demás humanos. - Vamos a recapitular un poco, para que me aclare yo. Conoces a Elena y sois amigos, ¿no? Entonces también debes saber quien es Klaus, ¿verdad? - dijo esperando su asentimiento para continuar. Tenía que estar al día de todo lo que pasaba con Klaus, aunque a veces le era imposible.
Caminaron en silencio; Katherine iba delante y James simplemente la seguía, sin preguntarle su destino ni ninguna otra cosa. Cuando llegaron, Kath se apoyó en la barandilla del mirador. Chicago había cambiado mucho desde la última vez, ahora se daba cuenta más que nunca. En realidad, todo había cambiado mucho, más de lo que a ella le gustaba admitir; cuando iba a Bulgaria, no reconocía el lugar donde se había criado, no quedaba nada de su antigua casa -aunque aquello no era nada extraño, pues ella misma le prendió fuego tras la muerte de su familia- y era imposible situar cada cosa donde estaba. Nunca pensó que aquello podía ser posible. Lo mismo había pasado con Mystic Falls, había cambiado bastante desde 1864, aunque conservaba más cosas de las que los habitantes del pueblo creían.
Le escuchó con aire distraído, jugando a enredar un mechón de su pelo en el dedo indice, aunque, en realidad, estaba prestándole toda su atención. No había dicho nada nuevo, aunque, por lo menos, había logrado comprobar que, efectivamente, estaban solos, pues no notaba el efluvio de ningún otro ser cerca. - Hay que tener más cuidado a la hora de ejecutar un hechizo. - dijo encogiéndose de hombros, aunque hubiera descubierto que era un hechicero de todas formas, pues e aroma de éstos era diferente al de los demás humanos. - Vamos a recapitular un poco, para que me aclare yo. Conoces a Elena y sois amigos, ¿no? Entonces también debes saber quien es Klaus, ¿verdad? - dijo esperando su asentimiento para continuar. Tenía que estar al día de todo lo que pasaba con Klaus, aunque a veces le era imposible.
Katherine Pierce- Vampiros con Protección
- Mensajes : 149
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Esta noche...Chicago es nuestra [Katherine]
La noche refulgía con una curiosa intensidad. El joven Cromwell se preguntó como era que había llegado hasta ese punto de estar solo en un mirador con la legendaria Katherine Pierce. No esperaba que ella llegase a atacarlo, pero sabía que no deseaba iniciar un combate allí. Conocía la majestuosidad de sus poderes lo suficiente para saber que podría con una vampiro, pero nunca lo había intentado con un vampiro de tantos años y, en consecuencia, de tanta experiencia. Permaneció atrás mientras permitía que Katherine hablara. Su advertencia le parecía extraña, pues no concebía que un vampiro estuviera asesorando a un hechicero acerca de magia. Entonces, su comentario sobre Elena y Klaus lo sorprendió.
- Por supuesto soy amigo de Elena y si, sé quien es Klaus. No tienes que preocuparte, Klaus no es ni será mi amigo. El muy maldito estuvo fastidiandome a mi y a mis amigos para que le devolvieramos su cuerpo. Al final, no tuvimos elección. No sé si continúe en Mystic Falls, pero todos esperamos que no. Nadie le quiere y mis amigos hechiceros hemos intentado crear protecciones en su contra. No soy uno de sus emisario, no vine aquí para buscarte. No sé si estará aún buscandote a ti, pero realmente lo dudo.
James parecía conocer demasiada información acerca de la vampiresa Pierce, pero había contado con las historias de Stefan, que este amablemente le había contado para sacarlo de sus propias dudas. Aún así, la conversación con Katherine parecía haber dado un giro inesperado, de ser agradable a convertirse en un interrogatorio a algo más obscuro y siniestro. - Como dije, no tienes de qué preocuparte. Cuando te vi en aquel bar supe que eras una vampiresa desde el principio y sin embargo no me molestó que te sentaras conmigo, ni el hecho de que bailaramos juntos. ¿A qué crees que se deba? Y ten en cuenta que soy inmune a los efectos que los vampiros logran sobre los humanos corrientes y tampoco soy como esos burdos que comenzaron a babear tan pronto como te miraron.
Pensó entonces en invitarlo a algo, ser amable con ella, solo para que entendiera la inminente verdad. Pensó que invitarla a comer sería realmente estúpido, ya que los dos no comían de la misma manera. Sin embargo, de inmediato, un par de hombre apareció detrás del joven Cromwell. Los reconoció prácticamente de inmediato, eran aquellos idiotas que estaban afuera en el bar, solo que ahora parecían más borrachos y, por ende, más peligrosos. Llevaban un par de puñales en cada mano, y James no pudo evitar sino reir a carcajadas. Como si algo así pudiera hacerles daño al hechicero y la vampireza, pero los hombres mostraban toda la pinta de querer matar a James y quedarse con la joven Pierce para su propia diversión, como si acaso eso pudiera llegar a pasar. Entonces, un pensamiento fugaz y malevolo cruzó por la mente de James y se sorprendió a si mismo pronunciando las nuevas palabras:
- Katherine, ¿no te gustaría un bocadillo?
- Por supuesto soy amigo de Elena y si, sé quien es Klaus. No tienes que preocuparte, Klaus no es ni será mi amigo. El muy maldito estuvo fastidiandome a mi y a mis amigos para que le devolvieramos su cuerpo. Al final, no tuvimos elección. No sé si continúe en Mystic Falls, pero todos esperamos que no. Nadie le quiere y mis amigos hechiceros hemos intentado crear protecciones en su contra. No soy uno de sus emisario, no vine aquí para buscarte. No sé si estará aún buscandote a ti, pero realmente lo dudo.
James parecía conocer demasiada información acerca de la vampiresa Pierce, pero había contado con las historias de Stefan, que este amablemente le había contado para sacarlo de sus propias dudas. Aún así, la conversación con Katherine parecía haber dado un giro inesperado, de ser agradable a convertirse en un interrogatorio a algo más obscuro y siniestro. - Como dije, no tienes de qué preocuparte. Cuando te vi en aquel bar supe que eras una vampiresa desde el principio y sin embargo no me molestó que te sentaras conmigo, ni el hecho de que bailaramos juntos. ¿A qué crees que se deba? Y ten en cuenta que soy inmune a los efectos que los vampiros logran sobre los humanos corrientes y tampoco soy como esos burdos que comenzaron a babear tan pronto como te miraron.
Pensó entonces en invitarlo a algo, ser amable con ella, solo para que entendiera la inminente verdad. Pensó que invitarla a comer sería realmente estúpido, ya que los dos no comían de la misma manera. Sin embargo, de inmediato, un par de hombre apareció detrás del joven Cromwell. Los reconoció prácticamente de inmediato, eran aquellos idiotas que estaban afuera en el bar, solo que ahora parecían más borrachos y, por ende, más peligrosos. Llevaban un par de puñales en cada mano, y James no pudo evitar sino reir a carcajadas. Como si algo así pudiera hacerles daño al hechicero y la vampireza, pero los hombres mostraban toda la pinta de querer matar a James y quedarse con la joven Pierce para su propia diversión, como si acaso eso pudiera llegar a pasar. Entonces, un pensamiento fugaz y malevolo cruzó por la mente de James y se sorprendió a si mismo pronunciando las nuevas palabras:
- Katherine, ¿no te gustaría un bocadillo?
James T. Cromwell- Hechiceros
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