Un símbolo creciente de plata [Reichen]

Si bien había aceptado volver a encontrarse con Reichen para comer algo, las circunstancias le obligaban a posponer ese encuentro por uno más "casero". Aleksand aún tenía parte de sus pertenencias en su apartamento puesto que lo único que le había pedido a James de traer era su espada y fue Garm quién se la alcanzó. Le envió un mensaje a su hermano. Ya había asentado esa idea en su cabeza y sería irrevocable. Con algo de la ayuda de Reichen esto sería pan comido. No quería molestar a James, y sabía que el otro hechicero disfrutaba de un encuentro normal. Posiblemente ninguno de los dos había notado la luna creciente en el cielo nocturno.

Aleksand iba y venia guardando cosas en cajas. No se preocuparía por las sillas y las cadenas en donde Alice había estado una vez. James lo echaría de una patada si se acercaba con algo así a la casa. El Cromwell era algo estricto respecto a gustos, lujos y apariencias. Llevaba una camiseta de manga corta para facilitar el movimiento de sus brazos, el ir y venir le darían algo de calor por lo que no sufriría del frio al que tanto estaba acostumbrado. Aunque el chico era rápido en su tarea, tenía mucho que empacar ¿Desde cuando tenía tantas cosas? De entre todo lo que tenía lo más importante era su colección de objetos de plata. Desde los típicos cubiertos hasta cosas mas extravagantes como adornos y joyerías hechos del material.

No mucho tiempo después pudo escuchar sonar el timbre. Tenía entendido que la casa del hechicero no estaba muy lejos por lo que supuso que sería él. Quería conocer a su familia pronto de la que le había hablado en su último encuentro. El rubio abrió la puerta con una sonrisa y lo recibió con un abrazo- Gracias por venir, hermano.

Despues de pasar tiempo con su nueva familia y realizar todas las tareas escolares, Reichen deseaba pasar tiempo a solas. Pero tambien quería pasar tiempo con Aleksand, ya que lo había descuidado en su viaje a California. Ese día en Mystic Grill se habían abierto varios temas, como la sexualidad de Reichen, y su no atracción hacia su hermano Aleksand. Sentía un gran cariño por él, en todos los aspectos. Era ese amor fraternal puro, de esos que ambos necesitaban. A pesar de todo, se aceptaban mutuamente.

Despues de realizar sus tareas,Reichen se dirigió al departamento de su ahora hermano. Llevaba un poco de comida, sabía que él era un glotón, así que le llevó dos hamburguesas grandes, un refresco de un litro y dos kilos de patatas fritas. Reichen llevaba para sí mismo una ensalada de pollo y un te helado.

Llegó al apartamento, y su hermano lo recibió como siempre sonriente. Le dio un gran abrazo, uno muy efusivo, pero así era todo ya entre ellos. Entonces le respondió- Hola. Pensé que tendrías hambre así que te traje un poco de comida. No sé si esto será suficiente. - Le mostró la bolsa de papel color café a su hermano.

Entró al departamento, y notó que todo estaba siendo empacado.- Vaya, este lugar es enorme. Tienes muchas cosas aquí.

El olor a comida claramente lo puso de mucho mejor humor. El alemán si era posible estaría en un estado de ingesta de comida continuo. Tenía suerte de que su apetito se debía principalmente al gran esfuerzo físico de todos los días, de otra manera el chico sería una pelota que Reichen debería rodar de habitación en habitación. Lo que había traido sería suficiente, al menos por el momento.

- Es perfecto - le dijo cerrando la puerta tras de sí - De hecho moría de hambre, y si no es suficiente siempre se puede ir a por más- Bromeó al instante con cierta verdad en sus palabras. Aleksand volvió a echarle un vistazo a su departamento. Nunca se había dado cuenta del tamaño verdadero del lugar, solo se preocupaba por ir y venir,y tener una cama donde dormir. Con la mudanza a la mansión Cromwell el polvo se había asentado un poco pero aún así no llegaba a verse descuidado.

Aleksand alcanzó una mesa y sillas para ambos, como también vasos y bebida para los dos- Necesitaremos la energía para empacar todo. Realmente no se de donde salen cosas, estoy seguro que James ha de haber hechizado alguna pared para que comiencen a salir cosas. Se muestra muy negativo con lo que respecta a este lugar. No entiendo porque- Su mirada se desvió a hacia la ventana. Se podía apreciar el cielo nocturno y la luna creciente en forma perfecta. Sintió a su interior temblar un poco, como si algo se hubiese movido de su lugar. También estaba la posibilidad de que algo se hubiese roto - ¿Sentiste eso, Reich?- le preguntó desconfiando que fuera solo él.

Reichen notó que Aleksand se sintió mal, pero se quedó sentado, observándolo, tambien contemplaba sus manos. Sus venas y arterias saltaban de sus manos. Reichen comenzó a entrar en pánico.

-No, Aleksand. No sentí nada. Pero mira tus manos...- Señaló con la cabeza a las manos de Aleksand. Reichen acercó su mano a la mano derecha de su hermano y sintió como saltaban algunas cosas dentro de ella. Se levantó despacio, y tuvo un presentimiento terrible. Respiró hondo, entonces, se quedó paralizado. No sabía a donde correr, o que era lo que iba a pasar. Entonces se acercó a su hermano, y le tomó su mano fuertemente.

- Aleksand, tranquilo. No pasa nada, tranquilo... tranquilo... todo está bien...- Trataba de calmarlo, no había otra manera. Pero parecía no funcionar.

Parecía que... Reichen estaba en peligro.

Hora de probar tu temple. Algo se sentía divertido en su interior, como un plan a punto de ser ejecutado en todo su esplendor. Perfecto, sin errores. Le alarmó la reacción de su hermano, si bien había sentido aquello no pensó que fuera para tanto hasta que su hermano le marco la razón.

La visión de su sistema circulatorio no era tan impresionante como para quebrarlo. Pero había algo más allí que le hacía entrar en pánico, una sensación ya vivida y que suponía enterrada por James. No, no quería algo así junto a Reichen. Debía irse o quitar a su amigo de allí pero su cuerpo no le respondía. Era como si podía mirar a través de sus ojos como otra fuerza lo controlaba. Y así era, los ojos plateados que podían ser observados por el hechicero lo dejaban en evidencia.

-Siento la interrupción pero debo cerciorarme de tu fuerza Reichen Morgan- le sonrió tan perfecto como siempre, si era posible incluso más bello que de costumbre. Había aceptado al hechicero como su hermano, algo antes jamás visto. Un sentimiento nuevo y completamente inexplorado. Aquello se rompería en su totalidad o fortalecería con su toque- Fascinante elemento es la plata, no te parece?- algunos de los elementos volaban a su alrededor, amenazantes a Reichen.

¿ Qué era eso que estaba pasando? ¿ Qué le sucedía a Aleksand? ¿ Qué era todo eso? Aleksand comenzó a reir, y despues dejó ver a su hermano esos ojos que alguna vez juró que eran azules. Eran ahora plateados, grises, pero llenos de maldad y de frialdad. Reichen soltó la mano de Aleksand. Notó como unas cosas plateadas volaban hacia Reichen, preparandose para el ataque.

- Aleksand, hermano...por favor...detente... sé que estás ahí...- Se hizo hacia atrás despacio, conteniendose el miedo que le producía presenciar esa escena tan escabrosa e impactante. Aleksand pasó de ser el guapo y tierno hermano cazador a ser Dr. Jekyll conviritiéndose en Hyde. Dio otro paso mas, pero no tenía salida. Miró las cosas plateadas, y entonces levantó las manos y trató de alejarlas con telekinesis. Lo único que consiguió fue moverlas para que despues chocaran entre sí y cayeran al suelo, con muchos esfuerzos.

- Hermano, por favor...no me hagas daño...te lo pido- Le hablada calmado, aunque por dentro estaba lleno de miedo. Parecía que sus horas habian sido contadas, pero, al mismo tiempo tenía la esperanza de que su hermano pudiera reaccionar a tiempo.

Sonreía todavía pero con menor pronunciación, observaba con detenimiento y escuchaba con mucho más. Sentía aquel afluente de emociones surgir de Reichen como una fuente del agua mas pura. Inevitablemente su ataque con los elementos de plata no tuvo efecto, tampoco le había puesto mucho énfasis, quería en primer instancia presionarlo.

-Puedes seguir llamándome hermano todo lo que quieras. Me gusta el timbre que le das a la palabra. Sin embargo nuestro lazo de sangre esta por lo menos, infinitamente lejos. ¿No piensas atacar? - El cuerpo de Reichen ascendió en el aire y comenzó a moverse violentamente de un lado al otro de la sala, peligrosamente cerca de los objetos sin jamás llegar a golpearlos para luego de un rato caer cerca de Aleksand.

-¿Has tenido suficiente? Solo tienes que decir que te rindes y mi juicio habrá terminado. Así de sencillo, no quiero lastimarte - Le dijo acariciando la barbilla de Reichen con su dedo y luego alzadolo a su rostro- Pero, te aseguro que no pondrás pie cerca mio nuevamente. Ahora, ¿Serías tan amable de mostrarme la valía de tu corazón o tengo que destruirlo?- volvía a sonreir triunfal con aquellos ojos plateados tan absolutos brillando para Reichen

Reichen voló sobre todo el cuarto de pies a cabeza, para despues terminar en el suelo, donde se dio un fuerte golpe. Cayó boca abajo, y trataba de levantarse, no podía. Algo le estaba ejerciendo presión. Entonces no sabía que hacer en ese momento. Todo le dolía, el cuerpo completamente estaba golpeado, y algo maltrecho. Sintió esa sacudida como si fuera cualquier muñeco de trapo. Miraba directamente a los ojos de Aleksand. Ese no era su hermano. Y si en verdad era él, estaba muy cambiado. Otra vez sentía que estaba perdiendo a su hermano de nuevo.

Estaba reviviendo ese triste episodio. Todo otra vez. Estaba reviviendo todo aquello que no quería volver a vivir de nuevo. De nuevo se le vino a la mente Raleigh.

- Hermano, por favor no lo hagas. Te lo pido por favor, no lo hagas- Le hablaba a Raleigh, quien no quería escuchar razones. Su odio le llevaba a cometer los peores crímenes. Entonces sintió como Raleigh lo lanzó por los aires y Reichen cayó de espaldas. Lo miró directamente , y despues fue golpeado por él, lo golpeaban duro, casi a punto de matarlo. Y como remate final, su hermano iba a arrancarle la cabeza, cuando de repente, Reichen entró en un estado de trance, y realizaba eso que hacían los hechiceros para defenderse del vampiro. Produjo una fuerte migraña acompañado de algo una quemazón en la mente de su hermano. Entonces Raleigh se sacudió, y se tiró al suelo. Reichen lentamente se acercó a él, y le clavó, con lágrimas en los ojos, una estaca.

¿ Acaso eso se iba a repetir de nuevo? No quería perder a Aleksand, no ahora que tenía un nuevo amigo,no en este momento cuando por fin conocía a alguien que amaba como a su familia en tan poco tiempo.

- Lo siento mucho Aleksand... - Y pronunció un conjuro.

Llosgi ei ymennydd
Llosgi ei enaid
Llosgi ei ymennydd
Llosgi ei enaid
Llosgi ei ymennydd
Llosgi ei enaid

En el aire pronunció tantas veces el conjuro como podía, produciendole un fuerte dolor de cabeza a su hermano. Pudo hacerse hacia atrás, ganando un poco de tiempo. Miró entonces las cajas amontonadas, buscaba algo frenéticamente para poder atacarlo. No quería matarlo, de verdad no quería.

El sonido de cadenas hacia eco desde algún lugar de su mente. Estaban muy ruidosas, algo intentaba con todas sus fuerzas escapar. La persona rubia cerró los ojos para visualizar aquello. Era como mirarse en un espejo, solo que su reflejo estaba encadenado y algo furioso, gritando a todas las direcciones que frenara aquello y le liberara.

-No te pido que comprendas ahora. Deseas proteger este pueblo y las personas. En tu estado terminarás muerto al lado del camino tarde o temprano. Cuando decidí esto...sería el mayor reto de todos pero significaría ahorrar miles de sacrificios. Vidas en fuego cruzado. Estoy intentando comprender lo que has aprendido. Sé que la clave esta escondida en algún rincón del corazón. No importa, tu solo has tu trabajo y asegúrate de no morir. Y eso significa estar lejos de Kirika y Lykaios.- Aleksand había dejado de luchar contra las cadenas, esperando allí como le habían indicado- Respecto al hechicero con magia oscura, James. Sería interesante que aumentes el numero de cadenas con su oscuridad, o si deseas destruirla queda en ti. ¿Hermanos, ah? Interesante elección, ahora tengo a un hechicero que juzgar.-

Aquella imagen se perdió para ser reemplazada por el rostro decidido de Reichen quien pronunciaba un hechizo. No negaba que fuese bueno en ello, como resultado se echó hacia atrás sosteniendo su cabeza. Dándole tiempo. Cuando lo consideró suficiente se alzó sonriente- Tranquilo que no lo he sentido, solo quería ver que hacías. Por cierto dudo que encuentres algo que no este hecho de plata entre todo eso. ¿Me harías el favor de decirme porque te esfuerzas tanto?-

Sentía que lo estaba perdiendo. ¿ Qué le sucedía a Aleksand? No entendía nada, pero trataba de mantenerse a salvo, trataba de no sentirse mal, o más bien trataba de sobrevivir y no morirse. Sin embargo, parecía que nada estaba funcionando... aunque eso era una verdad absoluta. Nada estaba funcionando contra esa cosa que poseía a su hermano. Daba miedo, demasiado. Se hizo hacia atrás. Ese hechizo no hizo nada en contra de su hermano, ni siquiera le hizo cosquillas. Se arrastró hacia atrás poco a poco. Todo le dolía, pero no se iba a rendir ante esa amenaza.

- Aleksand, por favor... vuelve a mí...por favor...- Se hacía más para atrás, y poco a poco, hasta quedar pegado a una pared. Volteaba alrededor, iba a usar el plan B. Todo estaba cubierto de plata, menos algo. Algo que podía usar a su favor, pero requería de toda su fuerza, y su energía. No iba a desistir.

- Me esfuerzo porque quiero que regrese mi hermano, ese que vive dentro de ese cuerpo, quien quiera que seas. Y no voy a descansar hasta sacarlo de ahí...- Levantaba su cabeza con dificultad, su respiración se aceleraba - Por favor, déjalo salir, te lo suplico...

"Tiene que salir bien... tiene que salir bien".

El movimiento de cadenas había amainado por completo, dándole completa libertad de acción. Por su parte Reichen Morgan se arrastraba para alejarse de él, suplicante por alguien que ya no podía escucharlo. Era lo típico de las personas, suplicar cuando la oscuridad lo inunda por completo, sin visión de la salida. Normalmente esa sería una buena táctica que podría ablandar un par de corazones, pero él era inamovible cuando se trataba de trabajo. Al pasar juicio.

-¿Te aferras a algo cuando todo a tu alrededor se consume? Podrías desaparecer en un instante sin que nadie lo note. No hay piedad ni misericordia en este mundo, deberías de entregarte a este caos. Todo en este lugar esta roto, darle la espalda a todo lo que amas es tu única opción de escape-Alzó su mano y en ella apareció la espada que el cazador solía llevar. La que respondía al nombre de Argetlahm. El rubio se acercaba a paso lento a Reichen, como marcando un tiempo hasta finalmente apuntarlo con el arma.

-Créeme no quieres que lo deje ir. No se porque os empeñáis en hacerlo. Ahora, ¿Podrías recibir a la muerte con los brazos abiertos y dejar de resistirte?- Su espada reflejo el brillo de un haz de luz de la luna, iluminando parte de la habitación ¿Sería rojo lo siguiente?

Oficialmente se encontraba atrapado. Solo, sin ayuda, desesperado porque su plan diera resultado. Respiró profundamente, intentando reunir energías de alguna parte en especial, tenía que salir bien el plan, de alguna manera tenía que salir bien. Sintió arder sus ojos, lágrimas le estaban corriendo por sus mejillas,sin darse cuenta. Quería seguir viviendo, en verdad lo deseaba. No quería perecer en manos de su propio hermano. Eso era sumamente poético, incluso parecía un juego del Karma. Estaba a punto de ser asesinado por Aleksand, quien era su nuevo hermano, y Reichen había asesinado al suyo, en defensa propia.

Parecía que todo estaba perdido, pero necesitaba ese milagro que podía salvarlo. Se concentró en una mini nevera que estaba en la cocina. Puso toda su energía en eso que parecía ser tan pesado. Daba gracias a Dios a que no era de plata, y que incluso estaba algo viejo.

-Me siento muy... enojado...- Hizo levitar rápidamente el artefacto y se lo lanzó a su hermano, asestándole un fuerte golpe.

Algo hizo un fuerte crujido en Aleksand cuando aquella cosa le golpeó con tanta fuerza. Había estado a centímetros de que su cuerpo no se viese más aplastado al chocar contra la pared. Las cadenas que lo aprisionaban ahora eran carmesí, bañadas en su propia sangre. Estas la absorbían como si fuera un preciado tesoro.
Su cuerpo yacía en el suelo, y así lo hizo por un momento largo hasta que aquél objeto viejo con el que lo habían golpeado salió despedido por la ventana. El rubio se ponía de pie a duras penas, uno de sus brazos no parecían responderle. Parecía un muñeco de trapo muy maltratado con hilos rojos de sangre cayendo por la comisura de sus labios y frente.

Volvió a dar un paso hacia Reichen sonriente. Con su brazo funcional abrazándose a si mismo. Tenía un par de costillas rotas, era bastante increíble que pudiese pararse en tal estado-
Como esperaba de las personas. Solo palabras. Egoístas y capaces de abandonar lo que aman por el hecho de ser presionados. Ahora Reichen Morgan, adelante, un golpe más y no habrá "hermano" de quien preocuparse. ¿ No es eso lo que haces mejor?-Su sonrisa se amplió desafiante. Con cada palabra que el hechicero había dado se ocupó de leer su corazón. Ahora "Aleksand" se estaba arriesgando a todo o nada.

¿ Qué era eso que estaba sucediendo? ¿ Qué era entonces lo que sucedía con Aleksand? Quería decir entonces que debía lidiar con dos entes malignos encerrados en sus amigos. Y él pensaba que levantarse de malas y con el cabello alborotado era ser un monstruo. Ya no había salida, era ganar o morirse, pero, ¿ Por qué matar a Aleksand o a esa cosa? ¿ Por qué hacer algo al respecto?

Se levantó poco a poco, como pudo. Tenía un poco más de fuerzas. Entonces notó que estaba cerca de la puerta, más cerca de lo que se imaginaba. No había otro motivo, no había otra cosa que pudiera hacer, mas que huir. Volteó a ver a la puerta, y luego a él.

- Resulta que amo a esa persona donde estas tú viviendo en este momento, porque es una gran persona, porque es mi hermano, y si debo patear tu trasero para que mi hermano sea libre, eso haré...pero por lo pronto, haré lo que mejor puedo hacer...- Volteó a ver a la puerta y pudo abrirla de un golpe. Entonces se dio una vuelta huyó despavorido de ese lugar, pero antes cerró la puerta mágicamente, dejando encerrado a su hermano. Corrió lo más que pudo.

Sintió como las cadenas eran transferidas nuevamente en aquel Rito Soberano. Las palabras de Reichen golpearon, atravesaron aquél alma de inicio a fin. ¿Estaba dispuesto a pelear con poderes que no conocía por él?¿ Lo consideraba una gran persona, amada y querida? Aleksand lo dejó acercarse hasta la puerta y huir sin más.

-Amor fraternal. Supongo que...entiendo. Has mostrado un gran desempeño, huir es una buena opción cuando dos vidas pueden ser salvadas. Proclamo finalizado el juicio ante tal valía- Tomó un eslabón de plata de entre todas las cosas que había tirado allí dirigiéndose a la ventana con el. Dio un golpe seco al objeto y este salió volando cual estrella fugaz hasta caer en la entrada del hogar del Morgan- Ambos haremos bien en no olvidarlo-

Lo invadió un dolor de cabeza terrible que lo hizo caer de rodillas al suelo. El sentimiento siguió creciendo hasta que simplemente no pudo soportarlo y cayó desmayado frente a la ventana, con la luna aún brillando sobre él.

Reichen llegó corriendo a su casa.No se dio cuenta que había recorrido toda una distancia larga, hasta llegar a salvo. Al tocar la puerta de la entrada al jardin, se hincó y respiró muchas veces, las necesarias para poder recuperar el aire perdido. Se quedó sentado, y se cubrió los brazos con las manos, tenía algo de frío y miedo. Soltó un sollozo, no podía creer que reviviera el capítulo que vivió con Raleigh, su hermano. Él mismo se había quedado helado al notar que tambien podía hacerle daño a Aleksand, e incluso sabia que podía llegar a matarlo si se lo proponía.

Pensaba que ya no quería más cosas mágicas a su alrededor. Era demasiado doloroso. Quizá lo mejor era que se fuera de Mystic Falls, ser humano, huir de esa ciudad, hacer su vida solo. Quería largarse de ese pueblo que a donde volteara, había un vampiro acechando. Pero ahora estaba lo de su hermano. ¿ Qué intenciones tenía esa criatura del mal posesionandose de su cuerpo? ¿ O qué tal si ese era el verdadero Aleksand?

Magia. Odiaba esa palabra, y todo lo que tuviera que ver con ella. Pero no había marcha atrás. Entonces en el suelo,vió que una cadena cayó a la altura de sus pies. De un saltó se puso de pie. Vio que era una cadena de plata. Se fue a la entrada de su casa, y trató de poner su mejor cara. Les dijo a sus padres que se iba a dormir, porque estaba algo cansado. Se le hicieron un par de moretones en el cuerpo. Total, si sus padres preguntas,dirá que fue por una caída en la escuela, mientras estaba en clase de deportes.

Tomó su teléfono movil en sus manos. Con todo el dolor de su corazón, mandó un mensaje a su hermano. Esperaba a que lo leyera, o esperaba a que no lo leyera. Habían motivos de sobra. Ahora Reichen le tenía miedo a su propio hermano, pero tampoco quería abandonarlo. ¿ Qué debía hacer?

" Lo siento, Aleksand, pero ya no quiero tener un hermano"