{#}Visita al cementerio.{Alexia}
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{#}Visita al cementerio.{Alexia}
Era de noche y yo parecía estar caminando sin rumbo fijo, tenía la cabeza bastante saturada con todo lo último que estaba ocurriendo y bueno, salí a correr un rato, ahora andaba por la vieja carretera del pueblo, una de ellas, la que llevaba al cementerio. No tardé en darme cuenta hasta que me di de bruces con la puerta de hierro. A estas horas era normal que estuviera cerrado, pero para mí no lo estaba. Empecé a subir por la verja con cuidado de no hacer mucho ruido, al cabo de unos segundos ya había saltado la verja interior y estaba pisando tierra sagrada.
Caminé un rato, la verdad es que estaba buscando algún combate o algo contra alguna criatura malvada y entretenerme luchando con ellos y así no pensar en los problemas que tenía Alek con James y de la extrañísima desaparición de Reichen, yo todavía no sabía nada de él. Caminé y miré las tumbas por las que estaba pasando, no tardé en encontrar unas tumbas conocidas, las de los padres de Elena. Esa fue una gran pérdida, seguí caminando y sin encontrar nada anormal en ese lugar, pero todo cambió en un segundo, en el segundo que capté un quebrar de una rama. -¿Quién hay ahí?-pregunté valientemente.
Caminé un rato, la verdad es que estaba buscando algún combate o algo contra alguna criatura malvada y entretenerme luchando con ellos y así no pensar en los problemas que tenía Alek con James y de la extrañísima desaparición de Reichen, yo todavía no sabía nada de él. Caminé y miré las tumbas por las que estaba pasando, no tardé en encontrar unas tumbas conocidas, las de los padres de Elena. Esa fue una gran pérdida, seguí caminando y sin encontrar nada anormal en ese lugar, pero todo cambió en un segundo, en el segundo que capté un quebrar de una rama. -¿Quién hay ahí?-pregunté valientemente.
Meredith Sulez- Cazadores
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Fecha de inscripción : 19/05/2012
Edad : 33
Localización : Mystic Falls.
Re: {#}Visita al cementerio.{Alexia}
Su mirada vagaba con una calma absoluta, tranquila, serena y hasta podría decirse relajada, de sus labios una ligera sonrisa se asomaba mientras disfrutaba de la sensación producida por la acción antes realizada, el viento le acariciaba suavemente mientras su cabello dorado danzaba como si de una bailarina se tratase, observo con atención el lugar, aquel cementerio llenos de personas fallecidas, algunos por causa natural otros por las manos de algún ser despiadado ya fuera humano o alguna criatura mágica, los débiles humanos que no tenían poder alguno para defenderse, seres que carecían de su completo interés pero que sin embargo tenía que proteger solo por no llamar la atención de los altos mandos, negó con la cabeza mientras soltaba un suspiro, a quien engañaba, solo por Alek y Ryck controlaba aquel instinto asesino que clamaba en ella la destrucción de todos, su demonio interno como solía referirse a él, le incitaba a matar y ella lo disfrutaba, pero siempre hacia las criaturas mágicas, ningún humano salvo que lo juzgara culpable era ejecutado por sus manos, nadie más que ella sabía que refrenar aquel deseo de muerta era tan difícil como su propia existencia.
Bajo la vista a la daga ensangrentada que hasta ahora había olvidado, el color carmesí que pintaba en su hoja era tan hermoso, que no pudo evitar pasarse la lengua por sus labios con deleita, si fuera un vampiro no duraría en probar la sangre que poco a poco gota a gota caía en el piso, pero a ella solo le fascinaba el poder que le confería el hecho de tener la sangre de su enemigo en alguna de sus armas, como si de un afrodisiaco se tratase, cerró los ojos un segundo recordando como acabo con la vida de aquel hombre lobo que decidió atacarlo, soltó una carcajada al pensar en lo fácil que fue someterlo, porque no era rival para ella, aunque por supuesto el hecho de que fuera un recién creado ayudaba a su fácil ejecución, el tener una memoria Eidética le permitía recordar lo pasado como si fuera en ese mismo instante, desde los gritos de agonía de aquel monstruo, como el olor metálico de la sangre de aquel ser –una muerte tan limpia y hermosa- dijo con tranquilidad volviendo al presente, el cuerpo de aquel no sería encontrado por nadie, el licántropo que alguna vez fue humano, había sido liberado de aquel sufrimiento y ahora simplemente era polvo, ella misma se había encargado de convertirlo en cenizas –Memento homo quia pulvis es et in pulverem reverteris- dijo en un perfecto latín las mismas palabras que le había recitado a la criatura antes de darle el toque final a su ejecución, mientras rememoraba aquel instante.
Se levantó de un salto desde donde estaba sentada, en aquella lapida que no representaba nada para ella, y decidió volver al hotel que la esperaba, con cuidado limpio el arma usada con un pañuelo que cargaba dejando con un brillo mortal el filo de su arma, desecho el pañuelo sin mucha importancia y observo ahora nuevamente el aspecto original de su daga, la empuñadura de esta, tenía una forma especial, un dragón tallado por un antiguo maestro, alguien que le enseño lo mortal que pueden ser estas pequeñas armas, sonrió de medio lado, aquel hombre probó de su propia medicina el error que fue darle esas clases a Alexia, pero todo quedaba en su pasado, nadie sabía los pequeños secretos que albergaba aquella mujer, piso una rama con sus botas de tacón, produciendo un ruido que se escuchó al ser un lugar tan silencioso, no le presto mayor atención hasta que la voz femenina de alguna persona la detuvo –tu peor pesadilla- susurro burlona solo para ella misma, el olor de la fragancia de aquella persona llego a su nariz, no sabía quién era pero sin lugar a duda era una humana, suspiro mientras guardaba su daga en sus botas, no pretendía asustar a nadie y menos matar alguna persona solo para evitar ser descubierta, lo que menos quería era el enfado de sus queridos hermanos cazadores –eso podría preguntarte yo a ti- dijo mientras aparecía de entra las sombras frente a la mujer, su vestimenta como siempre era negra, lo cual le permitía camuflarse en la oscuridad, salvo su cabello rubio que se movía libremente, sus ojos azules se fijaron en la joven –te e asustado?- pregunto por mera cortesía mientras estudiaba a la mujer, ¿Quién sería? Se preguntó curiosamente, últimamente ese pueblo estaba empezando a resultar entretenido.
Bajo la vista a la daga ensangrentada que hasta ahora había olvidado, el color carmesí que pintaba en su hoja era tan hermoso, que no pudo evitar pasarse la lengua por sus labios con deleita, si fuera un vampiro no duraría en probar la sangre que poco a poco gota a gota caía en el piso, pero a ella solo le fascinaba el poder que le confería el hecho de tener la sangre de su enemigo en alguna de sus armas, como si de un afrodisiaco se tratase, cerró los ojos un segundo recordando como acabo con la vida de aquel hombre lobo que decidió atacarlo, soltó una carcajada al pensar en lo fácil que fue someterlo, porque no era rival para ella, aunque por supuesto el hecho de que fuera un recién creado ayudaba a su fácil ejecución, el tener una memoria Eidética le permitía recordar lo pasado como si fuera en ese mismo instante, desde los gritos de agonía de aquel monstruo, como el olor metálico de la sangre de aquel ser –una muerte tan limpia y hermosa- dijo con tranquilidad volviendo al presente, el cuerpo de aquel no sería encontrado por nadie, el licántropo que alguna vez fue humano, había sido liberado de aquel sufrimiento y ahora simplemente era polvo, ella misma se había encargado de convertirlo en cenizas –Memento homo quia pulvis es et in pulverem reverteris- dijo en un perfecto latín las mismas palabras que le había recitado a la criatura antes de darle el toque final a su ejecución, mientras rememoraba aquel instante.
Se levantó de un salto desde donde estaba sentada, en aquella lapida que no representaba nada para ella, y decidió volver al hotel que la esperaba, con cuidado limpio el arma usada con un pañuelo que cargaba dejando con un brillo mortal el filo de su arma, desecho el pañuelo sin mucha importancia y observo ahora nuevamente el aspecto original de su daga, la empuñadura de esta, tenía una forma especial, un dragón tallado por un antiguo maestro, alguien que le enseño lo mortal que pueden ser estas pequeñas armas, sonrió de medio lado, aquel hombre probó de su propia medicina el error que fue darle esas clases a Alexia, pero todo quedaba en su pasado, nadie sabía los pequeños secretos que albergaba aquella mujer, piso una rama con sus botas de tacón, produciendo un ruido que se escuchó al ser un lugar tan silencioso, no le presto mayor atención hasta que la voz femenina de alguna persona la detuvo –tu peor pesadilla- susurro burlona solo para ella misma, el olor de la fragancia de aquella persona llego a su nariz, no sabía quién era pero sin lugar a duda era una humana, suspiro mientras guardaba su daga en sus botas, no pretendía asustar a nadie y menos matar alguna persona solo para evitar ser descubierta, lo que menos quería era el enfado de sus queridos hermanos cazadores –eso podría preguntarte yo a ti- dijo mientras aparecía de entra las sombras frente a la mujer, su vestimenta como siempre era negra, lo cual le permitía camuflarse en la oscuridad, salvo su cabello rubio que se movía libremente, sus ojos azules se fijaron en la joven –te e asustado?- pregunto por mera cortesía mientras estudiaba a la mujer, ¿Quién sería? Se preguntó curiosamente, últimamente ese pueblo estaba empezando a resultar entretenido.
Alexia R. Liebsheart- Cazadores
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