Fiesta con buffet (Joe)

Resoplo, cansada. Esto no puede ser, no me puede estar pasando. No otra vez. ¿Por qué ella no lo entiende?

―Venga, abuela, no me fastidies. Por favor, sabes que de verdad no quiero, que no me niego por capricho sino porque me siento muy incómoda. ―le digo con desesperación.
―Joanne, por favor, acompáñame, no querrás que tu abuela vaya sola a una fiesta nocturna en este pueblo ¿Verdad? ―me responde. No me lo puedo creer ¿De verdad Rosemary Adams me acaba de decir eso? ¡Mi propia abuela me está haciendo chantaje!
―¡Abuela, me estás chantajeando!
Ella me abrazó.
―Vamos, Joanne, es una oportunidad para salir juntas por primera vez ahora que vuelves a ser como antes.
Suspiro. Temo no ser lo que mi abuela necesita, por eso acabo cediendo con un gran esfuerzo, pero me apresuro a decirle que no espere que me ponga un vestido o algo así. De todos modos, cuando voy a mi habitación pienso en que será incómodo estar en la playa con pantalones, deportivas, etcétera. Resoplo y cojo un vestido de color negro, me lo pongo, dejo mi pelo suelto ―cómo lo echaba de menos― y me pongo unas esclavas. Me miro al espejo durante un rato, aún no me acostumbro a esto. Vuelvo al piso de abajo y mi abuela sonríe, como si hubiese visto venir que me iba a poner un vestido después de todo.

Salimos de la casa después de abrigarnos ―yo me he puesto una chaqueta y una bufanda a pesar de todo, la bufanda más por precaución que por frío― y nos metemos en el coche de mi abuela. Ella conduce hasta la playa mientras yo espero no tener que interactuar mucho. Maldita sea, mi abuela chantajeándome, increíble. Cuando llegamos me bajo y me apoyo en el vehículo hasta que mi abuela me insta a que la siga. Con un suspiro de resignación voy detrás de ella y llegamos a donde hay un corro de gente hablando de forma animada alrededor de una hoguera. Huele a alcohol y carne, pero también a agua salada. Me quedo sentada, sin interactuar con nadie, sin expresión alguna en el rostro. Como no hago nada ―porque al parecer la gente ha sido capaz de notar que es mejor no acercarse a hablar conmigo―, me he fijado bien en la gente y he visto que faltan unas dos o tres personas. A saber dónde estarán. En la fiesta hay gente de todas las edades, menos niños. Resoplo y le digo a mi abuela que me voy a dar una vuelta.

Durante mi paseo, algo alejada de la fiesta, oigo un grito y sonido... ¿Acuoso? No sabría expresarlo. Frunzo el ceño y me acerco, eso no es el sonido del mar. Me arrepiento de haberme acercado, porque veo cómo uno de los que faltaban en la fiesta deja caer a la chica que también desapareció de allí y... mierda ¡Mierda, mierda, mierda! Es un vampiro. Tengo que decírselo a mi abuela y salir de aquí con ella lo antes posible. Retrocedo lentamente y, después, me doy la vuelta y echo a correr.

No llevo mucho tiempo corriendo, aún no diviso la maldita hoguera ni a las personas de la fiesta, y tampoco oigo el ruido que deberían producir al hablar. Maldita sea, cuando me alejé de allí no pensé que había recorrido tanta distancia andando, y ahora... ya no me da tiempo. ¿Cómo ha podido saber que yo...? Suelto un grito del susto cuando aparece delante de mí y me... hace una burla. Estoy temblando de arriba a abajo, pero trato de no demostrarlo. Por desgracia, mi cara ha hecho un gesto de asombro, puesto que mis ojos se han abierto más de lo normal. Trago saliva mientras me mira. Menos mal que no me he caído de culo cuando he tenido que pararme en seco para no chocarme con él.

“Un cadáver es suficiente por hoy”. No me gusta estar cerca de la gente pero siento algo de lástima por esa chica que acaba de morir por culpa de este monstruo que... me sonríe de tal forma que me da unos terribles escalofríos, estoy segura de que me daría miedo incluso sin saber que es un vampiro. Me estoy oliendo que pretende hacer algo para... espero que no descubra mi colgante, de momento me preparo por si intenta controlarme mentalmente, para fingir que su influencia me hace efecto, como hice con... no quiero ni acordarme de esa... tipa. Pero en los segundos que están pasando ahora me doy cuenta de que no va a ser tan sutil, que prefiere algo más físico.

Hago una mueca y suelto un quejido cuando mi cara da de bruces contra un árbol. Me está apretando mucho la muñeca. No me hace falta oír un crac para saber que algo me ha roto. Suelto un grito de terrible dolor y aprieto los dientes cerrando los ojos con fuerza. Siento que la muñeca me quema. Me estremezco al escucharle cerca de mi oído. Jadeo, asustada y asqueada. Si sigue tocándome me va a dar una crisis, estoy al borde del colapso. Pero no sigue agarrándome, porque el muy bestia me tira al suelo. Hago una mueca al caer por el golpe y porque la muñeca rota se mueve de forma violenta involuntariamente.

Haciendo una mueca de dolor y de esfuerzo, me siento sobre la arena. Ahora estoy llena de arena, qué mierda. Le miro con rabia y asco, tengo que apretar los dientes de nuevo para pensar dos veces las cosas y no soltarle uno de mis comentarios típicos, porque los vampiros son muy sensibles, y como se creen superiores, se ofenden enseguida y te matan.

―¿A menos que sea necesario? ¿Pero qué te has creído? ―mascullo sujetándome el brazo cuya muñeca me arde ahora mismo. ―¿Crees que voy a hacer un trato con un vampiro sólo para que no me mate?

Qué asco le tengo a este tío. No puedo evitar estremecerme de nuevo y sentir escalofríos cada dos por tres, no porque sea un vampiro sino por cómo me ha tratado. No me gusta que la gente me toque, me da una gran sensación de malestar, y que me haya hablado al oído ha sido la gota que ha colmado el vaso. Ha estado a punto de darme un ataque de nervios, es decir, una crisis de ansiedad, porque nerviosa estoy ya, desde que le vi asesinando a la chica aquella. Dios, no, se está acercando otra vez, y lo peor es que no me da tiempo ni a reaccionar.

Me obliga a levantarme tirando de mi muñeca rota y me la aprieta con fuerza, provocando que suelte un grito desgarrador que no creí nunca capaz de producir. ¿Por qué hace esto? ¿Es que sabe o se imagina que tengo un amuleto con el que no podrá manipular mi mente o simplemente le gusta hacerme daño y oírme gritar? Sea cual sea el motivo, esto es insoportable. Mi boca y mis ojos se abren por completo mientras exhalo una gran cantidad de aire acompañando la acción por un sonido que no llega a grito. Mi hombro... me ha clavado algo en el hombro. No me da tiempo a recuperarme, porque me da tal patada en una rodilla que me caigo al suelo, y ahora sí que grito otra vez. Me retuerzo en el suelo, jadeando e intentando contener las lágrimas.

Este vampiro sólo quiere que le guarde el secreto ¿No? No lo ha dicho pero es lo que parece, porque si no... ¿Qué trato quiere? ¿Entonces... qué hago? Si eso es lo que quiere no ha sido muy inteligente machacarme de esta forma, si le digo a mi abuela que esto me lo he hecho yo sola no me cree ni de broma. Con la otra mano me saco la rama que tengo clavada en el brazo y suelto otro grito. Jadeo, adolorida. Trago saliva y le miro.

―Yo no diré nada, pero nadie creerá que yo me he hecho esto sola en la playa. ―digo con algo de esfuerzo. Lo peor de todo es que como este tío estaba antes en la fiesta, sabrá que tengo algo que ver con mi abuela, aunque no me haya acercado mucho a ella, pero hemos llegado juntas. Esto es una mierda, ¡Sabía que no tenía que haber venido, y mi abuela tampoco! Mi vida es un asco.

¿Por qué no deja de sonreír? Me pone los pelos de punta. Agradezco ahora haberme puesto ropa oscura y no el vestido blanco que vi primero, porque si no se habría notado más la sangre del agujero que me hizo este loco de mierda con esa rama. Por suerte fue en el mismo brazo de la muñeca rota, si no no habría podido sacarme la rama. Con la mano sana me estoy presionando la herida aunque esto impide que no deje de esbozar una mueca de dolor, porque me estoy haciendo daño, pero así impido que me salga demasiada sangre. Qué gracioso sería morir desangrada delante de un vampiro, pero no por un mordisco suyo.

“Puede que sí me haya pasado un poco”. Puede no, lo has hecho, capullo de mierda. Dice que a lo mejor le habría sido mejor matarme y me agarra del cuello, haciendo que me levante del suelo. ¿Diversión? ¿Pero cómo le puede estar divirtiendo darme una...? Bueno, los humanos también lo pasan bien burlándose y humillando a los demás, no sé de qué me extraño viniendo esas palabras de un vampiro. Me obligo a no llorar de la impotencia y del malestar, le miro con rabia una vez se ha alejado de mí. Sigo sujetándome el brazo y respiro con esfuerzo, me cuesta un poco más de lo normal.

―¡Déjame en paz, ya he aceptado tu estúpido trato! ¡Yo no soy una diversión! ¡No vuelvas a tocarme! ―digo casi a gritos y toso un poco.

A mí la playa siempre me ha gustado, si venía sola, con mis padres o mi abuela, pero no para venir a una estúpida fiesta en la que, por supuesto, podían colarse los vampiros sin ningún tipo de problema. Ahora siento otro estremecimiento. ¿Y si hay más? ¿Y si mi abuela está en peligro ahora mismo? Maldita sea, por si no fuera poco el tener que lidiar con un vampiro chiflado ―bueno, en realidad todos los malditos vampiros están chiflados―, ahora también tengo que intentar mantenerme serena con la idea de que mi abuela pueda estar en peligro. Encima estaba tan despreocupada, como si no hubiese más vampiros por ahí ahora que es de noche.

Ahora ha dejado de sonreír. Si antes su sonrisa me daba escalofríos, ahora que se ha puesto serio me da más miedo. Trato de esconder ese sentimiento pero mis ojos se abren más de la cuenta sin mi permiso cuando veo cómo su rostro cambia y se deforma, mostrando unas estrías horribles bajo sus ojos y unos colmillos más largos. Tengo que irme de aquí, algo me dice que eso del trato era una tontería o que se ha arrepentido de ello, porque me va a morder. Espera. S-se ha mordido a sí mismo, su propia muñeca ¿P-pero qué demonios...? Cuando le veo está muy cerca de mí, con su muñeca en mi boca. Dios ¿Pero qué demonios está haciendo? Siento que algo entra en mi boca. ¿S-sangre? ¡¿Me está dando de beber su sangre?! Trato de apartarme, pero como veo que no puedo, mi siguiente intento es el de no tragarme su sangre. Empieza a ser demasiada y no puedo mantenerla en la boca. Al final acabo cediendo y luego tosiendo, escupiendo los restos. Qué asco, me sabe la boca a óxido, mis dientes... tienen que estar horribles... No me lo puedo creer.

―¿P-pero qué pretendes? ―me he tirado al suelo de rodillas cuando he empezado a toser.

No dejo de pensar qué le voy a decir a mi abuela cuando vuelva, tengo sangre en la ropa, y por muy oscura que sea se nota un poco, mi abuela es muy observadora y se va a dar cuenta. Aún estoy tosiendo como si así pudiera expulsar la sangre que he bebido. Qué asco, nunca me ha gustado el sabor de la sangre, y no, no a todo el mundo le disgusta, hay locos por ahí a los que les gusta. Mierda, he bebido sangre de un maldito vampiro, ¿O de esa chica? Dios, me estoy volviendo loca. Empiezo a temblar pensando en que ahora yo he bebido la sangre de esa chica muerta que no está mucho más allá de nosotros.

―¿Sentirme mejor? ¿Cómo puedes...? ¿Por qué has hecho eso? ―ya no grito pero en mis palabras se nota el mal humor que tengo encima, la rabia y el enfado. ¿Cómo voy a sentirme mejor después de haberme obligado a hacer lo mismo que él? Sólo le faltó decirme que le mordiera. Al menos la rodilla ya no me duele. Maldita sea, lo sabía... se dio cuenta de que vine con mi abuela a la fiesta. Trato de no mostrar mi cabreo y mi miedo por la integridad de mi abuela, no hay forma de negarle que tenemos algo en común. Respiro hondo intentando soportar el ardor de la muñeca, ahora me ha estado doliendo más después del maldito apretón. ―No te atrevas a tocarla o verás de lo que soy capaz. ―mascullo.

No sé por qué, pero el dolor intenso de la muñeca está disminuyendo, ya no me arde tanto. Y la punzada lacerante del hombro también está empezando a menguar. Es un alivio, aunque no entiendo por... espera. Espera, espera, espera. Estoy atando cabos así que... ¿La sangre de vampiro...? ¿Me ha obligado a tomar su sangre para que me cure? Eso sí que no lo sabía, obviamente mis padres no llegaron a tanto. Podría pensar en estar agradecida porque me haya curado, pero no, porque el muy capullo seguramente lo ha hecho para que vuelva “ilesa” después de haberme destrozado, y que así mi abuela no se dé cuenta de que algo me han hecho.

Hijo de perra. Cuanto más tiempo estoy con él más asco le tengo. Doy un respingo cuando lo veo a mi lado tan repentinamente, con esa expresión tan seria. Sonríe y se levanta. Qué mierda de todo, ahora me siento como carroña, y él es como un buitre que da vueltas a mi alrededor. No me hace nada de gracia que diga que soy muy valiente y que eso le gusta, me recuerda tanto a las películas... Evito un estremecimiento, aunque no sé cómo lo he hecho.

―Que te den, capullo. ―me levanto del suelo. ―No te acerques a ella y yo no diré nada. Me largo.