¿Demasiado formal? [Emily]
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¿Demasiado formal? [Emily]
¿Cuanto podría llegar a ser extravagante en una simple cena nocturna? James era, lo que podría decirse, un excéntrico adinerado, puesto que desde el instante en que había decidido, entre sueños, realizar aquella cena, procuró pensar en todo lo posible para que la velada fuera perfecta con su mejor amiga y propiciar el mejor escenario para que consiguiera convencerla de que se mudara a la mansión, de modo que no corriera ningún peligro afuera. Realmente estaba preocupado por la seguridad de la joven bruja y el hecho de que sus poderes no estuvieran del todo controlados lo alertaba aún más.
Se la pasaba en la sala de estar, en el comedor y en los jardines, dando ordenes, haciendo llevar y traer cosas...Parecía más un sargento que ordena sus filas que alguien que simplemente ordena a sus criados preparar una cena. Las cosas estaban casi listas y el toldillo en el jardín, de terciopelo azul y cubriendo una mesa grande para dos decorada con manteles y toda la parafernalia de un buen Gourmet, justo al lado de dos sillas para el joven Cromwell y su invitada. Cerca de ellos, una fogata se encendía para proporcionarles de calor en esa fría noche, y todo estaba dispuesto a la perfección para que la luna llena que brillaba en lo alto del cielo pudiera verse en todo su esplendor.
James se había sentado en una de las sillas, la que estaba de frente a las puertas de la mansión que daban al jardín y había ordenado a sus criados que se encargaran de todo lo que la cena necesitaba para llegar a ser una velada magnifica. Esperaba a Emily con cierta impaciencia, pues aunque él mismo se había encargado de hacerle llegar su invitación, de pergamino y con letras en tinta color esmeralda que le contaban acerca de la cena de esa noche. No había adjuntado que fuera un evento formal, y se arrepintió por ello, puesto que James traía puesto uno de sus mejores trajes, sin corbata (dado que poco o nada le gustaba esta prenda) y con una camisa un poco abierta de color azul oscuro. Esperaba que Emily llegara con algo más o menos formal, puesto que no tenía ninguna gana de cambiarse de ropa.
Se la pasaba en la sala de estar, en el comedor y en los jardines, dando ordenes, haciendo llevar y traer cosas...Parecía más un sargento que ordena sus filas que alguien que simplemente ordena a sus criados preparar una cena. Las cosas estaban casi listas y el toldillo en el jardín, de terciopelo azul y cubriendo una mesa grande para dos decorada con manteles y toda la parafernalia de un buen Gourmet, justo al lado de dos sillas para el joven Cromwell y su invitada. Cerca de ellos, una fogata se encendía para proporcionarles de calor en esa fría noche, y todo estaba dispuesto a la perfección para que la luna llena que brillaba en lo alto del cielo pudiera verse en todo su esplendor.
James se había sentado en una de las sillas, la que estaba de frente a las puertas de la mansión que daban al jardín y había ordenado a sus criados que se encargaran de todo lo que la cena necesitaba para llegar a ser una velada magnifica. Esperaba a Emily con cierta impaciencia, pues aunque él mismo se había encargado de hacerle llegar su invitación, de pergamino y con letras en tinta color esmeralda que le contaban acerca de la cena de esa noche. No había adjuntado que fuera un evento formal, y se arrepintió por ello, puesto que James traía puesto uno de sus mejores trajes, sin corbata (dado que poco o nada le gustaba esta prenda) y con una camisa un poco abierta de color azul oscuro. Esperaba que Emily llegara con algo más o menos formal, puesto que no tenía ninguna gana de cambiarse de ropa.
James T. Cromwell- Hechiceros
- Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: ¿Demasiado formal? [Emily]
Emily nunca se habría imaginado que a sus diecisiete años estaría viviendo fuera y lejos de casa, ¡y tan lejos! Y por mucho que echara de menos a sus padres, sabía que no podía volver, todavía no, pues no haría más que poner en peligro a todo el mundo. Además, se había acostumbrado a vivir en Mystic Falls, más o menos; no podía decir que disfrutara demasiado en aquella casa abandonada, pero era lo mejor que habían encontrado. Bueno, en realidad podrían estar viviendo en casa de James, pero a Emily aquello no le parecía nada apropiado, al fin y al cabo, sus padres no debían saber que ellos estaban allí y no quería ni imaginarse que pasaría si lo averiguaban, aunque se hacía una idea.
Aquel día en concreto, Emily había disipado de su mente todos aquellos pensamientos desde el momento en el que, aquel mediodía, un pergamino dirigido a ella había aparecido a la entrada de la casa. Lo desenrolló con curiosidad y una leve sonrisa apareció en su cara a la vez que se le iluminaban los ojos al descubrir la implacable caligrafía de el joven Cromwell. Así que una cena, ¿eh? Eso había cogido por sorpresa a Emily, que, además, no estaba acostumbrada a recibir invitaciones escritas en pergamino, ¿quien mandaba invitaciones en pergamino en pleno siglo XXI? Solo James. La bruja sonrió ante la idea. James era tan chapado a la antigua, pero esa era una de las cosas que le gustaban de él; bueno, ¿qué no le gustaba de él? Sacudió la cabeza ante aquel pensamiento, recordándose a sí misma que solo eran amigos.
No podía siquiera imaginarse lo que James habría preparado y, aunque estaba segura de que no sería nada más que una cena entre amigos, Emily no podía evitar estar más que nerviosa. A pesar de ser una chica que no suele arreglarse y, sobre todo, evita llevar vestidos a toda costa, es más, a penas tiene dos vestidos en el armario, aunque tampoco es que su fondo de armario sea demasiado amplio, en aquella ocasión se decidió por un vestido negro que no se había puesto hasta ahora, vestido que su madre le había regalado y, por lo tanto, había guardado en el armario esperando que su madre se olvidara de él. Se miró en uno de los espejos rotos que había en la casa, imaginándose más que viéndose realmente, y se dirigió a casa de su amigo.
Sabía que James se sorprendería de verla con un vestido, aunque este no fuera demasiado elegante, ya que Emily se esperaba una cena casual. Llegó cinco minutos antes de la hora acordada, se paró frente a la puerta principal y, tras alisarse el vestido por enésima vez en lo que llevaba de camino hasta allí, llamó a la puerta. Ahora que Emily lo pensaba, era la primera vez que iba a aquella casa, o mejor dicho, mansión. Había estado en la que la familia de James tenía en Castle Combe, pero en lo que llevaba en Mystic Falls todavía no había visitado el hogar de los Cromwell, eso la puso algo más nerviosa. Sonrió aliviada al comprobar que, por lo menos, el criado que le abrió la puerta le era conocido, pues también trabajaba para la familia cuando vivían en Inglaterra. - Buenas noches, señorita Leroux. - dijo éste mientras Emily entraba en la casa; Emily le miró frunciendo levemente el ceño. -Ya te he dicho que me llames Emily. - dijo en un tono de voz amable, por más que repitiera que la llamaran por su nombre de pila, no había manera. La acompañó a donde estaba James, que estaba en el jardín; cuando llegaron, Emily se quedó parada bajo el marco de la puerta, con la boca abierta. No podía creérse que James hubiera organizado aquello solo para ellos dos. Tras recorrer los jardines, su mirada se detuvo en el joven que la acompañaría aquella noche, estaba tan guapo que quitaba el aliento. Mierda. ¿Como se suponía que iba a disimular ahora y ocultar lo que sentía por él? Aquello parecía más una cita que una cena entre amigos. Pero no es una cita, se recordó a sí misma.
Aquel día en concreto, Emily había disipado de su mente todos aquellos pensamientos desde el momento en el que, aquel mediodía, un pergamino dirigido a ella había aparecido a la entrada de la casa. Lo desenrolló con curiosidad y una leve sonrisa apareció en su cara a la vez que se le iluminaban los ojos al descubrir la implacable caligrafía de el joven Cromwell. Así que una cena, ¿eh? Eso había cogido por sorpresa a Emily, que, además, no estaba acostumbrada a recibir invitaciones escritas en pergamino, ¿quien mandaba invitaciones en pergamino en pleno siglo XXI? Solo James. La bruja sonrió ante la idea. James era tan chapado a la antigua, pero esa era una de las cosas que le gustaban de él; bueno, ¿qué no le gustaba de él? Sacudió la cabeza ante aquel pensamiento, recordándose a sí misma que solo eran amigos.
No podía siquiera imaginarse lo que James habría preparado y, aunque estaba segura de que no sería nada más que una cena entre amigos, Emily no podía evitar estar más que nerviosa. A pesar de ser una chica que no suele arreglarse y, sobre todo, evita llevar vestidos a toda costa, es más, a penas tiene dos vestidos en el armario, aunque tampoco es que su fondo de armario sea demasiado amplio, en aquella ocasión se decidió por un vestido negro que no se había puesto hasta ahora, vestido que su madre le había regalado y, por lo tanto, había guardado en el armario esperando que su madre se olvidara de él. Se miró en uno de los espejos rotos que había en la casa, imaginándose más que viéndose realmente, y se dirigió a casa de su amigo.
Sabía que James se sorprendería de verla con un vestido, aunque este no fuera demasiado elegante, ya que Emily se esperaba una cena casual. Llegó cinco minutos antes de la hora acordada, se paró frente a la puerta principal y, tras alisarse el vestido por enésima vez en lo que llevaba de camino hasta allí, llamó a la puerta. Ahora que Emily lo pensaba, era la primera vez que iba a aquella casa, o mejor dicho, mansión. Había estado en la que la familia de James tenía en Castle Combe, pero en lo que llevaba en Mystic Falls todavía no había visitado el hogar de los Cromwell, eso la puso algo más nerviosa. Sonrió aliviada al comprobar que, por lo menos, el criado que le abrió la puerta le era conocido, pues también trabajaba para la familia cuando vivían en Inglaterra. - Buenas noches, señorita Leroux. - dijo éste mientras Emily entraba en la casa; Emily le miró frunciendo levemente el ceño. -Ya te he dicho que me llames Emily. - dijo en un tono de voz amable, por más que repitiera que la llamaran por su nombre de pila, no había manera. La acompañó a donde estaba James, que estaba en el jardín; cuando llegaron, Emily se quedó parada bajo el marco de la puerta, con la boca abierta. No podía creérse que James hubiera organizado aquello solo para ellos dos. Tras recorrer los jardines, su mirada se detuvo en el joven que la acompañaría aquella noche, estaba tan guapo que quitaba el aliento. Mierda. ¿Como se suponía que iba a disimular ahora y ocultar lo que sentía por él? Aquello parecía más una cita que una cena entre amigos. Pero no es una cita, se recordó a sí misma.
Emily C. Leroux- Brujas
- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 17/05/2012
Re: ¿Demasiado formal? [Emily]
Por un breve y sencillo instante, el tiempo parecía haberse detenido, y James no creyó que hubiera sido a causa de la magia ni mucho menos. La magia y las cuestiones sobrenaturales probablemente estuviera fuera de discusión por esa noche, o tal vez no, dependiendo de como fuera encaminada la velada. En todo caso, James permaneció paralizado tan pronto como vio a la joven Leroux en las puertas del cristal que daban al jardín. Nunca antes se había fijado en Emily de esa forma, pero esa noche, con el vestido que llevaba, su inseguridad ante la cena y probablemente algún efecto de las luces de la casa le daban un toque deslumbrante y, por tanto, James no pudo evitar quedarsele mirando durante bastante tiempo.
No supo en qué momento, o si quiera cual fue la razón que lo llevó a hacerlo, pero caminó hasta Emily, la tomó de la mano derecha y se la besó con galantería. ¿Que demonios le pasaba? Era realmente cierto que James era un anticuado y excéntrico a morir, y había utilizado ese tipo de saludos antes con damas que admiraba o incluso con las que deseaba algo, pero jamás había visto a Emily de esa forma y por eso se cuestionó el haberlo hecho. La llevó de la mano hasta la mesa y la sentó en la silla que estaba reservada exclusivamente para ella. Luego, tomó asiento al frente de la chica mientras esperaba que sus criados hiciera lo que sabían y ordenaran todo lo que les correspondía, así no tendrían que pararse para nada y podrían charlar con tranquilidad.
Los platos habían llegado, y fue hasta ese momento que se percató de que aún tenía la mano de Emily enganchada con la suya, así que la soltó, no rápidamente ni menos con exaltación, pero lo que si no pudo evitar fue el hecho de que sus mejillas se marcaran de un rojo no demasiado intenso, más si demasiado notorio. James había pedido especificamente platos que se acostumbraban comer en Castle Combe, especialmente en los banquetes que los Cromwell organizaban en las cenas especiales con sus amigos Leroux, Campbell, Thornell y Percival, antes de que los niños que conformaban esta familia supieran que eran miembros de un círculo de magia.
- Me alegra que hayas venido. Ya hace rato que no nos veíamos...Estaba preocupado por ti. - Esa última frase no era precisamente algo que tuviera planeado decir, pero su gargante había salir esas palabras casi tan inconscientemente como había sacado los cuatro conjuros en el ritual con Alek y Reichen mientras estaba en posesión de los espiritus de la brujas. Pero eso no tenía nada que ver con la magia, simplemente aquello que estaba pensando se el escapó sin querer y dijo algo que no había querido decir, pero que esperaba Emily no reaccionara de mala manera ante ello.
No supo en qué momento, o si quiera cual fue la razón que lo llevó a hacerlo, pero caminó hasta Emily, la tomó de la mano derecha y se la besó con galantería. ¿Que demonios le pasaba? Era realmente cierto que James era un anticuado y excéntrico a morir, y había utilizado ese tipo de saludos antes con damas que admiraba o incluso con las que deseaba algo, pero jamás había visto a Emily de esa forma y por eso se cuestionó el haberlo hecho. La llevó de la mano hasta la mesa y la sentó en la silla que estaba reservada exclusivamente para ella. Luego, tomó asiento al frente de la chica mientras esperaba que sus criados hiciera lo que sabían y ordenaran todo lo que les correspondía, así no tendrían que pararse para nada y podrían charlar con tranquilidad.
Los platos habían llegado, y fue hasta ese momento que se percató de que aún tenía la mano de Emily enganchada con la suya, así que la soltó, no rápidamente ni menos con exaltación, pero lo que si no pudo evitar fue el hecho de que sus mejillas se marcaran de un rojo no demasiado intenso, más si demasiado notorio. James había pedido especificamente platos que se acostumbraban comer en Castle Combe, especialmente en los banquetes que los Cromwell organizaban en las cenas especiales con sus amigos Leroux, Campbell, Thornell y Percival, antes de que los niños que conformaban esta familia supieran que eran miembros de un círculo de magia.
- Me alegra que hayas venido. Ya hace rato que no nos veíamos...Estaba preocupado por ti. - Esa última frase no era precisamente algo que tuviera planeado decir, pero su gargante había salir esas palabras casi tan inconscientemente como había sacado los cuatro conjuros en el ritual con Alek y Reichen mientras estaba en posesión de los espiritus de la brujas. Pero eso no tenía nada que ver con la magia, simplemente aquello que estaba pensando se el escapó sin querer y dijo algo que no había querido decir, pero que esperaba Emily no reaccionara de mala manera ante ello.
James T. Cromwell- Hechiceros
- Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: ¿Demasiado formal? [Emily]
Sí en aquel momento la hubieran dicho que estaba soñando, Emily no lo habría puesto en duda, aunque reprimió sus deseos de pellizcarse para comprobar si aquello era cierto o no. Se había quedado ensimismada allí bajo el marco de la puerta, y su mirada no dejaba de pasear por todo el jardín, realmente sorprendida de que James hubiera preparado aquello para ellos dos. Solo para nosotros dos, guau. De vez en cuando, su mirada se posaba durante unos segundos sobre su acompañante; no era la primera vez que le veía en traje, pero aquella vez se había puesto el traje para cenar con ella y, por que no decirlo, le quedaba de miedo. Cada vez que Emily le miraba, éste tenía su mirada fija en ella, lo que hacía que la bruja mirase hacía otro lado rápidamente. Desde el día que supo que sentía algo más que amistad por el joven Cromwell, Emily nunca esperó que nada sucediera entre ellos, al fin y al cabo, el siempre le había dado a entender que la quería como una hermana, y, con tal de no perder su amistad, Emily había decidido esconder bien aquellos sentimientos. Pero si de repente él le preparaba una cena como esta, que parecía una cita en toda regla, ¿como pretendía que Emily escondiera sus sentimientos cuando se estaba derritiendo por dentro?
Cuando James comenzó a caminar hacía ella, Emily no pudo apartar su mirada de la de él y en el momento en el que él agarró su mano y depositó un casto beso en el dorso de ésta Emily creía que se quedaba en el sitio y no pudo evitar morder levemente su labio para evitar que una sonrisa triunfal adornara su rostro. ¡Le había visto besar el dorso de la mano de tantas chicas! Pero a ella siempre la había saludado con un abrazo, como a una más de la familia. ¿A que venía ese cambio de actitud? Bueno, en aquel momento Emily estaba demasiado como en una nube como para ponerse a analizar ningún comportamiento extraño; en aquel momento, su cabeza gritaba "¡Me ha besado en el dorso de la mano!" una y otra vez y no dejaba lugar para ningún otro pensamiento. Se dejó llevar hasta la mesa y dejó que James la ayudara a sentarse, algo que por lo general no hubiera hecho, pero en aquel momento no podía apenas pensar, aquello cada vez se le asemejaba más a una cita, pero sabía que aquello era imposible. Lo que no se explicaba entonces era el por qué se había tomado James tantas molestias.
Una vez ambos estuvieron sentados en la mesa, ambos guardaron silencio. James aún tenía la mano de Emily cogida, algo a lo que ella no había puesto ninguna objeción; cuando James se dio cuenta de ello soltó su mano con delicadeza y sus mejillas adquirieron un color rojizo, no podía creerlo, ¿acaso James se había sonrojado? No le dio tiempo a pensar en ello, pues pronto los empleados de la familia Cromwell comenzaron a traer la comida, que resultaron ser platos de lo que se comían en Castle Combe, que hicieron que a Emily se le hiciera la boca agua. Tenía un grave problema con la comida, estaba prácticamente obsesionada; si no fuera por que no es que le sobrara el dinero, se pasaría el día comiendo. A cada plato que traían, Emily abría más los ojos, ¡no se había dado cuenta de lo hambrienta que estaba hasta aquel momento! Antes de que empezaran a comer, James habló y Emily levantó la mirada de los platos para fijarla nuevamente en él. -Siempre es un placer venir a que me invites a comer. - dijo bromeando, una broma un tanto tonta, pero estaba nerviosa, más de lo habitual, por lo que seguramente diría más de una tontería a lo largo de la velada. La última frase del brujo hizo que Emily frunciera levemente el ceño. -Ya sabes que no tienes que preocuparte por mi, sé cuidarme sola. - dijo sonriendo levemente, sí, sabía cuidarse, si tenía una vida como humana, pero no estaba tan segura de que estuviera preparada para una vida llena de seres sobrenaturales, aunque quería apostar por qué sí. -Además, lo más peligroso que ronda por aquí somos nosotros con nuestros poderes descontrolados; los vampiros que he conocido no parecen una gran amenaza... - tras decir aquello último, se mordió la lengua intencionadamente, ¡bocazas!, se reprendió a sí misma, había decidido no hablarle a James de sus excursiones al bosque o al Banco de Sangre del Hospital, aunque bueno, podía haber conocido a algún que otro vampiro en cualquier otro lado del pueblo, ¿no?
Cuando James comenzó a caminar hacía ella, Emily no pudo apartar su mirada de la de él y en el momento en el que él agarró su mano y depositó un casto beso en el dorso de ésta Emily creía que se quedaba en el sitio y no pudo evitar morder levemente su labio para evitar que una sonrisa triunfal adornara su rostro. ¡Le había visto besar el dorso de la mano de tantas chicas! Pero a ella siempre la había saludado con un abrazo, como a una más de la familia. ¿A que venía ese cambio de actitud? Bueno, en aquel momento Emily estaba demasiado como en una nube como para ponerse a analizar ningún comportamiento extraño; en aquel momento, su cabeza gritaba "¡Me ha besado en el dorso de la mano!" una y otra vez y no dejaba lugar para ningún otro pensamiento. Se dejó llevar hasta la mesa y dejó que James la ayudara a sentarse, algo que por lo general no hubiera hecho, pero en aquel momento no podía apenas pensar, aquello cada vez se le asemejaba más a una cita, pero sabía que aquello era imposible. Lo que no se explicaba entonces era el por qué se había tomado James tantas molestias.
Una vez ambos estuvieron sentados en la mesa, ambos guardaron silencio. James aún tenía la mano de Emily cogida, algo a lo que ella no había puesto ninguna objeción; cuando James se dio cuenta de ello soltó su mano con delicadeza y sus mejillas adquirieron un color rojizo, no podía creerlo, ¿acaso James se había sonrojado? No le dio tiempo a pensar en ello, pues pronto los empleados de la familia Cromwell comenzaron a traer la comida, que resultaron ser platos de lo que se comían en Castle Combe, que hicieron que a Emily se le hiciera la boca agua. Tenía un grave problema con la comida, estaba prácticamente obsesionada; si no fuera por que no es que le sobrara el dinero, se pasaría el día comiendo. A cada plato que traían, Emily abría más los ojos, ¡no se había dado cuenta de lo hambrienta que estaba hasta aquel momento! Antes de que empezaran a comer, James habló y Emily levantó la mirada de los platos para fijarla nuevamente en él. -Siempre es un placer venir a que me invites a comer. - dijo bromeando, una broma un tanto tonta, pero estaba nerviosa, más de lo habitual, por lo que seguramente diría más de una tontería a lo largo de la velada. La última frase del brujo hizo que Emily frunciera levemente el ceño. -Ya sabes que no tienes que preocuparte por mi, sé cuidarme sola. - dijo sonriendo levemente, sí, sabía cuidarse, si tenía una vida como humana, pero no estaba tan segura de que estuviera preparada para una vida llena de seres sobrenaturales, aunque quería apostar por qué sí. -Además, lo más peligroso que ronda por aquí somos nosotros con nuestros poderes descontrolados; los vampiros que he conocido no parecen una gran amenaza... - tras decir aquello último, se mordió la lengua intencionadamente, ¡bocazas!, se reprendió a sí misma, había decidido no hablarle a James de sus excursiones al bosque o al Banco de Sangre del Hospital, aunque bueno, podía haber conocido a algún que otro vampiro en cualquier otro lado del pueblo, ¿no?
Emily C. Leroux- Brujas
- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 17/05/2012
Re: ¿Demasiado formal? [Emily]
¿Algo había cambiado en Emily, que James no podía dejar de contemplarla? Era cierto que James nunca quitaba la mirada de una persona que se encontraba hablando, por simple y llana educación, pero este era un caso completamente diferente, pues algo había en la joven Bruja que le impedía a James apartar la mirada, y tuvo que parpadear varias veces, para darse cuenta de que no había perdido la razón y de que aún continuaba prestandole atención a su amiga. No obstante, salió de su letargo tan pronto como la joven Leroux pronunció la palabra vampiros, haciendo referencia a que había conocido a algunos...fue allí donde James se sobresaltó.
- ¿Has conocido vampiros? - Su garganta luchaba para sacar esas palabras, mientras sus ojos se expandían un tanto por la sorpresa. Respiró profundamente mientras observaba a Emily, examinandola secretamente para comprobar que estaba en perfectas condiciones, como si no lo hubiera estado antes de saber que había estado viendose con vampiros. James no podía culparla de todos modos, pues sabía que en aquel pueblo, sin importar si fuera o no parte del mundo sobrenatural debías encontrarte por lo menos con una par de vampiros. Instintivamente James tomó la mano de Emily nuevamente, en gesto protector y se la apretó suavemente. - Sería injusto culparte...Este pueblo está plagado de ellos y de todos modos tienes tus poderes para protegerte, pero...¿Sabes hacer un amuleto?
James era plenamente consciente de que el poder de un hechicero o bruja no bastaba para estar enteramente a salvo de un vampiro y era necesario usar un amuleto mágico para evitar la compulsión. Los vampiros que James conocía no eran enteramente malos, pero si existían algunos, como Klaus y Elijah, que representaban un verdadero peligro para cualquier ser viviente que estuviese cerca a ellos. Sin concentrarse por ahora en la comida, de su mano izquierda se sacó un anillo pequeño de plata con rayones y algunos dibujos que Emily seguro identificaría de inmediato, pues James todavía recordaba esa tarde lluviosa en la que James y Emily jugaban en la casa de los Leroux, hace aproximadamente unos 4 años y Emily le regaló dicho anillo. En compesación, unos días después, James le obsequió un collar de zafiros.
- Este es mi amuleto. - Dijo mientras lo sostenía entre los dedos indice y pulgar, para que Emily pudiera observarlo con detenimiento - Lo hice con algunos hechizos, creo que sabrás reconocerlo. Puedo hacerte uno si no sabes, pero necesitamos una pieza de joyería, aunque no me molestaría regalarte cualquier cosa que desees. - La comida se enfriaba y no era demasiado agradable comer algo frío, por lo que dejó en anillo en la mesa y tomó una de las copas de vino blanco que sus criados habían dejado. - ¿Que tal un brindis? Por tu llegada a Mystic Falls y, gracias a eso, puedo disfrutar de tu compañía esta noche.
- ¿Has conocido vampiros? - Su garganta luchaba para sacar esas palabras, mientras sus ojos se expandían un tanto por la sorpresa. Respiró profundamente mientras observaba a Emily, examinandola secretamente para comprobar que estaba en perfectas condiciones, como si no lo hubiera estado antes de saber que había estado viendose con vampiros. James no podía culparla de todos modos, pues sabía que en aquel pueblo, sin importar si fuera o no parte del mundo sobrenatural debías encontrarte por lo menos con una par de vampiros. Instintivamente James tomó la mano de Emily nuevamente, en gesto protector y se la apretó suavemente. - Sería injusto culparte...Este pueblo está plagado de ellos y de todos modos tienes tus poderes para protegerte, pero...¿Sabes hacer un amuleto?
James era plenamente consciente de que el poder de un hechicero o bruja no bastaba para estar enteramente a salvo de un vampiro y era necesario usar un amuleto mágico para evitar la compulsión. Los vampiros que James conocía no eran enteramente malos, pero si existían algunos, como Klaus y Elijah, que representaban un verdadero peligro para cualquier ser viviente que estuviese cerca a ellos. Sin concentrarse por ahora en la comida, de su mano izquierda se sacó un anillo pequeño de plata con rayones y algunos dibujos que Emily seguro identificaría de inmediato, pues James todavía recordaba esa tarde lluviosa en la que James y Emily jugaban en la casa de los Leroux, hace aproximadamente unos 4 años y Emily le regaló dicho anillo. En compesación, unos días después, James le obsequió un collar de zafiros.
- Este es mi amuleto. - Dijo mientras lo sostenía entre los dedos indice y pulgar, para que Emily pudiera observarlo con detenimiento - Lo hice con algunos hechizos, creo que sabrás reconocerlo. Puedo hacerte uno si no sabes, pero necesitamos una pieza de joyería, aunque no me molestaría regalarte cualquier cosa que desees. - La comida se enfriaba y no era demasiado agradable comer algo frío, por lo que dejó en anillo en la mesa y tomó una de las copas de vino blanco que sus criados habían dejado. - ¿Que tal un brindis? Por tu llegada a Mystic Falls y, gracias a eso, puedo disfrutar de tu compañía esta noche.
James T. Cromwell- Hechiceros
- Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: ¿Demasiado formal? [Emily]
Que la mirara tan fijamente la ponía nerviosa y parecía que las mariposas que llevaban tiempo revoloteando por su estómago hubieran aumentado la marcha, que hacía que cierto rubor subiera a sus mejillas, algo que no la convenía para nada si él seguía mirándola. Ella trataba de hablar como si nada, como si aquello fuera una cena normal entre amigos, aunque en el fondo supiera que no lo era. Trataba de mantener la vista fija en él, algo que le resultaba imposible, por lo que acababa volviendo su vista a los platos que había sobre la mesa o a sus manos, que ahora yacían en su regazo, mientras ella enredaba y desenredaba sus dedos entre sí, otra de las muestras de sus nervios . Vamos Em, tranquilizate, repetía una y otra vez para sus adentros, no podía dejar que se le notara, ¡quien sabe que pasaría si se enteraba! Pues bien, ella no quería saberlo.
Cuando James le preguntó si había conocido vampiros, pregunta claramente retórica, pues le había sorprendido, o asustado. Emily no entendía ese pánico que James tenía por que ella conociese o interactuase con vampiros, al fin y al cabo, hasta el momento se las había apañado bien y los vampiros habían resultado ser más amigables que muchos humanos que conocía, bueno, casi todos los vampiros. -Estoy bien. - dijo poniendo los ojos en blanco, ya que sospechaba que James se moría por comprobar si estaba herida o algo por el estilo, si no lo estaba haciendo ya de alguna manera. -Bueno, tengo un par de mordiscos en la espalda, pero nada que no se vaya con el tiempo. - comentó como si nada, aunque aquello, por supuesto, era mentira. Tras decir aquello cogió la copa que había frente a su plato y, aun sin saber de qué estaba llena, le dio un trago. Aunque no aguantó mucho, y no quería arriesgarse a que James se volviera loco en aquel momento. -Es broma. - dijo sonriente, aunque sabía que a James no le haría ninguna gracia; por alguna razón, se tomaba su seguridad demasiado en serio.
Cuando James mencionó lo de los amuletos, Emily le prestó toda su atención, aunque no es que no la tuviera ya para entonces. Ella había leído sobre los amuletos, todo lo que aparecía en su grimorio, pero no se veía capaz de hacer uno. -No creo que sepa. - dijo negando levemente con la cabeza. Observó como James se quitaba un anillo de la mano izquierda, anillo que reconoció al instante y que, al verlo, no pudo evitar sonreír, ¡aún lo guardaba! Aquel anillo no tenía más valor que el sentimental, pues no era precisamente caro, al contrario que el collar que días después él la regalo, no sabía cuanto le había costado, pero estaba segura de que los zafiros no eran precisamente baratos. Cuando era pequeña, lo había aceptado con gusto, y contenta por tener un collar nuevo; ahora, lo guardaba bajo llave, ¿como iba a ir ella con zafiros? -No, no, no. No pienso dejarte que me compres nada James Taylor Cromwell, que nos conocemos. - dijo señalandole con el dedo en modo acusador. Los regalos de James eran siempre extremadamente caros, y se sentía mal cuando recibía alguno, por mucho que le encantase, pues ella nunca podría regalarle nada de igual valor. -Pero me vendría genial la ayuda con el hechizo. - No se fiaba mucho de ella misma todavía como para realizar aquel tipo de hechizos, además, sabía que James lo haría mil veces mejor que ella. Alzó la copa en cuando James propuso el brindis y sonrió ampliamente. -Chin, chin. - dijo mientras chocaba levemente su copa con la de James, para después darle un sorbo al vino, ¡dios, estaba buenísimo!
Cuando James le preguntó si había conocido vampiros, pregunta claramente retórica, pues le había sorprendido, o asustado. Emily no entendía ese pánico que James tenía por que ella conociese o interactuase con vampiros, al fin y al cabo, hasta el momento se las había apañado bien y los vampiros habían resultado ser más amigables que muchos humanos que conocía, bueno, casi todos los vampiros. -Estoy bien. - dijo poniendo los ojos en blanco, ya que sospechaba que James se moría por comprobar si estaba herida o algo por el estilo, si no lo estaba haciendo ya de alguna manera. -Bueno, tengo un par de mordiscos en la espalda, pero nada que no se vaya con el tiempo. - comentó como si nada, aunque aquello, por supuesto, era mentira. Tras decir aquello cogió la copa que había frente a su plato y, aun sin saber de qué estaba llena, le dio un trago. Aunque no aguantó mucho, y no quería arriesgarse a que James se volviera loco en aquel momento. -Es broma. - dijo sonriente, aunque sabía que a James no le haría ninguna gracia; por alguna razón, se tomaba su seguridad demasiado en serio.
Cuando James mencionó lo de los amuletos, Emily le prestó toda su atención, aunque no es que no la tuviera ya para entonces. Ella había leído sobre los amuletos, todo lo que aparecía en su grimorio, pero no se veía capaz de hacer uno. -No creo que sepa. - dijo negando levemente con la cabeza. Observó como James se quitaba un anillo de la mano izquierda, anillo que reconoció al instante y que, al verlo, no pudo evitar sonreír, ¡aún lo guardaba! Aquel anillo no tenía más valor que el sentimental, pues no era precisamente caro, al contrario que el collar que días después él la regalo, no sabía cuanto le había costado, pero estaba segura de que los zafiros no eran precisamente baratos. Cuando era pequeña, lo había aceptado con gusto, y contenta por tener un collar nuevo; ahora, lo guardaba bajo llave, ¿como iba a ir ella con zafiros? -No, no, no. No pienso dejarte que me compres nada James Taylor Cromwell, que nos conocemos. - dijo señalandole con el dedo en modo acusador. Los regalos de James eran siempre extremadamente caros, y se sentía mal cuando recibía alguno, por mucho que le encantase, pues ella nunca podría regalarle nada de igual valor. -Pero me vendría genial la ayuda con el hechizo. - No se fiaba mucho de ella misma todavía como para realizar aquel tipo de hechizos, además, sabía que James lo haría mil veces mejor que ella. Alzó la copa en cuando James propuso el brindis y sonrió ampliamente. -Chin, chin. - dijo mientras chocaba levemente su copa con la de James, para después darle un sorbo al vino, ¡dios, estaba buenísimo!
Emily C. Leroux- Brujas
- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 17/05/2012
Re: ¿Demasiado formal? [Emily]
No cabía la menor duda de que algo extraño le pasaba al joven Cromwell. Nunca antes, desde que tenía uso de razón, había estado tan disperso en presencia de una chica. Y de nuevo cabía hacerse la pregunta, ¿que tenía Emily de diferente para que lo pusiera en ese estado?. Siempre la había visto como a una amiga muy cercana a la cual quería muchísimo, pero su visión había cambiado desde que llegó a Mystic Falls. Sabía que ese incesante deseo de protegerla, si bien estaba ligado al hecho de que no deseaba que nada le pasara a su mejor amiga, tenía algo extraño, considerando que nunca había sentido ese instinto tan fuerte.
Escuchaba sus palabras sin dejar de verla. Entendía lo que estaba diciendo y sin embargo estaba perdido en un misterioso letargo del que, por alguna misteriosa razón, no podía salir. No prestó mayor atención a la broma de los vampiros, aunque su rostro debió haber mostrado algo de sorpresa e indignación pues de una vez la aclaración de Emily salió a relucir. Perdido como estaba en ese mundo lejano, inmerso en la mirada de Emily, no se percató de nuevo en que había puesto su mano sobre la de Emily, y por fin consiguió salir de su letargo cuando la joven Leroux mencionó la parte del hechizo.
- Me hubiera encantado regalarte algo, pero ya que solo quieres ayuda con el hechizo, entonces supongo que te lo enseñaré. Pero más tarde, por ahora se enfría nuestra comida. - Dijo guiñandole un ojo y posanodo su mirada en el plato. Estaba delicioso, sin duda los encargados de la cocina se habían esforzado bastante en aquella cena, tal y como James se los había pedido, por lo que consideró darles una bonificación especial por el buen servicio prestado. Hubiera continuado comiendo, de no ser porque de nuevo levantó la cabeza para ver a Emily y recordó algo de suma importancia que tenía pensado solucionar en esa velada.
- Emily...bien sabes que no me gusta que mi círculo esté viviendo en una casa abandonada, y las puertas de mi mansión están abiertas. Insisto aún en que se muden aquí, en especial tu... - James deseaba que su círculo se mudara y lo conseguiría de un modo u otro, pero tal vez no fuera tanto el que deseara proteger a Emily y a su círculo, sino que aquella frase había sido, para él, un claro y desesperado grito que latía en su mente: ¡No me puedo alejar de ti, no te vayas de nuevo!
Escuchaba sus palabras sin dejar de verla. Entendía lo que estaba diciendo y sin embargo estaba perdido en un misterioso letargo del que, por alguna misteriosa razón, no podía salir. No prestó mayor atención a la broma de los vampiros, aunque su rostro debió haber mostrado algo de sorpresa e indignación pues de una vez la aclaración de Emily salió a relucir. Perdido como estaba en ese mundo lejano, inmerso en la mirada de Emily, no se percató de nuevo en que había puesto su mano sobre la de Emily, y por fin consiguió salir de su letargo cuando la joven Leroux mencionó la parte del hechizo.
- Me hubiera encantado regalarte algo, pero ya que solo quieres ayuda con el hechizo, entonces supongo que te lo enseñaré. Pero más tarde, por ahora se enfría nuestra comida. - Dijo guiñandole un ojo y posanodo su mirada en el plato. Estaba delicioso, sin duda los encargados de la cocina se habían esforzado bastante en aquella cena, tal y como James se los había pedido, por lo que consideró darles una bonificación especial por el buen servicio prestado. Hubiera continuado comiendo, de no ser porque de nuevo levantó la cabeza para ver a Emily y recordó algo de suma importancia que tenía pensado solucionar en esa velada.
- Emily...bien sabes que no me gusta que mi círculo esté viviendo en una casa abandonada, y las puertas de mi mansión están abiertas. Insisto aún en que se muden aquí, en especial tu... - James deseaba que su círculo se mudara y lo conseguiría de un modo u otro, pero tal vez no fuera tanto el que deseara proteger a Emily y a su círculo, sino que aquella frase había sido, para él, un claro y desesperado grito que latía en su mente: ¡No me puedo alejar de ti, no te vayas de nuevo!
James T. Cromwell- Hechiceros
- Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: ¿Demasiado formal? [Emily]
El silencio de James no hacía más que hacer que Emily no callara. Aquello también tenía que ver con sus nervios, cuanto más nerviosa estuviera, más hablaba. Lo bueno era que, por lo menos, lo que decía tenía coherencia; es decir, no se ponía a decir tonterías, como pasaba en tantas comedias románticas en la televisión. Podía notar de sobra que James estaba raro, pero era incapaz de reconocer la causa de su comportamiento, ¿en que estaría pensando? Emily no estaba realmente segura de si quería saberlo o no, pero esperaba que no fuese nada que tuviera que ver con ella; que fuera un tema sin importancia que simplemente había ocupado su mente, aunque por alguna razón, pensaba que sí que tenía que ver con ella.
Estaba sin estar realmente, como quien hace acto de presencia pero realmente no está prestando atención; aunque James si que la estaba escuchando, o por lo menos oyéndola, y, a pesar de que el comentario de los vampiros no logró ningún cambio en él, su respuesta ante su ofrecimiento de ayudarla con el hechizo si que hizo que volviera con ella. Aquello relajó un poco a Emily, pues parecía que había vuelto a ser el James de siempre. Se encogió de hombros, no entendía la obsesión de James por regalarle cosas, sobre todo cuando le costaba tanto que ella lo aceptara, aunque finalmente, siempre conseguía que Emily aceptara su presente. No era que a ella no le gustara que le regalasen cosas, pero lo que le regalaba James solía ser excesivamente caro. - Ya me has regalado demasiadas cosas. - dijo de forma acusadora, pues él lo sabía, pero seguía haciéndole regalos cada vez que le daba la gana. -Sí, mejor. Me muero de hambre. Que aproveche. - dijo volviendo su vista hacia los platos que había sobre la mesa; cada uno con mejor pinta que el anterior. Empezaron a comer en silencio, ¡estaba todo buenísimo! Aunque Em ya sabía que estaría todo bueno, pues aquellos que trabajaban en la cocina de los Cromwell eran realmente buenos cocineros.
Cuando James comenzó a hablar, Emily levantó la mirada de su plato y masticó lo que tenía en la boca, limpiándose con una servilleta la comisura de los labios. ¡Como sabía que aquel tema iba a salir! Nada más llegar, habían encontrado una gran casa abandonada a las afueras de Mystic Falls y se habían hospedado allí; tras encontrar a James, éste les había ofrecido que se mudaran a su mansión, pero habían decidido que era mejor que los padres de James no se enterasen de que habían ido todos allí, además, no querían molestar. Eso hacía que James estuviera venga a insistirles para que se mudaran allí. - James... estamos bien en la casa. Además, somos unos cuantos, no haríamos más que molestar. - dijo negando levemente con la cabeza. Sabía que eso no se quedaría así, y que él seguiría insistiendo hasta que aceptasen su ofrecimiento. Pero en aquel momento, hubo algo que llamó la atención de Emily, ese "especialmente tú" había hecho que el corazón de Emily volviera a bombear a toda potencia.
Estaba sin estar realmente, como quien hace acto de presencia pero realmente no está prestando atención; aunque James si que la estaba escuchando, o por lo menos oyéndola, y, a pesar de que el comentario de los vampiros no logró ningún cambio en él, su respuesta ante su ofrecimiento de ayudarla con el hechizo si que hizo que volviera con ella. Aquello relajó un poco a Emily, pues parecía que había vuelto a ser el James de siempre. Se encogió de hombros, no entendía la obsesión de James por regalarle cosas, sobre todo cuando le costaba tanto que ella lo aceptara, aunque finalmente, siempre conseguía que Emily aceptara su presente. No era que a ella no le gustara que le regalasen cosas, pero lo que le regalaba James solía ser excesivamente caro. - Ya me has regalado demasiadas cosas. - dijo de forma acusadora, pues él lo sabía, pero seguía haciéndole regalos cada vez que le daba la gana. -Sí, mejor. Me muero de hambre. Que aproveche. - dijo volviendo su vista hacia los platos que había sobre la mesa; cada uno con mejor pinta que el anterior. Empezaron a comer en silencio, ¡estaba todo buenísimo! Aunque Em ya sabía que estaría todo bueno, pues aquellos que trabajaban en la cocina de los Cromwell eran realmente buenos cocineros.
Cuando James comenzó a hablar, Emily levantó la mirada de su plato y masticó lo que tenía en la boca, limpiándose con una servilleta la comisura de los labios. ¡Como sabía que aquel tema iba a salir! Nada más llegar, habían encontrado una gran casa abandonada a las afueras de Mystic Falls y se habían hospedado allí; tras encontrar a James, éste les había ofrecido que se mudaran a su mansión, pero habían decidido que era mejor que los padres de James no se enterasen de que habían ido todos allí, además, no querían molestar. Eso hacía que James estuviera venga a insistirles para que se mudaran allí. - James... estamos bien en la casa. Además, somos unos cuantos, no haríamos más que molestar. - dijo negando levemente con la cabeza. Sabía que eso no se quedaría así, y que él seguiría insistiendo hasta que aceptasen su ofrecimiento. Pero en aquel momento, hubo algo que llamó la atención de Emily, ese "especialmente tú" había hecho que el corazón de Emily volviera a bombear a toda potencia.
Emily C. Leroux- Brujas
- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 17/05/2012
Re: ¿Demasiado formal? [Emily]
Convencer a la joven no era, en lo absoluto, una tarea sencilla. Había que ver en realidad todo lo que conllevaba tratar de convencerla, y James estaba haciendo su mayor esfuerzo. Tomó la mano de Emily y la apretó con fuerza, casi como si no quisiera volver a soltarla nunca más. No conseguía entender lo que le sucedía con ella, pero en aquellos momentos consideró que no tenía la menor importancia. Lo único que deseaba era ver su círculo a salvo finalmente viviendo en una mansión por demás mágica con todas las protecciones que realmente merecían.
- Emily, por favor...Sabes lo insistente que puedo llegar a ser. La mansión es enorme y no será problema alguno traerlos a todos aquí. hay muchas habitaciones vacías en las que se pueden instalar. Mi madre no pondrá ningún problemas, pues ya no está en Mystic Falls. Fue llamada de urgencia a Inglaterra y tuvo que partir por algún asunto importante del que no sé gran cosa.
Se concentró nuevamente en la comida, sin soltar la mano de Emily y tomó un sorbo de su copa de vino. Luego, la miró directamente a los ojos, tan profundos que casi creía haberse perdido en ellos, cuando ella aparató la mirada. No sabía si estaba incomoda, pues si lo estaba no lo demostraba. Acercó su silla a la de Emily y continuó mirandola, con los rostros demasiado cerca. Movió su mano libre alrededor del cuello de la joven Leroux, en la que apareció un collar de plata con un dije de corazón. Tan pronto como Emily lo observara, James tronó los dedos y este se esfumó. Luego apartó la vista, claramente molesto.
- Disculpame. Ya me habías dicho que no querías regalos, pero simplemente no puedo evitarlo. Aunque sea permiteme darles un lugar en el cual estar seguro. Nunca estaré tranquilo sabiendo que pueden estar desprotegidos, en especial tu, ya lo he dicho. Por favor, accede. No quiero tener que alejarme de ti. - La mano libre de James ya se había descontrolado y estaba acariciandole una sonrosada mejilla a Emily. El cariño que le tenía a la joven parecía hacerse más evidente que nunca, pero no el cariño fraternal que le había tenido en el pasado, sino algo más...más fuerte.
- Emily, por favor...Sabes lo insistente que puedo llegar a ser. La mansión es enorme y no será problema alguno traerlos a todos aquí. hay muchas habitaciones vacías en las que se pueden instalar. Mi madre no pondrá ningún problemas, pues ya no está en Mystic Falls. Fue llamada de urgencia a Inglaterra y tuvo que partir por algún asunto importante del que no sé gran cosa.
Se concentró nuevamente en la comida, sin soltar la mano de Emily y tomó un sorbo de su copa de vino. Luego, la miró directamente a los ojos, tan profundos que casi creía haberse perdido en ellos, cuando ella aparató la mirada. No sabía si estaba incomoda, pues si lo estaba no lo demostraba. Acercó su silla a la de Emily y continuó mirandola, con los rostros demasiado cerca. Movió su mano libre alrededor del cuello de la joven Leroux, en la que apareció un collar de plata con un dije de corazón. Tan pronto como Emily lo observara, James tronó los dedos y este se esfumó. Luego apartó la vista, claramente molesto.
- Disculpame. Ya me habías dicho que no querías regalos, pero simplemente no puedo evitarlo. Aunque sea permiteme darles un lugar en el cual estar seguro. Nunca estaré tranquilo sabiendo que pueden estar desprotegidos, en especial tu, ya lo he dicho. Por favor, accede. No quiero tener que alejarme de ti. - La mano libre de James ya se había descontrolado y estaba acariciandole una sonrosada mejilla a Emily. El cariño que le tenía a la joven parecía hacerse más evidente que nunca, pero no el cariño fraternal que le había tenido en el pasado, sino algo más...más fuerte.
James T. Cromwell- Hechiceros
- Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: ¿Demasiado formal? [Emily]
Había albergado la esperanza de que, por una noche, dejara aquel tema apartado; pero estaba claro que James no descansaría hasta que los miembros de su círculo aceptaran trasladarse a la mansión de los Cromwell. La mayoría de los miembros del círculo estaban deseando dejar aquella casa abandonada y en ruinas en la que vivían, pero Emily tenía la última palabra, y ella pensaba que no harían más que molestar, por mucho que su amigo creyera lo contrario. Aunque con lo cabezota que era James, no pararía hasta conseguir lo que se proponía, y seguramente terminaría consiguiéndolo. Suspiró cuando él comenzó a decirle aquello de que no sería ninguna molestia que ellos se quedaran allí, pues había habitaciones de sobra; pero aquella vez había información nueva, pues Emily no tenía ni idea de que la madre de James hubiera tenido que volver a Inglaterra, y ante la mención de aquello no pudo evitar acordarse de sus padres, que no tenían ni idea de dónde estaba su hija, aunque Emily se había encargado de mandarles más de una carta -mediante las cuales no podían saber dónde se encontraba la joven Leroux- en las que les prometía que estaba bien y que volvería en cuanto le fuera posible, aunque por desgracia no tenía ni idea de cuando sería eso, pues no tenían ni idea de cómo conseguir que sus poderes no se descontrolaran cuando estaban separados; y mientras aquello siguiera siendo así, cualquier de ellos sería un peligro para cualquiera que estuviera a su alrededor.
- A cabezota no te gana nadie, de eso no hay duda. - dijo rodando los ojos, aunque en un tono ligeramente divertido. Conocía a James desde hacía mucho tiempo, y el chico nunca paraba hasta que conseguía lo que quería, además, la morena tenía poco aguante para esas cosas, y menos todavía cuando se trataba de James, por lo que siempre terminaba cediendo. - ¿Tu madre se ha ido a Inglaterra? ¿Y te ha dejado solo aquí? - preguntó algo sorprendida, pues el chico no lo había mencionado anteriormente. No podía creerse que la señora Cromwell se hubiera marchado durante un tiempo indefinido y hubiera dejado solo a su hijo allí, en Mystic Falls, durante un tiempo indefinido, pero luego supuso que ella no creería que aquello le fuera a llevar mucho tiempo. - Está bien James, hablaré con los demás y nos vendremos aquí. - dijo en un tono de derrota, como quien finalmente se rinde porque ha comprendido que es imposible convencer a la otra persona.
Emily intentaba ignorar el hecho de que la mano de James sujetaba la suya, y seguía comiendo como si nada, aunque en realidad el corazón le latía tan rápido que temía que en cualquier momento se le fuera a salir del pecho. Cuando él se quedó mirándola fijamente a los ojos no fue capaz de sostener su mirada, pues sentía sus mejillas arder de tal manera que temía haberse puesto roja como un tomate, y de esa manera, aprovechando que el pelo le tapaba parcialmente la cara, quizás podría tratar de tranquilizarse y conseguir que sus mejillas recuperaran su color natural. Pero el chico parecía dispuesto a que la cara de Emily siguiera roja durante el resto de la velada. A penas le dio tiempo a observar el collar que James quería regalarle antes de que lo hiciera desaparecer. Cerró los ojos cuando este le acarició la mejilla, ¿cómo demonios podía ocultar lo que sentía por él si se comportaba así? ¿Y por qué se estaba comportando de aquella manera?
- A cabezota no te gana nadie, de eso no hay duda. - dijo rodando los ojos, aunque en un tono ligeramente divertido. Conocía a James desde hacía mucho tiempo, y el chico nunca paraba hasta que conseguía lo que quería, además, la morena tenía poco aguante para esas cosas, y menos todavía cuando se trataba de James, por lo que siempre terminaba cediendo. - ¿Tu madre se ha ido a Inglaterra? ¿Y te ha dejado solo aquí? - preguntó algo sorprendida, pues el chico no lo había mencionado anteriormente. No podía creerse que la señora Cromwell se hubiera marchado durante un tiempo indefinido y hubiera dejado solo a su hijo allí, en Mystic Falls, durante un tiempo indefinido, pero luego supuso que ella no creería que aquello le fuera a llevar mucho tiempo. - Está bien James, hablaré con los demás y nos vendremos aquí. - dijo en un tono de derrota, como quien finalmente se rinde porque ha comprendido que es imposible convencer a la otra persona.
Emily intentaba ignorar el hecho de que la mano de James sujetaba la suya, y seguía comiendo como si nada, aunque en realidad el corazón le latía tan rápido que temía que en cualquier momento se le fuera a salir del pecho. Cuando él se quedó mirándola fijamente a los ojos no fue capaz de sostener su mirada, pues sentía sus mejillas arder de tal manera que temía haberse puesto roja como un tomate, y de esa manera, aprovechando que el pelo le tapaba parcialmente la cara, quizás podría tratar de tranquilizarse y conseguir que sus mejillas recuperaran su color natural. Pero el chico parecía dispuesto a que la cara de Emily siguiera roja durante el resto de la velada. A penas le dio tiempo a observar el collar que James quería regalarle antes de que lo hiciera desaparecer. Cerró los ojos cuando este le acarició la mejilla, ¿cómo demonios podía ocultar lo que sentía por él si se comportaba así? ¿Y por qué se estaba comportando de aquella manera?
Emily C. Leroux- Brujas
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