El expediente perdido de El·lei

por **El·lei** Sáb Jun 09, 2012 3:44 am

● Datos de Identificación ●

NOMBRE COMPLETO
El•lei Dlevand (Apodo, nombre real desconocido hasta por ella misma)

EDAD
Aparenta unos 26

FECHA DE NACIMIENTO
Desconocida

RAZA
Humana

TIPO DE ALIMENTACIÓN
Caníval (Sólo come carne humana, viva o muerta)

LUGAR DE RESIDENCIA
Cementerio de Mystic Falls

● Características Físicas ●

DESCRIPCIÓN FÍSICA
Su cabello es pelirrojo intenso, parecido al tono de piel del tomate. Sus cabellos son finos y completamente lisos, aunque adora jugar con ellos hasta rizarlos y luego invertir el proceso. Sus ojos son negro azabache, con tal vez, un leve tono violeta oscuro, de forma redonda y no muy grandes, casi siempre los tiene entrecerrados. Su nariz y labios están muy definidos y no destacan demasiado en su fino rostro. Es más bien bajita y delgada, sin demasiadas curvas que destaquen, más que sus muslos, que son su orgullo.

● Características Mentales ●

PERSONALIDAD
Excéntrica, egoista, egocéntrica e impostora. Nunca se muestra de una misma forma a todas las personas, amolda su personalidad al gusto de cada una para caer bien a todo el mundo, hasta que se cansa o ve que no puede sacar provecho del sujeto. Rara vez hace nada por compasión o sin ganar nada a cambio.
FORTALEZAS
Es terriblemente difícil imaginar qué pasa por su cabeza, pues está constantemente pensando en miles de posibilidades con su don de la clarividencia heredado de su abuela materna.

DEBILIDADES
El amor, la amistad, las cosas dulces y que las chicas se sonrojen cuando un chico guapo les silva. Le dan arcadas y mareos.

HOBBIES
Destripar carne, montar teatros con cuerpos muertos, reanimar muertos para luego volver a enterrarlos.

ODIOS
Los hombres.

● Antecedentes ●

NACIONALIDAD
Irlandesa

HISTORIA
Los recuerdos de su infancia, si es que había tenido, no existían en su cabeza. No recordaba nada, ni el rostro de sus padres ni el de ella misma. Su primer recuerdo era el de su rostro, reflejado en un charco de sangre que le cubría el cuerpo entero, como si estuviera en una bañera de sangre. No sabía nada y a la vez lo sabía todo. Sus pies caminaban por ella, y hacía todo por intuición o por reflejo.

Vagó así por todo el mundo, sola, siempre sola, y aunque a veces alguien se le acercaba a hablar, nunca recordaba cuando se separaban... recordaba aquellos rostros acercarse... pero nunca los veía alejarse. Fue así como se perdió (aunque no era así en sus ojos) en un bosque de árboles de hojas y ramas negras y donde encontró a aquella anciana mujer. Aquel fue el único ser vivo del que recuerda el rostro, tanto cuando la vio por primera vez como cuando la vio por última.

La anciana nunca le enseñó nada, sólo le mostraba que ella ya lo sabía. Si le daba un libro sabía leerlo, si le pedía que cocinara sabía que plato era el más adecuado, si tenían que trabajar podía hacer cualquier trabajo... lo sabía todo... pero cuando intentaba recordar lo que había hecho no lo conseguía. Seguía sabiéndolo todo y no sabía nada.

La anciana, en su lecho de muerte,pidió más tiempo para su vida... ¿Qué necesitaba hacer aquella mujer todavía para morir en paz? La chica quería saberlo, deseaba que entraram en su cabeza aquellas últimas palabras de la anciana y que no desaparecieran como todos sus conocimientos. Y lo consiguió, tras cruzar el umbral de la muerte,la anciana abrió los ojos unos escasos segundos más y sonrió.

"El•lei... la última nigromante" }

por **Aleksand Bright** Sáb Jun 09, 2012 3:54 am

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