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La boda del zorro (+18)

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La boda del zorro (+18) Empty La boda del zorro (+18)

Mensaje por Kirinna Vie Jun 01, 2012 4:21 am

El despertador empezó aquel nuevo día, sonando con fuerza para despertar a su dormilona dueña. En el rincón más oscuro de la cueva que habitaba, se encontraban varios tablones de madera perfectamente montados, formando una cama, y encima de ellos un saco de tela hecho a mano, relleno de hojas de los árboles del bosque.

A diferencia de otros Kitsunes, Kirinna odiaba revolcarse en el barro o dormir en el suelo, por lo que se vió en la obligación (para sí misma) de hacerse algunos muebles. No soportaba la intemperie, pero aún soportaba menos las casas, pues la ataban a un sitio y ella no deseaba eso.

Tras un largo bostezo, un brazo se levantó, tirando el despertador al suelo, lo cual lo hizo callar en seco. Segundos después, un cuerpo femenino empezó a estirarse felinamente en la cama, arañando suavemente la tela con sus uñas y tras parpadear un par de veces, se sentó sobre la cama, acariciándose los adormilados ojos con la punta de sus colas situadas más al exterior, mientras que las del centro le frotaban la espalda.

Tal cual había dormido (completamente desnuda), se dirigió a la salida de su cueva, por la cual tenía que andar a cuatro patas, y una vez fuera se estiró de nuevo y abrió los ojos, llena de energía. Con ágiles saltos subió a las ramas de un árbol, y de árbol en árbol se dirigió a uno de sus sitios favoritos de aquellas tierras: un lago olvidado en el bosque.

No era ni demasiado grande ni demasiado pequeño. Pese a que su agua era estancada, la lluvia que allí se daba a menudo, lo limpiaba constantemente, creando una preciosa y fresca agua cristalina.

Así, desde lo alto de un árbol, la joven Kitsune se lanzó al agua, zambulléndose y saliendo a la superficie a los pocos segundos, sacudiéndose entera.

-Definitivamente... ¡Este sitio es mi favorito del mundo humano!- Tras chapotear un poco con los pies, se acarició el cuerpo con las manos, limpiándose con una esponja imaginaria y luego empezó a nadar en círculos, cerca de las orillas del lago, mirando al cielo.

-Hoy... parece un día especial... el aire huele a boda de zorro... que bonito sería-


Última edición por Kirinna el Sáb Jun 02, 2012 10:14 am, editado 1 vez
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La boda del zorro (+18) Empty Re: La boda del zorro (+18)

Mensaje por Kirika Vie Jun 01, 2012 10:02 am

Se pasó la noche durmiendo en el bosque, aún tenía los ojos cerrados cuando el sol estaba en el cielo. Los abrió pero no físicamente. Su esencia seguía inmóvil y sus sentidos se estaba recuperando. Podía sentir en su brazo el peso de unos pájaros que pasaron la noche sobre ella para resguarecerse del rocío matutino. Y sí que se notaba la humedad, todo su cuerpo expulsaba agua, sus dedos, sus pies, su cabello... Se quedó un momento en paz, sintiendo la tranquilidad del paisaje que se mostraba frente a ella. Un lago que mostraba en su reflejo el cielo, los destellos del sol y las colinas al fondo. Intentó moverse pero físicamente era imposible, eso tardaría años, quizás decenas. Dejó que el tiempo pasara pero la calma duró poco. Una joven saltó sobre ella antes de zambullirse en el lago. Con esa velocidad Kirika deducía que era vampiresa o licántropa. Hasta que escuchó la boda del zorro. Ese cuento es sólo conocido por los kitsunes y los asiáticos. Empezó a inclinarse rápidamente al tiempo que dejaba atrás su forma de árbol. La piel del tronco empezó a alisarse y a matizarse en color carne pálido. Las hojas del árbol empezaron a caer para dar paso a un cabello rojizo y rizado. Las raíces crecieron y dejaron ver dos largas piernas. Kirika estaba desnuda, miles de gotas recorrían su cuerpo y el cabello húmedo se le pegó a la cara. Se encontró postrándose en el suelo antes de saltar a una rama cercana y mirar con diversión a la otra chica.

-Es una historia muy triste como para desearla pero aquí hay miles de desgraciados que querrán cumplir tu petición-dijo con alegría mientras dejaba caer los pies y los mecía suavemente. Se sujetó bien fuerte, dejando ver sus tersos senos y el vello rojo que le nacía entre las piernas.
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Mensaje por Kirinna Sáb Jun 02, 2012 3:50 am

Todo iba a la perfección, todo estaba completamente tranquilo y en paz... hasta aquella distorsión, alteración o tal vez sorpresa que sintió Kirinna, que le provocó un violento erizamiento en la piel. Algo muy cerca de ella acababa de cambiar radicalmente, como si un flujo gigantesco de magia hubiese cambiado el paisaje... ¿Pero qué había cambiado? ¿Un árbol? ¿Una piedra? ¿Un trozo del suelo?

Aquello era un bosque inmenso, podría haber sido cualquier cosa... pero no desde luego un ser humano. En apenas un instante, tanto su oído como su olfato la alertaron a la vez de una presencia desconocido justo detrás de ella, en lo alto de un árbol cercano al lago.

Allí estaba, sentada en una rama, balanceando las piernas lenta y suavemente, mirándola con superioridad y total tranquilidad, una chica algo mayor que ella, al menos en ese aspecto, de cabello pelirrojo y largo, con un cuerpo adulto bastante bien desarrollado (para envidia de la joven Kitsune). No se presentó, ni se movió de aquel sitio, simplemente mencionó el cuento de la boda del zorro... ¿La habría escuchado? A tanta distancia sólo podía ser...

-(Es otra Kitsune... y por como se me ha acercado sin siquiera notarla debe ser mucho más fuerte que yo...)- Parecía que la recién llegada no tenía intención de moverse, así que le tocaría a Kirinna empezar la jugada.

Con un potente y rápido saltó, emergió del lago provocando varias olas que salpicaron con fuerza las orillas del lago, y se plantó enfrente de la pelirroja, con las piernas separadas, con los pies a los lados de la cadera de la otra. Con equilibrio y agilidad, dejó resbalar sus pies y se quedó sentada sobre los muslos de la chica, rodeándola elegantemente con las piernas.

Había sido un movimiento algo brusco, mezcla de hostilidad con neutralidad... era obvio que no deseaba atacarla, no quería provocar tan pronto a la recién llegada, al menos no sin saber si era amiga o enemiga.

-Eres como yo... y a la vez no te pareces en nada a cualquiera que haya conocido... dime por favor... ¿Te ha enviado alguien tras de mi...?- Dijo lenta y melosamente, acariciando su cuello mientras no le apartaba la mirada de los ojos -¿O es mera coincidencia y somos compañeras de baño al natural...?- La excitación y el nerviosismo se apoderaban de la joven... hacía mucho que creía haber logrado despistar por completo a todos los sicarios y asesinos que sus abuelos habían mandado tras ella... pero nunca había visto a nadie que le hiciera temblar como aquella chica... sus orejas de zorro ya habían aparecido en su cabeza, con el vello levemente erizado, y agitándose de vez en cuando con los sonidos del bosque.
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Mensaje por Kirika Sáb Jun 02, 2012 10:07 am


La miró incrédula. Aquella chica la sorprendió y por un momento bajó la guardia. ¿Por qué? ¿Cómo es posible que no se esperara ese movimiento y permitiera que se acerca tanto? Si por dentro tenía esta batalla mental, no dejó que su hermosa cara dejara ver estas dudas. Sonrió amable pero medía sus movimientos y sus palabras con cautela... ¡por primera vez en su vida! La tenía encima, notaba su calor sobre sus muslos.

-Nadie me envía a por vos, no eres tan importante para mí. Estaba practicando... -¿qué estaba diciendo? Revelar su actividad a una desconocida kitsune. ¿Qué demonios me pasa? -. El morbo de mirar a una desconocida -me enrojecí al desviar mi mirada por su cuerpo y ver sus pechos. La piel se me puso de gallina y volví a ver sus ojos. -Debe gustarte ser una pervertida -. Se notaba caliente, sudorosa. ¡Era la primera vez! quería quitarla de encima mío de una patada, de un empujón, a mordiscos pero su piel era suave, su olor cautivador y sus ojos preciosos. Tragué saliva y sonreí con dulzura -. Ahora que sabes que no soy una amenaza, me dejarás ponerme en pie, si a vos le gusta.
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Mensaje por Kirinna Sáb Jun 02, 2012 10:33 am

Parecía ser que el propósito de sus movimientos bruscos y rápidos se había cumplido; pese a que su rostro no le demostró, su aura se retorció ligeramente por la sorpresa, pero lo que siguió no era lo que Kirinna esperaba...ni lo que temía.

Para su sorpresa, la joven desconocida no inició un ataque sobre ella, ni tampoco pareció querer quitársela de encima... entonces ¿No era una enemiga? Era la primera vez en decenas de años que no veía una o un Kitsune sin tener que enfrentarse a él luchando por su propia vida.

Sus pupilas se dilataron y sus orejas de zorro cayeron levemente, casi podía sentirse llorar de la emoción, aunque logró contenerse, tomando atención a las primeras palabras de aquella chica.

Su tranquila, pausada y dulce voz confirmó lo que creía Kirinna, no era una enemiga pues no iba tras ella. Tal vez fuera por lo relajada que se quedó tras oir aquella primera frase, que la segunda la pilló con la guardia baja.

-¿Practicas el morbo de mirar a una desconocida?- No sabía que aquello requiriese práctica, ella lo hacía instintivamente, ya fuese de género masculino o femenino. Tras eso, la mirada de la pelirroja se deslizó por el cuerpo de Kirinna, que casi llegó a sentir vergüenza, pero al ver a la otra sonrojarse sonrió con picardía, sujetándose con firmeza los pechos y alzándolos hacia ella.

-No tengas vergüenza, puedes mirarlos, si no quisiera que se vieran no los iría exhibiendo... y por otro lado no eres la primera que cae en sus encantos... y espero que no seas la última tampoco, todavía soy muy joven como para no atraer al mismo sexo o al opuesto- Dijo entre risitas picaronas. Después de eso la llamó pervertida.

-Mira quien fue a hablar, no soy la única que se pasea desnuda por el bosque- Dijo apretando un poco más las caderas de la chica con sus piernas, las cuales tenía entrelazadas tras su espalda.

Tras eso pareció sentirse incómoda y pidió a Kirinna que se levantar de encima suyo, eso si, con un tono terriblemente educado. La joven zorra sonrió con dulzura y con una flexibilidad y agilidad tremendas, estiró su pierna derecha y la puso en vertical, pasándola lenta y seductoramente por delante del rostro de la pelirroja, rozando sus pechos a drede y pasó de estar rodeándola con las piernas a sentarse como una princesa sobre sus muslos y lo que rodeó ahora fue su cuello con los brazos.

-Vamos... ¿Para que estar de pie cuando puedes flotar?- Y aplicando un poco de fuerza y dejando su cuerpo en peso muerto, atrajo hacia si el cuerpo de la otra, cayéndose ambas de la rama del árbol en el que se encontraban y zambuyéndose en el lago que estaba debajo. Pese a no ser demasiado profundo, la ligereza de Kirinna impidió que siquiera rozaran el fondo.

Tras salir a la superficie, Kirinna se estiró al lado de su compañera, sonriéndole y agitando las orejas a menudo, emocionada de tener al fin una kitsune con la que hablar en lugar de pelearse.

-Puedes llamarme Kirinna, "vos" me hace sentir vieja y no lo soy... al menos no tanto... ¿Puedo saber tu nombre o me quedo con el de "boyeur pervertida"?- Dijo riéndose a carcajadas y chapoteando en el agua.
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Mensaje por Kirika Sáb Jun 02, 2012 10:52 am

Cuando mostró sus pechos más cerca mío me sentí morir. ¿Qué demonios hacía? ¿Y porqué eso la hacía sentir mareada, caliente y nerviosa? Evitaba mirar su cuerpo pero es que la otra pervertida no paraba de lanzarme indirectas. Cuando acarició con su pierna mis pechos, el tacto hizo que mis pezones se endurecieran al momento. Quería cerrar los ojos y darle una bofetada por atreverse a tanto la muy descarada. Pero como no paraba de pensar, la tía me controlaba. No podía contraatacar ni responder adecuadamente. Y en un abrir y cerrar de ojos me tenía a su merced con más sorpresas. Ahora caía al lago. Grité de puro espasmo nervioso antes de zambullirme. Bajo el agua abrí los ojos y la vi entre todas las burbujas de aire. Otra vez su cuerpo me parecía hermoso. La cabeza me daba vueltas, estaba a punto de explotar. Salí a la superficie con el ceño fruncido. La miraba seriamente, me negaba a responderle. Exacto, prefería pasar. Pero era una imbécil. Algo en ella me obligaba a responder.

-Me llamo Kirika, soy una guardiana -. Sí, lo he dicho antes y lo repito. ¡Soy imbecil! A ningún kitsune se le ocurriría ser tan sincero con otro. ¿Y si me mataba? Visto que tenía el poder de un zorro con un único rabo torcido me podía pasar de todo. -Te trato de vos por respeto, pervertida.- ¿Respeto? Noooo idiota, respeto nunca, tienes que ser tú la que muestre su fuerza para que los demás te teman. Eres una zorra de nueve colas por el amor de una madre.
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Mensaje por Kirinna Sáb Jun 02, 2012 11:12 am

Podía sentirlo... notarlo... casi olerlo, pero no sabría definirlo... simplemente lo entendía en su cabeza. Algo había conectado entre ella y la otra Kitsune, algo que no podía expresar con palabras, aunque lo deseara con todas sus fuerzas... y pese a que lo entendía en su mente, quería verlo más claro, deseaba entender cada letra de lo que aquello significara.

La joven pelirroja se llamaba Kirika, menuda casualidad, como llegaban a parecerse sus nombres. Eso no hizo sino emocionar más a Kirinna, que estiró las orejas y agrandó sus pupilas, haciéndolas completamente redondas.

-Escucho muchas incongruencias en tus confusas palabras Kirika... ¿Acaso no me expreso yo con libertad? Tus palabras parecen salir de la cabeza en lugar del corazón... mira, es muy fácil- Kirina se acercó un poco a la orilla, lo justo para hacer pie y que sólo su torso estuviera fuera del agua. Con una simpática risa, encogió los brazos y se puso las manos delante de los pechos, estirando los dedos índice, emulando unos pezones exageradamente largos y duros.

-Me llamas pervertida pero no soy yo la que está así, y eso que el agua está fresquita- Esperó unos segundos para ver si se sonrojaba y luego se sumergió, buceando y moviéndose con las piernas hasta situarse a la espalda de la pelirroja.

-Por otro lado...- Dijo abrazándola y apoyando en su hombro la cabeza -Dices ser una guardiana... pero según he oído los guardianes kitsune suelen ser seres muy poderosos... y aunque no pongo en duda que eres muy poderosa... también tenía oído que los que son poderosos no necesitan mostrar respeto a los que son más débiles... ¿Acaso eres una mentirosa...?- Dijo lentamente la pregunta, mientras acogía en sus manos, sumergidas bajo el agua, los pechos de la pelirroja con absoluta delicadeza y suavidad -¿O más bien... simplemente no te has expresado como deberías? Piénsalo... sabes que yo soy la débil aquí... no necesitas ese respeto hacia mi...- Acabó, rozando con los dedos los pezones de la chica, sin querer ir demasiado más lejos hasta escuchar sus respuestas y ver su reacción.
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Mensaje por Kirika Sáb Jun 02, 2012 11:39 am

No me enseñes más tu cuerpo. Sentía mi cuerpo paralizado por cadenas invisibles que impedían que pudiera reaccionar. Y encima pasaba vergüenza. La chica se burlaba de ella porque su cuerpo era idiota y respondía de manera absurda. Demasiado a su gusto. Tenía un mar de dudas e inseguridades en su cabeza y eso la distrajo el tiempo suficiente como para que la chica se acercara por detrás y le tocara lo último que dejaría ser mancillado por otro zorro. Bufó y la mirada se le volvió furiosa. Salieron sus nueve colas allí donde nacía su trasero.

-¡No me toques! -. Fue lo único que me salió con una voz cavernosa, profunda y doble. Mi cuerpo se estaba transformando, mitad zorro mitad humano. Las orejas humanas se cambiaron por unas largas de animal en color blanco con franjas negras. El pelo de mi cuerpo creció un par de centímetros y en color blanco, al igual que mi cabello. Los ojos azules se oscurecieron como pozos sin fondo. Salí del agua, aún con Kirinna subida a mi espalda y floté sobre la superficie. Me giré para sujetarla por el cuello y me la llevé a la orilla. Allí la tenía, debajo de mí y yo había terminado la transformación. Era una zorra de cinco metros de largo, desde el hocico hasta las puntas de las nueve colas y dos metros de alto. La pata la tenía presionando su cuello.

Pero algo me pasó. Me sentí nerviosa y a la vez preocupada por su bienestar. Mis ojos negros se volvieron azules y ahora caía sobre Kirinna una mujer desnuda que exhalaba aire como si le costara respirar. Le miré la cara y no pude quitarme de encima suyo. Teniamos nuestros rostros muy cerca.

-Lo siento -cerré los ojos, disculparme... eso no pudo haber salido de mis labios-. No me toques así, no vuelvas a hacerlo -. sin saber porqué, acaricié su rostro y sus labios. Me los quedé mirando, los deseaba. Una idea se me pasó por la cabeza pero recé para que no me estuviera volviendo loca. Demasiado tarde... los besé.
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Mensaje por Kirinna Sáb Jun 02, 2012 9:38 pm

Todo sucedió tan deprisa, que Kirinna apenas podía visualizarlo en un orden correcto en su mente. Hacía apenas unos segundos se encontraba en el lago, abrazada a la otra Kitsune, y ahora estaba tumbada en el suelo, con una enorme zarpa con garras aferrando su delgado cuello.

Sus provocaciones habían llegado a buen puerto, ya le parecía que la pelirroja era temperamental, pero no esperaba que se dejara llevar con tan solo eso, había visto a otras y otros Kitsune aguantar días y días de provocaciones y torturas antes de transformarse y enseñar sus cartas... y Kirika tenía nada más y nada menos que nueve preciosas cartas.

-(Así que esto es nuestra forma definitiva... la más poderosa de todas)- Kirinna debería estar muerta de miedo, pero en su lugar sentía admiración y emoción. Una zorra de nueve colas en su máximo esplendor... era bellísima, algo en lo que Kirinna no podía ni soñar en llegar a ser.

Pero igual que había llegado, aquella belleza desapareció para volver a su cuerpo humano más corriente, pero tampoco menos bello. Ahora no tenía nada en su cuello, pero si dos manos a sus lados, enfrente de ella estaba el rostro de Kirika que la miraba con intensidad. Se disculpó y cerró los ojos un instante, pidiéndole que no volviera a tocarla... y luego la besó.

Kirinna se quedó petrificada, ¿Qué significaba eso? ¿Un beso? Nunca antes había recibido uno, siempre los había tenido que dar ella... ¿Que era aquella emoción que sentía por ese simple y mísero beso? ¿Cómo podía un beso... estremecerla y gustarle tanto?

Sin darse cuenta, el beso se alargó, y para no seguir sintiéndose tan incómoda, Kirinna separó levemente los labios para sacar su lengua y lamer los labios de Kirika, que sobresaltada se apartó, sonrojada, mientras Kirinna se sentaba en el suelo, riendo.

-Te pido perdón... aunque creo que un beso es algo más caro que un simple roce... tendrás que devolverme el cambio- Dijo guiñándole un ojo, picarona y simpática. Gateando, se acercó de nuevo a la pelirroja. Sus narices casi podían tocarse con la punta.

-¿Creiste que iba a atacarte cuando te toqué? ¿Para indagar en tus recuerdos?- Mientras esperaba su respuesta, tomó su mano y la arrastró delicadamente, posándola sobre el pecho izquierdo -Mira, ahora estamos en paz... ¿Quieres robarme los recuerdos o descubrirlos? Adelante, pero yo confío en tí y sé que con estas manos tuyas tan suaves y delicadas no irías a hacerme ese daño... además...- Soltó la mano de Kirika para ver si la mantenía en su pecho o la apartaba -Que una persona te cuente sus recuerdos, su historia... es mucho más excitante y divertido que simplemente robarlos- Se acercó aún más a Kirika para rozar sus labios con de ella -Por ejemplo... te confesaré que yo... todavía soy virgen- Dijo finalmente, mientras su cuerpo cambiaba poco a poco. sus orejas se hicieron algo más grandes, y al final de su espalda nacieron nada más y nada menos que cinco colas... aunque sólo dos de ellas tenían el mismo color que el cabello de Kirinna. La cola central era de un color rubio pajizo, casi blanco, las dos a su lado eran las castañas claras, como el pelo de su dueña, y la más exterior izquierda era castaño oscuro, y la exterior derecha pelirroja.
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Mensaje por Kirika Dom Jun 03, 2012 4:23 am

Kirinna respondió a mi beso con otro que me gustó más. Quería otro, lo deseaba pero al abrir los ojos y ver su cara me sonrojé. Se burlaba de mí y eso lo detestaba. Lo peor fue que me dejara tocarla. Cogió mi mano con sus suaves dedos y me colocó la palma rodeando su pecho. Aunque me dejó la opción de retirarla. Estaba sonrojada y a la vez paralizada. Me llegaban a mis oídos mis propios latidos y sentía los suyos. Mi corazón estaba muy acelerado. En cambio, Kirinna estaba disfrutando del momento. Me dejaba robarle energía, recuerdos. Podría matarla ahora paralizando su corazón y se dejaba expuesta. Qué chica zorra más tonta. Y aún así me gustaba cada vez más. ¿Cómo es posible? Serán paranoias mías o me estaba enamorando? Imposible. Entonces porqué cuando me dijo que era virgen tuve el impulso de descubrir si era cierto. Respiré más rápido y lo vi. Habían hombres en su pasado.

Retiré la mano. Me dolía el pecho. ¡Sentía celos de quién tocó su cabello! ¡Su cara! ¡Sus labios! No, no, no, no. esto no eran celos. Todo esto tenía una explicación. Pero necesitaba aire. Estoy en el lago, rodeada de naturaleza y pienso que necesito aire. Ni que quisiera la capa de ozono para mí solita. Necesitaba pensar qué quería.

Kirinna sacó sus colas. Cinco. Pero algunas eran robadas. Toda la historia no sabía pero sentía curiosidad. Vi pezados sueltos en sus recuerdos pero no tuve valor de quitarle energía. Me daba miedo hacerle daño. Espera, esta sensación. No puede ser... La miré con cara de espanto. ¡¿Esto que tengo delante es mi protegida?! No, ¿una esmirriada zorra inferior? Seré el hazmerreír de la Dimensión Oscura. Yo estaba destinada a proteger a brujos de mucho poder, a humanos con fuerza superior a semidioses pero a... ¿esto? La volví a mirar con rabia. Como seas tú... Respiré hondo y me la saqué de encima mío.

-Dime porqué tienes diferentes colas, el día del orgullo gay ya pasó como para ir luciendo el arcoiris.
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Mensaje por Kirinna Vie Jun 08, 2012 10:10 am


Tal y como Kirinna esperaba, su compañera estaba realmente sonrojada y avergonzada. Lo que sí fue una sorpresa es que no intentara sacar la mano de encima de su pecho tan pronto se la soltó. En gran parte se alegró, le gustaba el tacto de aquella mano tan suave sobre su piel, pero debía controlarse o su cuerpo empezaría a actuar por su cuenta.

Pero su alegría duró poco, porque al final acabó retirando la mano, pareciendo alterada. Se habría atrevido al final a indagar en su pasado? ¿Qué podría haber visto que la pusiera de ese modo? Al poco ya no le importaba, el rostro que ahora tenía la pelirroja le interesaba aún más... ¿Miedo? ¿Sorpresa? ¿Qué había descubierto su preciosa cabecita?

-Vaya... parece que tu has encontrado la palabra que define lo que sentimos entre nosotras... que suerte, yo todavía la estoy buscando... espero que me ayudes. -Dijo algo socarrona mientras gateaba felina y sensualmente por su lado, sentándose una vez más tras Kirika, pese a que ésta no paraba de quitársela de encima.

-Toda historia tiene un precio... y como ya has pedido que te la cuente, lo haré encantada, pero tengo que cobrarlo -Con suavidad y delicadeza, rodeó con sus piernas la cadera de Kirika y se abrazó a ella por la espalda, apoyando una vez más la cabeza en el hombro de la pelirroja, acariciando su mejilla con la de ella.

-Veamos... ¿Por dónde empiezo...? -Dijo susurrándole al oído, mientras sus manos se apoderaban de los pechos de la pelirroja una vez más. -Ah si... verás, mi nombre es Kirinna Kaylen Tatsu, seguramente te sonarán los apellidos... son dos de los monarcas más poderosos en la región oriental de la Dimensión Oscura... una familia de kitsunes de sangre pura, nunca jamás se han mezclado ni con demonios, licántropos o humanos... sólo kitsunes... -Hizo una breve pausa, que aprovechó para poner entre sus dedos los pezones de Kirika, los cuales pellizcó delicadamente, no quería hacerla rabiar tan pronto, aún quedaba historia.

-Tan pronto tuve juicio de razón, mis padres me educaron hacia un único camino... no debía acabar nunca con mis abuelos... como dicen los humanos... no son trigo limpio... me educaron, entrenaron y me prepararon pensando en su posible desaparición... para que cuando estuviera sola pudiera reaccionar debidamente... y ahora que lo veo así, puede decirse que sus esfuerzos fueron en vano. -Apoyó sus tiernos labios en el cuello de Kirika, el cual, tras olerlo unos segundos, lamió desde la base hasta llegar a la oreja humana, la cual sopló levemente tras humedecerla.

-Yo estuve allí... mis padres me escondieron y vi como morían ante mis propios ojos... se habían preocupado tanto por esconderme y protegerme que se olvidaron de sí mismos... sólo era una niña por aquel entonces... obviamente no pude controlarme... e ignorando todo lo que me habían enseñado... ataqué a su asesino, el cual para mi suerte no me vio llegar y quedó gravemente herido, lo cual definió la lucha posterior a mi favor - Levantó levemente las piernas, para que Kirika las viera más de cerca, en su blanca piel todavía podían verse leves cicatrices, cortes tan perfectos que daban hasta grima -El muy bastardo intentó evitar mi huida en lugar de matarme de un solo golpe- Suspiró levemente y recorrió el cuerpo de la joven kitsune con los ojos, le agradó descubrir que sus pezones se habían vuelto a poner duros. Los movió un poco arriba y abajo, jugando con ellos divertida.

-Siendo una kitsune, imagino que ya sabrás que pasó después... para que yo pueda mantener en mi cuerpo una de las colas de cada uno de los que murieron ante mí... -Dijo finalmente, liberando sus pechos pero no así su cuello, el cual volvió a lamer, lentamente, mientras jugueteaba con su cabello, creando rizos con sus dedos. Eso pareció gustarleen sobremanera, lo cualencendió un poco más a Kirinna, pervertida de nacimiento.

-Te confesaré un secreto más... -Pronunció en su oreja, lamiendola con cada palabra que pronunciaba -En todo mi cuerpo... sólo hay una peca... ¿Crees que la encontrarás? -Liberó a Kirika de sus piernas y se sentó, estirándolas y apoyándose en sus brazos , exhibiéndose y provocándola para que empezara a buscar.
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Mensaje por Kirika Vie Jun 08, 2012 10:41 am

Me daba la impresión de que leía la mente pero, sinceramente, con cinco colas lo dudo. Admitía que era más lista de lo que parecía y la estaba subestimando. Un error que podría pagar muy caro por mi parte. La chica zorro se puso a cuatro para gatear por mi lado, moviendo las caderas y la cintura sensualmente. Aparté la mirada, había algo en sus movimientos que me excitaba. Me acarició con su hombro como si se tratara de un gato. Inmediatamente la piel se me puso de gallina y varios escalofríos me recorrieron desde el vientre al hombro. No, no. Estaba consiguiendo que todo se volviera más complicado para mí, y de nuevo, sin poder remediarlo, ganaba ella. Maldita sea. Sí, ¡maldita sea!

-Yo no he mencionada nada de que sepa lo que somos, pareces tener poderes de lectura de mente -dije empujándola a un lado cuando se restregaba pero no sirvió, la kitsune tenía caradura para rato y consiguió ponerse detrás mía -. Podrías dejar de hacer esto. Me pones nerviosa.

Pero se estaba divirtiendo con torturarme. Lo sabía porque es lo que define a los kitsunes. Disfrutar de algo mediante astucia y de manera superior nos provoca placer y nos lo pasamos bomba. Noté que me abrazaba con sus piernas delgadas y blancas. Intenté alejarme pero ya era demasiado tarde. Pegó todo su cuerpo a mi espalda y noté sus pechos contra mi espalda, sus pezones y su mejilla chocando contra la mía. Por encima de todo, notaba su calor corporal. ¿Por qué me gustaba? Me hacía sentir segura. ¿¡Segura!? Yo soy la que protege. ¡joder! Pero es que debía admitir que era mona la condenada. Y conseguía desarmarme. Lo único que tenía para razonar era mi rabia porque mis pensamientos empezaban a dejarse llevar.

-Empieza por decirme tu nombre -la interrumpí en su relato y eso me costó caro. Bajé la guardia cuando me susurró. Su aliento era tan caliente, tan sensual. Me excitaba, me sentía en un sueño y apenas me di cuenta de que empezaba a masajear mis pechos de nuevo -. Mmm... -Mierda, mierda, mierda. Un gemido infantil se me escapó. Cerré los ojos, rezando para que no se diera cuenta mientras parloteaba de su familia. Intenté concentrarme en sus palabras. Conocía bien la familia que describió. En más de una ocasión me dieron órdenes para matar a los patriarcas pero las denegué. Nunca quise meterme en asuntos que no me concernían ni por toda la libertad del mundo. Claro que era difícil pensar con racionalidad cuando sus manos ya estaban jugando con mis pezones. Esta vez me mordí el labio inferior para ahogar el maldito gemido de las narices. No me podía gustar esto. ¡Estaba mal! La muy zorra seguro que disfrutaría si pudiera verme la cara de sufrimiento.

Noté que me lamía el cuello. Vale, eso era nuevo. Me dejó K.O. a medida que subía a mi oreja. Noté que se me apagaba la visión del calor. La cabeza me daba vueltas, deseaba tirarme encima de ella y morderla por atreverse a encontrar mi punto débil. Morderla... Dios, deseaba besarla, lamerle el cuerpo y acariciar sus muslos. Retiré la experiencia lesbiana de mi mente. Nadie me lame las orejas y menos una mujer. ¿Y porqué coño sopla ahora mi oreja? ¡Es mi maldito punto débil!

-No... No... ¡Aah! -me encogí en sus brazos y supe en ese mismo momento que me ganó definitivamente. Temblaba como un flan, los labios no los controlaba. en ese momento, mientras mi mente volvía a divagar por pensamientos más obscenos, Kirinna me enseñó las marcas de sus piernas por la pelea con el asesino. Entonces las observé, cicatrices profundas y muy marcadas. Allí en sus pies, en el tobillo izquierdo, vi que tenía un lunar bastante visible. Retiré la mirada a un lado.

Sentía poca pena por ella. La verdad es que nada. ¡La culpa es de ella!. Me estaba excitando demasiado. Notaba calor entre mis piernas y me moría de ganas de escaparme de allí y tirarme al primer humano que me encontrara como una puta abandonada. la zorra seguía jugando con mis pechos. Empezaba a pensar en maneras de deshacerme de ella. Puede que le diera una paliza por aprovecharse de mí. Sentí un gran alivio cuando paró. Estaba preparando ya en la posibilidad de usar el fuego de zorro cuando me atacó el cuello mientras me acariciaba el cabello. ¡Otra debilidad! Las estaba encontrando todas. Un gemido irreprimible y profundo por mi parte. Me dijo que en todo su cuerpo había una peca. ¡Como si me importara! Al soltarme vi mi oportunidad para salir de sus brazos. Ahora pagaría caro su atrevimiento. Salté con una voltereta unos dos metros. Las nueve colas las tenía erizadas, más anchas de lo normal, que me concedían una visión espeluznante.

-Que te den... ¡Puta! -espeté con odio. Estaba en posición de ataque, con las piernas abiertas y los brazos flexionados. Mi ira se encendió más cuando noté humedad en mi vagina y un líquido me caía por el muslo interior. Invoqué una bola de fuego azulado del tamaño de una pelota de fútbol en un segundo y...

La miré de nuevo y una voz en mi interior me gritó que parara. ¡Es tu protegida! Maldije en voz alta, gritando mierda tan fuerte que los pájaros posados en las copas de los árboles alzaron el vuelo y se alejaron. Caí de rodillas, raspándomelas tanto que las piedras me arañaron la piel y sangré. La miré con lágrimas en los ojos. Un par se resbalaron por mi mejilla y me mordí el labio. Negué lentamente antes de poder hablar.

-Soy incapaz de hacerte daño -de pronto, sentí la necesidad de ofrecerle amabilidad pese a mis bruscas palabras anteriores -. Mi señora, soy suya en cuerpo y alma, para siempre -dije con bastante resignación mientras las voces de mi cabeza me ordenaban presentarme-. Soy Kirika, mi señora, su guardiana. He venido a protegerla para el resto de mi vida -. Los ojos me lloraron más y al suelo cayeron gotas rojas.

Ante Dios y las demás criaturas, estaba sellando mi pacto con sangre, la mía. Era la prueba de mi propio poder de que ella era la persona por la que nací y por la que estoy obligada a proteger con mi sangre si fuera el caso.
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Mensaje por Kirinna Vie Jun 08, 2012 10:26 pm

Los gemidos de la pelirroja eran más deliciosos y agradables que cualquier sonido que hubiese invadido sus oídos. Sus temblores y contracciones más estimulantes que cualquier masaje que hubiese transmitido su piel. Y todos los líquidos que emanaba su cuerpo, ya fuera sudor, lágrimas u... otras cosas, olían mejor quer la más bella rosa. Su cuello no podía compararse con ningún manjar conocido en la tierra. Y la belleza de su piel desnuda dejaba atrás las mejores obras de arte como si fueran meros papeles arrugados. Era perfecta.

Aquella era la conclusión a la que llegaban los sentidos de Kirinna, mientras dejaba escapar a su presa del agarre de sus manos y piernas. La otra kitsune se escabulló enseguida. ¿Se habría pasado de la ralla? Enseguida le inquirió para que se presentara, anda se había olvidado por completo con toda aquella excitación. Sus nueve colas erizadas no bastaron que Kirinna variara en lo más mínimo su posición relajante y casi exhibicionista.

Le insultó de forma bastante grave, lo que dejó un leve mal sabor de boca en la joven, que entrecerró los ojos. Muy poca gente había llegado a llamarla así y mucha menos gente había salido viva para contarlo o recordaba algo al día siguiente en caso de seguir con vida. La pelirroja había invocado una considerable cantidad de fuegos fatuos... y aún así seguía sin tener miedo. ¿Por qué? cualquier otro kitsune atacándola o amenazándola así ya se habría ganado varios ataques por parte de Kirinna... pero esa bola era distinta... mucho... era como...

-(Una nube de caos...) -Justo cuando se suponía que la pelirroja debería haberla atacado con aquella bola de fuego, la susodicha desapareció en la nada y su dueña se dejó caer de rodillas al suelo, alertando los sentidos de Kirinna con la presencia de sangre. Aquello la hizo saltar. En apenas un instante y antes de recuperar el sentido de lo que hacía ya se encontraba al lado de la pelirroja, sujetándola por los hombros. ¿Desde cuándo protegía ella a nadie? ¿Desde cuándo ella se preocupaba que otra kitsune se hiciera unos leves rasguños? ¿Qué significaba eso?

Entonces, poco a poco, la melosa voz que tanto adoraba le fue encajando las piezas del puzzle, una por una y todo cobró sentido. ¿Una guardiana? ¿Había algo así en el universo para ella? ¿Su guardiana?

-Mi señora... suena a viejo y anticuado... y en contra de lo que dirian los humano, no soy nada vieja... -Respiró hondo, sonriendo pror primera vez de todo corazón, con lágrimas en los ojos que no tenían sentido para ella -Kirinna, así debes llamarme, ese es mi nombre -Al parpadear esas pequeñas lágrimas recorrieron veloces sus pálidas pero sonrojadas mejillas.

con un leve esfuerzo, obligó a Kirika a sentarse sobre su trasero para que pusiera sus rodillas en alto, y tras echarle agua del lago por encima, le lamió las heridas con delicadeza y ternura. Entre lametones fue hablando de nuevo.

-¿Sabes...? Todavía no lo entiendo muy bien... es como si mi corazón lo tuviera claro y mi cerebro lo dudara... es incómodo estar partida por la mitad así que voy a decantarme ahora antes de que me arrepienta -Apartando las piernas de Kirika, se puso entre ellas y se apoyó en su pecho delicadamente, cerrando los ojos y acomodándose encima de su guardiana -Te amo -Dejó escapar sólo unos segundos tras decir esas palabras, ya se sentía suficientemente incómoda como para esperar de más.

-He decidido que mi primera orden como tu ama, va a ser que no sólo yo voy a poseerte a ti como mi guardiana. quiero que tú también, quiero ser tuya al igual que tú eres mía -Kirinna se puso a cuatro patas, con las mejillas completamente sonrojadas y la miró a los ojos -Para cerrar el pacto... toma mi sangre... la sangre que sólo podré derramar una vez... por favor... -Dije finalmente entre balbuceos. ¡Tenía vergüenza! Jamás en la vida la había sentido. Cerró los ojos y la besó, esperando su respuesta.
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Mensaje por Kirika Vie Jun 08, 2012 10:42 pm

Kirinna no parecía tenerme miedo pese a ponerme tan violenta en un momento. No me extraña. Debo de ser una estúpida e insignificante criatura vista desde fuera. Sentí la rabia atrapada en mi garganta. Si mis mentores me vieran me matarían ahora mismo. Sí, soy la deshonra de los míos y no podía tener explicaciones, sólo excusas que apenas tenían fundamento. Kirinna se levantó y de un grácil salto se colocó a mi lado, sujetándome por los hombros. De nuevo estaba a su merced y no sabía si se aprovecharía de mí y me atacaría o volvería a sobarme. La miré desde abajo y le vi el semblante. Mis palabras tuvieron un efecto narcótico en la zorra, el mismo que ella tenía sobre mí.

-Como gustes... Kirinna -la vi sonreír tiernamente. En ese momento me pareció que era merecedora de mi esfuerzo, mi poder y de mi persona para protegerla. Comenzó a llorar. Esa visión hizo que yo dejara de derramar más lágrimas rojas. ¿Por qué estaba triste? ¿Había hecho algo malo para mi señora? Me acaricié la mejilla, dejándome una mancha roja por media cara y labios.

Intenté moverme pero Kirinna me obligó a sentarme. Quería que me estuviera quieta. Dio un salto para acercarse a la orilla del lago. Se agachó para poder recoger un poco de agua fresca entre sus manos y volvió a mi lado. Kirinna dejó caer el líquido cristalino por mis ensangrentadas rodillas y después se agachó para lamerme las heridas. El tacto de su lengua me hacía cosquillas pero a la vez me producía ternura. La verdad, me gustaba mucho. Me separó las piernas y gateó hasta ponerse encima mío. Ella me provocaba todas mis exaltaciones, los escalofríos y mi calentura. El corazón me latía tan fuerte que pensé que se saldría del pecho. Volvía a estar con esta sensación que se apoderaba de mí y me pedía sexo. Kirinna se acostó encima mío, como si fuéramos una pareja. A mi me tocó el papel masculino y ella el femenino. Entonces lo dijo. Fue un susurro sincero pero lo escuché.

-¿Qué? -La miré con el ceño fruncido y con cara de espanto. ¿Qué me amaba? ¿Perdón? Tan pronto... ¿Cómo se puede saber eso? Me dieron ganas de espetarle si es que torturar la apasionaba. Mi especie y mi clase es única. Los guardianes somos seres muy especiales. Cualquiera daría todo por tener un protector que le jurara lealtad y servicio. Pero nunca, nunca, aman a la persona que protegen. En mi familia ha habido algunos guardianes y nunca se casaban con su protegido. Jamás. Lo que sentimos son sensaciones opuestas. Para ser sincera, prefieren que no amemos a nadie para que nuestros sentimientos no interfieran. Pero jamás se junta amor con el sentimiento de protección. Es imposible que ella se esté enamorando... de mí. ¿Y qué pasa conmigo? Me llevé las manos a la cabeza, sujetando algunos mechones entre mis dedos. Se podía ver la cara de inseguridad pintada en mi rostro. Entonces me habló de poseerla. Se estaba refiriendo... No puede ser. A medida que iba hablando comprendí sus palabras y lo leí en su mente. Quería perder su virginidad... ¿conmigo? Me besó en ese momento y la aparté bruscamente. Negué con la cabeza.

-Es imposible... No puedo hacer eso, mi señ... Kirinna. Yo no soy tu esclava, sólo soy tu protectora. Además, no me gustan las mujeres -dije entre sarcasmos. ¡Ay mi cabeza! El corazón me gritaba y la razón me mandaba callar. Evité mirarla, quise salir corriendo del lugar. Estaba segura que podría irme a tiempo. Pero la vi. Me mordí el labio antes de levantarme del suelo. Otra vez la sensación, el arrebato, la pasión cegadora que me poseía y me daba ideas disparatadas en mi cabeza. Cogí a Kirinna por los hombros y la levanté, poniéndola de pie. Sin dejarle tiempo a contestarle tomé su cara entre mis manos y la besé, introduciendo mi lengua para buscar la suya. La tiré al suelo y me puse encima de ella. Mi mano derecha subió por su nuca para atraer más su cara a la mía mientras la otra mano bajaba por su espalda y la rodeaba por la cintura. Pero mis dedos, no los controlaba. Estaban inquietos y deseaban empezar a cumplir su petición. Siguieron bajando hasta sujetarla por una nalga. No quería separarla de mí.

-Me harás perder la cordura, lo sé. Sólo me traerás problemas pero... -le acaricié la mejilla y los labios antes de volver a acariciarlos con los míos-. Te amo -Empecé a succionarle el suello sin parar. Algo se me había apoderado y no lo controlaba.
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Mensaje por Kirinna Sáb Jun 09, 2012 3:09 am

Para pena, decepción y dolor de Kirinna, apenas hubo rozado los labios
de la pelirroja, fue apartada bruscamente de su lado, con un leve
empujón, mientras negaba con la cabeza y aseguraba que no iba a hacer
eso... según parecía no la atraían las mujeres sexualmente... ¿Pero
acaso eso importaba? ¿Acaso no era una muijer la que había encendido
tanto su cuerpo que sus pezones estaban duros como piedras?

Por unos instantes temió haberla perdido tan pronto la había
conseguido, pero no fue así, para alibio del alterado corazón de
Kirinna. Se había quedado sentada sobre sus rodillas, con una mano
entre sus pechos, intentando calmar su corazón. Kirika se giró a
mirarla una vez más. Sus ojos estaban sollozando pequeñas lágrimas que
intentaba contener.

De repente, fue cogida por sorpresa y alzada del suelo. Antes de darse
cuenta de qué sucedía, sus labios toparon con los de su compañera en un
apasionado beso que en seguida unió sus lenguas, jugando entremedio de
sus labios. Kirinna cerró los ojos, dejándose llevar, deshaciéndose de
placer en brazos de la pelirroja. Jamás había sido besada de aquella
forma, jamás un beso había despertado en ella tantos placeres y
pasiones. Sentía como si no quisiera que ese momento terminara jamás.

Pronto se cayeron al suelo, sintiendo como el agua de la orilla del lago alcanzaba sus pies y los
refrescaba. Kirika se separó unos instantes y le aseguró que de seguir
a su lado iba a peder la cordura. Kirinna sonrió picaronamente y
haciendo un poco de fuerza, cambió posiciones con su amante y se puso
encima de ella, sujetándola por las muñecas, y utilzando las piernas
para separar y abrir las de ella.

-Acabo de acordarme de algo importante... me niego a perder la
virginidad por alguien que dice que no "le gustan las mujeres"... voy a
hacerte cambiar de parecer, te otorgaré mi virginidad cuando admitas
con todas las letras que te gusto precisamente porque soy una mujer,
que te gusta todo lo que yo soy-
Sin soltarle las muñecas, inclinó su cabeza sobre los pechos de Kirika
y los acarició con sus mejillas, decidiéndose finalmente por el pecho
izquierdo, el cual miró unos segundos antes de empezar a lamer,
empezando desde la base, dando lentos círculos que se iban encogiendo
hasta llegar a su pezón, el cual introdujo en su boca, chupándolo y
succionándolo unos segundos.

-Por ser que no te gustan las mujeres, tus pezones siguen bien duros... mentirosilla...- Rió simpática mientras lo acariciaba con la punta de su lengua, casi jugando con él como si de una golosina se tratara. Puesto que no parecía que Kirika estuviera a cedir tan fácilmente (o no quería porque estaba disfrutando) Kirinna siguió a lo suyo.

Dejando en paz sus pechos, soltó también sus muñecas y se inclinó hacia su entrepierna, situándose de rodillas justo enfrente de su vagina, mirándola fijamente y sujetándole las piernas con las manos, para que no las cerrara.

-Es muy bonita- Dijo picarona mientras la acariciaba por encima de la piel con la punta de la nariz -Voy a hacerla muy muy feliz... a ella y a su dueña- Con delicadeza, separó sus labios para verla al completo, su clítoris era pequeño y hermoso, y su interior rosa claro. Lamió con delicadeza su punto más sensible un buen rato, como si quisiera hacerla morir de impaciencia para ir un poco más lejos, y sólo con eso ya le estaba gustando mucho. Tras un buen rato de aquella "tortura" se introdujo el clítoris entre los labios, succionándolo y dándole un leve pellizco entre sus dientes. No estaba dispuesta a parar, por muchas veces que llegara al orgasmo, o le dijera que parara, no lo haría hasta que admitiera que le gustaba ella, no sólo por ser su dueña sino también por ser mujer.
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Mensaje por Kirika Sáb Jun 09, 2012 3:58 am

Kirinna volvía a ser la mujer más inesperada que haya conocido. Me giró por el suelo para dominarme ahora ella. No podía mover los brazos porque dejaba caer todo su peso en mis muñecas, que aprisionaba con fuerza. Ahora, ella cambió los papeles y era el hombre. Me habló muy cerca de mi cara, me llegaba el olor de su cuerpo y veía sus labios moverse, jugosos. Cerré los ojos, no podía admitirlo. Jamás, nunca había soñado con una fantasía así hasta este día. Noté que los cabellos de Kirinna me acariciaban el cuello y el cuerpo. La cara de Kirinna se acercó a mis pechos y me los acarició con la mejilla. Su tacto suave... Me estremecí y arqueé la espalda. Mi protegida empezó a lamerme y me negué a verlo. Intenté anular mis sentidos pero era imposible, lo notaba todo.

-Kirinna, por favor, ¡para! -Pero qué poca convicción debía de tener porque ella no se detuvo. Siguió con el juego y no podía detenerla - Paaraa... -dije mezclando suspiros y gemidos -Mi cuerpo es estúpido y tú te aprovechas- Jadeé cuando paró, por fin un poco de libertad que no duró mucho. Pensé que al dejarme libre de las muñecas ella pondría cara de pucheros. No me imaginé que seguiría disfrutando más de mi cuerpo.

Se puso delante de mi vagina, observándola con una sonrisa coqueta. ¡No la mires! Cerré los ojos e intenté cruzar las piernas pero la zorra me inutilizaba. Tenía fuerza para mantener a raya mis piernas y empezar a lamer mi clítoris y el interior de mi vagina. La sensación me volvía loca. Jadeaba rápido y sudaba demasiado. Ni el aire del lago fresco conseguía calmar mi excitación. Y fue cuando noté un torrente de sensaciones que me recorrían medio cuerpo y no pude evitar contraerme y gritar. Me había corrido. Era la misma sensación que orinar pero sin soltar gota.

Me puse roja, mi protegida había conseguido un orgasmo mío. Nunca me había sentido así y no tenía fuerzas para mirarla pero la sensación de placer me calentaba la cabeza. No pudo más, sabía que tenía que corresponderle. Me tragué el orgullo y la miré.

-Te amo, te lo he dicho antes. Te amo a ti, que eres mujer y ya no me importa -Me levanté como pude, aún con las piernas temblando y la obligué a separarse de mí -. Kirinna, por favor, túmbate -tanta amabilidad por mi parte no era normal, siempre pensé que sería yo la sumisa en una relacción.

Mis labios se pasaron por su cuello mientras mi mano recorría su vientre hasta la vagina. La besé en los labios de nuevo, esta vez con pasión. La miré con dulzura. Sí, me estaba enamorando y si hacía esto, no había vuelta atrás. Me robaría el corazón. Sin dejar de mirarla, acaricié sus labios menores lentamente, mis dedos índice y corazón estaban delante de la entrada.

-¿Estás preparada? -le susurré en el oído antes de lamer su interior mientras los dedos se introducían poco a poco en la vagina, palpé su interior, estaba empapado y apretado. Pero era cálido y suave. La besé antes de bajar la cabeza y lamer sus pechos blancos con las aureolas rosadas.


Última edición por Kirika el Sáb Jun 09, 2012 10:52 am, editado 1 vez (Razón : Edito errores de sintaxis e incoherencias de tercera y primera persona.)
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Mensaje por Kirinna Vie Sep 21, 2012 10:24 pm

Kirinna podía notar como a cada lametón que daba la temperatura corporal de Kirika subía progresivamente… y sin pausa. No le hizo falta demasiado esfuerzo, al poco rato, su pareja de “baile” arqueaba la espalda llegando al clímax entre jadeos y gemidos.

La joven zorra se separó con una amplia sonrisa y lamiéndose los labios sensualmente, sin dejar de mirar a la pelirroja, que respiraba agitada, recuperándose. Tras unos segundos reafirmó su amor por ella, levantándose e invitando a Kirinna a tumbarse. Sabía que su parte había terminado y que ahora le tocaba a ella recibir un premio, no iba a ponérselo difícil, así que accedió sin refunfuñar, tumbándose boca arriba, mirando a la pelirroja con los ojos entrecerrados.

De repente, un torbellino de vergüenza se mezcló con la emoción del momento… por mucho que hubiese jugueteado con otras mujeres y hombres jamás había sido ella la que había recibido la atención del juego… iba a perder al fin su virginidad… ¿Cómo sería? Kirika había afirmado antes ser virgen también y se la veía pletórica y con una sobredosis de placer interesante… ojalá fuese igual para ella.

Los besos de Kirika la tranquilizaron, ayudándola a respirar profundamente para terminar se asegurarse de que estaba lista, asintiendo lentamente y con los ojos cerrados a la pregunta de Kirika. Entonces notó como Kirika empezaba a entrar dentro de ella. Sus dedos se aferraron a la hierba del suelo, arrancando algunas hojas, a la vez que arqueaba la espalda y abría los ojos. Podía oler ya la sangre de su himen derramándose en un delgado hilo recorriendo su muslo.

Gimió y jadeó, era la primera vez que sentía aquel placer, nadie antes había estado dentro de ella. Los dedos de Kirika eran delgados y suaves, sentía como si no quisiera que se fueran nunca de su interior.
Podía notar su rostro enrojecido por la emoción y la vergüenza y no lograba articular palabra, sólo alcanzó a mover los brazos, acariciando la melena de Kirika, que lamía sus pechos delicadamente mientras se movía dentro de ella.

-Ahora soy tuya… sólo tuya… y quiero serlo para siempre… mi guardiana- Susurró al fin, estremeciéndose y dejándose a merced de su protectora, relajando todo el cuerpo.
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