Bonita forma de conocerse...[Joe]
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Bonita forma de conocerse...[Joe]
¿Desde cuando un viaje en motocicleta hasta Chicago resultaba precisamente una tragedia? O claro, desde que James encontraba a medio camino un barullo de gente observando alrededor de un ovillo envuelto en tela. En el momento en que el joven Cromwell salió de su casa, no pensó en encontrarse con algo parecido pues su paseo estaba planeado para ser un tranquilizante paseo por las carreteras mientras llegaba a Chicago para encargarse de algunas cosas que debía hacer. Muy por el contrario el destino jugó con él e hizo que se encontrara con tremenda situación.
Detuvo su motocicleta cerca del carro de policía que impedía que se acercaran al perímetro del accidente. Muchos curiosos estaban arremolinados frente a un chico que nunca antes había visto, pero que tenía la impresión de que era de Mystic Falls. Traía sus aires y solo se veía inconsciente, lo que le agradaba a James, pues no deseaba que un bruto borracho lo hubiera dejado muerto. La policía inspeccionaba al conductor de la motocicleta que había atropellado al joven apostado en el suelo. Al menos le causó cierto agrado ver la moto roja del ebrio destrozada contra un árbol.
Caminó por el lugar sin que la policía se diera cuenta y se aseguró de que el joven estuviera bien. Se arrodilló para examinarlo, mientras no dejaba de sentir cierta ira al grupo de brutos amarillistas que miraban el cuerpo sin hacer nada para ayudarlo. No había heridas en la cabeza del joven, pero si unas pocas gotas de sangre en el suelo, de modo que posiblemente tendría alguna herida en los brazos o en el pecho. Le hubiera gustado hacer un conjuro para curarlo, pero con tanta gente le resultaba imposible hacer magia y dudaba que le permitieran hacer algo mientras la ambulancia aparecía. No obstante, de repente, el chico abrió los ojos.
Detuvo su motocicleta cerca del carro de policía que impedía que se acercaran al perímetro del accidente. Muchos curiosos estaban arremolinados frente a un chico que nunca antes había visto, pero que tenía la impresión de que era de Mystic Falls. Traía sus aires y solo se veía inconsciente, lo que le agradaba a James, pues no deseaba que un bruto borracho lo hubiera dejado muerto. La policía inspeccionaba al conductor de la motocicleta que había atropellado al joven apostado en el suelo. Al menos le causó cierto agrado ver la moto roja del ebrio destrozada contra un árbol.
Caminó por el lugar sin que la policía se diera cuenta y se aseguró de que el joven estuviera bien. Se arrodilló para examinarlo, mientras no dejaba de sentir cierta ira al grupo de brutos amarillistas que miraban el cuerpo sin hacer nada para ayudarlo. No había heridas en la cabeza del joven, pero si unas pocas gotas de sangre en el suelo, de modo que posiblemente tendría alguna herida en los brazos o en el pecho. Le hubiera gustado hacer un conjuro para curarlo, pero con tanta gente le resultaba imposible hacer magia y dudaba que le permitieran hacer algo mientras la ambulancia aparecía. No obstante, de repente, el chico abrió los ojos.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
Camino por la orilla del bosque, ya me he metido en problemas por estar ahí dentro pero ahora estoy por fuera, y, francamente, ya me da igual lo que me pase, o casi. Tengo cuatro malditos agujeros en el cuello y los estoy tapando con una gasa y un esparadrapo, estoy harta de esa muerta con colmillos que está demasiado pagada de mí misma. Cuando llegué a este pueblo con mis padres no me imaginé que encontraría gente peor que los que vi en el primer instituto al que fui. Ahora estoy matriculada en el de Mystic Falls pero apenas he ido, fui una o dos veces contadas, luego me vi incapaz de ir y, por último, me convertí en esto. Odio ser un chico. Es verdad que soy una chica muy masculina, que no me suelo vestir como una muchacha, ¡Pero es que ahora las tías se fijan en mí!
No, definitivamente no. Esto no me hace maldita gracia. He llegado a zona de poblado y ya no corro tanto peligro por ir por donde voy. Bueno, no corro peligro de ser atacada por un vampiro, pero nadie me garantiza que esa tipa con aspecto de zorrón no se me eche encima, mierda, si me está desnudando con la mirada. La miro yo también, pero con el ceño fruncido, a ver si deja de mirarme. Pero me estoy despistando demasiado, no he dejado de caminar mientras la miro y, cuando me doy cuenta de lo que me espera, ya es demasiado tarde. Miro hacia delante justo para ver cómo una moto me embiste. Cuando caigo al suelo ya estoy inconsciente. Sangro y despierto poco después en medio de un montón de gente y un tipo que me mira de una forma que no me gusta. Mierda ¿Pero qué demonios...? Como me gusta tanto que me miren, ahora parezco ser la atracción principal.
―¿Qué narices ha pasado...? Dejadme en paz. ―mascullo y trato de erguirme, pero me mareo y vuelvo a tumbarme, llevándome una mano a la cabeza. ―Me duele la cabeza... quiero irme de aquí.
No, definitivamente no. Esto no me hace maldita gracia. He llegado a zona de poblado y ya no corro tanto peligro por ir por donde voy. Bueno, no corro peligro de ser atacada por un vampiro, pero nadie me garantiza que esa tipa con aspecto de zorrón no se me eche encima, mierda, si me está desnudando con la mirada. La miro yo también, pero con el ceño fruncido, a ver si deja de mirarme. Pero me estoy despistando demasiado, no he dejado de caminar mientras la miro y, cuando me doy cuenta de lo que me espera, ya es demasiado tarde. Miro hacia delante justo para ver cómo una moto me embiste. Cuando caigo al suelo ya estoy inconsciente. Sangro y despierto poco después en medio de un montón de gente y un tipo que me mira de una forma que no me gusta. Mierda ¿Pero qué demonios...? Como me gusta tanto que me miren, ahora parezco ser la atracción principal.
―¿Qué narices ha pasado...? Dejadme en paz. ―mascullo y trato de erguirme, pero me mareo y vuelvo a tumbarme, llevándome una mano a la cabeza. ―Me duele la cabeza... quiero irme de aquí.
Joe Adams- Humanos con Verbena
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Fecha de inscripción : 08/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
El chico se veia bien, según lo que parecía, pero tan protno como escuchó la voz del joven lo único que podía escuchar era enteras quejas y demás. Posiblemente si se había golpeado en la cabeza y tenía un daño serio. James deseaba con todas sus fuerzas tratarlo, ya fuera con hechizos o las hierbas de su madre, pero resultaba imposible con tanta gente y de todos modos los humanos eran insoportablemente ineficiente cuando se trataba de esas cosas...cuando se trataba de todo, en realidad. La ambulancia no demoraría en llegar, o al menos eso esperaba, pero la policia empezaba a acercarse, al fin percatandose de que alguien se había acercado a la escena sin su permiso o de seguro alguno de los espectadores fue con el chisme a los policias y ahora se dirigían a James para, seguramente, pedirle que se retirara.
- Lo siento pero no te irás sin que yo esté seguro de que estás bien. - Dijo al joven - Al parecer soy el único que se ha ofrecido a ayudarte...los mirones a nuestro alrededor solo están aquí para hacer estorbo. La ambulancia no demora en llegar, o al menos eso espero.
Tomando la mano del joven lo ayudó a levantarse, esperando que no opusiera resistencia considerando el mal humor con que se había despertado y un momento después de que se hubieran levantado, los policias, gordos, bigotones y claramente unos completos inutiles malpagados, miraron a James con lo que parecía ser una falsa expresión de seriedad. - Será mejor que se retire, jovencito. Lo tenemos todo bajo control. - Si James no había perdido los estribos era porque simplemente no acostumbraba hacerlo, pero aquello ameritaba un buen conjuro para que la fuerza publicara no cayera en contra del joven Cromwell.
- Si, por supuesto oficial. Se nota por la muchedumbre chismosa que está alrededor y el azucar en su boca de las rosquillas que estaban comiendo en su auto antes de que yo llegara. - Un par de segundos después, James no había creído que esas palabras habían salido de su boca. Se propuso no perder los estribos, cierto, pero no se pudo controlar al insultar indirectamente a la policía. - Obliviscor - Dijo en un susurro, que esperaba deseperadamente que el joven no notara, y de inmediato sabía que los policias habían olvidado el insulto. - Disculpen, oficiales, pero creo que es pertinente darle al accidentado un poco de descanso. - Y tras estas palabras se propuso llevarlo hasta una silla formada por una rama caída en los lindes del bosque.
- Lo siento pero no te irás sin que yo esté seguro de que estás bien. - Dijo al joven - Al parecer soy el único que se ha ofrecido a ayudarte...los mirones a nuestro alrededor solo están aquí para hacer estorbo. La ambulancia no demora en llegar, o al menos eso espero.
Tomando la mano del joven lo ayudó a levantarse, esperando que no opusiera resistencia considerando el mal humor con que se había despertado y un momento después de que se hubieran levantado, los policias, gordos, bigotones y claramente unos completos inutiles malpagados, miraron a James con lo que parecía ser una falsa expresión de seriedad. - Será mejor que se retire, jovencito. Lo tenemos todo bajo control. - Si James no había perdido los estribos era porque simplemente no acostumbraba hacerlo, pero aquello ameritaba un buen conjuro para que la fuerza publicara no cayera en contra del joven Cromwell.
- Si, por supuesto oficial. Se nota por la muchedumbre chismosa que está alrededor y el azucar en su boca de las rosquillas que estaban comiendo en su auto antes de que yo llegara. - Un par de segundos después, James no había creído que esas palabras habían salido de su boca. Se propuso no perder los estribos, cierto, pero no se pudo controlar al insultar indirectamente a la policía. - Obliviscor - Dijo en un susurro, que esperaba deseperadamente que el joven no notara, y de inmediato sabía que los policias habían olvidado el insulto. - Disculpen, oficiales, pero creo que es pertinente darle al accidentado un poco de descanso. - Y tras estas palabras se propuso llevarlo hasta una silla formada por una rama caída en los lindes del bosque.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
Mierda. ¿Qué demonios ha pasado aquí? No consigo recordar qué estoy haciendo aquí tirada en el suelo. Me acuerdo de que venía caminando y de que una tía me estaba mirando. Ah sí, y luego vi cómo me arrollaba una moto. Cuando empiezo a pensar en todo lo que esto del accidente conlleva me pongo de los nervios. Yo, como chico, no estoy registrada en los datos del hospital, si me llevan allí e intentan conocer mis antecedentes, no sabrán nada, se montará un pollo y voy a meter en líos a mi abuela. Me cago en toda esta mierda de vida. Y en vez de matarme, nada, me deja atontada en el suelo con una herida en la cabeza. Sé que estoy sangrando porque siento el líquido caliente cayendo por mi sien.
Y ahora el tío este que está más cerca de mí está haciéndose el héroe o algo así. No sé si alegrarme de que al menos haya alguien que se digne a venir a ayudarme o cabrearme porque me ha venido de flipado o algo, de superhéroe. Y no me deja irme. Vale, la verdad es que no estoy ni para levantarme yo sola, estoy mareada y tanta gente a mi alrededor me abruma. Y también me irrita. Me dan ganas de gritarles a todos. Espera. Ha dicho “ambulancia”. Me ha cogido de la mano, voy a deshacerme de ella pero noto de inmediato que me está ayudando a levantarme así que desecho la opción de rechazarle. Veo cómo los policías se acercan y frunzo el ceño cuando hablan, ¿Bajo control? ¿Y por qué no apartan a esta maldita panda de cotillas de aquí?
―¿Bajo control? No veo que me hayan ayudado, agentes. ―les suelto sin reparos. Estoy apoyada en el chico que me ha ayudado a levantarme, normalmente no haría esto pero sí me suelto me voy a caer al suelo, lo presiento. Y por este motivo noto que ha dicho algo raro ¿Qué demonios...? Maldita sea, acabo de sentir un dejavu. He recordado a la chica... la bruja que me convirtió en esto y que no ha encontrado el contrahechizo o lo que sea. Lo único bueno que he encontrado de ser un hombre es: A) No puedo ir al instituto. B) No me viene el periodo.
Y el chico este, después de mandar a paseo a los policías, que se quedan como idiotas, me lleva hasta los límites del bosque para sentarme. Me llevo una mano a la cabeza, terriblemente mareado... digo, mareada. Como empiece a referirme a mí misma como a un hombre en mis propios pensamientos la llevo clara. Acabaré perdiendo mi identidad, y eso no me hace mucha gracia. Recuerdo entonces la ambulancia y me levanto de la rama, pero tengo que apoyarme en el tronco del árbol para no caerme de bruces al suelo. Suelto un bufido.
―No puedo esperar a la ambulancia... tengo que irme de aquí...
Y ahora el tío este que está más cerca de mí está haciéndose el héroe o algo así. No sé si alegrarme de que al menos haya alguien que se digne a venir a ayudarme o cabrearme porque me ha venido de flipado o algo, de superhéroe. Y no me deja irme. Vale, la verdad es que no estoy ni para levantarme yo sola, estoy mareada y tanta gente a mi alrededor me abruma. Y también me irrita. Me dan ganas de gritarles a todos. Espera. Ha dicho “ambulancia”. Me ha cogido de la mano, voy a deshacerme de ella pero noto de inmediato que me está ayudando a levantarme así que desecho la opción de rechazarle. Veo cómo los policías se acercan y frunzo el ceño cuando hablan, ¿Bajo control? ¿Y por qué no apartan a esta maldita panda de cotillas de aquí?
―¿Bajo control? No veo que me hayan ayudado, agentes. ―les suelto sin reparos. Estoy apoyada en el chico que me ha ayudado a levantarme, normalmente no haría esto pero sí me suelto me voy a caer al suelo, lo presiento. Y por este motivo noto que ha dicho algo raro ¿Qué demonios...? Maldita sea, acabo de sentir un dejavu. He recordado a la chica... la bruja que me convirtió en esto y que no ha encontrado el contrahechizo o lo que sea. Lo único bueno que he encontrado de ser un hombre es: A) No puedo ir al instituto. B) No me viene el periodo.
Y el chico este, después de mandar a paseo a los policías, que se quedan como idiotas, me lleva hasta los límites del bosque para sentarme. Me llevo una mano a la cabeza, terriblemente mareado... digo, mareada. Como empiece a referirme a mí misma como a un hombre en mis propios pensamientos la llevo clara. Acabaré perdiendo mi identidad, y eso no me hace mucha gracia. Recuerdo entonces la ambulancia y me levanto de la rama, pero tengo que apoyarme en el tronco del árbol para no caerme de bruces al suelo. Suelto un bufido.
―No puedo esperar a la ambulancia... tengo que irme de aquí...
Joe Adams- Humanos con Verbena
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Fecha de inscripción : 08/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
¿Quien era ese extraño chico? Nunca lo había visto en el pueblo y sin embargo le parecía extrañamente familiar, como aquella sensación que siempre lo embargaba cada vez que sentía un ser sobrenatural cerca. Era que aquel joven era un ser sobrenatural o bien estaba rodeado de alguna clase de magia. Sabía que resultaba imposible que fuera un vampiro, o siquiera un licantropo, pues su herida ya habría sanado de ser así, por lo que lo único que podía deducir era que estaba hechizado. La pregunta interesante era, ¿Quien lo había hechizado, Por qué y de que forma?
El joven se levantó de repente, balbuceando que no quería esperar a la ambulancia y que tenía que irse pronto de aquel lugar. James se levantó también igual de rápido e hizo sentar al joven en el tronco de un ligero empujón. Se sorprendió, pues no parecía haber puesto resistencia o si acaso la había puesto no parecía tener la fuerza suficiente como para contener la fuerza de James, como si la fuerza de aquel chico fuera más o menos mínima. Entornó la mirada al joven, entre serio y consternado, justo antes de hablarle.
- Escucha, yo tampoco confío en que una ambulancia sepa como tratarte, pero tampoco puedes irte de aquí así como así, con esa herida en la cabeza. - Suspiró. Solo le quedaba una alternativa y era preferible usarla de una buena vez antes de que todo se complicara aún más. Además, desde que había sentido esa aureola mágica en el chico, había despertado cierto interés en James y deseaba averiguar de que iba todo aquello. - Voy a revisar la herida de tu cabeza para ver el daño. - Buena excusa, que esperaba el chico creyera. No esperó respuesta y fue directamente a revisar la cabeza, que presentaba un daño notorio y que estaba perdiendo mucha sangre. Ahora lo comprendía, era preferible que usara la magia y no esperar a los inútiles humanos o el joven podría desmayarse y morir desangrado.
Un nuevo suspiro antes de susurrar una palabra ininteligible y ver como la herida cerraba y se drenaba el flujo de sangre. No obstante, a pesar de que la herida había cerrado finalmente, las manchas de sangre continuarían en su lugar. - Listo. Ya estás sanado, así que ya puedes irte a donde quieras. Yo me encargaré de la muchedumbre y los policías. - Tenía pensado luego hechizar al chico para que no recordara nada, así como planeaba hacer con toda aquella gente congregada, pero todo dependería de la decisión que tomase el chico.
El joven se levantó de repente, balbuceando que no quería esperar a la ambulancia y que tenía que irse pronto de aquel lugar. James se levantó también igual de rápido e hizo sentar al joven en el tronco de un ligero empujón. Se sorprendió, pues no parecía haber puesto resistencia o si acaso la había puesto no parecía tener la fuerza suficiente como para contener la fuerza de James, como si la fuerza de aquel chico fuera más o menos mínima. Entornó la mirada al joven, entre serio y consternado, justo antes de hablarle.
- Escucha, yo tampoco confío en que una ambulancia sepa como tratarte, pero tampoco puedes irte de aquí así como así, con esa herida en la cabeza. - Suspiró. Solo le quedaba una alternativa y era preferible usarla de una buena vez antes de que todo se complicara aún más. Además, desde que había sentido esa aureola mágica en el chico, había despertado cierto interés en James y deseaba averiguar de que iba todo aquello. - Voy a revisar la herida de tu cabeza para ver el daño. - Buena excusa, que esperaba el chico creyera. No esperó respuesta y fue directamente a revisar la cabeza, que presentaba un daño notorio y que estaba perdiendo mucha sangre. Ahora lo comprendía, era preferible que usara la magia y no esperar a los inútiles humanos o el joven podría desmayarse y morir desangrado.
Un nuevo suspiro antes de susurrar una palabra ininteligible y ver como la herida cerraba y se drenaba el flujo de sangre. No obstante, a pesar de que la herida había cerrado finalmente, las manchas de sangre continuarían en su lugar. - Listo. Ya estás sanado, así que ya puedes irte a donde quieras. Yo me encargaré de la muchedumbre y los policías. - Tenía pensado luego hechizar al chico para que no recordara nada, así como planeaba hacer con toda aquella gente congregada, pero todo dependería de la decisión que tomase el chico.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
Me levanto de la rama y trato de marcharme, pero, cuando quiero darme cuenta, ya estoy sentado de nuevo, luchando por no caerme. Pero será gilipollas, casi me mato contra el suelo. Y encima ahora estoy más mareada, todo me da vueltas. Apoyo un hombro en el tronco y cierro los ojos. Si tuviese todas mis fuerzas le daba un buen puñetazo al tío este, que además parece un remilgado, aunque no sé si serán cosas mías por culpa del atontamiento este que me ha dado por el dolor de cabeza y los mareos a causa de la herida esta. Ahora me habla y me dice que no puedo irme de aquí con esta herida en la cabeza. ¡No pienso quedarme, no voy a meterme en problemas ni a meter en problemas a mi abuela!
Mierda, dice que va a revisar la herida que tengo en la cabeza. Yo quiero irme ya ¡Ahora! Pero no tengo las fuerzas suficientes, cada vez me siento más mareada y débil. Y ahora se ha levantado y me está mirando y tocando, no me gusta esto, no me gusta que me toquen, y menos si es alguien a quien acabo de conocer, después de que me hayan atropellado. ¿Y si es un vampiro? Vampiro, sangre. ¡No! Espera, espera. Mi cabeza no es capaz de hilar pensamientos, pero, de repente, comprendo muchas cosas y recuerdo otras. Este chico dijo algo antes en voz baja y yo le oí, y ahora... ahora me siento como nueva, como si no me hubiese pasado nada, porque ya no me duele la cabeza y lo veo todo con nitidez, ya no estoy mareada.
Me levanto, alterada, y le miro con los ojos muy abiertos. Le agarro de los brazos aunque no es propio de mí pero estoy terriblemente desesperada. Él es un brujo o hechicero o mago, o como demonios quiera llamarse, pero ha hecho dos conjuros o lo que sea en menos de media hora y es posible que me pueda ayudar a cambiar de cuerpo de nuevo.
―Tienes que ayudarme. S-sé que eres un hechicero, tienes que ayudarme a recuperar mi cuerpo, una bruja me volvió hombre, pero en realidad soy una chica. Por favor, ayúdame. ―le pido con desesperación.
Mierda, dice que va a revisar la herida que tengo en la cabeza. Yo quiero irme ya ¡Ahora! Pero no tengo las fuerzas suficientes, cada vez me siento más mareada y débil. Y ahora se ha levantado y me está mirando y tocando, no me gusta esto, no me gusta que me toquen, y menos si es alguien a quien acabo de conocer, después de que me hayan atropellado. ¿Y si es un vampiro? Vampiro, sangre. ¡No! Espera, espera. Mi cabeza no es capaz de hilar pensamientos, pero, de repente, comprendo muchas cosas y recuerdo otras. Este chico dijo algo antes en voz baja y yo le oí, y ahora... ahora me siento como nueva, como si no me hubiese pasado nada, porque ya no me duele la cabeza y lo veo todo con nitidez, ya no estoy mareada.
Me levanto, alterada, y le miro con los ojos muy abiertos. Le agarro de los brazos aunque no es propio de mí pero estoy terriblemente desesperada. Él es un brujo o hechicero o mago, o como demonios quiera llamarse, pero ha hecho dos conjuros o lo que sea en menos de media hora y es posible que me pueda ayudar a cambiar de cuerpo de nuevo.
―Tienes que ayudarme. S-sé que eres un hechicero, tienes que ayudarme a recuperar mi cuerpo, una bruja me volvió hombre, pero en realidad soy una chica. Por favor, ayúdame. ―le pido con desesperación.
Joe Adams- Humanos con Verbena
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Fecha de inscripción : 08/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
James se quedó paralizado por un instante, claramente del asombro, porque no había otro sentimiento que podría causarle tal estado. El chico había descubierto que era un hechicero. ¿Era eso posible? La mente de James le respondió con un rotundo No, porque aunque hubiera escuchado los conjuros de James habría pensado en un principio que estaba loco o bien lo habría adjudicado a alguna otra condición, por el sencillo hecho de que los humano, tan testarudos que eran, preferían ignorar la realidad sin importar que la tuvieran justo al frente de sus ojos.
Bueno, ya lo habían descubierto y gracias al cielo ya podía hacer el hechizo que tanto había deseado hacer, desde el momento en que encontrara al chico tumbado en el suelo, rodeado por una parvada de torpes espectadores e inútiles policías que nada conseguían al quedarsele mirando. Un suspiro de alivio se escapó de su garganta, antes de alejarse un par de pasos del chico, extender sus brazos y pronunciar aquel conjuro que tan bien se sabía. - Obliviscor maxima. - Solo eso bastó para que los policías y los mirones olvidaran las razones por las cuales se encontraran en aquel lugar.
Luego se volvió para mirar al chico. Ignoró el asombro que le había ocasionado el hechizo general y simplemente se dedicó a pensar. ¿Acaso era posible que una chica se convirtiera en hombre? No por voluntad propia, eso era seguro. Bien podía tratarse que aquel chico, ¿o chica?, había hecho enfadar a un hechicero o bruja de gran poder y en castigo ahora se encontraba en ese cuerpo. Algo así había visto en uno de sus grimorios y, por las descripciones del libro, no era para nada agradable estar en un cuerpo al cual no se pertenecía. Y si acaso no era un castigo, solo se podía haber tratado entonces de un accidente, un hechizo mal realizado que haya tenido como efecto colateral ese estado en el que se encontraba el chico-chica.
- Bueno, por alguna extraña razón te creo. No estoy seguro de que estés de humor para decirme tu nombre, pero en todo caso lo mejor será que vayamos a mi motocicleta y te llevemos a la mansión. Allá tengo todo lo necesario para...tratarte. - Caminó en dirección al lugar donde había estacionado su moto, y pudo notar que la gente ya se había esparcido y que el hombre que había atropellado a la chica se preguntaba la razón por la cual su motocicleta estuviera rota contra el tronco de un árbol. James se debatía entre ayudarle o simplemente dejar al pobre hombre llorando a la deriva, hasta que suspiró y con un tronar de sus dedos, en conjunto con un hechizo murmurado, la motocicleta había sido reparada mágicamente. Ahora solo quedaba que James y el chico-chica salieran de allí antes de que el hmbre buscara al milagroso autor del arreglo de su transporte.
Bueno, ya lo habían descubierto y gracias al cielo ya podía hacer el hechizo que tanto había deseado hacer, desde el momento en que encontrara al chico tumbado en el suelo, rodeado por una parvada de torpes espectadores e inútiles policías que nada conseguían al quedarsele mirando. Un suspiro de alivio se escapó de su garganta, antes de alejarse un par de pasos del chico, extender sus brazos y pronunciar aquel conjuro que tan bien se sabía. - Obliviscor maxima. - Solo eso bastó para que los policías y los mirones olvidaran las razones por las cuales se encontraran en aquel lugar.
Luego se volvió para mirar al chico. Ignoró el asombro que le había ocasionado el hechizo general y simplemente se dedicó a pensar. ¿Acaso era posible que una chica se convirtiera en hombre? No por voluntad propia, eso era seguro. Bien podía tratarse que aquel chico, ¿o chica?, había hecho enfadar a un hechicero o bruja de gran poder y en castigo ahora se encontraba en ese cuerpo. Algo así había visto en uno de sus grimorios y, por las descripciones del libro, no era para nada agradable estar en un cuerpo al cual no se pertenecía. Y si acaso no era un castigo, solo se podía haber tratado entonces de un accidente, un hechizo mal realizado que haya tenido como efecto colateral ese estado en el que se encontraba el chico-chica.
- Bueno, por alguna extraña razón te creo. No estoy seguro de que estés de humor para decirme tu nombre, pero en todo caso lo mejor será que vayamos a mi motocicleta y te llevemos a la mansión. Allá tengo todo lo necesario para...tratarte. - Caminó en dirección al lugar donde había estacionado su moto, y pudo notar que la gente ya se había esparcido y que el hombre que había atropellado a la chica se preguntaba la razón por la cual su motocicleta estuviera rota contra el tronco de un árbol. James se debatía entre ayudarle o simplemente dejar al pobre hombre llorando a la deriva, hasta que suspiró y con un tronar de sus dedos, en conjunto con un hechizo murmurado, la motocicleta había sido reparada mágicamente. Ahora solo quedaba que James y el chico-chica salieran de allí antes de que el hmbre buscara al milagroso autor del arreglo de su transporte.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
Veo su expresión. O piensa que estoy loca (o loco), o le ha dejado helado que haya descubierto su secreto. Pero claro, si va gritándolo a los cuatro vientos es de esperar que alguien con dos dedos de frente se entere. Y a mí me ha curado y me he sentido como si no tuviera nada. Eso no es ciencia, sino magia. Y yo a estas alturas me lo creo todo, todo. Ahora usa otro hechizo o lo que sea eso, y es igual al que ha dicho antes, sólo que le ha añadido una palabra. Bueno, latín, esa partícula debe de servir para aumentar la potencia del hechizo. Y a juzgar por la reacción de la gente que antes se quedó de curiosa, parece que es un hechizo borrador de memoria o algo así.
Ahora el hechicero me mira y yo, perpleja, como acto reflejo, retrocedo un paso hasta topar con el tronco en el que me he apoyado antes. Acabo de llegar a pensar que a este chico no le interese que estoy en serios problemas y decida borrarme la memoria a mí también para que no recuerde que él es un hechicero y librarse de mí. Pero antes se ha preocupado por mi estado de salud y hasta me ha curado ¿Por qué iba a desinteresarse ahora que le estoy pidiendo ayuda y no recibiéndola sin pedírsela? Cuando habla siento un ligero alivio que se mezcla con la angustia. Parece que puede ayudarme, pero no me hace gracia tener que ir a “la mansión”... suena a un castillo de esos tétricos, lleno de brujos chiflados. Y mucha menos gracia me hace tener que ir en moto ¡En moto! Esos trastos son muy peligrosos, y encima el tío que casi me mata llevaba uno de esos vehículos del demonio.
Joe, contrólate, es lo único que tienes. ―pienso. Trago saliva, hago de tripas corazón y le sigo hasta su moto. Veo cómo recompone la moto del tío ese y frunzo el ceño ¿Por qué ha hecho eso? No se lo merece por temerario. O tal vez... bueno, también fue culpa mía si pensamos justamente, y de la tipeja esa que me devoraba con la mirada, de no ser por ella yo no habría caminado despistada. Respiro hondo y me subo a la moto del hechicero este, ya le diré mi nombre, cuando me sienta menos nerviosa. De todos modos no muestro lo que siento, como de costumbre.
Ahora el hechicero me mira y yo, perpleja, como acto reflejo, retrocedo un paso hasta topar con el tronco en el que me he apoyado antes. Acabo de llegar a pensar que a este chico no le interese que estoy en serios problemas y decida borrarme la memoria a mí también para que no recuerde que él es un hechicero y librarse de mí. Pero antes se ha preocupado por mi estado de salud y hasta me ha curado ¿Por qué iba a desinteresarse ahora que le estoy pidiendo ayuda y no recibiéndola sin pedírsela? Cuando habla siento un ligero alivio que se mezcla con la angustia. Parece que puede ayudarme, pero no me hace gracia tener que ir a “la mansión”... suena a un castillo de esos tétricos, lleno de brujos chiflados. Y mucha menos gracia me hace tener que ir en moto ¡En moto! Esos trastos son muy peligrosos, y encima el tío que casi me mata llevaba uno de esos vehículos del demonio.
Joe, contrólate, es lo único que tienes. ―pienso. Trago saliva, hago de tripas corazón y le sigo hasta su moto. Veo cómo recompone la moto del tío ese y frunzo el ceño ¿Por qué ha hecho eso? No se lo merece por temerario. O tal vez... bueno, también fue culpa mía si pensamos justamente, y de la tipeja esa que me devoraba con la mirada, de no ser por ella yo no habría caminado despistada. Respiro hondo y me subo a la moto del hechicero este, ya le diré mi nombre, cuando me sienta menos nerviosa. De todos modos no muestro lo que siento, como de costumbre.
Joe Adams- Humanos con Verbena
- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 08/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
La motocicleta empezó a moverse a una velocidad prudencial. Por alguna extraña razón, James se sentía precavido después de ver el accidente. No lo presenció, pero si vio sus consecuencias y en definitiva no deseaba que eso le sucediera ni a él ni a su pasajero. No demorarían en llegar al pueblo, pues para su buena suerte, la mansión se encontraba en las afueras y aquella carretera estaba justo en su camino, por lo que llegar no tendría mayor problema. Luego de un par de minutos divisaron las primeras casas a las afueras del pueblo, todas lujosas y bastante hermosas, pero desentonaban de inmediato con la visión de la mansión Cromwell.
El edificio, alto y majestuoso se hacía más grande conforme se acercaban a él y cuando llegaron a la puerta del garaje, James no tuvo la necesidad de detenerse ni bajar de la motocicleta, con un sencillo movimiento de las manos la puerta se abrió y entró sin dificultad. Se detuvo antes de entrellarse con la mesa que siempre estaba en el garaje y entraron por una puerta al Hall de la mansión, tapizado en esmeralda y azul, con la sala de estar a un lado, la chimenea con rastros de que fue encendida y las mesas y sillas ubicadas de tal forma que parecía que había una reunión. Uno de los críados se le acercó y le dio la bienvenida al hogar, mientras le informaba que Aleksand no se encontraba allí.
- Gracias, Patrick. Estaré con mi invitado en la biblioteca, arreglando asuntos..."trascendentales" - El criado sabía perfectamente a lo que el joven Cromwell se refería y no pudo evitar soltar un bufido malhumorado. A la mayoría de los criados no les gustaba la magia, pero sabían que debían guardar el secreto si deseaban conservar sus trabajos, o sus memorias. - Dile a Greta que me lleve té helado, algo para comer y un generoso postre. Tengo hambre y quiero merendar. Si mi acompañante desea algo, también te lo dirá y que Greta lo lleve hasta la biblioteca. - Se alejó del criado, espero a que el chico hablara por si deseaba algo y cuando estaba por el tercer escalón, recordó algo. - Y, Patrick, dile a todos los criados que Greta será la única con autorización de entrar y salir de la biblioteca mientras esté resolviendo este asunto.
Caminó con su acompañante el tramo que lo llevaría hasta la biblioteca privada de los Cromwell. Greta, la criada, no demoraría en llegar luego y era la única en la que James podía confiar para ese tipo de cosas. Era la única cuyos sentimientos no eran reacios a la magia y eso se debía a que había trabajado con los Cromwell desde que este era pequeño y se había mudado con ellos cuando llegaron a Mystic Falls. Finalmente una puerta de madera finamente tallada se encontró con los jóvenes, y James, tras abrirla, entró en una habitación repleta de libros, con dos e incluso tres pisos de altura y varios secciones. Estaba bastante orgulloso de esa biblioteca y era el lugar que más le gustaba de toda la casa. Encontró finalmente un par de sillones y se sentó en uno de ellos, invitando al otro joven a que se sentara.
- Muy bien. Debo conocer todo con detalle si quieres que revierta el hechizo. Todo tiene que ser muy preciso para que salga bien.
El edificio, alto y majestuoso se hacía más grande conforme se acercaban a él y cuando llegaron a la puerta del garaje, James no tuvo la necesidad de detenerse ni bajar de la motocicleta, con un sencillo movimiento de las manos la puerta se abrió y entró sin dificultad. Se detuvo antes de entrellarse con la mesa que siempre estaba en el garaje y entraron por una puerta al Hall de la mansión, tapizado en esmeralda y azul, con la sala de estar a un lado, la chimenea con rastros de que fue encendida y las mesas y sillas ubicadas de tal forma que parecía que había una reunión. Uno de los críados se le acercó y le dio la bienvenida al hogar, mientras le informaba que Aleksand no se encontraba allí.
- Gracias, Patrick. Estaré con mi invitado en la biblioteca, arreglando asuntos..."trascendentales" - El criado sabía perfectamente a lo que el joven Cromwell se refería y no pudo evitar soltar un bufido malhumorado. A la mayoría de los criados no les gustaba la magia, pero sabían que debían guardar el secreto si deseaban conservar sus trabajos, o sus memorias. - Dile a Greta que me lleve té helado, algo para comer y un generoso postre. Tengo hambre y quiero merendar. Si mi acompañante desea algo, también te lo dirá y que Greta lo lleve hasta la biblioteca. - Se alejó del criado, espero a que el chico hablara por si deseaba algo y cuando estaba por el tercer escalón, recordó algo. - Y, Patrick, dile a todos los criados que Greta será la única con autorización de entrar y salir de la biblioteca mientras esté resolviendo este asunto.
Caminó con su acompañante el tramo que lo llevaría hasta la biblioteca privada de los Cromwell. Greta, la criada, no demoraría en llegar luego y era la única en la que James podía confiar para ese tipo de cosas. Era la única cuyos sentimientos no eran reacios a la magia y eso se debía a que había trabajado con los Cromwell desde que este era pequeño y se había mudado con ellos cuando llegaron a Mystic Falls. Finalmente una puerta de madera finamente tallada se encontró con los jóvenes, y James, tras abrirla, entró en una habitación repleta de libros, con dos e incluso tres pisos de altura y varios secciones. Estaba bastante orgulloso de esa biblioteca y era el lugar que más le gustaba de toda la casa. Encontró finalmente un par de sillones y se sentó en uno de ellos, invitando al otro joven a que se sentara.
- Muy bien. Debo conocer todo con detalle si quieres que revierta el hechizo. Todo tiene que ser muy preciso para que salga bien.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
Qué asco. Una vez subida en la motocicleta, o me agarro bien a él o me caigo y me mato. Trago saliva y me agarro a su cintura cerrando los ojos con fuerza y deseando llegar cuanto antes. Trago saliva algunas veces más durante el viaje, y también respiro profundamente una y otra vez. No es que piense que la gente esté sucia o que huela mal, o que esté enferma, es simplemente que no quiero roces con ella porque me dan... repelús. Me siento incómoda con el tacto de los demás, a menos que sea mi abuela. Y esto no lo causaron aquellos idiotas inmaduros que me humillaron en el instituto, no, todo este asco es por culpa de los vampiros que asesinaron a mis padres y que luego nos atacaron a Eric y a mí. Esos seres me dieron asco, me agarraron, me hicieron daño, y de no ser por Eric me habrían matado. Aunque una y otra vez repito que habría sido mejor que me dejara morir.
Cuando por fin el aire deja de golpearme en la cara y el vehículo se detiene, abro los ojos y alzo la mirada. Parpadeo al ver semejante mansión. Me bajo de la moto y me quedo mirando el enorme caserío con rostro inexpresivo aunque esté totalmente perpleja por dentro. Vale, él dijo antes que íbamos a una mansión, pero no me imaginaba... ¡Que la dichosa mansión sería como dos hoteles de grande! Si no más. Y, a pesar de que estoy admirada por semejante construcción, no me agrada demasiado la idea de entrar ahí, seguro que me pierdo incluso aunque me agarre de él. Cuando entramos me siento terriblemente abrumada. Esto es demasiado grande, ¡Demasiado! Odio este sitio. Me llevo un susto cuando veo que un tipo se acerca a nosotros. He dado un respingo, maldita sea. El tipo este, que ya veo que es un criado, ha nombrado a Aleksand. ¿Se conocen y viven juntos? Este pueblo es demasiado pequeño... pero igualmente no soy capaz de recorrerlo yo sola sin perderme.
Oigo cómo el hechicero este habla con su criado. Criado... ¿Criado? Qué mal suena eso ahora que lo pienso. Bueno, este chico empieza a caerme peor, parece un niño rico mimado. “Dile a Greta que me lleve té helado, algo para comer y un generoso postre”. Es para usar tu mano como si fuera una boca y hablara, y hacerle “ñeñeñeñeñe”. La mano está bien controlada, pero mi rostro lucha por hacer una mueca con la nariz mientras yo trato de reprimirla. Es que... ya me lo imagino con el té en la mano y el meñique levantado. Sólo falta que tenga un chófer llamado Charles. Toquemos madera. Y ahora encima me mete a mí en el ajo. Si yo quiero algo ya sé hacérmelo sola.
―Yo ya estoy servido. ―le digo al hombre llamado Patrick. Lo siguiente que le ordena al señor este ya no lo discuto, no me hará gracia que esté la gente entrando y saliendo y... mierda. Vale, no es necesario que ocurra eso. Borremos eso. Sigo al hechicero hasta lo que parece ser una biblioteca. Madre mía, qué biblioteca. Si la casa no consiguió antes sacarme una expresión de asombro, este lugar sí. ―Vaya... ―murmuro muy bajito, impresionada. Este lugar es maravilloso. Entonces él me habla. ―¿Eh? Ah. Yo qué sé. No soy bruja. Fui a casa de una a devolverle una cosa y me transformó en esto por accidente. No sé qué palabras mágicas, o como las llaméis, usó. Me empecé a sentir mareada, me desmayé y cuando me desperté ya era así, como me ves ahora. ―es lo único que puedo responderle.
Cuando por fin el aire deja de golpearme en la cara y el vehículo se detiene, abro los ojos y alzo la mirada. Parpadeo al ver semejante mansión. Me bajo de la moto y me quedo mirando el enorme caserío con rostro inexpresivo aunque esté totalmente perpleja por dentro. Vale, él dijo antes que íbamos a una mansión, pero no me imaginaba... ¡Que la dichosa mansión sería como dos hoteles de grande! Si no más. Y, a pesar de que estoy admirada por semejante construcción, no me agrada demasiado la idea de entrar ahí, seguro que me pierdo incluso aunque me agarre de él. Cuando entramos me siento terriblemente abrumada. Esto es demasiado grande, ¡Demasiado! Odio este sitio. Me llevo un susto cuando veo que un tipo se acerca a nosotros. He dado un respingo, maldita sea. El tipo este, que ya veo que es un criado, ha nombrado a Aleksand. ¿Se conocen y viven juntos? Este pueblo es demasiado pequeño... pero igualmente no soy capaz de recorrerlo yo sola sin perderme.
Oigo cómo el hechicero este habla con su criado. Criado... ¿Criado? Qué mal suena eso ahora que lo pienso. Bueno, este chico empieza a caerme peor, parece un niño rico mimado. “Dile a Greta que me lleve té helado, algo para comer y un generoso postre”. Es para usar tu mano como si fuera una boca y hablara, y hacerle “ñeñeñeñeñe”. La mano está bien controlada, pero mi rostro lucha por hacer una mueca con la nariz mientras yo trato de reprimirla. Es que... ya me lo imagino con el té en la mano y el meñique levantado. Sólo falta que tenga un chófer llamado Charles. Toquemos madera. Y ahora encima me mete a mí en el ajo. Si yo quiero algo ya sé hacérmelo sola.
―Yo ya estoy servido. ―le digo al hombre llamado Patrick. Lo siguiente que le ordena al señor este ya no lo discuto, no me hará gracia que esté la gente entrando y saliendo y... mierda. Vale, no es necesario que ocurra eso. Borremos eso. Sigo al hechicero hasta lo que parece ser una biblioteca. Madre mía, qué biblioteca. Si la casa no consiguió antes sacarme una expresión de asombro, este lugar sí. ―Vaya... ―murmuro muy bajito, impresionada. Este lugar es maravilloso. Entonces él me habla. ―¿Eh? Ah. Yo qué sé. No soy bruja. Fui a casa de una a devolverle una cosa y me transformó en esto por accidente. No sé qué palabras mágicas, o como las llaméis, usó. Me empecé a sentir mareada, me desmayé y cuando me desperté ya era así, como me ves ahora. ―es lo único que puedo responderle.
Joe Adams- Humanos con Verbena
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Fecha de inscripción : 08/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
James arqueó una ceja y su expresión no tuvo precio. Se había encontrado con una de las personas más antipáticas que hubiera podido conocer en toda su vida. Por supuesto, había conocido personas bastante difíciles de tratar en las reuniones sociales de la nobleza inglesa, pero esta chica solo provenía de un pueblo en medio de Estados Unidos y para colmo era una simple humana, de modo que, ¿Por qué resultaba tan difícil? Soltó un suspiro y se dio ánimos en silencio, pues había conocido a criaturas sobrenaturales mucho peores que ella.
Escuchó con atención las palabras de la chica mientras buscaba en su cabeza alguna forma de revertir el hechizo. Realmente nunca había escuchado de algo así, pero, considerando que algo había leído de eso en sus grimorios, posiblemente allí se encontrara la respuesta. Iba a responderle, cuando de inmediato Greta entró por la puerta cargada de una bandeja con vasos de té helado y varios pastelillos. Se podía ver, por la cantidad de comida, que a pesar de que su acompañante no había pedido nada, era obvio que a alguien se le había ocurrido la idea de llevarle algo. Luego, la criada hizo una reverencia y salió de la habitación, siendo despedida por una sonrisa de James, que se acercó a la mesa y tomó un vaso para darle un ligero sorbo.
Luego de dejar el vaso en su sitio, un chasquido de los dedos medio y pulgar fue suficiente para que empezaran a volar cuando menos unos cinco tomos hacia él, se iban abriendo y danzaban de forma particular frente al joven, entre tanto buscaba rápidamente las palabras que necesitaba para saber a que tipo de magia se enfrentaba. Solo esperaba no demorarse demasiado con su labor, puesto que no deseaba que la chica se impacientase y comenzara a lanzar una salta de insultos. No obstante, cuando iba revisando el tercer libro, su indice se paró en una de las páginas y suspiró aliviado.
- Creo que ya he encontrado lo que necesitas. - Otro movimiento de las manos y un pastelillo de chocolate salió volando directo a su mano libre, y mientras le daba un mordisco, leía lo que había encontrado. Cuando tragó y finalmente le fue posible hablar, miró al chico. - Es un hechizo que no es muy común, pero un caso parecido ocurrió hace mucho tiempo a uno de sus antepasados. Supongo que habrá dejado esto en su grimorio como un recordatorio de una anécdota o simplemente para que a nadie más de su genealogía le volviera a pasar. Por ahora necesitamos un poco de agua, ya que es elemento del cambio y la flexibilidad para conseguir que el hechizo funcione. - Llamó a Greta a su celular para que le subiera a la biblioteca un cuenco que tenía guardado en su baul con una buena cantidad de magia y algunos recipientes más. La magia estaba por empezar.
Escuchó con atención las palabras de la chica mientras buscaba en su cabeza alguna forma de revertir el hechizo. Realmente nunca había escuchado de algo así, pero, considerando que algo había leído de eso en sus grimorios, posiblemente allí se encontrara la respuesta. Iba a responderle, cuando de inmediato Greta entró por la puerta cargada de una bandeja con vasos de té helado y varios pastelillos. Se podía ver, por la cantidad de comida, que a pesar de que su acompañante no había pedido nada, era obvio que a alguien se le había ocurrido la idea de llevarle algo. Luego, la criada hizo una reverencia y salió de la habitación, siendo despedida por una sonrisa de James, que se acercó a la mesa y tomó un vaso para darle un ligero sorbo.
Luego de dejar el vaso en su sitio, un chasquido de los dedos medio y pulgar fue suficiente para que empezaran a volar cuando menos unos cinco tomos hacia él, se iban abriendo y danzaban de forma particular frente al joven, entre tanto buscaba rápidamente las palabras que necesitaba para saber a que tipo de magia se enfrentaba. Solo esperaba no demorarse demasiado con su labor, puesto que no deseaba que la chica se impacientase y comenzara a lanzar una salta de insultos. No obstante, cuando iba revisando el tercer libro, su indice se paró en una de las páginas y suspiró aliviado.
- Creo que ya he encontrado lo que necesitas. - Otro movimiento de las manos y un pastelillo de chocolate salió volando directo a su mano libre, y mientras le daba un mordisco, leía lo que había encontrado. Cuando tragó y finalmente le fue posible hablar, miró al chico. - Es un hechizo que no es muy común, pero un caso parecido ocurrió hace mucho tiempo a uno de sus antepasados. Supongo que habrá dejado esto en su grimorio como un recordatorio de una anécdota o simplemente para que a nadie más de su genealogía le volviera a pasar. Por ahora necesitamos un poco de agua, ya que es elemento del cambio y la flexibilidad para conseguir que el hechizo funcione. - Llamó a Greta a su celular para que le subiera a la biblioteca un cuenco que tenía guardado en su baul con una buena cantidad de magia y algunos recipientes más. La magia estaba por empezar.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
Ni siquiera me fijo en la expresión del hechicero. Estoy algo ―demasiado― abstraída mirando la inmensa cantidad de libros que hay en este sitio. La puerta de la habitación se abre, sobresaltándome y, como consecuencia, haciéndome dar un respingo. Es una mujer, y supongo que es Greta, la empleada que mencionó antes James. Cuánta comida ha traído, si yo he dicho que no quería nada. En fin, como aquí el dinero sobra da igual derrochar, supongo. Vaya mierda. No me lo creo. ¡¿La mujer ha hecho una reverencia?! ¡¿Qué cojo...?! ¡No estamos en la Edad Media ni en el siglo XIX, joder! ¿De qué va este tío? Respiro hondo para calmarme, tengo que estar tranquila y no alterarme porque este tipo me va a ayudar.
Ahora el hechicero coge un vaso y yo me quedo mirándolo fijamente, a la espera de alguna novedad. No me hace ninguna gracia ver libros volando por la habitación. Hago una mueca y frunzo el ceño, me mantengo en silencio. Joder, anda que no me estoy conteniendo la mala leche. Tengo la sensación de que se va a convertir en bilis y me va a envenenar si no la suelto pronto o si las circunstancias no hacen que desaparezca. Y, de momento, no puedo hacer ni una cosa ni la otra, porque no puedo decirle lo que pienso al tipo este, ya que necesito su ayuda. Sí, suena completamente a interés malsano ¿Pero qué se le va a hacer? Antes no era así, ahora velo por lo mío y punto. Y, con respecto a la otra parte, este chiflado parece querer hacer gala de lo que es porque no para de chasquear los dedos como si estuviese en un club de poetas. Joder, no hago más que ver libros volando y no me hace ni pizca de gracia.
Cuando era pequeña adoraba escuchar y leer cuentos de hadas, y soñaba con la magia, pero ahora la odio. No es tan bonita como la pintan en los cuentos ni mucho menos. A ver a qué princesa la convierten en un chico, menuda mierda de magia. ¿Por qué todo en la vida real es tan asqueroso? El mundo en el que vivo se ha convertido, en los últimos meses, en algo fantasioso, en una cara oscura de la fantasía: brujas que hacen hechizos peligrosos, ¡Vampiros! ¡¿Por qué vampiros?! ¡¿Por qué no hay hadas y gnomos?! ¡¿Por qué chupasangres?! Estos pensamientos rabiosos me hacen soltar un resoplido sin darme cuenta. He podido contener mi mal genio con este hechicero pero me he comido tanto la cabeza a mí misma que no he podido evitar quejarme.
Observo al chico con más interés cuando vuelve a hablar después de su numerito de libros flotantes. No me fastidies, y ahora toca el número del pastel volador. ¿Pero es que no puede levantarse para ir a cogerlo? Genial, hechicero y adinerado, menuda combinación. Lo que me extraña es que no esté gordo. Ahora se ha puesto a leer de nuevo ¿No ha dicho que ya ha encontrado lo que necesito? Ah, no, que cree haberlo encontrado. Fantástico, mi gozo en un pozo... o no. Me mira y yo le devuelvo la mirada, con fijeza, signo de que le estoy escuchando atentamente. Me abstengo de soltar algún comentario porque sé que va a ser muy agrio, es más, los tengo en mi cabeza, pero ahí se van a quedar. O no.
―Y yo tuve que ser la excepción. ―digo con respecto a que el hechizo no es muy común. ―Ya me gustaría saber qué hacía esa bruja practicando ese dichoso hechizo. ―y, a pesar de todo, mi voz sigue sonando neutra, indiferente. Frunzo el ceño ¿Pero por qué tiene que llamar por teléfono? ¡¿No sabe lo que es mover el trasero para algo más que no sea salir de paseo?! Es exasperante. ―¿No puedes ir abajo o a donde quiera que se encuentra esa tal Greta a decirle lo que le has dicho por teléfono?
Sé que no debo decir estas cosas porque puedo quedarme en este cuerpo o sufrir algo peor, pero no puedo evitarlo, si no lo suelto siento que algo me quema por dentro. Y todavía tengo más comentarios que decir en voz alta, intento contenerlos, de nuevo, pero es muy corto el tiempo que logro luchar contra mi propia boca porque vuelve a gesticular y soltar cosas que, por una parte, no quiero decir.
―O ir a buscarlo tú mismo. Estamos en el siglo XXI, y parece que tienes criados de hace dos centenarios. ―alzo las manos, como si intentara calmar el ambiente. ―Mira, a riesgo de lo que pueda pasar, no voy a hacerte la pelota y siempre digo lo que pienso. ―sin darme cuenta me he echado un poco para atrás y he chocado con una de las estanterías. Un libro se me cae en la cabeza, suelto un quejido y cojo el objeto de papel con una mano mientras con la otra me froto la cabeza, aún con una mueca de dolor en el rostro. Aprovecho para mirar distraídamente la portada del libro. Piel de color rojo con unas letras doradas que rezan el título. ―La Isla del Tesoro... ―murmuro, ensimismada.
Ahora el hechicero coge un vaso y yo me quedo mirándolo fijamente, a la espera de alguna novedad. No me hace ninguna gracia ver libros volando por la habitación. Hago una mueca y frunzo el ceño, me mantengo en silencio. Joder, anda que no me estoy conteniendo la mala leche. Tengo la sensación de que se va a convertir en bilis y me va a envenenar si no la suelto pronto o si las circunstancias no hacen que desaparezca. Y, de momento, no puedo hacer ni una cosa ni la otra, porque no puedo decirle lo que pienso al tipo este, ya que necesito su ayuda. Sí, suena completamente a interés malsano ¿Pero qué se le va a hacer? Antes no era así, ahora velo por lo mío y punto. Y, con respecto a la otra parte, este chiflado parece querer hacer gala de lo que es porque no para de chasquear los dedos como si estuviese en un club de poetas. Joder, no hago más que ver libros volando y no me hace ni pizca de gracia.
Cuando era pequeña adoraba escuchar y leer cuentos de hadas, y soñaba con la magia, pero ahora la odio. No es tan bonita como la pintan en los cuentos ni mucho menos. A ver a qué princesa la convierten en un chico, menuda mierda de magia. ¿Por qué todo en la vida real es tan asqueroso? El mundo en el que vivo se ha convertido, en los últimos meses, en algo fantasioso, en una cara oscura de la fantasía: brujas que hacen hechizos peligrosos, ¡Vampiros! ¡¿Por qué vampiros?! ¡¿Por qué no hay hadas y gnomos?! ¡¿Por qué chupasangres?! Estos pensamientos rabiosos me hacen soltar un resoplido sin darme cuenta. He podido contener mi mal genio con este hechicero pero me he comido tanto la cabeza a mí misma que no he podido evitar quejarme.
Observo al chico con más interés cuando vuelve a hablar después de su numerito de libros flotantes. No me fastidies, y ahora toca el número del pastel volador. ¿Pero es que no puede levantarse para ir a cogerlo? Genial, hechicero y adinerado, menuda combinación. Lo que me extraña es que no esté gordo. Ahora se ha puesto a leer de nuevo ¿No ha dicho que ya ha encontrado lo que necesito? Ah, no, que cree haberlo encontrado. Fantástico, mi gozo en un pozo... o no. Me mira y yo le devuelvo la mirada, con fijeza, signo de que le estoy escuchando atentamente. Me abstengo de soltar algún comentario porque sé que va a ser muy agrio, es más, los tengo en mi cabeza, pero ahí se van a quedar. O no.
―Y yo tuve que ser la excepción. ―digo con respecto a que el hechizo no es muy común. ―Ya me gustaría saber qué hacía esa bruja practicando ese dichoso hechizo. ―y, a pesar de todo, mi voz sigue sonando neutra, indiferente. Frunzo el ceño ¿Pero por qué tiene que llamar por teléfono? ¡¿No sabe lo que es mover el trasero para algo más que no sea salir de paseo?! Es exasperante. ―¿No puedes ir abajo o a donde quiera que se encuentra esa tal Greta a decirle lo que le has dicho por teléfono?
Sé que no debo decir estas cosas porque puedo quedarme en este cuerpo o sufrir algo peor, pero no puedo evitarlo, si no lo suelto siento que algo me quema por dentro. Y todavía tengo más comentarios que decir en voz alta, intento contenerlos, de nuevo, pero es muy corto el tiempo que logro luchar contra mi propia boca porque vuelve a gesticular y soltar cosas que, por una parte, no quiero decir.
―O ir a buscarlo tú mismo. Estamos en el siglo XXI, y parece que tienes criados de hace dos centenarios. ―alzo las manos, como si intentara calmar el ambiente. ―Mira, a riesgo de lo que pueda pasar, no voy a hacerte la pelota y siempre digo lo que pienso. ―sin darme cuenta me he echado un poco para atrás y he chocado con una de las estanterías. Un libro se me cae en la cabeza, suelto un quejido y cojo el objeto de papel con una mano mientras con la otra me froto la cabeza, aún con una mueca de dolor en el rostro. Aprovecho para mirar distraídamente la portada del libro. Piel de color rojo con unas letras doradas que rezan el título. ―La Isla del Tesoro... ―murmuro, ensimismada.
Joe Adams- Humanos con Verbena
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Fecha de inscripción : 08/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
James se encontraba particularmente concentrado en sus libros, como siempre se quedaba cuando de magia se trataba, como para concentrarse en cualquier cosa que estuviera en su exterior. No obstante, las palabras del Chico-chica lo sacaron de ese mundo de fantasía en el que adoraba meterse y frunció un poco el ceño por el simple hecho de ser interrumpido. Le molestaba que lo sacaran de los mundos en los que se ensimismaba, aunque debía comprender la impaciencia del chico para ser transformado y recuperar su cuerpo.
Escuchó las palabras de la chica, bastante ácidas, pudo notarlo, pero no lo suficiente como para que no divirtieran a James. La expresión de fastidio se cambió por una mueca de diversión y una sonrisa se curvó en sus labios mientras escuchaba todas y cada una de sus palabras, justo antes de soltar una sonora y entera carcajada al ver como tropezaba el chico con una de las estanterías cercanas. Se llevó una mano a la boca para no continuar con la risa y que no pareciese que se estaba burlando del chico. Se aceró un poco con las manos cruzadas y la sonrisa provocadora en el rostro.
- Por supuesto que podría bajar a traer el agua, pero no resultaría muy conveniente para ti que yo saliera de esta habitación. Por lógica ya debes haber adivinado que toda la casa está repleta de energía mágica, y tu con ese hechizo eres como un imán para toda esa energía. Yo, por el contrario, la repelo, así que si te dejo sola algo peor podría pasarte. - Quiso ayudar al chico a pararse, pero no sabría como interpretaría el joven esa situación debido a su actitud frente al hechicero. - Te lo puedes quedar si quieres. - Dijo tan pronto como notó que se quedó mirando el ejemplar con gesto aturdido e interese centelleando por los ojos. De dicho libro tenía por lo menos unos tres tomos y dar uno no le representaría mayor problema.
Se alejó del chico tan pronto como llegó Greta con el agua que había pedido, además de un par de cosas que había olvidado pedirle. La botella de esencia de sandalo brilló por un momento con la iluminación de la biblioteca y las velas, tanto negras como blancas estaban apretujadas en una toalla junto con otra botella que rezaba "sal". ¿Que acaso Greta conocía la magia mejor que James? O acaso esta mujer estuviera ocultando algo que no le había contado a la familia Cromwell.
- Bueno, ya han llegado mis implementos, así que diría que podemos empezar con el conjuro, que estoy seguro de que lo deseas muchísimo. - Caminó al centro de la sala, puso los objetos en el suelo, estiró los brazos con sus palmas abiertas y todas las sillas arrancaron a volar a las esquinas para dejar el espacio justo para hacer todo lo que se requería. Nuevos movimientos hicieron que las velas formaran un círculo, intercalándose entre blancas y negras. Por ahora solo requería de aquello, ya luego necesitaría lo demás, pero por ahora eso era suficiente...eso y otra cosa más.
- Ya podemos comenzar. Sitúate en el centro del círculo, por favor.
Escuchó las palabras de la chica, bastante ácidas, pudo notarlo, pero no lo suficiente como para que no divirtieran a James. La expresión de fastidio se cambió por una mueca de diversión y una sonrisa se curvó en sus labios mientras escuchaba todas y cada una de sus palabras, justo antes de soltar una sonora y entera carcajada al ver como tropezaba el chico con una de las estanterías cercanas. Se llevó una mano a la boca para no continuar con la risa y que no pareciese que se estaba burlando del chico. Se aceró un poco con las manos cruzadas y la sonrisa provocadora en el rostro.
- Por supuesto que podría bajar a traer el agua, pero no resultaría muy conveniente para ti que yo saliera de esta habitación. Por lógica ya debes haber adivinado que toda la casa está repleta de energía mágica, y tu con ese hechizo eres como un imán para toda esa energía. Yo, por el contrario, la repelo, así que si te dejo sola algo peor podría pasarte. - Quiso ayudar al chico a pararse, pero no sabría como interpretaría el joven esa situación debido a su actitud frente al hechicero. - Te lo puedes quedar si quieres. - Dijo tan pronto como notó que se quedó mirando el ejemplar con gesto aturdido e interese centelleando por los ojos. De dicho libro tenía por lo menos unos tres tomos y dar uno no le representaría mayor problema.
Se alejó del chico tan pronto como llegó Greta con el agua que había pedido, además de un par de cosas que había olvidado pedirle. La botella de esencia de sandalo brilló por un momento con la iluminación de la biblioteca y las velas, tanto negras como blancas estaban apretujadas en una toalla junto con otra botella que rezaba "sal". ¿Que acaso Greta conocía la magia mejor que James? O acaso esta mujer estuviera ocultando algo que no le había contado a la familia Cromwell.
- Bueno, ya han llegado mis implementos, así que diría que podemos empezar con el conjuro, que estoy seguro de que lo deseas muchísimo. - Caminó al centro de la sala, puso los objetos en el suelo, estiró los brazos con sus palmas abiertas y todas las sillas arrancaron a volar a las esquinas para dejar el espacio justo para hacer todo lo que se requería. Nuevos movimientos hicieron que las velas formaran un círculo, intercalándose entre blancas y negras. Por ahora solo requería de aquello, ya luego necesitaría lo demás, pero por ahora eso era suficiente...eso y otra cosa más.
- Ya podemos comenzar. Sitúate en el centro del círculo, por favor.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
Está sonriendo ¿Por qué? ¿Es que le parezco graciosa en algún sentido? ¿Por qué demonios está sonriendo? Como siga pensando en ello voy a ponerme paranoica del todo. Y se ríe, me estoy cabreando. Frunzo el ceño y me pongo muy nerviosa cuando se acerca a mí con esa sonrisa. No irá a hacerme nada malo ¿no? Sólo he sido sincera. Aferro el libro con fuerza, como acto reflejo. Mi ceño se frunce aún más cuando me dice todo ese discurso. ¿Qué por lógica ya debo de haber adivinado que hay energía mágica en toda la casa? Si yo no tengo ni idea de magia, no sé por quién me toma. No me he enterado de la mitad de lo que me ha dicho. Miro de nuevo al libro, pero mi mirada se vuelve al hechicero otra vez, cuando dice que me lo puedo quedar. ¿Se refiere al libro? Muestro enfado en mi rostro, al principio no lo interpreto como algo bondadoso y sin malas intenciones. Primero pienso que lo ha hecho pensando en que tiene dinero de sobra como para comprarse otro, y, después, mi mente decide solita y sin una razón aparente que lo ha hecho por mero gusto.
Me abrazo al libro, dando a entender de esa única forma que acepto el presente. Entonces la puerta se abre y aparece de nuevo la sirvienta de antes con un montón de cosas. Velas negras, velas blancas... qué mal rollo. Me quedo quieta en un rincón mientras él prepara todo. Vuelve a usar su magia y a ponerme de los nervios ―más aún, quiero decir―, apartando los muebles de la sala hacia las paredes. Esquivo una silla y muestro una expresión de mala leche mientras él coloca las velas en círculo sin usar sus manos. La aleatoriedad de las velas le da un aspecto bonito al panorama, pero no tanto como para fascinarme. Más bien me pone mala.
Miro al hechicero cuando me dice que me ponga en el círculo, me siento incómoda y muestro desconfianza en la expresión de mi rostro, pero ya me da igual todo, he llegado hasta aquí y no voy a irme sin probar lo que sea, aunque pueda salir de esta casa peor que cuando entré. Respiro hondo y, sin dejar el libro a un lado ―lo aferro como si fuera un osito, tengo miedo―, me acerco a él y al círculo y me meto dentro de este, quedándome de pie.
Me abrazo al libro, dando a entender de esa única forma que acepto el presente. Entonces la puerta se abre y aparece de nuevo la sirvienta de antes con un montón de cosas. Velas negras, velas blancas... qué mal rollo. Me quedo quieta en un rincón mientras él prepara todo. Vuelve a usar su magia y a ponerme de los nervios ―más aún, quiero decir―, apartando los muebles de la sala hacia las paredes. Esquivo una silla y muestro una expresión de mala leche mientras él coloca las velas en círculo sin usar sus manos. La aleatoriedad de las velas le da un aspecto bonito al panorama, pero no tanto como para fascinarme. Más bien me pone mala.
Miro al hechicero cuando me dice que me ponga en el círculo, me siento incómoda y muestro desconfianza en la expresión de mi rostro, pero ya me da igual todo, he llegado hasta aquí y no voy a irme sin probar lo que sea, aunque pueda salir de esta casa peor que cuando entré. Respiro hondo y, sin dejar el libro a un lado ―lo aferro como si fuera un osito, tengo miedo―, me acerco a él y al círculo y me meto dentro de este, quedándome de pie.
Joe Adams- Humanos con Verbena
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Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
James estaba preparado, pero nunca había realizado un ritual de tanta magnitud. No obstante, no podía decirlo en voz alta, que ya suficiente desconfianza se había acarreado con el chico-chica como para que se le fuera más encima. Conocía el hecho de que sus poderes eras fuertes, pero no por eso podía ignorar que cabía una enorme probabilidad de que, a pesar de que el ritual saliera bien, James cayera desmayado en medio de la biblioteca ante la necesidad de tanto poder. Y entonces, de improviso, se le ocurrió una idea. Mientras el joven se acomodaba en el círculo, James se alejó un poco del lugar, adentrándose en la biblioteca. La reliquia que le había sido dada al joven Cromwell por la mismísima naturaleza estaba guardada bajo llave en un lugar muy privado de su biblioteca. Se alejó del lugar, no demasiado como para que el chico se preocupara pero si lo suficiente como para que no pudiera ver qué era lo que hacía.
James examinó una estantería cercana, con varios grimorios y libros de magia que nadie en la casa se había atrevido a ver y posó su mirada en un ejemplar bastante peculiar, encuadernada en cuero, con letras doradas en el lomo que decían claramente: "El lado más oscuro de la magia". Su mano se acercó para sacarlo levemente y la estantería se abrió como un par de puertas. Una pared blanca se hallaba justo detrás de la estantería, con una pintura de simbolos y criaturas mágicas. Una pintura perfecta para una mansión mágica. En el prado que se veía representado por la pintura, un lecho de hermosas rosas rojas se extendía por todo el lugar, a excepción de una sola rosa blanca en la parte de la esquina inferior izquierda.
El joven Cromwell tocó dicha rosa y el lienzo desapareció, para encontrar una nueva puerta de metal, como una caja fuerte pero lo suficientemente grande como para albergar el poderoso báculo. Un movimiento de su mano bastó para que la puerta se abriera y dejara ver en un interior un magnifico cofre, que tras sacarlo y abrirlo dejaba ver un báculo de madera hermosamente tallado, con varios decorados en relieve, runas y algunas más figuras, además de algunos cristales y piedras preciosas. Se sentía realmente gratificante volver a tenerlo en sus manos y el poder le recorrió el cuerpo con un cosquilleo. Volvió a dejar todo en su lugar y regresó al lugar donde se hallaba el chico. Estaba seguro de no haberse demorado demasiado en lo que iba por el elemento mágico, pero según parecía el joven lo esperaba con impaciencia.
- Para un ritual tan complicado se requiere de gran poder, y este será perfecto para lo que queremos hacer. Vamos a comenzar - Dijo mientras se situaba al frente del chico en el círculo de velas. Un chasquido de sus dedos indice y pulgar derecho bastó para encender las velas. El agua salió del termo de donde estaba encerrada y danzó por el aire al ritmo de un canto inaudible. James había cerrado los ojos por un momento, mientras el agua se apoderaba de las muñecas del chico, así como de su cuello. El fuego de las velas creció con una nueva respiración de James y al abrir los ojos, un ligero rojo pareció pintarse en sus iris.
- ¡Metamorphoseon! - Pronunció a voz en grito, mientras el agua se expandía por el cuerpo del joven, sacando masa de quien sabe donde y envolviendolo. Mientras lo envolvía, la botella de sándalo se destapó y la esencia comenzó a volar de la misma forma que hacía el agua, mezclándose con dicha sustancia para terminar de formar el capullo en el que estaba encerrado el chico. Esperaba James que hubiera cerrado los ojos, de otro modo sentiría un ardor insoportable y no sería para nada agradable. Era eso, o de por si sentía demasiado miedo como para preocuparse por vanos dolores. El fuego hacía un circulo dentro del círculo de las velas, y el calor empezaba a derretir el hielo en que se había convertido el capullo donde se encontraba el joven. Cuando se fue derritiendo, James comprobó que el frasco de sal había desaparecido y ya sabía donde podría encontrarse. Para su buena suerte, el báculo estaba efectuando toda la magia, pues de haber sido James, a ese punto ya se habría sentido demasiado débil como para continuar. No obstante, un hilo de sangre se acercó por su nariz y bajó hasta su boca. Estaba cerca de completar el ritual.
Alzó el báculo, y pronunció con voz potente - ¡Finite! - La crisalida se rompió, pero no dejó ver en lo absoluto al cuerpo femenino que se hubiera esperado ver. Por el contrario, una estatua de sal con forma de mujer se erigía en la biblioteca, y con un leve golpecito del baculo al suelo, toda la sal calló y el verdadero cuerpo de la chica se dejó ver. La chica cayó de rodillas y, mientras miraba el suelo, este se convirtió en un espejo para que pudiera mirarse. La verdad era que la chica era bastante atractiva, y tal vez tuviera razón en sentirse desdichada en ese cuerpo de hombre. Por otra parte, James esperaba que no se hubiera muerto del susto con el ritual.
- Espero que ese sea tu verdadero cuerpo. - Dijo cuando finalmente pudo hablar.
James examinó una estantería cercana, con varios grimorios y libros de magia que nadie en la casa se había atrevido a ver y posó su mirada en un ejemplar bastante peculiar, encuadernada en cuero, con letras doradas en el lomo que decían claramente: "El lado más oscuro de la magia". Su mano se acercó para sacarlo levemente y la estantería se abrió como un par de puertas. Una pared blanca se hallaba justo detrás de la estantería, con una pintura de simbolos y criaturas mágicas. Una pintura perfecta para una mansión mágica. En el prado que se veía representado por la pintura, un lecho de hermosas rosas rojas se extendía por todo el lugar, a excepción de una sola rosa blanca en la parte de la esquina inferior izquierda.
El joven Cromwell tocó dicha rosa y el lienzo desapareció, para encontrar una nueva puerta de metal, como una caja fuerte pero lo suficientemente grande como para albergar el poderoso báculo. Un movimiento de su mano bastó para que la puerta se abriera y dejara ver en un interior un magnifico cofre, que tras sacarlo y abrirlo dejaba ver un báculo de madera hermosamente tallado, con varios decorados en relieve, runas y algunas más figuras, además de algunos cristales y piedras preciosas. Se sentía realmente gratificante volver a tenerlo en sus manos y el poder le recorrió el cuerpo con un cosquilleo. Volvió a dejar todo en su lugar y regresó al lugar donde se hallaba el chico. Estaba seguro de no haberse demorado demasiado en lo que iba por el elemento mágico, pero según parecía el joven lo esperaba con impaciencia.
- Para un ritual tan complicado se requiere de gran poder, y este será perfecto para lo que queremos hacer. Vamos a comenzar - Dijo mientras se situaba al frente del chico en el círculo de velas. Un chasquido de sus dedos indice y pulgar derecho bastó para encender las velas. El agua salió del termo de donde estaba encerrada y danzó por el aire al ritmo de un canto inaudible. James había cerrado los ojos por un momento, mientras el agua se apoderaba de las muñecas del chico, así como de su cuello. El fuego de las velas creció con una nueva respiración de James y al abrir los ojos, un ligero rojo pareció pintarse en sus iris.
- ¡Metamorphoseon! - Pronunció a voz en grito, mientras el agua se expandía por el cuerpo del joven, sacando masa de quien sabe donde y envolviendolo. Mientras lo envolvía, la botella de sándalo se destapó y la esencia comenzó a volar de la misma forma que hacía el agua, mezclándose con dicha sustancia para terminar de formar el capullo en el que estaba encerrado el chico. Esperaba James que hubiera cerrado los ojos, de otro modo sentiría un ardor insoportable y no sería para nada agradable. Era eso, o de por si sentía demasiado miedo como para preocuparse por vanos dolores. El fuego hacía un circulo dentro del círculo de las velas, y el calor empezaba a derretir el hielo en que se había convertido el capullo donde se encontraba el joven. Cuando se fue derritiendo, James comprobó que el frasco de sal había desaparecido y ya sabía donde podría encontrarse. Para su buena suerte, el báculo estaba efectuando toda la magia, pues de haber sido James, a ese punto ya se habría sentido demasiado débil como para continuar. No obstante, un hilo de sangre se acercó por su nariz y bajó hasta su boca. Estaba cerca de completar el ritual.
Alzó el báculo, y pronunció con voz potente - ¡Finite! - La crisalida se rompió, pero no dejó ver en lo absoluto al cuerpo femenino que se hubiera esperado ver. Por el contrario, una estatua de sal con forma de mujer se erigía en la biblioteca, y con un leve golpecito del baculo al suelo, toda la sal calló y el verdadero cuerpo de la chica se dejó ver. La chica cayó de rodillas y, mientras miraba el suelo, este se convirtió en un espejo para que pudiera mirarse. La verdad era que la chica era bastante atractiva, y tal vez tuviera razón en sentirse desdichada en ese cuerpo de hombre. Por otra parte, James esperaba que no se hubiera muerto del susto con el ritual.
- Espero que ese sea tu verdadero cuerpo. - Dijo cuando finalmente pudo hablar.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
Me abrazo con fuerza al libro, no sé qué va a pasar ahora, no sé si voy a sentir dolor o me voy a marear o voy a sentirme cansada, lo que tenga que pasar que pase. Tengo mucho miedo, podría aventurarme a decir que estaría menos asustada si estuviese enfrentándome a un vampiro, porque al menos con uno de esos bichos sé lo que me espera, pero estando con un hechicero... nunca se sabe lo que puede pasar, la magia es inestable e impredecible, o al menos eso es lo que opino yo. Abro los ojos porque llevo un tiempo aquí de pie ―no es que sea mucho pero sí lo suficiente como para que me parezca raro― y no he notado nada. Me miro las manos, siguen siendo igual de grandes. Miro a mi alrededor y frunzo el ceño. Entonces el chico vuelve a aparecer, pero con algo en la mano. Me quedo mirándole mientras se acerca de nuevo a mí y me explica por qué tiene ese... bastón o lo que sea en las manos.
Tenerlo ahora en frente me pone más nerviosa. Sigo agarrando el libro y veo cómo se encienden las velas con un chasquido. Abro mucho los ojos, asustada, cuando veo cómo el agua levita como si fuese un hilo. Mi respiración se entrecorta y suelto un chillido mientras el libro se me cae cuando el agua toma mis muñecas... esto no puedo creérmelo... mi cuello. Siento que me asfixio, intento zafarme, desesperada. Oigo la voz del hechicero gritar algo y mi cuerpo empieza a cubrirse de agua, esto va contra las leyes de la naturaleza, no puede ser... Quiero gritar y no puedo, estoy aterrorizada, me da miedo respirar, así que me contengo y no lo hago. Empiezo a marearme por no respirar pero sigo teniendo miedo de hacerlo. Estoy muy tensa, y tiemblo de arriba abajo. Aprieto los puños, los labios y los ojos. Gimo en lugar de gritar, pero ya no oigo nada.
Cuando quedo libre de todo esto ya no doy más de mí. Caigo de rodillas al suelo y veo mi reflejo en este, le oigo decirme algo pero ya no soy capaz de enterarme de qué ha sido, sin poder evitarlo, cojo una gran bocanada de aire, sin embargo, es demasiado tarde y me derrumbo sobre el espejo sin amortiguar la caída con mis brazos. Aún estoy consciente pero me siento muy débil, menos mal que sigo vestida porque si no... siento algo extraño, como si me estuviese orinando involuntariamente y a grandes cantidades.
―Soy yo. ―digo en un murmullo y me dejo caer en la inconsciencia.
Tenerlo ahora en frente me pone más nerviosa. Sigo agarrando el libro y veo cómo se encienden las velas con un chasquido. Abro mucho los ojos, asustada, cuando veo cómo el agua levita como si fuese un hilo. Mi respiración se entrecorta y suelto un chillido mientras el libro se me cae cuando el agua toma mis muñecas... esto no puedo creérmelo... mi cuello. Siento que me asfixio, intento zafarme, desesperada. Oigo la voz del hechicero gritar algo y mi cuerpo empieza a cubrirse de agua, esto va contra las leyes de la naturaleza, no puede ser... Quiero gritar y no puedo, estoy aterrorizada, me da miedo respirar, así que me contengo y no lo hago. Empiezo a marearme por no respirar pero sigo teniendo miedo de hacerlo. Estoy muy tensa, y tiemblo de arriba abajo. Aprieto los puños, los labios y los ojos. Gimo en lugar de gritar, pero ya no oigo nada.
Cuando quedo libre de todo esto ya no doy más de mí. Caigo de rodillas al suelo y veo mi reflejo en este, le oigo decirme algo pero ya no soy capaz de enterarme de qué ha sido, sin poder evitarlo, cojo una gran bocanada de aire, sin embargo, es demasiado tarde y me derrumbo sobre el espejo sin amortiguar la caída con mis brazos. Aún estoy consciente pero me siento muy débil, menos mal que sigo vestida porque si no... siento algo extraño, como si me estuviese orinando involuntariamente y a grandes cantidades.
―Soy yo. ―digo en un murmullo y me dejo caer en la inconsciencia.
Joe Adams- Humanos con Verbena
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Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
La magia resultaba tan impredecible que incluso en algunas ocaciones esta podía deslumbrar y sorprender incluso a los mas diestros hechiceros y brujas. Y en efecto eso fue lo que le sucedió a James Cromwell, después de realizar un ritual tan complicado y de dejar a una chica, recién transformada y despojada de un cuerpo de hombre que odiaba, tirada en el suelo y con un circulo de sangre a su alrededor. Por un lígero instante pensó que tal vez la magia había provocado que se desengrara y la naturaleza había decidido matarla, o peor aún, pensó con horror que sus poderes oscuros habían actuado en aquel momento y había accidentalmente tomado otra victima.
Se acercó de forma apresurada, procurando no pisar la sangre que se esparcía por la habitación. Cualquier vampiro que se encontrara en el castillo enloquecería de hambre, por suerte James no había invitado a ninguno a su casa, o por lo menos no vivía con ninguno. Buscó cortes o heridas de donde pudiera salir la sangre y pensó en tal vez un derrame interno, pero aún así, sin ninguna herida no había forma de que se pudiera escapar tanta sangre. Al examinar a la chica, se veía intacta, y buscó algo dentro de su grimorio que le pudiera ayudar o decir que habría podido salir tan mal. No obstante, no había absolutamente nada y comenzaba a desesperarse.
- Tergeo - Dijo, con las manos extendidas y la sangre desapareció, como si todo el suelo se hubiera convertido en un filtro y hubiera dejado pasar la sangre. Ahora, solo tenía que despertar a la chica, porque al examinarla comprobó que su corazón seguía latiendo, solo que a una menor velocidad. Tal vez...solo se le ocurrió una cosa para despertarla, y seguramente terminaría fulminado cuando la chica despertara, pero se le habían acabado las ideas. Tomó el recipiente en el que el agua había vuelto luego del ritual, y se lo arrojó de repente. La chica despertó de un subito golpe.
Se acercó de forma apresurada, procurando no pisar la sangre que se esparcía por la habitación. Cualquier vampiro que se encontrara en el castillo enloquecería de hambre, por suerte James no había invitado a ninguno a su casa, o por lo menos no vivía con ninguno. Buscó cortes o heridas de donde pudiera salir la sangre y pensó en tal vez un derrame interno, pero aún así, sin ninguna herida no había forma de que se pudiera escapar tanta sangre. Al examinar a la chica, se veía intacta, y buscó algo dentro de su grimorio que le pudiera ayudar o decir que habría podido salir tan mal. No obstante, no había absolutamente nada y comenzaba a desesperarse.
- Tergeo - Dijo, con las manos extendidas y la sangre desapareció, como si todo el suelo se hubiera convertido en un filtro y hubiera dejado pasar la sangre. Ahora, solo tenía que despertar a la chica, porque al examinarla comprobó que su corazón seguía latiendo, solo que a una menor velocidad. Tal vez...solo se le ocurrió una cosa para despertarla, y seguramente terminaría fulminado cuando la chica despertara, pero se le habían acabado las ideas. Tomó el recipiente en el que el agua había vuelto luego del ritual, y se lo arrojó de repente. La chica despertó de un subito golpe.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
Vuelvo a abrir los ojos, pero los cierro de nuevo aunque no haya vuelto a caer en la inconsciencia. Me siento demasiado cansada como para mantenerlos abiertos. Además, me siento mareada y las figuras se mueven demasiado a mi alrededor. Por eso prefiero quedarme así. La sensación de hace un momento sigue ahí ¿Qué demonios me pasa? ¿Me lo estoy haciendo encima sin poder evitarlo? ¿Por qué? Menuda mierda, encima en una casa que no es mía. Vale que me dé igual lo que opine la gente sobre mí, pero de eso a hacer estas cosas... tampoco soy tan dscarada.
Me quedo completamente inmóvil mientras oigo el sonido que hacen las páginas al pasar y, después, la voz del hechicero, pero no entiendo qué ha dicho. Vuelvo a caer en la inconsciencia, y no me doy cuenta hasta que algo frío y húmedo me cae encima. Suelto un grito y del retorcimiento me levanto un poco y me quedo tumbada boca arriba. Respiro agitadamente, pestañeando y mirando a todos lados para intentar situarme. Maldita sea, la sensación de antes sigue ahí. Alzo la cabeza lentamente para mirarme.
―¿Qué...? ―cuando lo veo, me yergo hasta quedarme sentada. ―¡¿Qué?! ―mi entrepierna sangra, y en el suelo empieza a formarse un charco del líquido rojo. ―¡¿Q-qué me pasa?! ―me pongo en pie rápidamente, pero me mareo y me caigo de lado. ―Maldita sea... ―estoy asustada y se nota.
Me quedo completamente inmóvil mientras oigo el sonido que hacen las páginas al pasar y, después, la voz del hechicero, pero no entiendo qué ha dicho. Vuelvo a caer en la inconsciencia, y no me doy cuenta hasta que algo frío y húmedo me cae encima. Suelto un grito y del retorcimiento me levanto un poco y me quedo tumbada boca arriba. Respiro agitadamente, pestañeando y mirando a todos lados para intentar situarme. Maldita sea, la sensación de antes sigue ahí. Alzo la cabeza lentamente para mirarme.
―¿Qué...? ―cuando lo veo, me yergo hasta quedarme sentada. ―¡¿Qué?! ―mi entrepierna sangra, y en el suelo empieza a formarse un charco del líquido rojo. ―¡¿Q-qué me pasa?! ―me pongo en pie rápidamente, pero me mareo y me caigo de lado. ―Maldita sea... ―estoy asustada y se nota.
Joe Adams- Humanos con Verbena
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Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
"Esto no podría ser mejor" pensó amargamente el joven Cromwell al observar a la chica asustada que se revolvía de temor en su sitio. A pesar de que había hecho desaparecer la sangre anterior, un nuevo charco se comienza a crear donde estaba antes el otro, y James comienza a desesperarse. Ayuda a la joven cuando se cae, y la deja en el suelo. La insta para que no se mueva, mientras mira enloquecido sus grimorios, en busca de algo que le pueda servir. Finalmente encuentra un hechizo y, aliviado, se acomoda de forma que le fuese sencillo realizar el conjuro.
- No te muevas - Dijo al ver que la joven intentaba retorcerse y levantarse. Acomodó James su mano en el hombro de la chica en una vano intento para que esta se quedara quieta, mientras la otra mano recorría el cuerpo de la joven y recitaba las arcanas palabras que necesitaba. - Marile spirite, să mă ajute în vindecare, opriți acest sânge și scăpa răul din rănile sale. - Iba repitiendo como si se tratase de un cántico místico, y de vez en cuando una combulsión asotaba a la chica. Al final, ya no parecía que hubiera más sangre escapando, pero había perdido demasiada y estaría muy debil. James esperaba poder restaurarla para que la chica no estuviera en peligro de morir.
- Has perdido mucha sangre. - Se levantó y ayudó a levantar a la joven. Usó un nuevo conjuro para limpiar la sangre, tanto del piso de la biblioteca como de las ropas de la chica, y la ayudó a acomodarse en una de las sillas cercanas. Acercó otra silla para él y se sentó. Luego extendió los brazos una vez más y pronunció: - Darah - Con eso, la chica debía sentirse mejor, pues el hechizo le estaba ayudando a restablecer de a poco la sangre que había perdido. - Creo que con eso bastará. Ya has restablecido la suficiente sangre como para no morir con el más mínimo esfuerzo, pero aún así estás demasiado debil. Tal vez debas descansar e irte esta noche a tu casa. Si no es mucha molestia para ti, le diré a mis criados que preparen una de las habitación de este piso para que puedas dormir hasta que te recuperes. Luego yo mismo te llevaré en moto hasta tu casa y explicaré lo ocurrido a tu familia.
Supuso, por simple lógica y deducción, que su familia estaría acostumbrada a los embrollos mágicos o por lo menos estarían al tanto de ellos si es que habían conseguido digerir que su hija fuera convertida en un chico por una bruja o un hechicero inexperto. De todos modos, también pensó en la posibilidad de jugar un poco con sus mentes si es que acaso no tomaban bien el hecho de que James fuera un hechicero y planeaban acusarlo o alguna tontería de ese estilo. Chasqueó lo dedos entonces, y esperó a que uno de sus críados, cualquiera, entrara por la puerta respondiendo al silencioso llamado de su amo.
- No te muevas - Dijo al ver que la joven intentaba retorcerse y levantarse. Acomodó James su mano en el hombro de la chica en una vano intento para que esta se quedara quieta, mientras la otra mano recorría el cuerpo de la joven y recitaba las arcanas palabras que necesitaba. - Marile spirite, să mă ajute în vindecare, opriți acest sânge și scăpa răul din rănile sale. - Iba repitiendo como si se tratase de un cántico místico, y de vez en cuando una combulsión asotaba a la chica. Al final, ya no parecía que hubiera más sangre escapando, pero había perdido demasiada y estaría muy debil. James esperaba poder restaurarla para que la chica no estuviera en peligro de morir.
- Has perdido mucha sangre. - Se levantó y ayudó a levantar a la joven. Usó un nuevo conjuro para limpiar la sangre, tanto del piso de la biblioteca como de las ropas de la chica, y la ayudó a acomodarse en una de las sillas cercanas. Acercó otra silla para él y se sentó. Luego extendió los brazos una vez más y pronunció: - Darah - Con eso, la chica debía sentirse mejor, pues el hechizo le estaba ayudando a restablecer de a poco la sangre que había perdido. - Creo que con eso bastará. Ya has restablecido la suficiente sangre como para no morir con el más mínimo esfuerzo, pero aún así estás demasiado debil. Tal vez debas descansar e irte esta noche a tu casa. Si no es mucha molestia para ti, le diré a mis criados que preparen una de las habitación de este piso para que puedas dormir hasta que te recuperes. Luego yo mismo te llevaré en moto hasta tu casa y explicaré lo ocurrido a tu familia.
Supuso, por simple lógica y deducción, que su familia estaría acostumbrada a los embrollos mágicos o por lo menos estarían al tanto de ellos si es que habían conseguido digerir que su hija fuera convertida en un chico por una bruja o un hechicero inexperto. De todos modos, también pensó en la posibilidad de jugar un poco con sus mentes si es que acaso no tomaban bien el hecho de que James fuera un hechicero y planeaban acusarlo o alguna tontería de ese estilo. Chasqueó lo dedos entonces, y esperó a que uno de sus críados, cualquiera, entrara por la puerta respondiendo al silencioso llamado de su amo.
James T. Cromwell- Hechiceros
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Fecha de inscripción : 04/05/2012
Re: Bonita forma de conocerse...[Joe]
No me gusta mostrarme tan débil, es más, lo odio. Ante soñaba con que algún día viviría una especie de cuento de hadas, tal vez un coche fuese a atropellarme y viniese un chico a salvarme, mi caballero andante, pero ahora todo es distinto y no quiero ayuda de nadie, no quiero tíos cerca de mí, este hechicero me ha transformado de nuevo en mujer pero creo que me voy a morir porque el suelo está lleno de sangre que sigue emanando de mi entrepierna. ¡Me voy a desangrar, maldita sea! Debo de haber perdido mucha sangre ya, porque que me haya mareado y caído no es para nada normal. Lo peor es que lo estoy pasando tan mal que, ni haciendo esfuerzos ―porque normalmente me sale el carácter cerrado fácilmente, ya que llevo tiempo siendo así―, puedo mostrarme indiferente ante la situación. Pero tengo que agradecer que este hechicero me haya devuelto mi cuerpo original a pesar de todo.
Me dice que no me mueva y me agarra por un hombro, haciéndome sentir totalmente incómoda. Me revuelvo un poco, sobre todo cuando me siento aún más invadida con la otra mano. Empiezo a ponerme histérica. Después de un rato consigo ver ―y notar― que ya no me sale más sangre, sin embargo, me siento muy débil y cansada. Siento que si intento levantarme de nuevo me desmayaré. Me ayuda a levantarme y escucho algo, pero me fallan las piernas y trastabillo con ellas porque no me obedecen. Me conduce hasta una silla en la que me acabo sentando con su ayuda. Acerca una silla y se sienta él. Hoy estoy experimentando demasiadas sensaciones. Ahora que ha pronunciado algo más que no comprendo empiezo a sentir calor, sobre todo en las mejillas y en las manos, me siento más enérgica y fuerte. Siento que puedo respirar a la perfección. Cuando me explica por qué, me quedo impresionada.
Ahora me miro las manos con admiración, y me toco las mejillas y la nariz, me recorro el tronco para notar las curvas femeninas que, si bien no son tan voluptuosas como las de otras muchachas de mi edad, lo son más que hasta hace unos minutos, cuando estaba atrapada en el cuerpo de un chico. Pienso que se ha acabado mi tormento, el tener que hacer las cosas ―todas las cosas― como si fuese un hombre, y siento que mis mejillas se encienden un poco, siento algo que al principio no logro identificar pero, finalmente, entiendo lo que es: alegría. Y estoy muy agradecida, pero, a pesar de todo, mi rostro no muestra ninguna sonrisa.
―No sabes lo que has hecho por mí... ―murmuro, mirando al suelo. ―Mi abuela se preocupará por no volver, tengo que avisarla al menos de que estoy aquí... ―digo, no me hace mucha gracia quedarme aquí a “descansar”, pero no puedo moverme mucho aún a pesar de que me encuentro mejor que hace un instante, así que debería avisar a mi abuela de que estoy bien, sobre todo teniendo en cuenta que en este pueblo nunca se está seguro cuando se está fuera de casa.
Me dice que no me mueva y me agarra por un hombro, haciéndome sentir totalmente incómoda. Me revuelvo un poco, sobre todo cuando me siento aún más invadida con la otra mano. Empiezo a ponerme histérica. Después de un rato consigo ver ―y notar― que ya no me sale más sangre, sin embargo, me siento muy débil y cansada. Siento que si intento levantarme de nuevo me desmayaré. Me ayuda a levantarme y escucho algo, pero me fallan las piernas y trastabillo con ellas porque no me obedecen. Me conduce hasta una silla en la que me acabo sentando con su ayuda. Acerca una silla y se sienta él. Hoy estoy experimentando demasiadas sensaciones. Ahora que ha pronunciado algo más que no comprendo empiezo a sentir calor, sobre todo en las mejillas y en las manos, me siento más enérgica y fuerte. Siento que puedo respirar a la perfección. Cuando me explica por qué, me quedo impresionada.
Ahora me miro las manos con admiración, y me toco las mejillas y la nariz, me recorro el tronco para notar las curvas femeninas que, si bien no son tan voluptuosas como las de otras muchachas de mi edad, lo son más que hasta hace unos minutos, cuando estaba atrapada en el cuerpo de un chico. Pienso que se ha acabado mi tormento, el tener que hacer las cosas ―todas las cosas― como si fuese un hombre, y siento que mis mejillas se encienden un poco, siento algo que al principio no logro identificar pero, finalmente, entiendo lo que es: alegría. Y estoy muy agradecida, pero, a pesar de todo, mi rostro no muestra ninguna sonrisa.
―No sabes lo que has hecho por mí... ―murmuro, mirando al suelo. ―Mi abuela se preocupará por no volver, tengo que avisarla al menos de que estoy aquí... ―digo, no me hace mucha gracia quedarme aquí a “descansar”, pero no puedo moverme mucho aún a pesar de que me encuentro mejor que hace un instante, así que debería avisar a mi abuela de que estoy bien, sobre todo teniendo en cuenta que en este pueblo nunca se está seguro cuando se está fuera de casa.
Joe Adams- Humanos con Verbena
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